miércoles, 18 de febrero de 2015

EL DERECHO A TENER PATRIA, Por Claudio Javier Castelli






Claudio Javier Castelli
La patria es una cuestión de familia e intereses, parece decirnos repetitivamente la oligarquía argentina.

El pueblo no tiene derecho a tener patria. Patria solo tienen los europeos, los estadounidenses, los judíos, los chinos, los rusos y los japoneses. Todos los demás están al influjo de alguno de los anteriormente descriptos.

Cualquier afirmación de nacionalismo ha de ser considerada “intentos nazis”, y, a veces, “fascismo”.

El peronismo le agregó al preámbulo en la Constitución de 1949: “ratificando la irrevocable decisión de constituir una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana”. Como siempre burlándose de las élites nuestras, nacidas y criadas al influjo de Inglaterra primero, y de Estados Unidos después.

La patria para ellos es un cóctel en la embajada, donde escribo los wikileaks, que serán publicados, después de la sórdida trampa, después de la íntima charla.

Uno de los significados de patria lo aclara la RAE: Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.

He escuchado muchas veces decir, que la patria es la infancia. Mi infancia me lleva a la canción “Aurora”, en pleno gobierno de Onganía, es decir gobiernos militares. No es esa mi patria.
Jorge Luis Borges, el más universal de los argentinos


“Nadie es la patria”, escribió Jorge Luis Borges (Oda compuesta en 1966), en el poema escrito, un día después del golpe militar de Onganía, que depuso el gobierno radical de Ilía.

“Nadie es la patria.


Ni siquiera los símbolos.



Nadie es la patria.



Ni siquiera el tiempo cargado de batallas, de espadas y de éxodos y de la lenta población de regiones que lindan con la aurora y el ocaso, y de rostros que van envejeciendo en los espejos que se empañan y de sufridas agonías anónimas que duran hasta el alba y de la telaraña de la lluvia sobre negros jardines.



La patria, amigos, es un acto perpetuo como el perpetuo mundo. (Si el Eterno Espectador dejara de soñarnos un solo instante, nos fulminaría, blanco y brusco relámpago, Su olvido.)”


La segunda parte del poema, parece definirse:

“Nadie es la patria, pero todos debemos ser dignos del antiguo juramento que prestaron aquellos caballeros de ser lo que ignoraban, argentinos, de
ser lo que serían por el hecho de haber jurado en esa vieja casa.



Somos el porvenir de esos varones, la justificación de aquellos muertos; nuestro deber es la gloriosa carga que a nuestra sombra legan esas sombras que debemos salvar.



Nadie es la patria, pero todos lo somos.



Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante, ese límpido fuego misterioso”.


Las relaciones carnales con Estados Unidos en los noventa neoliberales, nos distrajeron de nuestro propio mundo, nos mancillaron y nos humillaron, no queremos repetir ese infame recuerdo.

Sin embargo acecha la Unión Democrática.

Borges en la “Oda compuesta en 1960”, dice:



“Patria yo te he sentido en los ruinosos ocasos de los vastos arrabales
y en esa flor de cardo que el pampero
trae al zaguán y en la paciente lluvia
y en las lentas costumbres de los astros
y en la mano que templa una guitarra
y en la gravitación de la llanura
que desde lejos nuestra sangre siente
como el britano el mar y en los piadosos
símbolos y jarrones de una bóveda
y en el rendido amor de los jazmines
y en la plata de un marco y en el suave
roce de la caoba silenciosa
y en sabores de carnes y de frutas
y en la bandera casi azul y blanca
de un cuartel y en historias desganadas
de cuchillo y de esquina y en las tardes
iguales que se apagan y nos dejan
y en la vaga memoria complacida
de patios con esclavos que llevaban
el nombre de sus amos y en las pobres
hojas de aquellos libros para ciegos
que el fuego disperso y en la caída
de las épicas lluvias de setiembre
que nadie olvidará, pero estas cosas
son apenas tus modos y tus símbolos.

Eres más que tu largo territorio
y que los días de tu largo tiempo,
eres más que la suma inconcebible
de tus generaciones. No sabemos
cómo eres para Dios en el viviente
seno de los eternos arquetipos,
pero por ese rostro vislumbrado
vivimos y morimos y anhelamos,
oh inseparable y misteriosa patria”.

El poema es bellísimo, difícil conciliar, el verso: “y en la vaga memoria complacida de patios con esclavos que llevaban
el nombre de sus amos”;
el solo hecho que Borges hable de esclavos en 1960, es deleznable. Con sus limitaciones ideológicas amamos a Borges, y lo consideramos el más universal de los argentinos.

En estos dos poemas hay elementos profundísimos para considerar la patria. No es algo reservado a las estatuas, las bandas militares, los símbolos, sino algo vital, indisimulable, íntimo, como una charla en un café, con amigos tangueros.

“Epicas lluvias de septiembre
Que nadie olvidará”


Borges, como se sabe, no era peronista, pero nosotros peronistas, lo reivindicamos como nuestro, porque en su verso cifra, una historia y destino común de aquello que nosotros somos, en un ser “eso que nadie puede definir: argentino”.
De esa mezcla tana, gallega, rusa, judía, paraguaya, uruguaya, chilena, boliviana, hay una historia y un destino común.

Ese destino nos condena inexorablemente y geopolíticamente a Latinoamérica, y desde ahí, tenemos que mirar el mundo, de nuestra política exterior.

Pero hay un panóptico indescifrable, que niega el derecho a reconocernos, en nuestro derecho a tener patria.

El comunicado que el Ministerio de Relaciones Exteriores dirigió a Estados Unidos e Israel, ayer 17 de Febrero de 2015, muestra la puja en nuestro país de potencias extranjeras:

“El pueblo argentino no tiene que tolerar, y mucho menos sufrir, que su país sea un teatro de operaciones políticas, de Inteligencia, o peor aún, de hechos y acciones más graves, por conflictos que le son completamente ajenos a su historia, a su idiosincrasia y a sus costumbres”, dice el pasaje más fuerte de la nota entregada ayer a los embajadores de los Estados Unidos e Israel en la Argentina para ser remitida al secretario de Estado, John Kerry, y al ministro de Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman, respectivamente. La causa de estas operaciones, explica la carta, serían las divergencias surgidas entre Estados Unidos e Israel para cerrar el acuerdo sobre temas nucleares entre los miembros del Consejo de Seguridad más Alemania y la República Islámica de Irán. (Página12, 18.2.15).

En Estados Unidos e Israel odian una Latinoamérica unida, en su reivindicación nacional particular y colectiva, puesto que es más fuerte y proclive de ver los crímenes de la política exterior norteamericana, y el Estado de Israel de fronteras móviles, que masacra al pueblo palestino.

Entonces cualquier reclamo patriota, cualquier demanda nacionalista, es vista como un reclamo “nazionalista”.

Frente a esa opción, exigimos el derecho a tener patria. Que se queden tranquilos, nadie ha de cerrar las fronteras, en un mundo globalizado. Pero se protegerá la vida económica, cultural y política de los argentinos. Y se defenderá una alianza latinoamericana.

¿Qué esperamos para el Banco del Sur?

Otro gran poeta argentino Ricardo Molinari, olvidado, siempre olvidado, y a quien consideramos el lírico más alto en lengua castellana, en poemas como “Barranca Yaco”, “Lavalle”, u “Oda a un soldado”, hace visible un país nuestro, como ha sido a veces, nuestro exilio interior, salvo en los gobiernos irigoyenistas, peronistas, y kirchneristas.
Ricardo Molinari, el lírico más alto en lengua castellana


En los versos límpidos y austeros, de la “Oda de un soldado”, vuelve la patria amiga y querida, a decirnos porque le tenemos derecho.

A veces la patria duele tristemente, igual a una veste
sucia y ardida;
la juventud es lo útil,
lo entrañable ofrecido al error.
Otros son los que llevan las hierbas, el humo de la
historia,
los laureles, el orgullo de las familias.
Por allí, quedará alguna madre tirando
de la pobreza. Aguaitando por una puerta.
¡Ninguna razón vale un hombre muerto!

Yo me entiendo con mis enemigos bebiendo un vino,
u oyéndoles cantar. ¡No quiero la sangre de un
congénere!,
ni su pobre tierra, su ropa trabajada, ni su mujer, que
se quedan
/mirando tanta luna, el gran espacio y siempre
olvido.

Los otros recibieron los campos y pusieron estacas,
los árboles espinosos, los alambres,
y marcaron las haciendas chúcaras, y los demás, el
abandono, las
/voces deshechas y los perros.
Y en las salas llenas de ancianas damas que hablan de
la patria, del
/honor, de la gran estancia que es la nación,
arrogantes,
que nunca limpiaron una venda, ni lloraron a los
degollados tirados
a un bañado, al cangrejal hambriento,
pasan la vida.

A los argentinos nos gustó la sangre, terminar
pronto y llevar los ojos al horizonte,
a la infinita sombra del ocaso,
a la limpieza de estar vivos todavía,
y apagamos la llama de los fogones con la bota,
y la flor maldita con la montura.

Y allá en Dolores, quedó la cabeza de Castelli,
volteando en el vacío,
y el viento trotaba por los cuartos perdidos, silbando.
En la plaza de Tucumán hay una piedra y unas letras,
allí estuvo la de Marco
/Avellaneda,
Con la noche acantilada en sus cabellos, aturdida
y sola.

Volvemos al principio, hemos reunido a dos grandes poetas argentinos: Jorge Luis Borges y Ricardo Molinari.En ambos hay un dolor antiguo y sereno, una nostalgia. A la larga conversación entre ellos,a la manera en que Borges simuló un encuentro con Leopoldo Lugones, en un prólogo famoso, nosotros batimos un contrapunto, cuyas voces se escuchan, a través de los parlantes de la computadora, repitiendo un eco, de más de doscientos años.

Lejos queda la conocida frase de que el “patriotismo es la menos perspicaz de las pasiones”. Porque el hombre común, ama su patria, y el hombre culto, es tan dado a humillarse ante extraños, de una nación lejana. Tal vez, porque el sentimiento patriota no requiere ninguna preparación especial, es democrática, cualquiera puede sentirla. Pero para el hombre común es un deber amarla, para el hombre culto es un deber como los “tordos que quieren empollar en nido ajeno”.

Cuánto del regreso al nacimiento, hay de los hombres cultos vueltos hacia la patria, es un regocijo, porque “yo soy como el hornero y me retobo, mi patria es mi nido y la defiendo”.

Se quiere distinguir entre patriotas y patrioteros. Estos últimos “alardean excesiva e inoportunamente de patriotismo” (RAE).

Esa inoportunidad en el tiempo, y el espacio, es la que hace de un gesto, su impropiedad, su tiranía, su desdicha. El patriotero abusa de un derecho, no porque la patria deba ejercitarse sobriamente, sino porque, como en las propagandas de Cerveza Quilmes, se alardea de una amistad que no se tiene. Es una mera máscara. La patria es sencilla, como Atahualpa Yupanqui.

El derecho a tener patria es un derecho humano (Pacto de San José de Costar Rica, artículo 19).

Y su derecho se ejerce, como aquel personaje de Borges, que era capaz de “jugarse la vida, sin levantar la voz”.



martes, 17 de febrero de 2015

Pensamientos en voz alta: El Poder Judicial por Roberto C. Suárez

El Estado es la realidad de la libertad concreta decía Hegel, en Filosofía del Derecho (Jorge G. F. Hegel, Filosofía del Derecho, p. 215 parágrafo 260), y por ello, quiero iniciar estos pensamientos en voz alta, señalando la consabida noción que asevera que la división de poderes es un elemento distintivo del Estado de Derecho, propio de toda constitución liberal burguesa. 
Al decir más apropiado de Schmitt: “Es el principio orgánico destinado a asegurar, al ponerse en práctica, la moderación y controlabilidad de todos los órganos del poder del Estado.”. (Carl Schmitt, Teoría de la Constitución, Alianza Universidad Textos, 2a reimpresión, p. 186), el también conocido sistema de pesos y contrapesos de cuño trabajado por Montesquieu, quien a su vez -también conocido es- lo había tomado de la labor política de Aristóteles y del “Segundo Tratado del Gobierno Civil”, publicado por el contractualista John Locke; sistema orgánico, entonces, que describe los fundamentos de la organización política liberal, consagrado en la famosa obra que llevó por título: “El espíritu de las leyes”. 
En estas líneas, particularmente quiero referir algunas ideas sobre uno de esos poderes: El poder judicial, poder integrante de ese sistema de pesos y contrapeso antedicho, que algunos juristas y no tanto, han llamado burlonamente LA CENICIENTA DE LOS PODERES.
Pero al respecto y liminarmente, hagamos un rápido repaso de nuestra historia vernácula en materia de Justicia. 
En estas tierras, la Administración de justicia indiana se apoyó en una organización cuya primera instancia estaba a cargo de jueces legos – los alcaldes –, ya que privilegió un orden moral más que técnico, que nacido del propio “común” resolvía los problemas “por y entre iguales”.
En ese orden, el Juez lego, como vecino caracterizado, estaba capacitado para interpretar el derecho, ya que éste se constituía no solo con fuentes legales sino también consuetudinarias, ejemplares y de equidad.
La idea de justicia indiana se encarnaba, en consecuencia, en el ideal del “dar a cada uno lo suyo” y en el “buen juez”, y dejaba para instancias ulteriores, aquellas cuestiones de mayor envergadura para que sean tratadas por el juez letrado.
Nobleza obliga (quien escribe es abogado), desde antiguo existía un prejuicio contra los abogados y hombres sabedores del derecho, en razón de las suspicacias legales vertidas por éstos en los distintos litigios y demás negocios jurídicos, en donde actuaban, aunque esta situación comenzará a revertirse a mediados del siglo XVIII, para alcanzar finalmente una judicatura letrada, recién en el siglo XIX. 
Pero ya sean estos jueces legos o letrados, lo que no cambió hasta nuestros días -en sentido amplio- fue el método de elección de jueces, reservando tan altas magistraturas a los hombres del derecho y entre ellos, a un selecto grupo, que algunos mal entretenidos llamaban y llaman despectivamente: LA FAMILIA JUDICIAL.
Nuestra obra cumbre del gaucho vencido y socializado, fruto de una generación de aristócratas del granero y con olor a bosta, supo aconsejar al hombre de a pié que se hiciera amigo del Juez, y que no le diera de que quejarse, y que cuando este Magistrado se enojase, el mismo ciudadano debía no levantar la cabeza, porque en palabras de Hernández: “siempre es bueno tener, palenque ande ir a rascarse.". 
Lo cual nos describe un poco la situación de sumisión, de temor, aconsejada al ciudadano, en aquel imaginario colectivo de los pudientes de la generación ochentosa, acopiadora de granos levantados con el sudor ajeno y lectores rastacuer (Del frances rastaquouere: nombre que dan los parisienses a los extranjeros que pretenden llamar la atención derrochando dinero) de Juvenilia, el cual hoy también encuentra alguna vigencia no menor -pensemos que un Juez es amo y señor de tus bienes, de tu persona, de tu familia, y porque no, de tu buen nombre y honor-.
Motivo por el cual, lo de CENICIENTA DE LOS PODERES, deberá entenderse con un apropiado encomillado.
En definitiva, el motivo de estas palabras es señalar que me hace ruido, porque me resulta extraño, que un Magistrado Vitalicio nos de cátedra de República y Democracia en la Argentina.
Porque me resulta raro que en pleno siglo XXI exista entre nosotros un Funcionario Público que no sea fruto del voto popular y que además, se encuentre exento de tributaciones a las ganancias, por ejemplo.
Para terminar, no pretendo hacer un alegato en contra de los jueces en particular, puesto que muchos, sabios como Salomón y valientes como el Quijote, día a día luchan contra molinos de viento, en una sociedad “sumamente perfectible”, sino más bien contra la JUDICATURA, en tanto Institución, que cuando ha podido, ha sabido meter la cola entre las patas, ha negado justicia en tiempos hostiles a la democracia y que sin ser nada más y nada menos que la boca de la ley, para manifestarse mediante las SENTENCIAS, ha tenido, tiene y tendrá intromisiones, desde el punto de vista político, respecto de los otros dos poderes, que son el fruto transitorio del voto popular, valiosa joya de nuestra DEMOCRACIA. 

Roberto C. Suárez

¿Qué comen los gorilas? por Vai Williams

Los gorilas son herbívoros, lo que significa que sólo consumen plantas vivas. Muchas personas asumen que por tener los dientes afilados también consumen carne, pero eso no es cierto, pasan muchas horas al día comiendo hojas, hierba, ramas, frutos, bayas y brotes; también comen algunos tipos de insectos pequeños. Los tipos de alimentos que consumen van a depender de la región en la que vivan.
Los gorilas macho, todos los días dedican una gran parte del tiempo a comer, no es poco común para un macho comer alrededor de 40 libras de alimento diario. Tienen estómagos muy grandes y un sistema digestivo muy rápido y parecen tener un deseo muy grande por la comida. Un gorila aunque tenga mucha comida variada delante de él, solo comerá un poco y después se aventurará a probar otra cosa. EL PODER !!!

sábado, 14 de febrero de 2015

Primer encuentro del año de los Vagos Peronistas!

Apasionante primera reunión del año tuvieron los Vagos Peronistas en su habitual sitial en la Giralda, este viernes 13 de febrero de 2015.
(Acalorada discusión de la mano de Martín, Ricardo y René)

(Aquietados los ánimos René, Chuni y Jorge regalan sonrizas a la concurrencia)



 (Y Diego también se sumo a la charla )


 (Diego, Franco y Martín)


(Diego y Roberto como siempre) 




jueves, 12 de febrero de 2015

Sobre la existencia y la conciencia política por Jorge Luis Cerletti

I.- La supremacía mundial del capitalismo.
“El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.”. (Carlos Marx, del “Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política”).
Este célebre pensamiento de Marx dio lugar a visiones deterministas unilaterales que soslayaban la complejidad que conlleva. Es que el concepto de “ser social”, asociado al de “modo de producción”, suele interpretarse como subproducto de lo económico y de allí se desliza hacia un reduccionismo que empobrece la consideración de las diversas instancias de la vida social. Por más que lo económico en el sistema capitalista sea determinante, ello no implica subvaluar la incidencia del cambiante juego entre aquellas instancias. Para atestiguarlo basta con preguntarse por la influencia de las religiones, verbigracia, ¿cómo se configura “el ser social” en los países fundamentalistas islámicos que, sin embargo, desarrollan relaciones económicas capitalistas? 
La hegemonía del gran capital que moldea comportamientos masivos genera a su vez conflictos y contradicciones que se expresan en innumerables particularidades. Por caso, el medio en que nacieron líderes históricos ilustra la diferencia socio cultural de origen entre gran parte de los miembros de las vanguardias revolucionarias y las mayorías a las que representan. Lo común en su constitución es que provengan de sectores con mejores condiciones de vida que las mayorías explotadas y cuenten con un acervo cultural del que carecen éstas. Así, el “ser social” de su enclave originario entra en contradicción con la toma de conciencia que nace de la rebeldía frente a las injusticias imperantes, lo cual desdice los reduccionismos “clasistas” y destaca lo ético y las ideas. En tanto que las penurias en la vida de las mayorías las condicionan para desentrañar las raíces de la dominación y la explotación que sufren. Pero ese obstáculo no excluye una dinámica de flujos recíprocos, en especial en los momentos revolucionarios cuando las mayorías irrumpen por la conjunción de crisis agudas y la conducción política de las vanguardias. Proceso conocido como la conciencia de clase que transmiten los partidos revolucionarios a las masas explotadas (pasaje del “en sí al para sí” en la dialéctica de Hegel). 
Tal obstáculo es el que se propuso superar el marxismo-leninismo mediante la creación del partido comunista como conciencia lúcida y guía del pueblo. No obstante, la concentración de poder que asumieron las vanguardias con sus correspondientes liderazgos terminaron desvirtuando la socialización del poder y gestaron una problemática que aún dista de ser saldada. Ergo, sin el rol que cumplen los líderes y las vanguardias los cambios revolucionarios por ahora aparecen inviables. Empero, de las entrañas de tal preeminencia brotó la negación de dichos cambios y prosiguió la naturalización de los liderazgos en el imaginario político reinante.
Una superlativa evidencia de semejante paradoja fue la desestructuración del comunismo a finales del siglo XX que selló la supremacía mundial del capitalismo. A su vez, la presente revolución tecnológica con sus innovaciones en múltiples ramas de la producción, las comunicaciones, las finanzas, el transporte, etc., reconfiguraron la vida contemporánea e incentivaron y agigantaron las necesidades sociales que el capital induce y potencia notablemente. Sólo que satisfacerlas o crearlas está en función de las ganancias y de sus expectativas que expanden el consumo sin tasa ni medida. Emerge entonces un mundo pletórico de mercancías como si estuviera al alcance de todos, mas, en verdad, sólo de quienes pueden pagarlas… 
Esa obviedad es un aspecto sintomático del orden social en que vivimos. Nos referimos al funcionamiento de la compra y la venta en la que el dinero (en cualquiera de sus formas como medio de pago) es el intermediario en la realización de la mercancía. Y tal “obviedad” es el abc de la sociedad mercantil que no pudo ser superada por “la socialización de los medios de producción” comunista. De suyo que la cuestión es mucho más compleja y trasciende el rol del dinero que en sí no crea valor. Aquí sólo queremos remarcar la internalización, sin distingos socio-políticos, de ese formidable fetiche que el capitalismo potenció y expandió in extremis cual emblema de la sociedad mercantil. Es una mezcla de intermediario y fin en sí mismo de las relaciones humanas existentes. No es casual aquello de “tanto tienes, tanto vales” donde el dinero, máximo símbolo del valor económico, se mimetiza con lo cualitativo del ser humano y funciona como patrón de conductas. Un elocuente testimonio de esto lo refleja el ranking de las mayores fortunas del globo que se expresa en miles de millones de dólares-. (1) 
Son varios los factores que explican la gran hegemonía del capitalismo en el mundo y todavía no se ha creado un sistema económico alternativo emanado de una profunda transformación político-social. En ese plano la supervivencia del capitalismo ha mostrado una vitalidad insospechada. 
Los grandes desafíos actuales acentúan su complejidad si se trasciende lo económico y se lo entrama con lo político y lo socio-cultural. La democracia representativa esgrimida como panacea contra los despotismos, devino un instrumento político que legitima la supremacía del gran capital (a pesar de controvertidas excepciones). En cuanto a los alcances del concepto de ser social varía como ocurre con el de las clases, categoría tradicional ligada a aquel concepto. Es que la vida cultural contemporánea ha sufrido cambios importantes producto del gran dinamismo del sistema capitalista. El trabajo asalariado no sólo se ha diversificado sensiblemente sino que la tarea de sectores gravitantes de la producción han alcanzado considerables niveles de abstracción a consecuencia de la revolución científico-tecnológica. Pensemos en el fabuloso desarrollo de las ciencias y en particular de la nanotecnología y la microelectrónica que aceleran vertiginosamente sus propias realizaciones y a la vez alimentan industrias claves de punta y ni qué decir de las comunicaciones. 
El capitalismo se recrea con fuerza penetrando los distintos rincones del planeta en base a su gran capacidad productiva y su agresividad financiera, pero lo hace a costa de la devastación de la naturaleza y la creciente alienación del ser humano. Es propio del sistema la exacerbación de la competitividad que carcome la solidaridad y tonifica el individualismo. No sólo naturaliza la pobreza y la marginalidad que engendra, sino que las estigmatiza mientras fomenta la indiferencia sobre las injustas privaciones que origina y que castigan a vastos sectores de la población. 
Ese cuadro sombrío no agota la cuestión. Es el producto de la irracionalidad de este orden social con su enorme desperdicio de recursos y su insaciable voracidad partera de miserias que contrastan con la riqueza mundial que genera. Así se multiplican las luchas y resistencias que emanan de la elevada conflictividad causada por la dominación y la explotación. Mas el escenario global no es uniforme, presenta múltiples situaciones que demandan determinaciones precisas (no es lo mismo Argentina que Colombia ni Noruega que EE.U. etc.). Luego, surgen agudos interrogantes, tales como ¿qué tipo de organización anticapitalista debiera gestarse y por qué aún no se constituyeron alternativas con extendida incidencia política? 
Respecto del primer interrogante, transitamos una etapa de experiencias y ensayos embrionarios en la que emergen aperturas originales con futuro abierto. Proceden de distintos lugares donde, en términos relativos, predomina lo micro. Quizás el zapatismo sea su mayor expresión pero si extendemos la mirada se pueden visualizar numerosos focos encendidos por las resistencias, sean luchas de movimientos sociales, de pueblos originarios, de campesinos, de ciudadanos solidarios, de ecologistas en defensa de la naturaleza y de las condiciones de vida. Asimismo, las luchas de género han fisurado murallas culturales en muchos lugares al modificar hábitos y prejuicios sociales firmemente arraigados. El factor común de estas resistencias es que nacen de abajo y manifiestan otra forma de relacionarse, más horizontal y participativa. Las cuales, tomadas en sentido amplio, preanuncian que algo nuevo está naciendo aunque el futuro resulte impredecible. 
El segundo interrogante sigue boyando entre quienes buscamos nuevos caminos en esta época marcada por la implosión del campo comunista, la derrota de los movimientos de liberación nacional y el triunfo del capitalismo, acontecimientos que signan las tres últimas décadas del siglo pasado. El corte profundo que se produjo a nivel existencial, no lo vivencian las nuevas generaciones mientras que quienes participamos en aquéllas luchas políticas exhibimos los variados efectos de semejante quiebre. Testimonio de tal impacto lo expresan las distintas reacciones que van desde la asimilación lisa y llana del orden existente pasando por diferentes formas de adecuación al mismo hasta mantener el rechazo y la oposición al capitalismo. A esto nos queremos referir ahora poniendo el acento en lo cultural-político de la etapa actual. 

II.- Mutantes actuales de la existencia y la conciencia política. 
En los 60/70 actuábamos convencidos de la proximidad triunfante del socialismo con inclusión de las características nacionales en que se inscribía. Hoy, en nombre del “realismo” político, se descalifica cualquier apertura que rescate lo trascendente de ese legado tildándolo de utopía inalcanzable. Es un modo de obturar toda perspectiva política que analice y evalúe las causas que originaron el derrumbe del proceso vivido para impulsar la creación de nuevas alternativas emancipatorias. 
La cultura hegemónica eterniza el orden existente y produce un escenario mediático de sobre información anestesiante que capitaliza los notables logros de la revolución tecnológica. Se invisibilizan los intereses del capital que la financia y manipula según sus conveniencias mientras encubre su motor y finalidad, la ganancia a cualquier precio. A la par, se exacerba el individualismo moldeando una sociedad de sujetos “éxito-dependientes”. Y esa carrera tras el “éxito” no tiene fin, constituye un fin en sí mismo. Claro que esto es consecuencia de la dominación del gran capital cuya influencia penetra en todo el mundo e instala su ideología como patrón general. 
Dentro de ese marco, se da un fenómeno cultural que remite a importantes segmentos medios de la juventud y a la población en general: el deslumbramiento que provoca la explosión comunicacional, un buen ejemplo de contradicciones. A nivel de sus virtudes, la velocidad de las comunicaciones, producto de la enorme potencialidad de la electrónica y la nanotecnología, generó posibilidades fantásticas a la humanidad. No sólo por las innumerables aplicaciones de todo orden en plena expansión sino, en particular, por posibilitar el acceso al instante a todo lugar del globo en interacción e interlocución con cualquiera. En suma, “aldea” planetaria al alcance digital… 
Mas, a sus virtudes se acoplan abundantes muestras nocivas. Anotemos algunas. La operatoria financiera al segundo que multiplica la especulación con sus paraísos fiscales y la movilidad y dominación del capital. El fabuloso espionaje que realiza EEUU, la mayor potencia y polo de la revolución electrónica, al intervenir las comunicaciones mundiales a través de la NSA (su Agencia de Seguridad Nacional). Esto ilustra el poder alcanzado por el complejo político-militar yanqui y su industria bélica estrechamente ligado a las grandes corporaciones, principales receptoras y beneficiarias de la carrera tecnológica. Y en lo civil, vale tomar nota de la identidad del número uno de los multimillonarios del mundo, Bill Gates que es el creador de Microsoft. Porque una grave y preocupante derivación del impacto tecnológico comunicacional resulta la modelación de la subjetividad de la creciente masa de usuarios electrónico-dependientes. La alienación alcanza picos que superan la tóxica adicción que produce la televisión a la cual se suma. La súper comunicación-incomunicante es tan perjudicial que las relaciones humanas tienden a transformarse en una suerte de cosificación del instrumento y la vida misma en creciente dependencia de éste. 
Convengamos que lo cultural-político es un terreno de lucha permanente que varía según las situaciones que se presentan. En ellas surgen apartamientos de las modalidades imperantes con manifestaciones de lo nuevo que pugna por crecer. Y quienes lo propiciamos debemos afrontar la potencialidad del capitalismo que modificó la perspectiva histórica que se perfilaba en el siglo XX. 

III.- Metamorfosis en tránsito. 
Existe una trilogía que el capitalismo pudo hegemonizar desde dos décadas y media a esta parte: la política, la gestión y lo ideológico cultural. La hegemonía mundial se sustenta en los sectores de punta, o sea, en el gran capital cuya mayor expresión la conforman las gigantescas Corporaciones. Es que la trilogía señalada se liga a lo económico que es el determinante sistémico en primer instancia. Tal singularidad que caracteriza al capitalismo históricamente, se ha consolidado en el actual período llamado de la globalización. La enorme concentración económica que es patrimonio de las Corporaciones gigantes no excluye a las estatales y quizás su mayor exponente sean las que controla el Partido Comunista Chino (!!). Se trata de un campo pletórico de conflictos y luchas de gran dinamismo donde prevalece la acumulación de riqueza y de poder. No obstante, hoy aparecen variantes que presentan algunas características contradictorias que no encajan con el perfil apuntado. 
En el ámbito internacional, los Estados rectores responden a los intereses de las grandes Corporaciones más allá de sus diferencias y disputas hegemónicas. En general, las luchas sectoriales internas que expresan los partidos semejan el torbellino de un embudo cuyas contradicciones y matices convergen, abierta o solapadamente, hacia los intereses corporativos que representan. Las aparentes grandes diferencias partidarias se transforman en variaciones que muestran su subordinación a los centros de poder económico. Lo cual delinea una tendencia que cristaliza en la mayor parte del mundo y en particular, en los países capitalistas periféricos. Digamos que en semejante escenario se funde la política con la gestión “colonizada” toda vez que los gobiernos se constituyen, abierta o solapadamente, en operadores del capital concentrado. 
Ahora bien, la relación Estados-Gobiernos es un punto clave de las variantes que mencionamos más arriba. Y en esa relación juega la cuestión nacional. Una cosa son los países capitalistas hegemónicos y aquéllos que se subordinan a éstos y a los organismos internacionales. Y otra, cuando alcanzan relieve las contradicciones nacionales y hallan encarnación política. Obviamente, existen diferencias y gradaciones en esos casos. En Sudamérica y en nuestro país en particular, surgieron varios gobiernos cuyas políticas no expresan al poder económico concentrado generando la oposición de éste y tensiones de distinto rango. Esta imprevista aparición que se dio en el curso de los últimos quince años dio lugar a diversas expectativas populares. Pero aquí juegan con fuerza las relaciones capitalistas que acotan sensiblemente su accionar. Surge entonces una disyuntiva, al menos con vistas al futuro: ¿se asume o se rechaza la vía capitalista como proyecto de construcción política? Demás está decir que en cada una de esas opciones se dan distintas variantes. 
Oponerse al capitalismo en las circunstancias actuales es tildado de utopía cuando no de ejercicio de ciencia ficción, tan grande es su influencia y penetración en nuestras vidas como su poder globalizado. Luego, ¿en nombre de qué nos oponemos? Pregunta que resume otro serio obstáculo y es un acicate a la imaginación. Y si bien para oponerse sobran los argumentos y razones de peso que lo cuestionan, en contraste, aún son débiles y limitadas las alternativas que emergen de las experiencias localizadas que lo rechazan aunque varias de las mismas tuvieron amplias resonancias. 
En ese marco, ahora vamos a centrarnos en un término clave que hemos asumido y que resulta tan convocante como ambiguo: emancipación(2) Porque “liberarse de cualquier subordinación” respecto del capitalismo es una postura política clara como nebuloso resulta el lugar y el proyecto desde donde se lo recusa. 
En cierto sentido, emancipación resulta un significante vacío ya sea por la generalidad a que alude o por las carencias actuales de los proyectos que lo asumen. Y aún no hemos salido del vaciamiento de su significado producto del desmadre de las experiencias del socialismo y el comunismo que generaron las principales luchas revolucionarias en el mundo. Éstas influyeron en la gran mayoría de los movimientos de liberación nacional del “tercer mundo” que incorporaron buena parte de su contenido. Ahora enumeremos algunos postulados fundamentales que no se cumplieron o que no alcanzaron siquiera principio de realización. 
** El desarrollo de las fuerzas productivas conduciría inexorablemente al comunismo. 
** La clase obrera hegemonizaría el nuevo orden social en tránsito a la desaparición de las clases.
** Los medios de producción expropiados a la burguesía terminaría con la propiedad privada y la explotación del trabajo. Asimismo, la planificación socialista superaría a la anarquía del mercado por su eficiencia y racionalidad.
** La dictadura del proletariado conducido por su partido sería un gran salto adelante hacia la libertad total de la sociedad.
** Después de la primer etapa de la dictadura del proletariado se llegaría a la extinción del Estado. En cuanto a la distribución económica se pasaría de cada cual según su trabajo a cada cual de acuerdo a sus necesidades.
** El internacionalismo proletario contribuiría a la extensión de la revolución mundial y resultaría garantía de igualdad entre las naciones liberadas. 
Haciendo abstracción de las diversas interpretaciones y diagnósticos emergentes de tal situación, enfoquemos algunos aspectos de la metamorfosis crítica abierta a que dio lugar y que está en vías de desarrollo. 
Cuestionamiento al determinismo tanto en lo económico como en la política por más que exista una legalidad sistémica. La pérdida de peso de la clase obrera industrial en función del desarrollo tecnológico que origina sus cambios internos. Por otro lado, crecimiento de la fragmentación de la sociedad en su constitución clasista y sectorial. Se desarrollan así distintas luchas territoriales con actores que fueron ganando visibilidad y gravitación. Desde comunidades originarias y movimientos sociales hasta las reivindicaciones de género donde las mujeres no sólo avanzan en sus logros sino que fueron ganando espacio político. Luego, en vez de un imaginario con un protagonismo excluyente y ya poco real (proletariado clásico), se va forjando un entretejido diverso que se refleja con bastante claridad en las luchas por la preservación de la naturaleza y el medio ambiente que hoy ocupan un importante lugar prácticamente omitido en el pasado. Son parte de múltiples puntos que proliferan dentro del marco de la hegemonía capitalista que no da ni tiene descanso en su rol de gran dominador del escenario mundial. Ese aparecer, eclipsarse y reaparecer de incontables células con una genética diferenciada del orden imperante, son una promesa de cambios profundos que van tomando cuerpo a partir de lo micro de la vida social. Si a eso se suman las disputas por el cíber espacio que, no obstante su manipulación al servicio del gran capital, no deja de ser un instrumento y como tal, susceptible de usos antagónicos como lo demostraron, por ejemplo, Wikileaks y Snowden. 
Semejante “cóctel” del cual sólo mencionamos algunos de sus “ingredientes”, es una convocatoria a la creatividad para que de esta metamorfosis en tránsito surjan nuevas vías hacia la emancipación. El futuro está tan abierto como la necesidad de construir desde el presente alternativas a este irracional e injusto orden social.---  

Jorge Luis Cerletti Febrero de 2015
Referencias: 
(1) “Los 300 millones más ricos del mundo se hicieron más ricos en 2013” “Suman US$ 3,7 billones” (…)... “algo así como un cuarto de la economía de Estados Unidos.” 
Encabeza la lista Bill Gates con US$ 78.500 millones, le sigue Carlos Slim con US$ 73.800 millones, etc. etc. (a enero de 2014). 
(2) Emancipar: “Liberarse de cualquier clase de subordinación o dependencia” (Diccionario de la Real Academia).

jueves, 5 de febrero de 2015

UN LIBRO MALDITO, Por Claudio Javier Castelli


René Palacios More
Obertura sobre el libro de René Palacios More, “Objeto Fractal Para Gobernantes del Imperio”, editado por dadábrolisdadá, baires, 2013. 
“Objeto fractal para gobernantes del imperio”  es un libro maldito, no sólo porque él autor es un poeta maldito, sino que está doblemente maldecido por el hecho maldito del peronismo, como acontecimiento sustancial y vivencial de la política Argentina, cada vez que éste vuelve a las fuentes revolucionarias del primero y segundo gobierno de Perón.

Si Scalabrini Ortíz escribió  “El hombre que está solo y espera”, en 1931, con un capítulo dedicado a “El hombre de Corriente y Esmeralda”, en sintonía con el hombre que esperaba la revolución nacional, este libro de René es una forma de elegía al líder que encabezaría la revolución nacional. Y esta hecho de la misma madera que el libro de Scalabrini Ortíz.


Lo fractal  es una voz inventada por el matemático francés Benoit Mandelbrot, en 1975, que consiste “en una figura plana o espacial, compuesta de infinitos elementos que tienen la propiedad de que en su aspecto y distribución  estadística no cambian cualquiera que sea la escala con que se observe” (RAE), el libro de René es un objeto fractal consumado. Cualquiera sea la escala de observación y lectura del libro, es invariable, como el ser de Parménides, más allá de las vicisitudes cotidianas, es un ser, un hombre, jugando a los dados con el universo de la contingencia, de lo que puede o no ser, tirando las cartas al qué será, la única y universal manera de ser auténticamente libre, una criatura humana sobre este planeta, por supuesto que sufriendo todas las dificultades del andar sin un mango en el bolsillo, a la buena de Dios.


Puede ser entendido este libro como la Biblia del peronista perseguido; Atahualpa Yupanki pensó  “Las Coplas del Payador perseguido”, siendo Yupanki alguien perseguido por el peronismo por su afiliación al Partido Comunista.  René nos presenta estas coplas del peronista perseguido por militares, democracia boba, medios de comunicación dominantes y cultura oficial, hasta darse de bruces con Néstor y Cristina, referentes fundamentales, de la tradición peronista.


Pero el libro  no encuentra paz, hasta cuando, al decir borgiano “el sabor de la manzana no está en la fruta misma sino en el contacto de la fruta con el paladar del lector”, lector que pasa a ser cómplice fugitivo, con el autor, después de la primera línea leída, por la coparticipación  a que invitan sus versos.



Pero una vez que el libro acepta esa coautoría, advierte que hay más, hay una vida de poeta adentro. Personalmente quise ser poeta en los ochenta y principios de los noventa, fue una de las experiencia y de los propósitos más importantes que tuve en la vida; pero me di cuenta después, con el transcurrir de los años, que había que tener agallas para ser poeta a todo trance. Bueno, en René,  tenemos a un hombre que dedicó su vida al arte y a la poesía. Cuando lo conocí personalmente, hace dos años, en una librería de viejos, en la calle Corrientes (“Kafka y Cía”), donde nos reunimos, desde entonces, marginales y poetas, lo busqué enseguida en la “Antología de la poesía Argentina”, en tres tomos, de editorial Fausto,  de Raúl Gustavo Aguirre.


René era uno de los poetas que había sido de mi agrado, porque lo tenía señalado con una marca, marca que este libro lleva en la frente, que René lleva en la frente, con “Con tu pinta poeta de gorrión con gomina”.


Si uno,  a medida que pasan los versos: va reconociéndose en ellos, no lo dude Sr. Lector, usted es peronista con carné del club.



“Los que nunca

Fueron forzados a declarar

Los que nunca

hurgaron en la basura

Los que nunca

tuvieron que reconocer el cadáver”



Estos tres versos se meten en la historia de la Argentina  y de América Latina, ¿quién no podría sentirse interpelado por estos versos? Sólo los otros, los dueños del poder político y económico durante tantos años en el país, podrían rechazarlos, sentirse incómodos, porque eran sus autores, cómplices o encubridores o instigadores de los verdugos.


Todo el libro es una declaración de guerra a los oligarcas aviesos, para los “enemigos ni justicia”, dicen que dijo el general.


En esta posmodernidad tuitera, cada uno de los versos son un tuit directo al meollo del mundo nacional y popular, al cogollo cómodo de la vida burguesa, de la vida bacana. Aunque René también es un bacán porteño de la poesía vanguardista y clásica.



“Los que nunca

Jugaron su último dinero a un billete de lotería

Los que nunca

se agacharon a recoger una colilla”



Cuantas veces, mientras disfrutaba (decir disfrutar…) la internación en un Hospital Psiquiátrico, por mi apego antiguo a vicios non santos, me agaché a recoger una colilla, en un territorio desolado, de tierra baldía, al decir de Jacobo Fíjman “El camino más alto y más desierto” “se acerca Dios en pilchas de loquero” “Piedad”. Pero René de ninguna manera le pide piedad a la vida, al contrario, quiere que sus excesos lo revuelquen en una ola artística y golosa, como esos cuatro amigos que se habían reunidos en una casa, en las afueras de París, para comer hasta morir, en la película de Marco Ferreri, “La gran comilona”. En René, es ópera, sexo, literatura, cine,  y charlas largas.


La poesía de René, como decía Octavio Paz, de la poesía de Enrique Molina,  “como un cuchillo se hunde en la realidad”. Es una experiencia netamente vivencial no existencial. Lo existencial tiene un tono, un amaneramiento, un manierismo superfluo y vacío, lo vivencial es peronista.


Pensaba en esos días, cuando llegando a fin de mes, tenemos dos pesos en los bolsillos, cuántas veces nos jugamos el último billete en un número a la quiniela. Por lo menos René plantea jugárselos en un billete de lotería, por el cual hay que contar con 10 o 20$. Es infame el verso, pero tiene su “aristocracia arrabalera” en el juego, y su lucha de clases, entre  los olvidados que juegan su número de quiniela, y los aristócratas que con los últimos pesos juegan un billete de lotería.



“Los que nunca

vieron que a veces todos los días son grises”



Esa expresión adverbial, “a veces”,  es el gozne entre un decir cotidiano, o un decir universal: de peronismo para todo el mundo.

Si el verso dijera:



“Los que nunca

Vieron que todos los días son grises”



Sería un verso para la izquierda cipaya, o para un radical progresista, hundido por la fuerza de la burguesía, de sus propias cabezas. Se disfrazaría la vida de un pesimismo sabatiano, que la vida real no tiene, que el pensamiento, el arte y menos el arte de René tienen. Pero, el “a veces”, además de darle aquello por lo cual durante siglos se mataron los hombres, la verdad, aporta verdad al verso.


La verdad es en Hegel: idea, unión de concepto y realidad. Esa idea como verdad tiene tres formas de accesos al absoluto: el arte, la religión y la filosofía. Claramente,  en René,  la forma de acceso al absoluto es el arte. Y la vía de ascesis en él  es unión de forma y contenido  en vida poética.


Hay además en todo el libro, a lo largo de cada verso, algo no dicho, sugerido, y que no cierra con el final, algo abierto a la indecisión, a la incertidumbre de la vida bohemia, a la sorpresa cotidiana de la vida, a esas pequeños momentos, en que algo otro nos es revelado, en una persona, en una ocasión, en una circunstancia, vayan como ejemplo, estos versos:



“Los que nunca

Contemplaron el rostro de su mujer lleno de incertidumbre

Los que nunca

razonaron largamente sobre la inutilidad de sus actos”



Los versos de este libro, nos llevan por un camino ciego, pero que tiene salida cuando los líderes de los pueblos se ocupan de los excluidos, los marginados, los ausentes de las estadísticas, y sondeos para presidente, y continúan la revolución nacional y popular inconclusa, siempre inconclusa, porque siempre hay mayor igualdad y justicia que reclamar.


Volvamos al principio, al carácter de poeta y libro maldito, el malditismo condenó a muchos poetas a una vida errante, y en no pocas veces a la autodestrucción, descuidando la belleza de la obra poética, pero es Borges quien dice “el infortunio personal del individuo puede ser la fortuna del poeta”, en los noventa, la vida y el arte se habían fragmentado y se condenaba el estigma de querer vivir como se escribía, recuerdo artículos al respecto en  “El diario de poesía”, Hoy, pasadas esas ingenuidades, un verdadero poeta solo puede ser quien une escritura y vida.
Claudio Javier Castelli



Como los vagabundos de la ópera “La boheme”, de Giacomo Puccini, que deambulan por buhardillas sin destino, donde se puede encontrar, después de infinitos intentos, la matemática, científica, literaria, cinematográfica y exacta palabra, que va en la frase o el verso trabajado, y artesanalmente, baldomerianamente ejercitados, también como “Mimí” pueden desfallecer en el intento, en la construcción de la vida y obra, como “Griseta” “al arrullo funeral de un bandoneón”. 

A pesar de ello,  jugar la partida de ajedrez con la muerte, como en la película “El séptimo sello”, de Igmar Bergman,  para sostener la vida artística ante toda oposición y obstáculos, que siempre  nos acompañan en nuestros designios.


 René la ha mantenido toda la vida, la vida maldita que le ha tocado en suerte.



 (El compañero René Palacios More, es miembro de la agrupación Vagos Peronistas)

miércoles, 4 de febrero de 2015

DOS VERSIONES DE BARRO, Por Claudio Javier Castelli

Fue la película“Sur”, de Pino Solanas, a finales de la década del "80", que potenció, en su fama, a Roberto Goyeneche, entre la juventud de la democracia.

Pero, antes, en 1986, en el filme: “El exilio de Gardel”, aparece su voz, con el bandoneón, de Astor Piazzolla, cantando el tango canción “Solo” del mismo Solanas, y del mismo Piazzolla. Solanas, era el director también de la película.

Esa película, esos tangos, nos devolvían un peronismo con ecos de viejas filmografías de Solanas, señeras en las bataholas de los "60 y 70", como “La hora de los Hornos”, “Los Hijos de Fierro”.

Muchos salimos del cine cantando la marcha peronista, por un cataclismo que nos había provocado la película en pleno gobierno radical, con la Juventud de la Coordinadora hastiándonos de una sensibilidad, que no compartíamos.

Hay una escena, en la película “Sur”, donde, Goyeneche, después de ser despedido por la hija –en la actuación- Susú Pecoraro, vuelve a golpearle la puerta, para pedirle plata prestada. Era un acto de humildad y humillación, que la soberbia de la Coordinadora no tenían.

Recuerdos cómo el “Polaco”, se hizo carne en nuestra vida.

Después de su muerte, en 1995, se editó un compact de "Melopea", que se llamaba: "Historia de Oro", una recopilación de diversas intervenciones de Goyeneche, con el bandoneonista Néstor Marconi, algunas, y otras, con el guitarrista Juanjo Domínguez, varias tomadas del programa de televisión, del cómico, Jorge Porcel en los ochenta.

Ahí figuraba una versión del tango “De barro”, cuya letra es de Homero Manzi, y la música de Sebastián Piana. El “Polaco”, en su inolvidable: “Arranca Juanjo”, que da inicios a la versión con Juanjo Domínguez parece invitarnos a una celebración íntima y carnal.

Aquí, una voz quebrantada como pidiendo perdón:

“Y hoy que no vale mi vida
ni este pucho de cigarro
recién se que son de barro
el desprecio y el rencor”

Era jóven, como dice Borges, en un poema de un niño: creía que era inmortal. No podíamos presentir entonces la totalidad del sentido de lo que estaba cantando, pero mucho presagiábamos.

Acaso,  cuando pasan los años se descubre esa tremenda finitud. Y, en plena madurez, esa conciencia: de estar sobrando.

Entonces, el desprecio y el rencor son de barro, que es lo mismo que decir: tienen "pies de barro", se desmoronan fácilmente, se desintegran al soplo de un vientito.

No tienen la firmeza incontrastable de los rencores juveniles.

“Vuelven tus ojos lejanos
Con el llanto de aquel día”


Todos hemos tenido la primera vida de San Agustín, y en la segunda, retazos de la segunda vida de San Agustín.

Como si quisiéramos enderezar algo intrínsecamente descarriado.

¿Por qué con el tiempo los ojos son palabras, decenas de frases repetidas, de incienso?

“Pensar que puse en tus manos
una culpa que era mía”

¿Por qué de todas las veces que hicimos eso, no recordamos ninguna en especial, pero  tenemos una culpa de que fue así siempre?

“Pensar que no te llamé
y me alegré,
cuando tu estabas penando.

Pensar que no te seguí
y me reí,
cuando te fuiste llorando”


La venganza es tema permanente del cine hollywoodense, siempre necesita un muerto, aunque sea una historia de amor mas o menos vulgar o delicada.

Son muy pocos los que matan una vez. Pero, son muchos los que se contentan, con la desventura de la ex novia.

Después, es todo de barro, los besos, la ternura, el rencor y el desprecio.

La otra versión, la primera, del 17 de mayo de 1967, con Baffa-Berlingieri y su Orquesta Típica, tiene una cadencia, una pausa, una plenitud sofisticada de la voz del “Polaco”, cercana a cuando cantaba en la Orquesta de Aníbal Troilo. Algunos dicen que en esta última orquesta fue la última vez que cantó como cantor, no en el decir fraseante  y aguardentoso posterior.

Con Baffa-Berlingieri, hay otro registro, natural y en el apogeo.

“Y al encontrarte perdida
entre cigarro y cigarro
sé que todo fue de barro,
de barro mi vida,
de barro mi amor”

Los amores perdidos siempre parecen de barro, y la madre de nuestros hijos, compañera de tantos años, ¿por qué también?, a pesar de su firmeza, parece "recién nacida", eterna y quebradiza como un susurro de madrugada.




Es Pierre Bourdieu, que, en un reportaje, dijo: "a medida que pasan los años me siento más proclive al crimen”. Crimen perdiéndose en la maraña de acontecimientos de la madurez de la vida, como dar y pedir amor.

“Estoy mirando mi vida
en el cristal de un charquito
y pasan mientras medito
las horas perdidas,
los sueños marchitos”

Algunas obsesiones: escuchar a Roberto Goyeneche, tomar vino tinto, y desaparecer palabras, a la alquimia innecesaria de ninguna parte.