lunes, 29 de julio de 2019

Sexto fragmento (final) del capítulo: "MODELAR SERES HUMANOS", correspondiente al libro inédito: "DE LA DOMINACIÓN CONSENTIDA", Por León Pomer(") para Vagos y Vagas Peronistas



LA CLASE MEDIA 


El sistema modela los dominadores y los dominados. Pero hay una masa humana, cuyos lugares en la pirámide social la modelan en una ambigüedad de la que pende el peligro de la desestabilización, de la pérdida de posiciones, de la caída en el pozo negro de la pobreza. Una masa que siente como enorme privilegio el ser “más” que muchos otros que han quedado debajo de ellos; de un ser “más” que siempre anhela continuar subiendo peldaños que la alejen del temor y la incertidumbre, que la aproximen a la seguridad que endulce los sueños diurnos y nocturnos, que prometa más aproximaciones al paraíso que destella en las alturas. 


Economistas clasifican la clase media por sus niveles de ingreso, que ciertamente son muy desparejos, según el lugar que ocupan en la amplia faja intermedia de la sociedad. La división en estratos, que es real, muestra posiciones en la pirámide social en algunos casos muy alejadas unas de otras. Tampoco convence. Pero acaso hay un elemento, más o menos común, aunque lejos de una convincente homogeneidad: una cierta subjetividad e identidad que los identifica y distingue. Puede decirse que participan de situaciones que oscilan entre una vecindad de la pobreza y el andar trepando los sucesivos escalones que culminan en la cima. En sentido opuesto, descendiendo de ese arriba envidiable, y envidiado por una considerable fracción de los que luchan por salir de la ambigüedad, la calidad humana y los roles se agostan hasta culminar en lo que muchos ven una nada social, una nulidad definitiva. Las jerarquías equivalen a identidades sociales; las más prominentes anuncian su pertenencia a una realidad que los del suelo siquiera pueden atisbar y los del medio sueñan con obtener e instalarse definitivamente en ella. El concepto sintético y preciso de clase media está por ser creado. 


Los del medio se distinguen (entre otras distinciones) por la tenencia de bienes posicionales a los que no tendrán acceso los grupos subalternos. Una posición de desahogo, así sea moderada, es suficiente para diferenciarse de los que medran en la pobreza. Perder esa condición supone herir un imaginario en que siempre deambularon exitosas ilusiones, planes y proyectos. Si el éxito confiere, siquiera, un pedazo de dignidad, status e identidad, el fracaso, o el temor de fracasar, amenazan con voltear al más pintado. 

Los del medio conservan, en muchos casos, rasgos de lo que fueron, sumados a los adquiridos en su nueva situación y a los que corresponden al sueño de lo que aspiran llegar a ser. Saben que es necesario esforzarse, tensar al máximo las propias fuerzas, para subir los pisos de la pirámide; y son muchos los que están persuadidos de que es necesario estar bien con el gran Poder, y si posible, ganarse sus favores (los más memoriosos seguramente no olvidan que estos pueden ser tan efímeros como una garúa veraniega). El paraíso situado en las cimas de la sociedad es, sin duda, más gratificante que el situado en las alturas celestiales. Pero no se deja atrapar fácilmente. Los pasaportes para instalarse en él se muestran avaros en distribuirse. Entre tanto, no les preocupa la justicia social, ni el bienestar de los más desvalidos. 


Entre las variadas situaciones en que encontramos a los del medio, están los que no reniegan de una previa e inferior condición social, aun presente en los modos del habla, las preferencias culinarias, los viejos amigos del boliche. Los a veces temporalmente cercanos días de las privaciones, permiten el no rápido olvido de hábitos, costumbres y relaciones personales; su recuerdo puede servir para alimentar el orgullo de haberlos dejado atrás, pero señalándolos como puntos de partida de una meritoria, exitosa escalada. Y están los otros, los urgidos por borrar un origen tenido como poco enaltecedor. 


Ese conglomerado caprichosamente nominado clase media está disperso, como se dijo, en los escalones que distancian los grupos dominantes de la masa subalterna. Algunos a poca distancia de esta, otros han remontado hacia más altos horizontes. En las más gratas ensoñaciones, cada peldaño hacia arriba equivale a un ascenso jerárquico que acerca o iguala con los que antes estaban encima, y aleja de los que se han quedado. Si el ascenso proporciona un adicional de orgullo y acaso un sentimiento de mayor eminencia, la derrota y el fracaso arriesgan traer consigo martirizantes conflictos psicológicos. Gratifica el “ser más”, el saberse observando desde una creciente altura social la multitud de humanas hormiguitas. En el universo de la dominación tienden a jugar, y por lo menos una parcialidad juega de puntillosa clientela política del gran Poder. 


Una característica que se aprecia en algunos, o muchos de ellos, que es lección que han aprendido del lidiar día a día en una sociedad escasamente generosa, y de un Poder, que lo es mucho menos, es el egoísmo impenitente y la ciega indiferencia por los destinos del prójimo más desposeído, y, en general, por el Otro sentido como un ajeno absoluto. La lógica cultural de la dominación y las relaciones personales que impone se meten en el alma, en las conductas y en los sentimientos. El sentido común que impera intransigente ejerce presiones poco o nada comprensivas y fraternales en relación a los Otros, no solo los más desposeídos. Pero seamos justos: no todos llevan grabado a fuego el sello inalterable de la indiferencia y del egoísmo sin fisuras; no todos están poseídos por la obsecuencia acrítica al sistema. Reconozcamos que de la clase media surgen luchadores anti sistema. La violencia social no siempre encuentra en ellos cordiales recepciones. 


La fracción más elevada de la clase media, la más esperanzada de acceder a la cumbre social, trata de mimetizarse con los miembros de esta, de pensar y obrar como ellos y separarse, lo más posible, de los que permanecen en los peldaños donde aún priman rusticidades que declaran incómodos y olvidables orígenes. La cruda materialidad de la riqueza y la respetabilidad que se les atribuye, irradian, deslumbran y fascinan: difícil sustraerse a los modelos “ejemplares” que brotan de las alturas, imitados y consumidos con una diligencia que se acrecienta cuando la suerte o la antigüedad del grupo, en su relativamente alta posición, le habilita recursos para siquiera regodearse anticipadamente con los altos destinos que danzan en sus ilusiones. 

El ingreso, siquiera en posiciones secundarias, a círculos “exclusivos”, exigirá adecuar los dispositivos psicológicos a las prácticas relacionales y a las maneras distintivas de la expresión verbal y corporal que rige en ellos. El tránsito a un nivel superior (a veces no más que un fervoroso deseo que se anticipa a lo que puede no suceder), conlleva mudanzas en los modelos conceptuales utilizados, deliberada o espontáneamente, para leer la realidad: algo como una otra racionalidad que se irá adoptando. 


En los grupos medios económicamente mejor nutridos y con mayor consciencia de las diferencias que los singularizan, es de buen tono preferir las instituciones educativas y los servicios médicos privados: son algo más que muestras de holgura económica: a lo público y gratuito, ámbito de lo popular, se le adjudica baja calidad y modalidades de vida de que conviene diferenciarse. Shoppings, restaurants, clubes en los que “no cualquiera entra”, barrios cerrados, viajes al exterior y vacaciones en Punta del Este son otras tantas señales de una identidad social atrincherada en sus fueros, celosa de su situación, defendida con ahínco y, si necesario, propiciante de la violencia. Debe agregarse lo que llamaremos la identidad fingida, aparentando lo que no se tiene, arropándose con las señales de algo que se quiere ser. 

En la lucha por abrirse un camino ascendente, se supone que triunfan y triunfaron los mejor dotados. El obrar en el exclusivo interés personal o familiar sin importar las consecuencias sociales que provoquen, tiene una manifestación notoria en la transformación de ahorros en prestigiadas divisas extranjeras, y su exportación a los infiernillos en que se supone que estarán a buen recaudo. Que esta práctica resta miles de millones a la economía nacional contribuyendo así a agravar uno de los factores que limitan seriamente su crecimiento, carece de importancia. El interés personal se sobrepone al interés colectivo. El país es inseguro. Si comparado con Miami pierde por goleada. Sirve para ganar dinero, no mucho más. Las cosas buenas son importadas. Gobiernos que imponen “cepos” a la libre adquisición de la verde divisa deben ser insultados, castigados, derribados. Una conducta que gobierna sectores de la clase media, tanto más frecuente cuanto más empinado el peldaño social al que se ha logrado acceder, pero no ausente en sectores más bajos, se expresa en la disposición a aprobar la aniquilación de los que puedan interferir en su situación de vida. El éxito obtenido en la elevación a una posición social expectable intensifica la sensación de peligro, cuando algo amenaza o parece impedir la prosecución de una carrera que se quiere ascendente. El nivel de expectativas que la realidad distribuye, actúa como estímulo o desestimulo, tranquiliza o inquieta. 


Conservar y defender los bienes, la posición, la identidad y el auto respeto, conducen al conservadorismo político, a constituirse en la clientela de fuerzas dominantes para las cuales (hay elocuentes experiencias) los sectores medios importan como sacrificable masa de maniobras. Permanecer y afianzarse en lo que de alguna manera son espacios sociales privilegiados, no exime de padecer inquietantes sobresaltos. El 2001 argentino lo declara rotundamente. En una sociedad donde la regla manda que el interés particular debe prevalecer por sobre el interés general, ocurre con demasiada frecuencia que quienes operan (aunque no lo adviertan) como clientelas del Poder, al que admiran y del que se referencian, atenten contra sus intereses vitales apoyando a quienes los hicieron batidores de ollas y sartenes y volverían a hacerlo. Y si en algún crítico momento hubo una forzada confluencia con obreros desempleados, en tiempos de recuperación y de bonanza, aquellos devinieron mucho menos estimables, sobre todo por su pertinaz insistencia en continuar reivindicando derechos y comida, haciendo “ruido” y “cortando” calles y avenidas. 


Bauman (2017:98) anota en su libro postrero, que las llamadas “políticas de la vida”, la exaltación del esfuerzo personal parejo a la devaluación de toda solidaridad, característico de ciertos sectores medios, son un motivo más para el desprecio de quienes requieren la ayuda del Estado para estudiar, para atender sus dolencias, para obtener una morada decente, y porque ”lujos” semejantes, no son para ellos, no les corresponden porque ponen en crisis las “normales” jerarquías impuestas por la sociedad. La autoafirmación de grupos medios, una suerte de singular narcisismo personal y colectivo, los enemistan con los gobiernos que gastan los dineros de sus impuestos en “mantener” las atribuidas pocas ganas de trabajar que tendrían lo que por eso son pobres. Gastar en políticas sociales “el dinero de los contribuyentes”, que por lo demás suelen ser evasores contumaces, contraviene convicciones de los del medio: es gastar pólvora en chimangos, y lo que es peor, alienta a levantar vuelo a quienes debieran conformarse con la desesperanza. El lector no ignora que hablamos de la Argentina, pero en un país tan diferente como la India, ocurre algo semejante: “las clases medias son menos favorables a políticas públicas que promuevan la inclusión económica y la redistribución” (Hasan, Poverty in focus, nº 26); son “críticas a la legislación basada en derechos”: derecho al empleo, a la información, a la educación, a la alimentación. “La clase media (seguimos con la India) padece de una completa falta de interés en regímenes públicos que garanticen el acceso a bienes y servicios básicos para la mayoría de las personas”. Un argumento usual: los gastos invertidos en esas políticas impiden el crecimiento de la economía. 


Quedó dicho que los del medio desconfían del suelo social, que temen cuando este parece moverse y querer salir de los límites configurados por su pobreza, su miseria, su indigencia. Los quieren lejos. Las masas subalternizadas siempre son una amenaza; lo son más, cuando los beneficios que reciben aumentan su presencia en la escena política y acrece sus pretensiones, y acaso los deseos de vengar seculares postergaciones, agravios y humillaciones. En pocas palabras: los que se salen del lugar del que no debieran salir, y son incentivados y ayudados a hacerlo, son un peligro, como son insoportables las voces mal sonantes, los destemplados ruidos con los que suelen acompañar sus reclamos, la usurpación de espacios públicos que utilizan para perturbar. Cuando las distancias y las diferencias sociales son desafiadas, parte considerable de los sectores medios consideran que algo esencial está fuera de lugar, o está subvertido. Cunde el escándalo, incluso el susto, cuando gobiernos “populistas” facilitan con sus políticas el acceso de masas subalternas a bienes materiales que amenazan con achicar las distancias, defendidas ardorosamente por los que se imaginan detentores exclusivos de los espacios “dignos” de la escala social. Para gran parte de los sectores medios, suena mortificante que los habitantes del suelo se eleven a algo que semeje una “clase media baja”, provocando confusiones detestables, y para colmo de males, esparciendo rusticidades a diestra y siniestra. La clase media necesita marcar, ella también, un categórico contraste con las figuras que visualiza como de condición cercana a lo sub humano, instaladas en la pura mugre y el lodo apestoso. Los de abajo debieran cultivar una muda resignación. Como “todo acto de pensamiento es esencialmente una parte de la conducta” (Mannheim, 1962:2179), sentirse o creerse relegados, no reconocidos por lo que creen o pretenden ser, dictan conductas que acrecientan la identificación con la clase dominante, una suerte de presumible refugio y blindaje, porque es la única que puede colocar las cosas y las personas en el lugar que osaron abandonar. 
León Pomer

En grupos de clase media situados en los peldaños altos (y otros no tanto) hay una fuerte extranjerización mental: el mundo es observado desde el preciso lugar de sus ombligos, y por añadidura con lentes importados. Son muchos los que abominan de la tierra que los vio nacer. Cuando la contrastan con el país de sus sueños, que no es el propio, aquí nada funciona, excepto las fuentes de los ingresos monetarios que serán diligentemente exportados. El antropólogo Alejandro Grimson comprobó que en ninguna otra parte se denigra al propio país como en estas suculentas pampas. La extranjerización hostil a lo propio aparece en carteles, en leyendas inscriptas en vidrieras, en la copia servil de modas y modelos, en cerebros. Cuando se desprecia el país y se consume a diario adulteradas mercancías mediáticas, se incurre en el apoyo de políticas que ya mostraron su furia destructora, que no sirvieron como lección porque se vuelve a incurrir en lo mismo, por odio al pueblo, por no aceptarlo con la cabeza levantada. Esa suerte de amnesia ideológica carga consigo una bomba, que puede explotar en las manos de quienes juegan con ella. Porque en produciéndose la explosión, las esquirlas también habrán de victimar gravemente a los estratos medios que confiaron en ella para enseñar a los de abajo, de una vez por todas, a no querer lo que su papel social determina que no deben tener. 


La sociedad está fragmentada, siempre lo estuvo. Y si la Constitución y las leyes reconocen la igualdad ciudadana de todos, la realidad no la corrobora ni jamás podrá corroborarla, salvo que alguna vez ocurra una sociedad de iguales en la realidad y no apenas en los papeles. Las desigualdades sociales transforman en un espantajo la justicia de los ojos vendados y la balanza equilibrada. Recuerda Bourdieu (2011:203): “El desconocimiento de los fundamentos reales de las diferencias y de los principios de su perpetuación hace que no se perciba el mundo social como el lugar del conflicto o de la competencia entre grupos de intereses antagónicos sino como un ‘orden social´”. Y finalmente, sea cuales fueren las políticas destinadas a favorecer a los menos favorecidos, en tanto tenga vigencia la lógica social capitalista las iniquidades continuarán siendo segregadas: la lógica es implacable, porque brota en catarata del sistema relacional y su cultura, de los poderes y jerarquías que lo constituyen, de las feroces ambiciones que engendra. La clase media es un ejemplo de modelaciones humanas funcionales al sistema. 


REFERENCIAS 

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(") Doctor en Historia y Sociedad. 18 libros publicados, algunos en Brasil y Argentina y otros sólo en Brasil. Decenas de ponencias en congresos nacionales e internacionales y centenares de artículos sobre historia y literatura. Docencia en la Argentina (UBA y Universidad del Salvador) y Brasil (Universidades de Campinas, del Estado de San Pablo y Pontificia de San Pablo). Incluido en el programa Café, Cultura Nación de la Secretaría Nacional de Cultura.

-Para ver el primer fragmento del capítulo "Modelar Seres Humanos": http://vagosperonistas.blogspot.com/2019/04/primer-fragmento-del-capitulo-modelar.html

-Para ver el segundo fragmento del capítulo "Modelar Seres Humanos": https://vagosperonistas.blogspot.com/2019/05/segundo-fragmento-del-capitulo-modelar.html

-Para ver el tercer fragmento del capítulo "Modelar Seres Humanos": https://vagosperonistas.blogspot.com/2019/06/tercer-fragmento-del-capitulo-modelar.html

-Para ver el cuarto fragmento del capítulo: "Modelar Seres Humanos"https://vagosperonistas.blogspot.com/2019/06/cuarto-fragmento-del-capitulo-modelar.html

-Para ver el quinto fragmento del capítulo:"Modelar Seres Humanos": https://vagosperonistas.blogspot.com/2019/07/quinto-fragmento-del-capitulo-modelar.html

miércoles, 24 de julio de 2019

POLITIZAR LAS TIC: LA INTERNET INDUSTRIAL, Por Alfredo Moreno

De la mano de Internet, mejor dicho de “Los dueños de Internet” (corporaciones digitales conocidas como GAFAM, Google Amazon Facebook Apple Microsoft), la trasformación digital configura un nuevo mapa tecnológico en el que intervienen y se conectan en tiempo real todos los actores sociales (consumidores, empresas, gobiernos, organizaciones de la sociedad civil) a través de distintos dispositivos (teléfonos celulares inteligentes, computadoras, sensores, etc.) y plataformas digitales (e-commerce, e-government, e-learning, redes sociales), cambiando la forma en que producimos, trabajamos y nos comunicamos.

Lo nuevo en la redefinición digital es la conexión de máquinas, dispositivos y sistemas que configuran redes inteligentes que se pueden controlar mutuamente de forma autónoma, mediante el software. Esto cambia de manera radical el proceso de producción que genera nuevas demandas de capacidades, nuevos modelos de negocios, cadenas de valor y formas de organización industrial.

La Cuarta Revolución Industrial es la fase de la digitalización del sector manufacturero y está impulsada por el aumento de los volúmenes de datos, la potencia en los sistemas computacionales y la conectividad. Si bien muchas de las tecnologías que hoy convergen, ya existían, aunque de forma embrionaria y sin la robustez que hoy aportan, la diferencia con respecto al pasado se basa en la forma en que se combinan para generar disrupciones significativas.


Las principales características de la actual revolución industrial, las son la reducción de los períodos de llegada al mercado con productos más complejos. La mayor flexibilidad y adaptabilidad para la producción en masa personalizada y ciclos de innovación más cortos. En términos de organización industrial, se pasa de estructuras para fabricar productos aislados a productos inteligentes y conectados, a sistemas de productos y finalmente a sistemas de sistemas.

Con el desarrollo de Internet de la industria, la creación de valor recae en la generación y el análisis de los flujos de datos que se originan en cada eslabón de la cadena de valor y las actividades de producción. Esta innovación mejora la oferta de los productos y servicios, optimiza los procesos de producción, enriquece la experiencia de los clientes mediante servicios posventa y crea fuentes de ingresos derivadas de los nuevos modelos de negocios basados en el análisis de datos. Según el Foro Económico Mundial, las empresas utilizan estas nuevas funcionalidades para aumentar su eficiencia operativa mediante el mantenimiento predictivo, que permite disminuir los tiempos de reparación un 12%, bajar los costos de mantenimiento cerca del 30% y reducir casi el 70% de las fallas.

En la medida en que se avanza hacia productos inteligentes y conectados, el software adquiere un rol más importante en la producción de bienes físicos. Por ello, la definición de estándares de interoperabilidad es central para el desarrollo de la Internet de la industria.

En Alemania, los Estados Unidos y China, basados en sus ventajas competitivas, se están impulsado el desarrollo de la Internet industrial, mediante políticas denominadas Industria 4.0, Industrial Internet o Made in China 2025, respectivamente.

Desde esta perspectiva, la competitividad y el crecimiento de los países dependerán en gran medida de su integración a la infraestructura digital mundial cuya base es la red con protocolo 5G y el software en términos de las nuevas herramientas de la manufactura, el control, el mantenimiento predictivo, el análisis de los datos como valor agregado y los sistemas de fabricación mencionados. Esta transición requiere desarrollar el ecosistema digital, mejorar su infraestructura, las capacidades humanas y el entorno empresarial para promover la inversión, la innovación, el emprendimiento y la capacitación como estrategia de formación y reconversión laboral.

Aparecen consideraciones como la definición de estándares globales, la regulación de flujos de datos, los derechos de propiedad intelectual y la seguridad y privacidad, que se discuten intensamente en los países avanzados y deberían abordarse con una visión local y regional integrando los países en vías de desarrollo.

La Revolución 4.0 es visualizada como una oportunidad para que la industria recupere su liderazgo como motor del desarrollo. Es necesario formular una nueva síntesis entre los tres pilares de la estructura económica nacional: los recursos naturales, la capacidad del sector industrial y las capacidades del sistema científico tecnológico con un Estado que impulse y regule la distribución de la riqueza y el bienestar de la población.


Sistema de información 4.0

La nueva industria se basa en sistemas ciberfísicos (cyber physical systems, CPS) que monitorean los procesos físicos, crean modelos virtuales (copias) del mundo físico y toman decisiones descentralizadas sobre la base de esos modelos.

Un sistema CPS es un mecanismo (sistema físico) controlado o monitorizado por algoritmos (software) que son procesados en computadoras conectadas a la red internet. En estos sistemas, los componentes físicos y de software están profundamente entrelazados, donde cada elemento opera en diferentes escalas espaciales y temporales, exhibiendo múltiples comportamientos, e interaccionando entre ellos de innumerables formas que cambian con el contexto. Ejemplos de CPS son los sistemas de monitoreo en tiempo real de red eléctrica, sistemas de automóvil autónomo, sistemas en tiempo real para control médico, sistemas de control de procesos, monitorización de procesos de fabricación, monitorio y alarmas de infraestructuras y carreteras, sistemas de robótica, domótica y pilotos automáticos aeronáuticos entre otros.

CPS implica un enfoque multidisciplinario, fusionando la teoría de cibernética, mecatrónica y las tecnologías de diseño y de proceso. El control de los procesos es a menudo derivado a sistemas industriales embebidos (SIE). Ejemplos de los SIE en la vida cotidiana son televisores, videos, lavadoras, alarmas, teléfonos es decir dispositivos con capacidad de memoria, procesamiento de programas y el algunos versiones conectables a Internet.

CPS es también Internet de las cosas (IoT) compartiendo la misma arquitectura básica. CPS presenta una combinación más alta y coordinación entre elementos físicos y computacionales y los sistemas de gestión tecno industriales.

Los precursores de los CPS pueden ser encontrados en diversas áreas como la aeroespacial, la automotriz, procesos químicos, bioquímicos, infraestructura civil, energía, salud, manufactura, automotriz, transporte, diversión, y electrodomésticos.

Este proceso de digitalización y vinculación de las unidades productivas en una economía demanda una nueva calidad de la conectividad (altas velocidades y baja latencia) que permita sistemas de producción flexibles y fuertemente integrados, con uso masivo de robots, máquinas inteligentes y software. Es decir, demanda 5G.

La arquitectura de los CPS está basada en la integración de las máquinas de producción y los datos que se generan y transmiten en la red propia y la alimentación de los sistemas de gestión tecno industriales.

El programa europeo “Horizonte 2020” contempla que los CPS son la próxima generación de Sistemas de la Tecnología y la Comunicación (TICs) que se interconectan y colaboran a través del Internet de las Cosas, y proporcionan a los ciudadanos y a los negocios un conjunto amplio de aplicaciones y servicios innovadores.

El Future Trends Forum 2018, de la Fundación de la Innovación Bankinter muestra en el siguiente gráfico los años de adopción de CPS según sector del mercado europeo:



Para planear un desarrollo de CPS son recomendables algunas acciones a considerar:

Propiciar una conexión inteligente: desde el nivel de máquina o componente., Lo primero es tener claro cómo adquirir datos de manera eficiente y confiable. Un protocolo de comunicación y el diseño de un esquema de red de fábrica robusto basado en métodos conocidos de comunicación sin cables, como Bluetooth o Wi-Fi resulta posible. Además, hay que garantizar la calidad y transparencia de los datos, requisito indispensable cuando el objetivo es lograr que los sistemas de máquinas tomen decisiones en base a los datos.
Convertir datos a información: en un entorno industrial, los datos pueden provenir de diferentes recursos, incluidos controladores, sensores, sistemas de fabricación (ERP – Planificación de recursos, MES – Ejecución de manufactura, SCM – Administración de la cadena de suministros y CRM– Relaciones con los clientes) o registros de mantenimiento. Estos datos deben convertirse en información significativa para una aplicación en el mundo real, por lo que es preciso implementar las capacidades que harán posible extraer valor de los bits de información recogidos.
Construir una gran base de datos/conocimiento para cada sistema de máquina: una vez que es posible recolectar información de los sistemas de la máquina, hay que garantizar la robustez del nivel cibernético, que surge cuando la información se utiliza para crear avatares cibernéticos para máquinas físicas que permiten acumular una base de conocimiento compartido.
Convertir las señales de las máquinas en información: la automatización industrial avanza hacia un modelo cognitivo, en el que la máquina misma puede aprovechar este sistema de monitoreo en tiempo real para diagnosticar sus posibles fallos y conocer su potencial degradación por adelantado. Este tipo de sistemas pueden utilizar algunos algoritmos de predicción específicos para anticipar errores, problemas, ineficiencias o interrupciones dentro de un plazo temporal.
Configurar el sistema para que sea capaz de enviar información sobre los problemas detectados prematuramente: el conocimiento extraído puede enviarse al sistema de gestión empresarial para que usuarios y gerentes puedan tomar la decisión correcta en función de la información recibida. Al mismo tiempo, la máquina puede ajustar su carga de trabajo o su programa de fabricación para reducir las pérdidas provocadas por el funcionamiento incorrecto de la máquina y, finalmente, lograr un sistema resistente.


Los factores centrales que han impulsado el cambio el paradigma industrial está dado por:

El incremento de capacidad de procesamiento de los dispositivos y su reducción de tamaño.
Abaratamiento cercano al 60%, permitiendo no sólo conectar los dispositivos sino además que dispongan de software para actuar en función de los datos que generan o reciben.
La reducción de los costos de los dispositivos electrónicos en general.
La nueva forma de vida digital. Ha penetrado en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Las personas utilizamos cada vez más tecnología y la asumimos como parte de nuestra vida cotidiana.
El creciente aumento de la conectividad de manera universal.


Un camino posible

Argentina no sólo tiene oportunidades de convertirse en usuario de TIC, también puede posicionarse como un desarrollador/productor de soluciones tecnológicas en la era de la digitalización. El logro de ese doble rol es identificado como condición necesaria para que la Argentina pueda crear empleos de calidad y escapar de la competitividad basada en precios y costos. En este sentido, se identifica el enorme potencial de las TIC en relación al Big Data, la Biotecnología, Bioinformática y Humano ingeniería para transformar a la industria, incluso a los sectores más competitivos y para potenciar los procesos de innovación.

Orientar el financiamiento crediticio hacia el segmento de las PyMEs industriales es una de las claves para evitar la concentración del progreso tecnológico en pocas empresas. También, se reconoce el rol dinamizador que puede tener el mercado interno para traccionar la producción industrial en la Argentina, como así también la necesidad de establecer mecanismos de coordinación y cooperación entre el sector público y el sector privado.

La sanción de la Ley “Compre argentino” y la creación del “Programa de Desarrollo de Proveedores del Estado” son herramientas alentadoras en esta dirección. Además, se destacan la “Ley de Biotecnología” y la “Ley de Emprendedores” por sus contribuciones a la generación de nuevas empresas y emprendimientos innovadores que impactan transversalmente en varias ramas de la industria tradicional.[i]

La memoria tecno científica y la innovación en ingeniería tiene antecedentes como la instalación dela plata de IBM para producir las impresoras para toda la región en 1960, los desarrollos de Fate Electrónica, el diseño y fabricación del Cifra Sistemas 1970, ARPANET 1980 y en 2014 y 2015 RASAT I y II respectivamente; dan certeza de que es posible abordar el tren de las Industrias 4.0.


Impacto en el trabajo


Los cambios tecnológicos han impactado en la organización del trabajo y en la transformación, reemplazo o eliminación de muchas ocupaciones y puestos de trabajo. Los alcances de estos cambios siempre han ocupado un lugar importante en el debate, tanto económico como social. La implementación del modelo actual extractivista, tiene por objetivo el debilitamiento y anulación de los Sindicatos como representación y defensa de los derechos de los trabajadores.

La asimetría Norte – Sur respecto de la digitalización de la industria puesta en debate por Cédric Leterme “La digitalización del trabajo y sus consecuencias para el Sur” muestra que la situación es aún más problemática para los trabajadores y las poblaciones del Sur, en la medida que la mayoría de estas corporaciones digitales (GAFAM) tienen su sede en los Estados Unidos, lo que crea nuevas relaciones mundiales de dependencia y explotación con consecuencias económicas y geopolíticas potencialmente significativas.

En este contexto, la liberalización del “comercio electrónico” será crucial, ya que podría reforzar los desequilibrios actuales, al limitar drásticamente las posibilidades de regular la economía digital en beneficio de las poblaciones y los trabajadores, especialmente para los países del Sur.

Leterme alerta que el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) o el nuevo Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC) ya incluyen cláusulas que impiden que se infrinja el “libre flujo de datos a través de las fronteras”, o que se requiera que los datos se localicen en el país donde se generan. Más aún, este tipo de cláusula ya se está debatiendo a escala mundial en la Organización Mundial del Comercio [ii].

Esta realidad configura un modelo de inserción de las TIC donde las decisiones políticas están orientadas por los intereses corporativos que regulan el mercado. Otro modelo posible es la construcción de pensamiento crítico, proponiendo líneas de acción para que estos conocimientos sean útiles en el desarrollo humano, el bienestar de los pueblos y la prosperidad de las naciones.

Es posible utilizar las plataformas tecnológicas con el objeto de potenciar el trabajo humano generando más y mejor trabajo, pero es necesario cambiar la lógica del desarrollo tecnológico extractivista y de consumo al infinito propuesto por el modelo actual. Para esto es condición pasar del creciente aumento de las tasas de ganancia y del capital concentrado a orientar los esfuerzos tecnológicos hacia los intereses nacionales, populares y regionales.

Abandonar esta lógica implica la intervención directa de políticas a cargo del Estado. Detrás de las grandes innovaciones del siglo XX siempre estuvo el Estado, no solo con su capacidad de financiamiento, sino, y fundamentalmente, con su disposición a asumir importantes riegos asociados a los procesos de innovación. Los Sindicatos son actores claves en la formación de ámbitos para intervenir decididamente en las políticas de desarrollo industrial y de capacitación las aptitudes que demanda la Industria 4.0.

“La única manera de generar confluencia entre el sector público, el sector sindical y el privado es devolver la confianza a las instituciones públicas, en generar más conocimiento para la inclusión y el desarrollo”[iii].

No es posible aislarse de los desarrollos tecnológicos, tampoco lo es comprar los paquetes tecnológicos enteros, como “caja negra” aceptando políticas de implementación de alto costo social y laboral.


- Alfredo Moreno, Computador Científico, Profesor TIC en UNM, Argentina.





[i] Industrias 4.0 Fabricando el futuro. BID, INTAL e UIA. Autores Ana Inés Basco, Gustavo Beliz, Diego Coatz, Paula Garnero


[ii] La justicia social en un mundo digitalizado https://www.alainet.org/es/revistas/542


[iii] El Estado emprendedor, Mariana Mazzucato