sábado, 5 de junio de 2021

PERÚ-COLOMBIA, ENTRE LA RAZÓN DEMOCRÁTICA Y LA SINRAZÓN DE LA REPRESIÓN por Lido Egisto Iacomini (*) para Vagos y Vagas Peronistas

 



Vivimos semana a semana con el corazón en la boca, viendo entre esperanzas y angustias, como los pueblos latinoamericanos destejen las redes políticas de la dependencia al modelo neoliberal, estructural, en el que están atrapadas las naciones latinoamericanas. O si se quiere las porciones de la Patria Grande.


Enfocadas por su propia dinámica en el centro coyuntural de la semana, Perú y Colombia atraen nuestras miradas. A 4 días de la segunda vuelta electoral, ya en Perú el destino de la izquierda que encabeza el maestro de sombrero y ojotas se amasa en los cerebros y corazones individuales y hará eclosión el domingo cuando el recuento de votos retorne al pueblo como fenómeno colectivo.

El previsible triunfo de Castillo será por escaso ó amplio márgen, determinando márgenes para la acción transformadora de su gobierno. Y sobre todo calibrará el impacto sobre la región donde el pueblo de la vecina Colombia transita la lucha cuerpo a cuerpo de una dramática y dolorosa insurrección que ya lleva más de treinta días. Camino insurreccional que semeja un sucedáneo de la prolongada guerra civil cuyo cierre político fué abortado por la cadena de asesinatos y desapariciones que desató el uribismo sobre luchadores sociales, militantes políticos y ex guerrilleros, sellando un pacto de sangre que previsiblemente se proyectará sobre el futuro político de esa gran y querida nación, hermana...

Hoy se organiza su pueblo, en un gran Comité de lucha y en innumerables asambleas populares, barriales, zonales. Al estilo Argentina 2001 pero desde Cali, bastión rebelde de esta etapa, hasta Medellín, pasando por Bogotá y recorriendo gran parte de la geografía colombiana.

La oligarquía colombiana muestra, además de garras y colmillos sangrientos, renovadas divisiones: Uribe por un lado, aún usando a Iván Duque cómo mascarón desenmascarado, verdadero jefe de la reacción fascista y Santos, el tradicional liberal de derecha soft que condujo el anterior proceso de pacificación, por el otro. Opciones a la espera y al servicio de lo que se resuelva en Wassington, donde Joe Biden y Tony Blinken vacilan entre proseguir una represión sangrienta que hasta ahora no funcionó o acudir a la valija de herramientas que los demócratas usaron como promesas progresistas en las elecciones norteamericanas que postergaron a Trump. Podría traducirse al colombiano: Uribe (Duque) dictador o Santos y un segundo proceso político de pacificación.

La geopolítica de la región está en crisis por la indoblegable, hasta ahora, entereza del alzamiento popular. Allí no hay desenlace este domingo, aunque el domingo peruano tendrá reflejos sobre todo el continente. De sur a norte, incluido Wassington. Final abierto para Colombia que nos mantiene sumidos entre la angustias y las esperanzas.

(*)"Participación popular".

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