miércoles, 31 de enero de 2018

LA CRUZ Y LA ESPADA, Por Horacio González

Por citar a Hegel, incluso con frecuencia, no estamos exentos de deformarlo. Lo mismo ocurre con Freud. Citarlo al tuntún –y no porque sea en un diario de circulación amplia, sino que es lo que le ocurriría a cualquiera–, puede contribuir a convertirlo en lo mismo que él combatía, un mero fetiche sustituto de placeres primitivos no mediatizados por la cultura. Lamentamos tener que advertir que eso le ha pasado a un filósofo del diario Clarín, citando a Freud con el propósito de condenar al Papa. He aquí un tema formidable. No solo porque descubrimos que en Clarín se filosofa –lo cual nos pone en peligro de introducir un toque de suspicacia en tal filosofía–, sino porque se vuelca una conocida y vigorosa argumentación de Freud sobre “el amor al jefe” en “Psicología de masas y análisis del yo”, para derrumbar de un plumazo el populismo peronista y el populismo papal. ¿No es descomunal el doblete, sobre todo teniendo en cuenta las múltiples acepciones de esos vocablos, que se presentan ahora como una única túnica aromatizada con toxinas.

No vemos tan simple el asunto, por eso daremos una opinión que podríamos considerar una reflexión sobre los jefes –en PáginaI12, un diario laico y sin atisbos de tales reverencias–, discutiendo con una posición filosófica de Clarín, que en este caso predica “contra los jefes” como párvulo recién devenido anarquista. ¿Es que en ese ámbito, es decir…en el Grupo… no hay… siquiera una pizca… de… ¿cómo decirlo?... “abusos de poder”? ¿O no se llaman jefes, allí también, los que consiguen ser tales luego de transitar el camino jerárquico de laboriosas obediencias anteriores, el goce secreto de recibir órdenes para luego poder darlas y la sumisión de tener que escribir acaso lo que no piensa? Pasemos por alto la vaguedad de la palabra jefe, desde la guerra de Troya hasta una antigua película con guión de David Viñas. No obstante, es cierto que Freud trató el tema del amor en relación a la Iglesia y el Ejército. No vio motivos en su momento –era poco después de la primera guerra mundial– para visualizar la cuestión del Estado Mayor Mediático y su vínculo con la “psicología de masas”.

Para los nuevos filósofos estaríamos entonces ante una mega organización anónima, lo que sin escarnio de por medio llamaríamos una corporación, que se expresa por escalas piramidales, no siempre visibles, donde ya no habría jefes que explorarían la libido secreta de las redacciones, sino cadenas abstractas de méritos, capaces incluso de desprenderse de los estilos de servidumbre teológico-política que implican, conjugadas, la cruz y la espada. 

Pues lo han dicho. Ahora les molesta la vieja insignia mancomunada, tantas veces predicada por el nacionalismo, el militarismo, el cristianismo mesiánico, Ignacio Braulio Anzoátegui, los bancos (el de Galicia ha fusionado cruz y espada en su emblema), el propio Roberto J. Noble y tantas otras entidades egregias. Es que en lo que nunca habían reparado, lo han descubierto ahora. ¡Qué motivo de disgusto! Han tenido que llegar hasta ahí para atacar al Papa, e inscribirle en su blancovelo, en esos bordados que parecían níveos, la acusación de proteger la pedofilia y ensalzar a los caudillejos militarotes herederos del Mío Cid o algún otro agitador de lúmpenes izquierdoides. 

Como en cualquier ejercicio de acusaciones en alguna trastienda del Orden, donde se le diría a alguien trotskista, narcotraficante o corrupto, un Freud a contramano sirve para fundar modestas herejías, tan superficiales que hasta el Opus Dei, tan solo provisoriamente, las apoyaría. 

Hay que sortear varias extrañezas para leer estos ejercicios filosóficospseudo-freudianos que dicen querer preservarnos del “abuso de poder”. Primero, la vulgarización de Freud, que en su escrito sobre Cristo y el General de los Ejércitos, ofrece un vigoroso estudio sobre el amor como disgregador de instituciones. Este texto de Freud sigue siendo crucial a condición que no lo tome Clarín para sus ejercicios “gym” de todos los días. La trayectoria de Bergoglio es lo suficientemente compleja como para que no deje de interpelarnos a los laicos, o agnósticos, o a los que nos interesa la teología sin ser religiosos, o a los que nos interesa la religiosidad sin ser creyentes, sino apenas seres rondados por nuestras quimeras y alucinaciones más o menos literarias. 

En el gran escrito de Freud que Clarín cita, se lee: “La Iglesia católica tuvo los mejores motivos para recomendar a sus fieles el celibato e imponerlo a sus sacerdotes, pero también el amor ha inducido a muchos eclesiásticos a salir de la Iglesia. Del mismo modo, el amor a la mujer rompe los lazos colectivos de la raza, la nacionalidad y la clase social y lleva así a cabo una importantísima labor de civilización”. Sería recomendable que primero lean estas reflexiones antes que ponerse a refutar la historia de la humanidad transcurrida hasta 1945 ¡año en que se fundó Clarín! 

D´Addario trató el problema “del progresista laico ante el Papa” en este diario, días pasados. Un libro de Fernández Vega sobre el complejísimo contraste de Bergoglio con Ratzinger es de lectura fundamental. Los volúmenes dedicados por Horacio Verbitsky al estudio profundo de la Iglesia Argentina son la historia misma de la nación, su quebradura interna, muy lejos del uso torpe del tema que cotidianamente hace Loris Zanatta en el diario La Nación, sobre un concepto sin embargo importante, el del “mito de la nación católica”. Llama la atención que para atacar al Papa, Clarín deba denostar los símbolos bajo cuya sombra permaneció la mayor parte de los años de su historia, hasta hoy. Basta ver las noticias sobre la conmemoración militar de sus propios muertos en los años setenta. Una cosa es el derecho conmemorativo que toda institución tiene. Otra cosa el modo en que lo expande Clarín con clara vocación de incidencia coactiva en los tristes días de nuestro presente. ¡Y los jefes! Cualquier memorioso de la historia periodística argentina recordará las biografías de Noble, la primera hecha por Diego Lucero, a la que siguieron otras, más el besamanos bajo forma de entrevista que ha merecido Magnetto. ¿Acaso los que son llamados visionarios empresariales no son un cierto tipo de jefes de la industria a quienes sus subordinados les reclaman amor por igual, en medio, quizás, de sombrías conspiraciones?

Hay muchos dilemas encerrados en estas cuestiones –qué es el jefe, qué es el amor público, que es son las multitudes, que es la orden o una orden, que es la santidad, qué es el “pontifex máximum”, qué es lo místico o lo escatológico– todo lo cual está lejos del alcance de Clarín. Cuando trata de taquito estas cuestiones amagando una rápida “cita culta” más una “condena indignada”, las desfigura para ponerlas a punto para sus pendencieras políticas del presente. 

Sobre el Papa muchos tenemos observaciones que hacer. Hacemos algo más que balbucear sobre la historia de los jesuitas en América Latina, algo más que ver tan solo una cuestión política, y lo necesario como para verlo como una voz fundamental, sino imprescindible y única, en estos graves momentos de la humanidad. Su acercamiento a la cuestión mapuche, contracara de la cuestión del deterioro ambiental por la vía del extractivismo, sus críticas al femicidio, hacen de Bergoglio, en un corte transversal del carretel omiso por el que circulan nuestros días, portador de un clamor indispensable. Es un hombre de Estado, no un Mesías. Su traducción de la teología a términos de la lengua popular, puede gustar o no, yo la he criticado, pero no es el tema ahora. Su historia durante los años de la dictadura militar él mismo debe meditarla por una vía que muchos de nosotros no conocemos o conocemos parcialmente, porque en verdad, está pendiente. Para él, la meditación es la oración, la paradoja central de lo humano, porque buscamos la palabra secreta y lo hacemos con palabras de un rito. 

Pero está también la oración laica, que es un nombre posible para las tantas facetas de la recuperación de la vida intelectual y un humanismo crítico en la Argentina. La discordancia vital que los filósofos de Clarín aun no comprendieron, es que la autoridad se forja con los eslabones más preciados del libertarismo. Los movimientos populares argentinos, cuando no se expresaron bajo el peso de ritualizaciones improcedentes, y no fueron pocas esas veces, revelaron poseer lo que los filósofos asalariados no supieron tener, vocación de libertad y examen crítico de cualquier identidad. Aprovecho para decir que si no estamos en eso, es en eso en lo que tenemos que estar.

jueves, 25 de enero de 2018

SOBRE ANALFABETOS Y CLASES MEDIAS y ALTAS por Claudio Javier Castelli

Oigo hablar con desprecio sobre el supuesto analfabetismo de los sectores populares por el contrario considero que ellos guardan una enorme sabiduría. Mucho trabajó Rodolfo Kusch al respecto.

En los sectores populares radica una astucia enorme en la lucha por la sobrevivencia de donde sacan talentos innatos y casi siempre relacionados con un humor ingenuo y natural como las mañanas, y muchas veces con rebeldía y sapiencia. 

Y por sobre todas las cosas una confianza en la solidaridad valor absolutamente ajeno en otros sectores de la sociedad enmarañados en la mercancía del vivir. El valor solidaridad es una forma del amor: el amor por los demás un grado más alto del amor lo que los griegos llamaban: Ágape que el cristianismo hizo suyo. En las Biblias católicas traducen por "caridad". Pero ocurre que por estos lares se convirtió en "limosna" (las monedas que dejan caer los sectores acomodados sobre la lata del mendigo), algo muy desprestigiado en su uso y  casi mecánico en su obrar. Vale decir muerto, sin vida. En cambio en los sectores populares es algo viviente, enraizado en el corazón y en el entramado social de esos sectores. Las Biblias protestantes traducen amor directamente. El amor en griego tiene tres palabras: Eros, Filius, y Ágape. El primero el amor sensual, sexual, instinto de vida; el segundo es el amor familiar: a los padres, hermanos, primos, parientes; el tercero: amor a los demás, a los amigos, a los otros que no lo son y tienen nuestro afecto y nuestra ayuda. El amor a la patria tan presente en los sectores populares deviene de esta última palabra para el amor en el griego pero es la reunión de las tres.  Estos sectores  tienen para dar: el primero, el segundo y el tercero. los sectores acomodados tienen para dar: dos, falta el último. Si supieran esto alguna vez -no lo advierten por acción u omisión- y lo practicaran a lo mejor pudiéramos tener un sociedad algo más justa. Acaso porque son ellos los que instalan "paradigmas", "modelos sociales" siempre vinculados al "Tener". Si supieran también el significado de la "ejemplaridad" y valoraran la ejemplaridad como acto de amor las cosas serían algo distinto por ahora son en su mayoría "analfabetos".

En realidad: Analfabeto ahora y siempre no es quién no sabe inglés, sino quién no comprende el mundo en que vive, quién no tiene conciencia crítica, y acepta sin ambages la ideología que recibió en su casa, quién se limita a ser consumidor y no ciudadano, y no tiene en cuenta los intereses que se mueven detrás de sus abstractas libertades, el que solo ve la viga en el ojo ajeno y no en el propio y su mundo, es el esclavo de los medios de comunicación.

Analfabeto es aquel desconocedor de sus prejuicios culturales, de clase, situación o contexto, quién cree ver en su mundo: el universo, la realidad del país y aplica las reglas de su micro mundo a esta última realidad, quien no conoce el país, ni lo ha recorrido codo a codo con su gente.

Analfabeto es quién sabe inglés y lo utiliza para corregir a los connacionales cuando pronuncian mal, pero jamás ha leído a un gran escritor anglosajón en su idioma, quién conoce poco y nada del castellano, y sólo lee algún escritor de moda impuesto por los medios de comunicación dominante.


Analfabeto es aquel personaje para quien todo tiene un precio, el ser humano y las cosas, todo se compra y se vende. Aquel que solamente da si tiene alguna ventaja a cambio, jamás da sin esperar nada. 

Analfabeto, como dice el tango: es aquel que todo lo consiguió “pagando como un chabón”. Y por haber pagado o porque puede pagar tiene ventajas de clase. Y esas ventajas son la realidad para él, ese es el mundo. No ve más allá de esa realidad y sus narices.

Analfabeto es aquel de clase media y/o alta, que aceptó todas las normativas de su vida sin dudar, que fue a buenos colegios, pero nunca descubrió a un literato especial de su país o del mundo, aquel racista por antonomasia de: peronistas, cabecitas negras, obreros, judíos, drogadictos, gay, lesbianas, diferentes, y diferentes en general en todos los sentidos; y sobre todas las cosas es aquel que vive con miedo.

Miedo a que lo roben, miedo a perder el plazo fijo, a perder los dólares guardados, y se va haciendo cada vez más chiquito, más egoísta, más miserable, aquel que pide mano dura, y por si las moscas pena de muerte, aunque fue a buenos colegios y sabe inglés y francés.

Es aquel desconocedor de la solidaridad no sólo como Ágape, sino a su pueblo, a su patria, a los más desprotegidos, a los otros, y siempre se cree más culto, más preparado, más civilizado, pero tiene palabras fáciles para injuriar, para justificar la muerte, la exclusión, la concentración, la represión.

Analfabeto -y es para todos, nosotros incluidos- es aquel cristiano que nunca leyó la Biblia, izquierdista que no leyó a Marx, peronista o kirchnerista que no leyó a Perón, liberal que no leyó a Adam Smith, aquel que no se informó y pensó sobre los fundamentos y orígenes de los que sostiene con sus dichos.

2013/2018/2021







miércoles, 24 de enero de 2018

VENEZUELA PRE-INSURRECCIONAL: BATALLA ENTRE HERODES Y LA VIEJA GUARDIA CHAVISTA, Por Heinz Dieterich, Para Vagos y Vagas Peronistas


1. Maduro, Ramírez y Saab

Nunca Rafael Ramírez, confidente presidencial del desarrollismo y bolivarianismo petrolero de Hugo Chávez --junto con Alí Rodríguez y Bernardo Mommer-- se imaginó, que algún día su joven y simpático amigo Tarek William Saab, defensor de los derechos humanos, se convirtiera en su némesis. La inesperada metamorfósis del mal poeta --pero, en su momento, buen amigo Tarek-- en perseguidor, resulta de tres factores: 1. la confidencia de Fidel, de que Tarek algún día podría llegar a ser presidente de Venezuela; 2. la ilusión del poeta, de que sus servicios de Calibán (golpeador) para Maduro-Cabello-Padrino López serán retribuidos oportunamente por la troika de Miraflores, vía la concreción del oráculo del Comandante; 3. la Ley de la Revolución (Vergniaud), que estipula, que ésta, como Saturno, “devora a sus hijos” (la révolution, comme Saturne, ne dévore successivement tous ses enfants.); es decir, la inevitable “depuración” del colectivo insurgente exitoso en nuevos vencedores y vencidos, como en el caso de Stalin y Trotski, o Hitler y Roehm. 

2. Ramírez versus el “Infanticida”

El camarada Ramírez, quién estaba hibernando en los acogedores entornos del Primer Mundo, mientras la economía y la democracia en Venezuela se fueron al carajo, se dio cuenta tardíamente, que los Bosses de Miraflores y su ambicioso poeta-fiscal lo habían escogido como animal de sacrificio, para ofrendarlo en el altar de la lucha anti-corrupción y, de esta manera, salvar sus pellejos en las elecciones presidenciales del 2018. No dispuesto a ser el Cordero de Miraflores, Ramírez se armó de valor y embistió a Maduro de frente. Aprovechando los muy presentes instintos católicos de los nativos, el arquitecto de la “Nueva PdVSA Roja Rojita” acusó con tierno lenguaje bíblico al “Presidente Obrero” de infanticidio de la Revolución: “Hoy día la Revolución Bolivariana, esa criatura, niña aún, es sacrificada en aras del poder, de mantener los privilegios, la prepotencia y la ceguera de Herodes”. 

3. La Ley de Herodes 

La astuta referencia bíblica de Ramírez a la ley de Herodes, que fácilmente encuentra eco en una población permeada profundamente por el adoctrinamiento católico, da con la esencia del conflicto venezolano: la incestuosa reproducción de las clases dominantes y castas en el poder y su brutal bloqueo de todo intento de transformación social y democratización “desde abajo”. Donde erra Ramírez, es en la afirmación de que Herodes actuó por prepotencia y ceguera. Herodes el Grande era un consumado político y vasallo de Roma, una encarnación fiel de Il Principe de Maquiavelo, que ejecutaba en forma prototípica una ley fundamental de la evolución política humana: la monopolización y perpetuación de las élites dominantes en el poder, al precio que sea. La troika burguesa de Miraflores, Maduro, Cabello, Padrino López, actúa con la lógica de este principio de organización clasista humana, cuyo parangón animal se encuentra en el infanticidio de los leones.

4. La Lista Nazionale

La acusación de Ramírez contra Maduro es, por supuesto, correcta. La decapitación jurídica-política de los partidos y líderes de la MUD por el triunvirato gobernante, es el equivalente funcional de la medida de Herodes. Es una estratagema, que aprovecha la eterna verdad de las elites dominantes: que, al quitarle a la manada sus líderes, al des-cabezarla física o virtualmente, ésta se convierte en una turba fácilmente dominable, porque su comportamiento se vuelve caótico o robótico. La misma fabricación de la Asamblea Nacional Constituyente y las futuras elecciones presidenciales (2018), concebidas, sin duda, al estilo de la Lista Nazionale (1924) de Mussolini, ilustran esa “férrea ley de la oligarquía” (das eherne Gesetz der Oligarchie, R. Michels) y de los conquistadores del poder. La nostálgica interrogante de Ramírez, de cómo fue que la Vieja Guardia –los grognards de Chávez-- perdió el control del proceso, es la clásica pregunta de los vencidos. De Gorbachev a Yeltsin, y de la centroizquierda latinoamericana a Rousseff, Lula y Kirchner. 

5. The winner takes it all

En su último artículo, el líder bolivariano pregunta (aporrea, 7.1.2018): “¿Como fue que llegamos a esta situación?” La respuesta es evidente y el mismo Rafael la sabe. Que no la explicite es humanamente comprensible; pero, políticamente, es un error. Se llegó a esta situación, porque el Comandante Hugo Chávez nunca preparó una vanguardia revolucionaria que pudiera conducir el proceso de transformación del país, en caso de su ausencia. No la preparó a nivel de Estado, ni de Partido, ni de la sociedad. Cuando se acercó su trágico fin físico, provocado o natural, la ausencia de estructuras sólidas y eficientes de decisión generó un vacío de poder. La Vieja Guardia, en lugar de preparar la toma del poder para terminar la obra del fundador, se quedó pasiva. Carecía de la visión estratégica napoleónica en la batalla de Waterloo, de arriesgar todo en un último esfuerzo. Sin audacia, ni estrategia, dejó el campo libre a una camarilla oportunista, que se apoderó rápidamente del proceso de transición. Por su manifiesta ineptitud, ambición y falta de ética, era inevitable, que esa camarilla llevara el proyecto desarrollista de Chávez al colapso. Ahora, a la Vieja Guardia orillada y hostigada, solo le queda recitar la canción de Abba, cuyo título citamos arriba: “I've played all my cards and that's what you've done too. Nothing more to say, no more ace to play.”

6. Transiciones: Rusia, Cuba, China, Venezuela

Consciente de su frágil estado de salud y de los peligros de involución de la Revolución soviética, Lenin trató de blindar el proceso de transición a fines de 1922. Identificaba el gran peligro para la revolución en la fracción y praxis del Secretario General del Partido, Iósif Stalin y trató de evitar que heredara el poder. Trágicamente, la muerte temprana de Lenin y la incapacidad de vanguardia de Trotski, malograron la estrategia de salvación del proceso (ver testamento de Lenin). En consecuencia, el jacobinismo estalinista logró usurpar a la Revolución Soviética y la destruyó. 

En Cuba, la Revolución contó con una moratoria, por la feliz circunstancia de que Raúl podía llenar el vacío que dejó Fidel. Sin embargo, la moratoria es transitoria para el único régimen socialista (del Siglo 20) de América Latina, porque en Abril del 2018 se cierra el ciclo de la era Fidel-Raúl. En China, Deng Xiao Ping evitó el colapso de la Revolución mediante la implementación de la Nueva Política Económica (NEP) de Lenin, que Xi pretende elevar al Socialismo Universal del Siglo 21. En Venezuela, la transición de la Quinta República al Socialismo del Siglo 21, terminó en una grotesca dictadura burguesa, reminiscente de la época de Yeltsin en Rusia.

7. Venezuela: la transición fallida I

En la transición venezolana, era obvio, que el “maoísta” y rufián sindical Maduro no “daba el ancho” para garantizar la evolución de la Revolución. Por lo tanto, y pese a los intereses particulares del Caribe y dos potencias mundiales, el Presidente nunca debía haberlo colocado en la cúspide del poder. El apparatchik Diosdado Cabello, quién se auto-catapultó al centro del poder, fue peor. Fiel creyente de los métodos de la Cosa Nostra, de que la cooptación de los líderes de un partido revolucionario debe ser por la nomenclatura --no mediante elecciones-- nunca debía haber ocupado un cargo clave en la organización de la Revolución Bolivariana. Al igual que el nombramiento de Jorge Arreaza como Coordinador de la Escuela de Cuadros del Sistema de Formación Socialista Simón Rodríguez del PSUV, que ya indicó claramente la desnaturalización de la Revolución hacia la parodia tragicómica.

8. Venezuela: la transición fallida II

La corresponsabilidad del desastre corresponde, por supuesto, a la Vieja Guardia del oficialismo, que se calló la boca ante los errores del proceso. Lo que Rafael Ramírez, José Vicente Rangel, Jorge Giordani et al le critican hoy al Madurismo, es el resultado de un largo cáncer de oportunismo que destruyó al movimiento-partido. Cuando empezó la “depuración” del proceso –el Thermidor de la derecha-- no hubo resistencia de los auténticos revolucionarios: ni siquiera en el affaire Dreyfus de la Fuerza Armada Bolivariana, la persecución del General Baduel. La derecha pudo poner impunemente a la persona, que había salvado a la Revolución y decenas de miles de vidas, ante el pinochetazo venezolano ---como reconocieron Fidel y Hugo Chávez en su famoso telefonema, publicado en el Granma-- en la cárcel, sin que apareciera ningún Zola para protestar. Este fue el punto de quiebre y viraje moral de la Revolución: el Thermidor triunfante de la nueva socialdemocracia venezolana, travestiada de bolivariana, socialista y chavista. Si Rafael Ramírez teme ahora, que el triunvirato le aplique la ley de Saturno, debe recordar, que el momento de parar la instalación de ese mecanismo se le pasó hace muchos años.

9. ¿Qué va a pasar?

La segunda pregunta de Ramírez es: ¿Qué va a pasar?... El Comandante, creó mecanismos para la defensa de nuestra revolución, de la Quinta República. ¿Dónde están? ¿Se va a perder todo este esfuerzo? Ya el retroceso es brutal.” Nuevamente, la respuesta es clara. Los legítimos y legales mecanismos de defensa de la revolución ya no existen. Por una parte, los usurpadores socialdemócratas del poder controlan antidemocráticamente el aparato de Estado (división de poderes, constitución etc.). Por otra, la identificación de las masas con su líder y su proyecto, que era el sostén fundamental del poder de Chávez, se ha desvanecido. Hoy día, el poder oficial está repartido entre la vieja (Ramos Allup) y la nueva socialdemocracia (la troika tóxica) venezolana, en un modelo de dominación sostenida sobre la mentira, las bayonetas y los dólares. 

¿Qué propone Ramírez ante esta correlación de fuerzas? ¿La alianza con los neo-mantuanos que complementan el arco de poder de la clase política venezolana? Parece, que no. Dice que “lo único que salva a este proceso, a nuestro pueblo, es Chávez, su legado, su obra y la conciencia que sembró en los más pobres, en las instituciones que creó, en los soldados, trabajadores, en el Poder Popular”. Es decir, no tiene propuesta. Nuevamente, en este momento estratégico --como en el quiebre moral del proceso, el encarcelamiento del General Baduel, y en la usurpación de la transición, a la muerte del Comandante Chávez-- la Vieja Guardia se queda sin praxis de vanguardia. Ante el poder de la Razón cínica, apela a fantasmas de salvación.


10. Chávez, Ramírez y Stalingrado

Encerrado en su Stalingrado económico-político de una megainflación del 2,600 por ciento (2017); con una PdVSA destruida; sin líquidez, ni moneda internacional; con creciente aislamiento global, sin proyecto económico –más allá de sus nuevas estupideces de voodoo economics, recomendadas por sus asesores económicos analfabetos españoles, como el Petro, las granjas de minería, etcétera-- ni político, la troika tóxica está buscando condiciones de rendición aceptables, en las negociaciones secretas de Santo Domingo. 


En estas condiciones, la frase de Ramírez, de que “lo único que salva a este proceso…es Chávez”, sólo puede tener dos significados reales: un levantamiento militar contra el estancado régimen burgués, como el “bolivariano” de febrero del 1992; o una insurrección popular, como la que derrotó a la dictadura militar de Abril 2002. Lo que falta en ambos escenarios actuales, es el ingrediente decisivo: el líder-mártir que derrota a los Herodes tropicales, en beneficio del pueblo.



domingo, 21 de enero de 2018

LOS LÍMITES DE LA RENTA FINANCIERA, Por Horacio Rovelli

La ilusión de los representantes del capitalismo vernáculo, base de su pensamiento mágico y no científico, es que ellos pueden vivir de rentas y que no necesitan producir ni generar valor agregado. Esta ilusión viene desde el principio, cuando acordaron con Inglaterra apropiarse de amplias y fértiles extensiones de tierra para ver pacer las vacas a cambio de importar bienes industriales de la rubia Albión y con ello, destruyendo las artesanales producciones de alimentos, vestimentas, enseres personales, carros y embarcaciones que había en el país. Luego debieron extenderse a la producción de trigo y otros cereales, pero siempre con el mínimo de elaboración y de esfuerzo.
La crisis de 1930 los obligó a industrializarse, pero lo hicieron principalmente en la rama alimenticia: panificación, envasados y conservas en general (harina, aceite, cerveza, vinos, azúcar, molinos harineros y envasadoras y empacadoras de frutas y conservas), y en el rubro textil, favorecido porque nuestro país contaba con las materias primas agropecuarias necesarias como insumos: lana y algodón. Y se locali­zaron en la zo­na metropolitana de Buenos Aires (integrada por la ciudad y alrededores), Rosa­rio y Córdoba.
 Para hacer esas inversiones se instalaron empresas extranjeras por el nuevo mercado que significaba nuestro país, donde no solo la distancia y los medios de transporte de la época frenaban las importaciones, sino también una inteligente política arancelaria de defensa del mercado interno. Las principales fueron la belga Bunge y Born (Grafa, Alba, Molinos Río de la Plata, Centenera); las suizas Nestlé y Suchard; la holandesa Ginebra Bols; en el rubro textil, Anderson Clayton (EUA, 1936), Sudamtex (EUA, 1934) y Ducilo (EUA, 1937); también en otros  rubros, en metales y maquinarias, Olivetti (1932, Italia), Hierromat (1933, Fran­cia) y CAMEA (1934, Francia); en maquinarias y artefactos eléctricos, Phillips (1935, Holanda), Osram (1934, Alemania), Philco (EUA, 1931) y Unión Carbide-Eveready (EUA, 1937); en productos químicos, Duperial (1935, Gran Bretaña) y Electrocolor (1936, Gran Bretaña) ; en productos derivados del caucho, Good Year (EUA, 1930) y Firestone (EUA, 1931); y en productos farma­céuticos y de tocador, Johnson y Johnson (EUA, 1931) y Pond’s (EUA).

La industrialización peronista


Solo con el peronismo el Estado propició a la pequeña y mediana empresa de capital nacional,  a la par que en “Planes Quinquenales” se proponía prever las necesidades de materia prima de origen nacional, combustibles, energía eléctrica (hidráulica y térmica) maquinarias y transportes; desarrollar un programa mínimo de inversiones y obras necesarios para asegurar los suministros de materias primas, energía y combustible y desarrollar así la industria y agricultura;  y descentralizar la industria, diversificar la producción, crear fuentes de energía, vías de comunicación, medios de transporte y aumentar los mercados consumidores.

En 1946 se crean Gas del Estado, Combustibles Sólidos y Minerales, Centrales Eléctricas del Estado, y Combustibles Vegetales y Derivados. Durante 1947 se fusionaron Centrales Eléctricas del Estado y la Dirección General de Irrigación para dar nacimiento a Agua y Energía Eléctrica,  reemplazando la energía termoeléctrica por la hidráulica, para ello se construyeron diques con sus respectivas centrales hidroeléctricas como el Escaba en Tucumán, el Nihuil en Mendoza, Los Quiroga en Santiago del Estero y seis diques con usinas en Córdoba, seis en Catamarca, cuatro en Río Negro y tres en Mendoza, usinas térmicas en Mar del Plata, Mendoza, Río Negro y Tucumán. En 1943 Argentina tenía una potencia instalada en centrales de 45.000 kilovatios pasando en 1952 a producir 350.000 kilovatios.
Se llevó adelante la explotación del yacimiento carbonífero de Río Turbio que se inició en 1947. Para que la explotación fuera posible debieron construirse caminos, puentes, usinas, viviendas, e importar maquinarias y tenderse líneas férreas para unir Río Turbio con el puerto de Río Gallegos.  Se construyó el gasoducto que unió Comodoro Rivadavia con Buenos Aires (en su momento el más largo del mundo), con que la distribución de gas aumentó de 300.000 metros cúbicos por día a 15.000.000 de metros cúbicos y abarató su costo considerablemente. Se buscó y se descubrió petróleo en Neuquén, Salta, Tierra del Fuego y Mendoza. Se puso en funcionamiento la destilería de La Plata. A la par que se compraron buques petroleros para su traslado. Paralelamente se renovó y amplió la marina mercante a 1.200.000 toneladas por año.  Se creó Aerolíneas Argentinas y se hizo el Aeropuerto internacional de Ezeiza con una extensión y estructura para grandes naves que aún hoy permite el transporte de pasajeros y de carga de todo el mundo.
Obviamente ese crecimiento empoderó a los sectores populares y le permitía decir a Juan Perón: “Para la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación”.  Sin embargo, aunque nuestra clase dominante se llevaba la mejor parte, decidió que no podía depender de la “chusma” y que tenía que reconvertir el modelo para que los tuviera a ellos como únicos beneficiarios.  La dominación ideológica les permitió apoyarse en los sectores medios representados por el radicalismo (fue en la provincia de Córdoba, cuna y base de Amadeo Sabattini, que se produjo el levantamiento del III cuerpo del ejército encabezado por el general Lonardi) y en la iglesia católica, pero no bien Perón dejó el gobierno, lo reemplazaron a Lonardi para poner a Aramburu.
Sin embargo las empresas extranjeras y muchas de ese origen pero luego argentinizadas, como es el caso de los grupos Bunge y Born, los Rocca de Techint, etc., ganaban más plata vendiendo al mercado interno que exportando, por lo que pese a los golpes militares seguía subsistiendo la defensa del mercado interno y de salarios acordes a esa expansión del mercado.

Marcha atrás


El problema se suscita a fines de la década de los sesenta cuando los obreros industriales exigían una mejor correspondencia entre lo mucho y bueno que producían y la paga que recibían por ello.  Nuestra temerosa clase dominante vio allí un foco de resistencia y buscó quebrarlo volviendo al modelo agro exportador, pero 50 años más tarde, lo que por supuesto, más allá de haberle vendido carne y trigo a la URSS, estaba destinado a la ganancia de unos pocos y a la miseria de muchos (cuanta mano de obra emplea el campo, hecho que se agrava con el avance de la técnica, cada vez se necesita menos trabajadores, por ejemplo en la soja).
La dictadura de Videla y Martínez de Hoz pretendió complementar la poca elaboración de lo que la tierra nos da, por la valorización financiera del capital, como si la bicicleta que se produce entre tomar deuda externa, que esos dólares ingresen al país y que la minoría rentística se los apodere y los fugue a cuentas propias en paraísos financieros del exterior, no fuera otra cosa que riqueza generada en la Argentina y que se invierte en el exterior.

Las consecuencias fueron un país donde se destruyeron eslabones y cadenas de valor por importaciones abaratadas por el atraso cambiario (que se generó por la mayor oferta de divisas de corto plazo generado por la deuda).

La ganancia financiera


El mecanismo es sencillo, consiste en relacionar la tasa de ganancia financiera en moneda dura con el resto del mundo:
1.      a) Tasas positivas de interés
2.      b) Atrasar el tipo de cambio (Tablita de Martínez de Hoz, Plan Austral de Sourrouille, Convertibilidad de Cavallo y este engendro ejecutado por Cambiemos)
3.      c) Reducir aranceles y desproteger el sector externo.
Tenemos serios problemas para colocar nuestra producción en el mundo, que consiste básicamente en oleaginosas y cereales con sus respectivas manufacturaciones, minerales (extraídos y exportados sin muchos controles) y algunos enclaves industriales, estos últimos más fruto de la conformación de la cadena de valor por tratarse de empresas extranjeras que por virtud, representando en conjunto solamente el 0,4% del comercio mundial, sin embargo en el año 2017 se recibió el 20% del total de préstamos concedidos en todo el planeta, cuando en ese año se tuvo un déficit comercial de U$s 8.000 millones y un déficit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos de U$s 26.000 millones.
Paralelamente se opera con un déficit fiscal que en el año 2017, es en pesos, pero equivalente a unos 33.000 millones de dólares, y que en el presupuesto 2018 estiman que dicho déficit va a ser (siempre en pesos) equivalente a  unos 35.000 millones, que se financia con deuda externa.  Entonces dicen que para no monetizar el déficit fiscal no le piden plata al BCRA, pero si se endeudan con lo que se “dolariza” el déficit y ello tiene impacto sobre el tipo de cambio y sobre el futuro del país que debe pagar esa deuda.
Sobre el tipo de cambio, porque el incremento de la oferta presente por el endeudamiento hace que su precio baje artificialmente, ese retraso cambiario favorece las importaciones de bienes y servicios, al turismo al exterior, y a la compra de dólares (ahorro en divisas), con lo que la cuenta de capital financia la cuenta corriente.
Paralelamente para garantizar el ingreso de dólares (y de divisas) el BCRA fija la tasa de interés que es referente a todo el sistema financiero argentino, que es la de las LEBAC (Letras del BCRA). Lo hace los días martes y con ello no solo determina un piso para las tasas de interés, dado que el crédito lo va a hacer a una tasa mayor (sino a las entidades financieras les bastaría obtener depósitos en pesos y colocarlos  en LEBAC ganando la diferencia), sino que determina los márgenes de ganancia posible en el “carry trade”, que no es otra cosa que especular con el valor futuro de dólar (y de las divisas) y la diferencia con dicha tasa de interés.
Así el día martes 9 de enero de este año, cuando el BCRA fijó la tasa de las LEBAC en 28%, el mercado de futuros del ROFEX (que es el mercado de cambio de granos de Rosario – Santa Fe), disminuyó el precio de todos los futuros, que para fin de enero 2018  quedó en 18,875 pesos y el plazo más largo fue julio 2018, que cerró a  20,79 pesos, con una tasa implícita del 21,06%, con lo que pasarse a pesos le garantiza una ganancia de más del 6% anual en dólares.
 Un país periférico y abierto como el nuestro la suba del dólar y la baja de las tasas tienen un límite cuando las expectativas de inflación aumentan y se empieza a deteriorar el poder adquisitivo de los salarios, máxime  cuando le permiten a los exportadores liquidar sus operaciones cuando ellos quieran, con lo cual lo que debería ser la oferta “natural” de divisas puede o no generarse a gusto de las 750 empresas (muchas de ellas conforman holding) que generan el 90% de las ventas externas del país.
En la Argentina actual hay tres sectores bien diferenciados, por un lado el sector agropecuario exportador, por otra parte grandes enclaves industriales, y el sector financiero, los tres fuertemente vinculados y dependientes del exterior.  Si bien los tres tienen representantes en el gobierno de Macri, el que prevalece es el sector financiero (los ministros de finanzas, hacienda, y los funcionarios del BCRA).  Por lo que el llamado “círculo rojo” se encuentra con que se depende de ingresos financiero que solo llegan si se le pagan altos interés en moneda dura, y ellos deben “sufrir” el atraso cambiario que no les permite ganar lo que quieren ganar por sus ventas externas y/o perder mercado interno por las importaciones a precio vil.  Ese es el marco de la discusión que se refleja en la “volatilidad” del dólar y en la confusión de cómo sigue la historia.
Lo que los tres sectores coinciden es en participar en dichas maniobras especulativas del “carry trade”, y en descargar sobre el pueblo argentino el costo del ajuste presente y el endeudamiento en el futuro, pero saben que todo tiene un límite, la reforma previsional, si bien es cierto  que es de “terror” sacarle un 20% de los ingresos a los jubilados cuando una gran parte percibe la mínima de $ 7.246 por mes y disminuir en igual porcentaje el haber previsional inicial de todos los que puedan jubilarse (hasta ahora se cobraba aproximadamente el 60% del haber en actividad, ahora con la nueva ley va a ser el 40%), significó que parte de nuestro pueblo salga a la calle a mostrar su disconformidad y eso es una señal grave de alarma.
Estamos ante un mundo que se reconvierte, donde los EEUU y los otrora países centrales requieren inversiones en tecnología,  donde China y los demás países del este asiático apuntalan su producción y se ponen metas de avance en el conocimiento, nuestro país pretende seguir vendiendo granos y alguna otra comodities e importar todo lo demás, lo que es funcional (subordinándose)  al mundo, pero sin presente ni futuro para la Nación.
Históricamente está demostrado que crecimos cuando nos dedicamos a producir bienes industriales que generaron a su vez más y mejores puestos de trabajo, y decrecemos sin piso y sin fin cuando los sectores dominantes apuestan a la lógica de los mercados internacionales y genera negocios como el “carry trade”.  Si fuera por ellos Corea del Sur debía seguir produciendo cestitas para los turistas y no ser la gran potencia industrial que es, solamente defendiendo nuestro mercado interno, el trabajo y la producción nacional, se garantiza un mejor presente y futuro para todos y no el “negocio” para unos pocos (ganancia que sistemáticamente fugan del país)  a costa de la exclusión y marginalidad de resto de los argentinos.

martes, 16 de enero de 2018

POR UN 2018 CON EXPANSIÓN DE LA RESISTENCIA POPULAR, Por Jorge Luis Cerletti, para Vagos y Vagas Peronistas.


"En el campo emancipatorio,  al que pertenezco -dice, Cerletti-, un resabio de viejos hábitos nocivos es creerse dueños de la verdad y rechazar todo lo que no se aviene a nuestro pensamiento. Mantenerse fiel al mismo no significa excluir a la militancia del campo popular que cree y actúa en la política realmente existente. Abrir  los cauces disponibles para debatir ideas y compartir acciones favorables  al común, es tan conveniente para difundir nuestro ideario como indispensable resulta romper el aislamiento. Presumo que este enfoque ensaya una apertura."


 “Hoy resulta que es lo mismo     ser derecho que traidor,     ignorante, sabio o chorro,
 generoso o estafador…     ¡Qué falta de respeto,     qué atropello a la razón!  
(Del tango “Cambalache” de Enrique Santos Discépolo)

Ya se fue el 2017 y comienza el 2018. El año que concluyó, una feria de vanidades con políticas gubernamentales nocivas para el país y los sectores populares. El que ya cursamos, preanuncia la regresión que prosigue acorde con las realizaciones de Macri y cia. Las cuales no significan un atropello a “la razón” del oficialismo sino a cualquier inteligencia independiente. Decir lo contrario de lo que se hace ya no es un cambalache político. Es una receta de la derecha para que buena parte de la  sociedad viva influida y contaminada por la posverdad. Simbolismo de la mentira parida desde las entrañas del bloque de poder dominante. (1)

Con otra procedencia, aparece gran variedad de políticos que pegaron la vuelta: de “izquierda”, “progres” o “peronistas conversos”. Son quienes han adherido o resultan funcionales a este revés histórico-electoral que protagonizó la derecha. Luego, hicieron sobrados méritos como para figurar en el cambalache.

Similar fenómeno reaccionario afecta a los procesos políticos de nuestro subcontinente   combatidos por contrariar los designios del gran capital. Se abrió así una etapa dominada por las grandes corporaciones, internacionales y “nacionales”,  encubiertas por la “democracia” realmente existente. Tal cobertura abarca desde derrotas electorales producto de las insuficiencias y debilidades del campo popular, traiciones de los oportunistas sin principios, hasta elecciones amañadas y golpes blandos. Frente a esa ofensiva, la resistencia popular en nuestro país ha protagonizado manifestaciones múltiples y variadas que ganaron las calles con cientos de miles de personas en cada caso. De aquí en más es imperioso que se desarrollen  ideas creativas y acciones que apuntalen las resistencias y que se gesten nuevas  aperturas.

La resistencia popular plantea un más allá de la protesta.


Tenemos una larga tradición de resistencias populares triunfantes pero desvirtuadas a posteriori. Un ejemplo relevante fueron los 18 años de resistencia a la proscripción del peronismo. Ésta culminó en Ezeiza con la inédita  concentración de más de dos millones de personas (la mayor de nuestra historia). Culminación penosa del retorno del líder y de los cruentos enfrentamientos internos. Y después de su fallecimiento sobrevino el derrumbe y el triunfo de la dictadura genocida…

Ante las frustraciones, ¿qué significa una apertura? Por lo pronto no apunta a una solución inmediata. Es como abrir una puerta que estaba clausurada y habilitar la posibilidad de nuevos tránsitos donde cada paso se adentra en lo desconocido.

En política se plantea la cuestión del poder (quien decide por los demás).  Esto se manifiesta en diferentes niveles y en el capitalismo es determinante el económico. Mas, como es un sistema basado en la explotación y la dominación de una ínfima minoría sobre una vasta y creciente mayoría de la población (2), debe producir una subjetividad social y un sentido común que naturalicen las relaciones sociales que engendra.

La poderosa dominación mundial del capitalismo conlleva el problema de cómo enfrentarla. Es que la extensión y magnitud de la dominación incita al abandono de la lucha y a  renunciar a la apertura de nuevas puertas. También induce a la reiteración de anteriores intentos que desembocaron en las conocidas frustraciones.

En respuesta a esa opresiva dominación es dable señalar tres variantes: 1) mejorar las condiciones de vida dentro del sistema en función del desarrollo de las reformas generadas (políticas estatales de los partidos populares); 2) impulsar la superación del orden capitalista (movimientos que asumen la emancipación); 3) articular ambas variantes y avanzar hacia la superación del orden dominante gestando construcciones políticas a largo plazo.

El desafío de las nuevas aperturas.


“Uno busca lleno de esperanzas      el camino que los sueños      prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha     pero lucha y se desangra     por la fe que lo empecina.”
(Del tango “Uno”, letra de Enrique Santos Discépolo)

Sostengo la tercer opción  por lo siguiente. La hegemonía mundial del capitalismo con sus injusticias e iniquidades, provoca múltiples y variadas luchas, ya sea adscriptas a partidos populares, a movimientos sociales o a corrientes emancipatorias de nuevo tipo. Y a pesar de las diferencias políticas que existen, en esta etapa se hace necesario unir fuerzas contra el voraz e implacable enemigo común. Es una situación contradictoria: debe mantenerse la identidad y los principios y a la vez postergarse las diferencias atentos al padecimiento de grandes masas del pueblo, en particular, de los de abajo.

Lo expresado supone tener en cuenta las conquistas de algunos partidos de signo popular, pero esto no significa resignar la independencia ni las ideas que impulsan la emancipación.  De allí que la convergencia, con vistas a que surja algo nuevo, debe promover un proceso en el que se sustituyan los aparatos tradicionales que remiten al Estado generando una creciente participación popular. Y uno de los grandes desafíos es crear las condiciones. Éstas demandan el desarrollo de  ideas creativas aplicadas a construcciones políticas de nuevo tipo. Existen varios ejemplos de fenómenos originales a contracorriente de la política tradicional que unas pocas décadas atrás no afloraban y menos se visibilizaban. No voy a describirlos aquí pues la valoración de esas aperturas ha sido algo recurrente en varios de mis artículos.

Ahora bien, debatimos en torno a ejes de construcción de un nuevo poder popular sin dilucidar si debemos encarar una actualización de lo conocido o si se trata de emprender algo distinto. En consecuencia, disentimos acerca de los proyectos políticos y de cuáles son sus tiempos. Ante la ausencia de alternativas gravitantes se mezcla la coyuntura y las acciones que demandan la inscripción de las mismas en una construcción de largo plazo. Frente a ese confuso panorama tenemos que desechar las antinomias y despojarnos de sectarismo. Es necesario persistir en la construcción colectiva de aperturas sostenidas por el desarrollo de subjetividades contra hegemónicas que favorezcan la gestión de lo común.

Enfocando la realidad actual, el caso de Argentina es ilustrativo de las contradicciones que afectaron y afectan a las aperturas que se dieron en Sudamérica en el presente siglo. Diversas sí, aunque comparten una misma problemática: lograr la mayor independencia nacional considerando  la hegemonía mundial del gran capital y sus Corporaciones. El triunfo de Macri vino a convalidar  dos aspectos ligados: la debilidad política que implica la intangibilidad del poder económico y por lo tanto, la vulnerabilidad de los proyectos nacionales. (3)

A lo anterior cabe agregar que la metodología de construcción tradicional reproduce vanguardismos y liderazgos que giran en torno al Estado. Metodología que hoy se mantiene incólume sólo que los revolucionarios de entonces tienden a ser sustituidos por políticos “profesionales”. Y semejante “profesionalismo”  porta un corporativismo rentístico donde prevalece la preocupación por acomodarse a los factores de poder a cuyo amparo se medra. El gobierno PRO induce y cosecha tal centrifugación. Es un gran imán de políticos conversos ganados por la simbiosis del Estado dirigido por los ejecutivos de las grandes corporaciones. Esto exhibe un cuadro de época que por supuesto incluye los claroscuros y las lealtades a la causa popular.

Ahora si traemos a escena la principal oposición, emerge la Unidad Ciudadana que hoy promueve el kirchnerismo con vistas a derrotar al PRO en el 2019. Indudablemente  la intención es válida pero no proponer un rejunte indigerible. Un digno exponente de esto es la pretendida reconstitución del PJ. Sabido es que en el mismo conviven numerosos ex menemistas, burócratas sindicales, intendentes punteriles, en suma, oportunistas de distinta calaña. Y si bien es preciso luchar para que se ganen las elecciones en el 2019, a ese precio sería como querer construir un instrumento liberador introduciéndole un gigantesco caballo de Troya…

Por distintos recorridos retornamos a la necesidad de impulsar nuevas aperturas. Más, antes de cerrar, vale una reflexión autocrítica. Los que impulsamos la emancipación “combatiendo al capital” también somos “pecadores” producto de los lazos que nos unen a las relaciones sociales existentes. Romper con ellos es una lucha interno-externa permanente y sin garantías. Por lo que es fundamental mantenerse fiel a los principios y favorecer la producción e intercambio de ideas.

Dentro de esa tesitura advierto, en el campo emancipatorio al que pertenezco, un resabio de viejos hábitos nocivos. Creerse dueños de la verdad y rechazar todo lo que no se aviene a nuestro pensamiento. Mantenerse fiel al mismo no significa excluir a la militancia del campo popular que cree y actúa en la política realmente existente. Abrir  los cauces disponibles para debatir ideas y compartir acciones favorables  al común, es tan conveniente para difundir nuestro ideario como indispensable resulta romper el aislamiento. Presumo que este enfoque ensaya una apertura.------

Jorge Luis Cerletti
15 de enero de 2018
NOTAS:

(1) “El lberalismo moderno, como ideología de legitimación del poder,…colonizó el lenguaje ilustrado de la moderación, la libertad, la igualdad y la fraternidad hasta vaciarlo de contenido. El liberalismo aprendió a hablar en el leguaje y la cultura de su enemigo, y en ello reside su éxito.” (“Más allá de la izquierda” de Ezequiel Adamovsky – pág. 51)
(2) “El 1% más rico tiene tanto patrimonio como todo el resto de mundo junto. “  (Informe sobre Riqueza Global 2015 de Credit Suize).

(3) Ver mi artº “Alcances del Desarrollo Nacional” de setiembre de 2015 con reflexiones sobre uno de Aldo Ferrer publicado en Cash del 16/08/15 de Página 12) 

viernes, 12 de enero de 2018

GOBIERNO Y CUARTEL, Por Horacio González

El hecho de que la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires viva en una base militar ha llamado la atención. Un ligero resoplido de incomodad, suavizada por la duda de si debemos agitar el tema o no, se plasmó en determinadas oportunidades, en verdad pocas, donde se le hizo precisamente esa pregunta habitacional. La gobernadora respondió con una serie de argumentos que parecieron muy convincentes, tanto por el ceño ultrajado que brota espontáneamente de su rostro, como por la calma recitativa con que responde. Se trata de un conjunto de amenazas que ha recibido, todas meticulosamente señaladas. Llamados anónimos, personas que entraron en sus viviendas anteriores, un policía que subrepticiamente revisaba papeles en su despacho, intimidaciones a sus hijos. Nadie que posea mínimas evidencias de sensibilidad debería dejar de solidarizarse con estos momentos desapacibles, aún más, peligrosos.

De tal modo que la formulación explicativa de la gobernadora va ganando la escena con una enumeración concluyente y arrasadora que justificaba su medida cuartelera, su devenir de recluta. El que le pregunta sobre el supuesto detalle anómalo de vivir en un ámbito militarizado enseguida será arrasado con explicaciones que cargan tanta fuerza emotiva, que puede llegar a ruborizarse por el atrevimiento de querer hurgar en ese sacro refugio familiar, con sus paredes pintadas de blanco, rodeada de mecánicos, aviadores y aeronaves. Es la Base de Morón, donde hay un escuadrón de acrobacia aérea, quizás inspiradora de tácticas de gobierno para dibujar extraños firuletes en el aire.

Ninguno de los argumentos dados, con lo verosímiles que puedan ser, justifican que un predio militarizado aloje a un gobernador civil. Probablemente la constitución no lo prohíba, pero constituye un fuerte símbolo, el más dramático que pueda imaginarse, entre el gobierno de Macri y su fusión con una cosmogonía autoritaria. No solo retrata el hilo interno de un pensamiento que se vierte con rostro angelical pero esquemas de amenaza, sino que se constituye en un acto políticamente grave. Convertir un emplazamiento militar en un púlpito habitacional desde donde nos enseñan que todos, de una manera u otra, pertenecemos a las mafias. Es posible que en las fantasías de dominatrix de los jefes macristas, todo hecho, toda acción, toda conjetura eventuresca, no tenga límites. Que representen la alegría del pensar sin las odiosas restricciones que tienen los hombres comunes. Tal vez por eso, al pensar que lo imposible es posible, o que lo innecesario es necesario, o que lo ilegal es legal, se decide el destino habitacional de una gobernante en los sitiales donde al mismo tiempo proceden los acuartelamientos.

¿Pero ella pierde en algo su cándida voz de misal y ojos encendidos que fulminan a los mafiosos? De ninguna manera, cada vez que algún incauto –podemos ser nosotros mismos con este artículo–, recuerda la acrobática anomalía de vivir dentro de una caserna, brota de sus labios temblorosos de ira, la génesis impoluta de esa decisión. Hay riesgos, contingencias, espantos. Su cuerpo sería entonces un símbolo de cómo lo frágil debe protegerse, de cómo los hijos que nos pueden robar a todos deben acautelarse, de cómo un árido baluarte se convierte en un hogar burgués de paredes virtuosas, de cómo el hampa que nos rodea es combatida desde un fortín y dentro del fortín la pulcra vivienda gubernamental simbolizaría a los querubines macristas que nos guardan.

Macri derribó las paredes de la Quinta de Olivos en un acto performático que podría denominarse “pasen y vean cómo gobierno”. Mi casa es de vidrio, pura transparencia, como esos reyes medievales que dejaban que sus distinguidos vasallos pudieran entrar en las habitaciones reales para ver cómo comía. Pero en ese caso ya había llegado la crisis al Reino y el monarca debía cobrar para que otros golosos burgueses o palafreneros contemplaran el acto pantagruélico, convertido en magno teatro de la digestión. En este caso se publicita la eliminación de toda distancia entre el presidente y sus súbditos. Igual, yo me abstendré de pasar a ver las gallaretas, guanacos y palmípedos que pasean libremente por esa quinta, a no ser que excavando encuentren un dinosaurio de 60 millones de años. Si así ocurriera despertaría nuestra curiosidad y los visitaríamos para ver si no serían tan torpes de pensar que esa es la misma duración que tienen pensada para el período presidencial.

La gobernadora actuó en forma distinta pero complementaria. Acentuó los muros. Las dos cosas son iguales, hablan desde una ideología habitacional que pertenece a la dialéctica de la seguridad y la pureza. A partir de allí el sistema de gestos y envíos simbólicos, que en general se le atribuyen a los lenguajes cifrados de la mafia, los utilizan ahora ellos para combatir a las difusas mafias a las que aluden. El sistema macrista que condenó el período anterior con el dicterio de verlo preso a un “relato”, esto mismo lo lleva al paroxismo. Se proponen así varias series de significados. Esa asociación Gobierno-Cuartel; Paredes blancas-Realidades corruptas; Acantonamiento gubernamental-Uniformes militares para los ministros en combate; Refugio familiar-Corrosión moral que hay que depurar. El antiguo relato ya se tornó una extremación inaudita de un gobierno llevado a reconocerse en una arcaica funcionalidad represiva. Cierta vez un rey le envío a otro una flecha ensangrentada; ninguna palabra de por medio. Era la guerra, según se lee en Rousseau, en su “Origen de las lenguas”.

Un grave desconocimiento de la Constitución, poniendo tras unas trincheras la habitación de un mandatario, revela una concepción que, de generalizarse, pone en una cosmogonía final la seriedad de las instituciones públicas. Ellos lo hacen porque nada les importa; aprendieron a revertir los actos intolerables en dictámenes santificados sobre la moral pública. Cuestiones de seguridad para las que cualquier estado debería tener fórmulas democráticas para conjurarlas, quedan convertidas en actos que disocian la vida en nombre de la política y la política en nombre de la vida. Y desde allí, desde sus relucientes paredes vítreas, diagnostican. Lo hacen sin el mínimo temor de dejar de ser tan cristalinos. Y lanzan su flecha contaminada. La mafia. Ustedes son la mafia. Y miran altaneros a su alrededor, mientras aterriza la escuadrilla.

lunes, 8 de enero de 2018

EL HOMBRE LIBRE Y LAS GRANDES ALAMEDAS, Por José Pablo Feinmann

Cuando Farrell le dice a Perón mándelos a sus casas pidiéndole, con tal frase, la desmovilización de la jornada popular del 17 de octubre, está pidiendo lo que toda derecha quiere: el pueblo debe estar en su casa, toda movilización es peligrosa, pues nadie puede prever su resultado. Perón habrá de encontrar la formulación perfecta de ese deseo. Siempre, aun en los días aciagos de su caída, les dirá a sus seguidores que permanezcan en sus casas: de casa al trabajo y del trabajo a casa.

Los días fueron aciagos porque el que caía, en 1955, era un gobierno popular. Y los obreros lo sabían: todo lo que viniera sería peor. Incluso intelectuales de izquierda como Milcíades Peña, acérrimo crítico del peronismo, fueron a la CGT a pedir armas. Pero el líder se había ido. Salvador Allende fue la imagen diferenciada. Se quedó a pelear y hasta dijo que surgirían las grandes alamedas por las que pase el hombre libre.

¿Volverán a crecer las grandes alamedas? ¿Volverán a verse los hombres libres que pasen bajo las hojas de la libertad? Nada es para siempre. A veces parece que se cerraran los espacios y horizontes de la esperanza. El grupo siempre está en crecimiento. Y aunque se atraviese una etapa en que todo se obstina en estar mal, siempre hay que sostener la mirada crítica, esa que ve el desajuste en que se nos quiere hacer vivir. El desajuste es lo que se produce entre las políticas del poder y los intereses de las clases no poseedoras. El neoliberalismo vive en el desajuste que constantemente reproduce. Porque hace política para lo macro. Si cierran los números en exterioridad, todo está bien. No le importa lo micro. Incluso lo despoja para sostener los números de la balanza de pagos. De aquí que se le quite dinero hasta los más débiles, los jubilados, los niños.

Así, el desajuste con cualquier posibilidad de apoyo popular y las políticas de estado se presenta una y otra vez. Crece la deuda externa y no hay sensibilidad interna. Todo esto se defiende desde las armas. Un neoliberalismo que se precie de tal requiere un fuerte aparato represivo. O se busca el consenso o se lo impone por la fuerza. El miedo a asistir a manifestaciones de rechazo crece cada vez más. Es más seguro manifestar desde la derecha protegida por el poder que desde la izquierda, eterna sospechosa y víctima de todo ultraje. Durante la dictadura de Videla se pudo ganar las calles para festejar el Mundial. La policía militarizada instaba a los grupos que se formaron para festejar. Vamos, es el triunfo de todos, hoy salgan a la calle, sean bulliciosos, nosotros estamos para cuidarlos y acompañarlos. Hoy se puede, porque el fútbol es nuestro aliado y juega a favor de nosotros. Al goleador de la selección nacional de 1978 le decían el matador. Una notable simetría entre el poderío militar y sus gladiadores. El pueblo puede salir a la calle cuando está permitido. Y durante esos días de festejo multitudinario y custodiado, la alegría era obligatoria.

El fútbol y los celulares cumplen hoy una estrategia de poder mundial. La globalización del poder. No hay sonoridad en la palabra del otro porque no hay sonido. Y aunque lo haya la comunicación está devaluada porque no tiene expresiones ni cercanías. Se trata del aplanamiento del todo. Lo uno suplanta a la diversidad. Todos nos hablamos con todos. Todos escuchamos lo mismo o vemos el mismo partido, ya que todos se parecen. 

De casa al trabajo y del trabajo a casa. Es el mismo trayecto. Ya que tanto en casa como en el trabajo escucho y veo lo mismo. Un proyecto sólido, algo que nos acerque a la posibilidad de ese hombre libre y sus alamedas es construir espacios de libertad. Un espacio de libertad es uno en el que se hable de lo que no se habla. Por el momento habrá que reunirse y verse las caras, escucharse y plantear la agenda que pueda alejarse del discurso agobiante del poder unificador.

La cacerola tiene un aspecto sospechoso: le sirvió a la clase media y alta en Chile para derrocar a Allende. Durante los días del 2001 en Buenos Aires la clase media y sectores populares la usaron contra De la Rúa. Durante el kirchnerismo y el problema del campo sirvió los intereses del campo: el kirchnerismo no usó la cacerola. En Venezuela fue utilizada contra Chávez. Ahora se usa contra Macri. La cacerola, en sí, perdió identidad al tener tantas. Más importante que su uso es saber para qué causa sirve. La cacerola, al no tenerla, mal puede dar identidad. La identidad es más ardua que eso. Saber quiénes somos y a qué nos oponemos y por qué son los pilares fundantes de toda posible identidad. Y eso se conquista desde el individuo al grupo y el espacio de libertad. Cuando se consigue esta lúcida y crítica trinidad (individuo, grupo, espacio) puede hablarse de una verdadera hegemonía. Las grandes alamedas pueden ser pequeñas, pero deberán siempre cobijar al hombre libre. Por ahora, entonces, construir las alamedas es la consigna.