viernes, 27 de octubre de 2017

LA BARBARIE NEOLIBERAL Por Claudio Javier Castelli

Obertura: (5 de Mayo de 2021) La juriridicidad liberal de la Argentina se transforma cada vez más en juridicidad neoliberal. El fallo de la Corte Suprema de Justicia de ayer tiene ese significado. Es el abandono de premisas básicas de salud pública en plena pandemia que extingue la vida de muchos hermanos. Ya no hay límites humanos que respetar, no es necesario para los algoritmos de las Corporaciones ni para las "Burbujas financieras" de "Wall Street" o "la City" porteña. Tampoco hay límites Constitucionales porque las directivas y derechos señalados ahí tienen que ser funcionales al pulso de los "mercados" y de la fuerza política que es la representante del poder económico real que existe en este bendito país (Wirklichkeit  según Hegel). Estamos en problemas muy serios para el futuro del país y el futuro del Frente de Todos. No basta analizar el fallo desde el punto de vista jurídico formal para ver sus incongruencias: que son "cuestiones políticas" no judiciables (principio siempre respetado para "ellos") que Buenos Aires no es una Provincia previa a la Organización de la Nación Argentina, que no tiene territorio propio, etc, no solo porque Sabsay y Gargarella le van a encontrar justificación retórica y adversa a ese canon sino porque es otra cosa la que demuestra el fallo y es lo que estamos analizando aquí. Ni siquiera me estoy refiriendo al evidente "golpe blando" que están preparando -roguemos ganar las elecciones- pues lo que demuestra esto es la adaptación total de la Corte y de la interpretación constitucional al modelo neoliberal de país que iniciara Martínez de Hoz en la Dictadura y continuara con la traición de Menem y seguidores. No hay lugar para el populismo en la Argentina. Una forma clara de proscripción del sector mayoritario de la vida política Argentina y una justificación y continuación del "lawfare" iniciado mucho antes de los que todos creen pues se enmarca en la historia argentina y la relación entre el Puerto de Buenos Aires, sus clases dominantes ubicadas en sus cercanías, y el resto del país: los otros, los diferentes, los excluídos. Se ve un hito de esa batalla judicial y política al impedirle a Juan Manuel de Rosas volver al país ("Ni el polvo de tus huesos la América tendrá", al decir de José Marmol), la persecución a Hipólito Irigoyen y el General Juan Domingo Perón a través de multiples causas judiciales inverosímiles, y la presencia activa de la Embajada de Estados Unidos, la prensa dominante y los jueces venales en perseguir al kirchnerismo y a Cristina Fernández de Kirchner principalmente durante el gobierno de Mauricio Macri. La Corte ayer le dió su bendición, le echó agua bendita al lawfare, a Paolo Roca, sus negocios, sus capitales ilegales escondidos en paraísos fiscales al igual que todos los empresarios y banqueros de bien y decente de aquí. Decía el sábado pasado en una nota sobre la "Usura Capitalista y otras baratijas"(http://vagosyderecho.blogspot.com/2021/05/sobre-la-usura-capitalista-y-otras.html) "un poco de odio nos hace falta. Que lo regalen ellos que les sobra", premonitorio del clima de época que se siente en Tribunales y la calma "chicha" de Alberto Fernández y sus Ministros. Conozco al presidente desde la Facultad de Derecho de la UBA, en los ochenta, ambos teníamos Comisiónes de alumnos donde enseñabamos Derecho Penal en la misma Cátedra (antes de que él ingresara a la de Estéban Righi, y yo a la de David Baigún) nos hicimos amigos, muchas veces juntabamos las Comisiones y dábamos clases únicas, en una de ellas, lo recuerdo muy bien, Alberto dio una clase muy buena sobre Teoría de la Pena; mientras él hablaba: yo pensaba -y es recurrente en muchos abogados ilustres-: "es muy inteligente pero cree en la juridicidad liberal".

Vamos al texto.






Un fantasma recorre el mundo es el fantasma neoliberal haciéndose realidad. No es un fantasma es un monstruo del Nahuel Huapi que regresa en la Argentina una y otra vez desde la dictadura con más fuerza. Lo desarrolló Menem, Fernando de La Rúa, y lo potenció Macri  con alianza, judicial y mediática. Pero, hay que decirlo: con el voto popular.

Sarmiento razonó, el “Facundo o Civilización y barbarie”, en gran medida como esquema de análisis, no sólo de la Argentina sino de Latinoamérica. La civilización era Europa, Norteamérica, las ciudades, etc., etc.; la barbarie eran los caudillos, las masas campesinas, los bárbaros. Tanto influyó en la historia de las ideas y la cultura del país que estoy pensando en esas categorías para pensar en el macrismo revalidado eleccionariamente.

No hay dudas que el macrismo es la encarnación neoliberal en nuestra patria. No lo es solamente por el apogeo del mundo financiero, la calamitosa deuda, la timba, la dependencia internacional de las finanzas, la destrucción de la producción nacional, de la industria, la flexibilización laboral que se viene sino del hálito que fluye de todas las cosas este tiempo. El viento de época; uno, que ha creído el mundo siempre con la revolución francesa como fondo se encuentra de bruces que no tiene derechos subjetivos, ni dignidad, ni valor natural, ni posición que asumir. Sino que está sobrando como faltándole respeto al tiempo de los emprendedores, de ellos inefables empresarios. Está sobrando frente a los astutos, a los sagaces, a los perspicaces del gobierno, que diagramaron lo último en el focus groups para vender ideas de cambio y esperanza.

Son muy poderosos los anglosajones tienen un enorme poder económico y político, también militar. Los Estados Unidos, a veces, parece como una banda de mercachifles y vendedores de baratijas que pueden lograr que un sinvergüenza venda cualquier producto innecesario, o, que cualquier sinvergüenza gane un millón de dólares. 

El “Shylock”, usurero judío, del “Mercader de Venecia”, es una metáfora de algún anglosajón, más propiamente como un yanqui, vendiendo a la madre por hacer un negocio explotando los obreros. Es curioso; en ese país florecen las sectas cristianas que propugnan una teología de la prosperidad. Que no hace más que “cristianos sectarios” muy interesados en su familia y empresas, armados hasta los dientes, y el resto que se pudra y se hunda. En realidad es una teología del odio, del racismo: blanca, anlgosajona y protestante.

En el fondo es el materialismo atroz que en épocas del conflicto Este-Oeste los yanquis decían contrariar pues los otros representaban y representaban el materialismo diálectico del catecismo realizado:   URSS. 

El "Calibán", el materialista por oposición al "Ariel", símbolo del idealismo y la espiritualidad que con tanto tino, a principio de siglo, el uruguayo José Enrique Rodó imaginó de alguna manera en oposición a Sarmiento, para contrarrestar las fuerzas del utilitarismo decadente, que no hace otra cosa, que echar por tierra a los griegos. A Platón y Aristóteles, el Bien, la Verdad, la Belleza, la Justicia.

No es otra cosa, el neoliberalismo, y tal como en la escuela Austríaca lo estudió Ludwin Von Mises, en “La Acción Humana”, como una forma de superar el Aristotelismo.

Es raro cada vez que el "mundo occidental" volvió a los griegos, a Platón y Aristóteles pegó un salto de calidad, así fue con Santo Tomás y con Hegel.

Desde Nietzsche y Heidegger venimos preparando el camino para este desenlace.

Por eso un filósofo tan caro, a los sentimientos neoliberales como Karl Popper pueda ver en Platón, en Aristóteles, o Hegel: a enemigos de la libertad.

El neoliberalismo nació como reacción a la revolución rusa, y el influjo del marxismo; el muro de Berlín, cayó hace casi, 30 años, pero los adláteres siguen batallando en una guerra ideológica y cultural con la misma fuerza y vigor como si la URSS existiera. Ahora contra el populismo y contra todo aquel que les cuestione no ya el objetivo megalómano de incrementar el capital, donde no importan los medios, sino contra todo aquel que señale la codicia y avaricia que está en el alma moral del neoliberalismo.

En plena posmodernidad Gianni Vattimo escribió “La Sociedad Transparente”, con mucha ingenuidad sospecho; Jean Baudrillard escribió un libro menos ingenuo: “La transparencia del mal”. Releyendo este último libro es que comprendo lo anacrónico de esta nota y del sentido de la nota, sin embargo desde el fondo digital y de las palabras renacen siempre Platón y Aristótles para contravenir a Von Mises, y ridiculizar a Durán Barba en su instigación al odio del adversario.

Es que, en esta nota me he dejado llevar por la desesperanza y la historia;  pero al decir de Baudrillard: 

“Hay dos maneras de superar la alienación: o la desalienación y la reapropiación de uno mismo –fastidioso y bastante desesperanzador actualmente-, o el otro polo, el del Otro absoluto, el del Exotismo absoluto. La alternativa está en el fuera exponencial, virtualmente definido por una excentricidad total. Ya no hay que contentarse con la alienación, hay que ir al más otro que el Otro, a la alteridad radical. La forma dual de la alteridad supone una metamorfosis inapelable, un reino inapelable de las apariencias y las metamorfosis. Yo no estoy alienado. Yo soy definitivamente otro. Ya no estoy sometido a la ley del deseo sino al artificio total de la regla. He perdido cualquier huella de un deseo propio. Sólo obedezco a algo inhumano, que no está inscripto en la interioridad sino exclusivamente en las vicisitudes objetivas arbitrarias de los signos del mundo” (La transparencia del mal, Anagrama, 1991, Barcelona, pág. 184).

Hasta llegar a Baudrillard traté de desalienarme reapropiándome a mí mismo para ver el mundo. La segunda forma de desalienarse es el Otro absoluto: en el afuera de la conciencia que observa está todo lo que verdaderamente soy: soy el Otro, soy canal 13, soy TN, soy las opiniones de Mercedes Ninci, las profundas reflexiones de Marcelo Bonelli, creo que Macri es bueno, y quiere lo mejor para el país y si a él le va bien, a mí me va a ir bien.

No se necesitan más ejemplos para entender la ironía cruel de Baudrillard al describir “La transparencia del mal”.

Sin embargo hay otra forma de ver esa ironía no como método ya antiguo que usamos históricamente los “peronistas” en la batalla adversarial  sino como  desalienación, como seducción:

“La seducción sabe que el Otro jamás está al término del deseo, que el sujeto se engaña buscando lo que ama, que cualquier enunciado se equivoca buscando lo que dice. El secreto siempre es del artificio” (ídem, pág. 185).

Es decir, el artificio, el glamour, que en el otro “permite no repetirme hasta el infinito”.

He ahí todo el secreto del triunfo macrista.

En este final podríamos cambiar el título de esta nota ya no “La barbarie neoliberal” sino LA TRANSPARENCIA DEL MAL.

Y volvemos al principio.



Octubre de 2017.-

jueves, 26 de octubre de 2017

ALGUNAS REFLEXIONES POSIBLES SOBRE EL RESULTADO DE LAS ELECCIONES DE MEDIO TÉRMINO, Por Juan Sonko


El resultado electoral nos obliga a la reflexión crítica y con la mesura suficiente como para no perder el equilibrio necesario para continuar sin zozobrar en cierta pesadumbre y escepticismo por el curso de los acontecimientos. 
El saldo más negativo es que el gobierno logró superar holgadamente el desafío electoral, lo que le permitió convalidar lo realizado y legitimarse sobre lo que vendrá. A esta altura no puede sorprender a nadie que haya salido indemne del desafío electoral, pero la manera en que se dieron los números, en función de la competencia en aquellos distritos en lo que había dispersión opositora, principalmente en la Provincia de Buenos Aires, se posiciona en óptimas condiciones para la sucesión presidencial en 2019. 
Por otro lado, como venimos señalando desde diciembre de 2015, el regreso de nuestro país a la dependencia es causa de una crisis generalizada en casi todos sus ámbitos (desde la política y la economía, hasta la cultura y el futbol), pero ello no se da de manera inmediata y determinista. Por ello, si bien la situación económica de las mayorías ha empeorado, y en algunos casos de manera notable, pero aún estamos lejos de que el deterioro social sea determinante de sus opciones, como lo fue en 2001. Muy lejos estamos de eso y hasta tal vez, nunca volvamos a una escena similar, en especial si tenemos encuentra que uno de los objetivos del macrismo es el garantizar políticamente la gobernabilidad del modelo oligárquico en ejecución. 
La cuestión central es que el gobierno no necesita para garantizar su gobernabilidad un triunfo masivo porque cuenta con el sostén directo del poder económico y mediático concentrado, pero sí necesitaba evitar una derrota electoral que le pusiera en crisis de legitimidad. De paso, también quedó atrás el posible cuestionamiento de fraude ideológico en relación a la falta de cumplimiento de lo prometido en las elecciones de 2015. Ahora, avanzará con sus políticas de "reformismo permanente", eufemismo con el que se denomina a la destrucción de los derechos de los trabajadores, del sistema previsional y tributario. 
Para peor, la situación grave de la opresión de Milagro Sala se profundiza cada vez más, lo que ya es un martirio público y sinfín, en un plan orquestado por el gobernador pero acompañado por sectores de la propia sociedad jujeña, lo que nos muestra la verdadera grieta de la que tanto hablan algunos, en esa suerte de falla geológica de nuestra historia que es la pugna entre la civilización docta y la barbarie indígena. 
El principal objetivo de las fuerzas nacionales, en estas elecciones de medio término, en poner un límite al avance oficialista de ajuste y de pérdida de derechos y de ingreso de los trabajadores, no se ha cumplido. 
Al frente se encuentra una oposición dividida, no solo en sectores sino también en lo ideológico. El problema de la división del peronismo no es solo de orden organizativo sino principalmente ideológico. La división es expresión de la disputa por su dirección política. No tienen el mismo significado Urtubey y Massa -quien sigue auto adscribiendo a la ideología peronista-, de un lado, que Cristina, del otro, mientras que no queda del todo claro el de Randazzo, el tercero en discordia. Posiblemente esta disputa sea la razón por la cual CFK prefirió entrar en el juego de la polarización, aún a riesgo de perder la elección con Cambiemos, pero con la prosecución del objetivo de dejar en claro su predominio frente a sus pretendidos competidores. Lo que ocurre es que la unidad del peronismo no es un objetivo en sí, sino que es una consecuencia de la solución al problema de la disputa acerca de su dirección. De lo contrario, tendríamos que alabar la unidad del peronismo en los años noventa, cuando, aunque matizada por el Frente Grande y el pequeño grupo de los ocho, la mayoría del justicialismo se alienó, sin olvidarse las estampitas de Perón y Evita, detrás de un programa oligárquico y neoliberal. Por eso, la cuestión principal es la formación del frente de liberación nacional que aglutine a la mayor cantidad de fuerzas sociales de raíz nacional, detrás de un programa que, mínimamente, propugne una oposición al régimen en marcha y objetivos de justicia social, de soberanía y defensa del trabajo y de la producción nacional. 
En cuanto a la posibilidad inmediata de la proyección de un frente nacional, cabe considerar que, si bien CFK perdió en la PBA, la diferencia es exigua, la cantidad de votos lograda es importante y con considerable distancia con su inmediato seguidor, entre otros puntos. Pero tal vez lo más importante es su triunfo en las zonas del conurbano industrial (la tercera sección, por ejemplo), en donde se encuentra la base social imprescindible para lanzar un modelo de país industrialista y con eje en el trabajo, la producción y el mercado interno. Sin este apoyo, el proyecto sería directamente inviable y sin destino social. Claro que este apoyo, por si solo, no es suficiente para asegurar el triunfo, ni siquiera, en la misma provincia, donde predominó una alianza entre los sectores altos y medios de los centros urbanos, más cerca de pensar como en Capital Federal, y los sectores del interior bonaerense, ligados a la geocultura de la pampa húmeda. Este sector confrontó electoralmente a nivel país, con la base social del modelo agroexportador expandido a otros sectores que lo acompañaron, con eje en Córdoba, buena parte de Santa Fé y del litoral, con vértice en la Capital Federal, cada vez más autónoma, lugares desde donde Cambiemos construyó su mayoría. La identidad política de estos sectores los une, en una mirada general, en su antiperonismo, hoy expresado en su desprecio a la figura de Cristina, en donde destaca la acción estratégica y concertada de los medios de comunicación a lo largo de todo el país. Se suma, además, aquellos que aún sintiendo el golpe en el bolsillo y la caída del ingreso, no lo relacionan con las políticas económicas implementadas, llegando incluso a justificarlas en nombre de un supuesto desaguisado legado de la etapa anterior. En definitiva, la persistencia y predominio del colonialismo cultural, a través de los grandes medios y las redes sociales, predica entre muchos una visión falsa de la realidad, a partir de la cual los grandes problemas del país y de la región quedan ocultos detrás de una bruma de mitos y prejuicios. 
Visto a la distancia, la negativa de CFK a darle PASO al randazzismo melló sus chances de ganar, pero a la vez es, a esta altura y de acuerdo al discurso del domingo a la noche, revelador de su estrategia de ser la jefa de una oposición confrontativa sin lugar a concesiones, aunque sea desde la posición de primera minoría, o sea admitiendo la posibilidad de la derrota en la provincia de Buenos Aires. En resumen, la actitud de una campaña con destino de minoría no es un buen augurio, pero el reconocimiento de que Unidad Ciudadana es apenas la base de un movimiento que debe ser mucho más amplio y abarcativo, da lugar a la esperanza. 
El tiempo, y especialmente, los hechos dirán si esta última estrategia se implementa con convicción y en forma adecuada, pero sin duda, a esta altura de los acontecimientos, se nos muestra como el único camino posible a transitar por las fuerzas nacionales. En especial, cuando la propuesta de Randazzo, Urtubey, De la Sota y Bordet, tras el resultado electoral, por ahora se han ido por el barranco. De esta manera, la figura de Cristina aparece, en principio, como la mejor posicionada para definir la dirección política de la oposición, a diferencia de los anteriores, a cargo ahora de la responsabilidad y desafío a la vez, de proyectar la organización del futuro frente nacional. 
Cabe recordar también que las nuevas figuras ingresantes al parlamento, con CFK a la cabeza desde el estratégico senado nacional, se sustentan sobre el fracaso de la oposición legislativa. Y aunque el kirchnerismo no sea totalmente ajeno a esto último, este nuevo escenario renueva las esperanzas de empezar a construir una mayoría a nivel país que permita derrotar electoralmente, en 2019, al oficialismo. 
Para eso se mezclarán elementos del proyecto pasado y del porvenir, y habrá que atender especialmente a los reclamos sindicales y laborales, cuya cuestión será el principal tema de agenda inmediata venidera, a partir de ensayar una necesaria alianza entre la política y el sindicalismo, con un posible vértice en los legisladores de origen gremial. 
Por ahora, el resultado electoral arroja al país hacia un destino incierto, en donde lo único seguro es que el rumbo de los acontecimientos estará orientado por la fuerza política representativa de los intereses oligárquicos e imperialistas. Sin darle la razón del todo a José Natanson, quien hablaba lisa y llanamente de nueva hegemonía, sin duda ahora sí estamos ante la evidencia de un intento de darle sustento político a mediano plazo, al modelo liberal oligárquico. No hay que descartar la irrupción de una crisis económica originada por factores financieros externos ante la brutal toma de deuda y falta de controles sobre los capitales, pero ese no parece el mejor escenario para el regreso del proyecto nacional. 
Mientras tanto, la esperanza de retomar la senda nacional y democrática, aunque moderada, está asentada en la necesaria alianza entre los sectores políticos de la oposición, con Unidad Ciudadana a la cabeza, y los sindicales y movimientos sociales, motivada por la defensa del trabajo y la producción nacional, o sea, en defensa propia y de nuestro lugar en el mundo. Aunque los antecedentes históricos recientes ofrezcan algunos reparos, el valor de la causa en juego debería de ser proporcional al tamaño de nuestra esperanza. 

Juan Sonko, 24 de octubre de 2017

lunes, 23 de octubre de 2017

Martin Hilbert, experto en redes digitales: “Obama y Trump usaron el Big Data para lavar cerebros”, Por Daniel Hopenhayn

Lo conocen en la academia de las TICs por haber creado el primer estudio que estimó cuánta información hay en el mundo, cifras que acá comenta en un castellano aliñado con modismos chilenos, tecnicismos gringos y erres alemanas. Martin Hilbert (39), Doctor en Ciencias Sociales y PhD en Comunicación, es alemán, pero vivió largos años en Chile como funcionario de la Cepal. Hoy trabaja en la Universidad de California, es el asesor tecnológico de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y vive a cuarenta minutos de Silicon Valley, donde un futuro inevitable toma forma. En esta entrevista, no apta para amantes de la vida retirada, explica cómo el Big Data permite a la información interpretarse a sí misma y adelantarse a nuestras intenciones, cuánto saben las grandes empresas de nosotros, y lo que más le preocupa: lo fácil que está siendo convertir la democracia en una dictadura de la información, haciendo de cada ciudadano una burbuja distinta. También habla sobre la posibilidad de que la inteligencia artificial llegue a generar una conciencia superior. Cree que eso va a ocurrir, pero no hay que tener miedo: “No va a ser Terminator contra nosotros”.




¿Cuánta información hay en el mundo?
–La última vez que actualicé este estudio, hace dos años, había 5 zetabytes. Un ZB es un 1 con 21 ceros, lo cual no te dirá mucho. Pero si tú pones esta información en libros, convirtiendo las imágenes y todo eso a su equivalente en letras, podrías hacer 4500 pilas de libros que lleguen hasta el sol. O sea, hay mucha información.

¿Y a qué ritmo está creciendo?
–A un ritmo exponencial. Se duplica cada dos años y medio. Entonces, ahora probablemente son 10 ZB.

O sea, ocho mil pilas de libros que llegan al sol.
–Ocho o nueve mil pilas, sí. Piensa en esto: desde el 2014 hasta hoy, creamos tanta información como desde la prehistoria hasta el 2014. Y lo más impresionante, para mí, es que la información digital va a superar en cantidad a toda la información biológica que existe en el planeta. La vida es procesamiento de información, ¿no? Toma del ambiente moléculas normalmente muertas, toma fotones del sol, y los convierte en estructuras complejas de información con un código base que es el ADN. Y ya existe más información digital que código genético humano. Aun contando cada copia de ADN en las trillones de células de cada persona en el mundo, en la humanidad hay como 1 ZB de información. Y durante este siglo, la información digital va a superar a toda la información genética que existe en la biósfera. Todo lo cual lleva a muchas preguntas sobre el futuro de la humanidad, ¿no?

Parece que la pregunta existencial más importante va a ser cómo interpretamos tantos datos.
–Y la respuesta es que la única manera de interpretarlos es con máquinas también. Este procesador [apunta a su cerebro] no aguanta eso, sabe hacer otras cosas. Ahora, lo bueno es que la información crece muy rápido, pero nuestro poder de computación crece tres veces más rápido. Se duplica en menos de un año. Porque la tecnología siempre es mejor pero también porque tenemos muchas más máquinas, ¿no? Tú mismo tienes ahora un celular, un computador, etc., que interpretan muchos datos por ti. Y ahí viene toda la cuestión de la inteligencia artificial [en adelante, IA] y el Deep Learning, que ahora es lo más importante.

¿Qué es el Deep Learning?
–Es la manera como se hace la IA hoy en día. Son redes neuronales que funcionan de manera muy similar al cerebro, con muchas jerarquías. Todo esto que hacen Apple y Google y todas las Siri en el teléfono, todo usa Deep Learning. Es una IA súper poderosa que descubrimos hace cinco años y ya todo el mundo la usa, porque es muy superior a todo lo que habíamos encontrado.

Y la otra pregunta existencial, ¿qué tan espiados estamos?
–Nooo, ¡súper espiados! Todo está espiado. Y es muy interesante, porque después de Edward Snowden la gente dijo: “¡Qué es esto, pueden ver mis fotos desnudo! Ya, bueno, qué tanto”. Nadie se fue a protestar a la calle, la cosa siguió tal cual. La NSA confesó que hizo un par de cosas demasiado ilegales y bueno, esas cosas se arreglaron. Pero las otras no, y cada vez te van a espiar más. Yo no digo que esto sea bueno o malo, pero la gente tiene que saber. Y si la gente sabe que está espiada y no le importa, está perfecto. Ahora, la pregunta delicada es qué pasa si esos datos llegan a las manos de alguien que pueda abusar de ellos. En Silicon Valley no están muy contentos con que sus herramientas ahora las pueda usar Donald Trump. Están muy decepcionados, la verdad.

¿Qué cosas de nosotros se pueden saber de un momento a otro?
–De partida, dónde estás y dónde has estado. Si tienes Gmail en tu celular con wifi, puedes ver en Google Maps un mapa mundial que muestra dónde estuviste cada día, a cada hora, durante los últimos dos o tres años (ver www.google.com/maps/timeline). Es una información que tú les permites coleccionar al aceptar los términos de licencia cuando instalas la aplicación.

Lo que uno nunca lee.
–Exactamente. Y en muchos casos tú puedes optar que no lo hagan, pero nadie se fija. Ahora, lo interesante es que con estos datos de movilidad se pueden hacer estudios. Y ya sabemos, por ejemplo, que se puede predecir con casi un 90% de probabilidad dónde vas a estar tú en cada momento de cada día del año que viene. Imagínate lo que vale esa información para una empresa que hace marketing, por ejemplo.

Cuentas que en África el celular hizo lo que nunca pudo hacer el certificado de nacimiento. La huella de que una persona existe es su teléfono.
–Claro, es súper poderoso. Es tu verdadera huella digital. Y África es el caso extremo, pero piensa en América Latina, donde hay tanto orgullo por los censos. El censo de Chile ahora fue un desastre y era una tragedia, ¿no? Pero con los datos de tu celular, si uso solamente lo que se llama metadata, o sea sin escuchar tus conversaciones ni saber con quién hablas, sino sólo con qué frecuencia y con qué duración usas tu celular, con eso yo puedo hacer ingeniería reversa y reproducir el 85% de tus resultados de un censo: si eres hombre o mujer, cuál es tu rango de ingresos, si tienes niños, si estás casado, tu origen étnico…

¿Sólo conociendo la frecuencia y duración con que uso mi celular?
–Sí. El censo que hacen cada 10 años, que es tan costoso y tan importante, lo puedo reconstruir en un 85% con esos dos datos. De eso se trata el Big Data: tenemos tantos datos y tanta capacidad de procesarlos, de identificar correlaciones, que podemos hacer a la sociedad muy predecible. Y cuando puedes predecir, puedes programar.

Y en el caso de las empresas de Internet que nos prestan servicios gratuitos, ¿qué tan importante es para su negocio la información que tienen de nosotros?
–Todo, eso es todo lo que tienen. Facebook vale billones de dólares por la información, no por otra cosa. De las diez empresas del mundo tasadas a un precio más alto, yo creo que cinco son proveedoras de información. Y la gente siempre dice “no, hay que regular todo eso, proteger a los usuarios”. Pero la demanda más extrema que he escuchado en todas esas conferencias donde voy, es que necesitamos derechos de propiedad de datos, como los de propiedad intelectual, para que tú puedas vender tus datos y no regalarlos. Y yo voy con este reclamo donde mis amigos en Silicon Valley y me dicen “pero hueón, ¡si ya lo estamos haciendo! Tú sigues siendo dueño de tus datos, pero aceptas que yo también lo sea al aprobar los términos de licencia. Y a cambio puedes usar Google Maps gratis y te ahorras una hora de taco al día, ¿no es fantástico?”. Ahí llegamos al fin de la discusión, no hay nada más que hacer. Incluso ante las propuestas más progresistas, Silicon Valley ya tiene respuesta. Y la verdad es que la gente se beneficia tanto de eso que no le molesta.

También las empresas telefónicas, que uno supone que sólo nos cobran el plan, hacen buena plata con nuestros datos, ¿no?
–Claro. Por ejemplo, Smart Steps es la empresa de Telefónica que vende los datos de la compañía. Si tú tienes Movistar, tus datos están ahí vendidos.

¿A quién le sirven?
–¡A mucha gente! Si tú quieres abrir una tienda de corbatas en una estación de metro, te vale mucho saber cuántos hombres caminan en cada salida del metro, entonces compras estos datos de Telefónica. Y también los puedes usar en tiempo real: saber a qué hora pasa la gente, e incluso si se detiene o no a ver el anuncio de oferta que pusiste afuera. Y lo más impresionante es que esto convirtió a las ciencias sociales, de las que siempre se burlaron, en la ciencia más rica en datos. Antes tenías que hasta negociar con diplomáticos para que te prestaran una base de datos de cien filas por cien columnas. Y en las universidades hacían experimentos con 15 alumnos de pregrado, que necesitaban créditos extra para pasar el ramo, todos blancos, todos de 18 años, y decían “miren, así funciona la psicología humana”. ¡De adónde! Nosotros nunca tuvimos datos, y por eso nunca funcionaban las políticas públicas. Y de la noche a la mañana, el 95% de los sujetos que estudiamos pasó a tener un sensor de sí mismo 24 horas al día. Los biólogos siempre dijeron “eso no es ciencia, no tienen datos”. Pero ellos no saben dónde están las ballenas en el mar. Hoy nosotros sí sabemos dónde están las personas, pero también sabemos qué compran, qué comen, cuándo duermen, cuáles son sus amigos, sus ideas políticas, su vida social. Se puede abusar también, como Obama y Trump lo hicieron en sus campañas, como Hillary no lo hizo y por eso perdió. Pero el gran cambio es que estamos conociendo a la sociedad como nunca antes y podemos hacer predicciones con un nivel científico. ¡Lo de antes era arte, no era ciencia!

TRUMP TE CONOCE


Entiendo que algunos estudios ya han logrado predecir un montón de cosas a partir de nuestra conducta en Facebook.
–Claro, esos son los datos que Trump usó. Teniendo entre 100 y 250 likes tuyos en Facebook, se puede predecir tu orientación sexual, tu origen étnico, tus opiniones religiosas y políticas, tu nivel de inteligencia y de felicidad, si usas drogas, si tus papás son separados o no. Con 150 likes, los algoritmos pueden predecir el resultado de tu test de personalidad mejor que tu pareja. Y con 250 likes, mejor que tú mismo. Este estudio lo hizo Kosinski en Cambridge, luego un empresario que tomó esto creó Cambridge Analytica y Trump contrató a Cambridge Analytica para la elección.

¿Qué hizo con eso?
–Usaron esa base de datos y esa metodología para crear los perfiles de cada ciudadano que puede votar. Casi 250 millones de perfiles. Obama, que también manipuló mucho a la ciudadanía, en 2012 tenía 16 millones de perfiles, pero acá estaban todos. En promedio, tú tienes unos 5000 puntos de datos de cada estadounidense. Y una vez que clasificaron a cada individuo según esos datos, lo empezaron a atacar. Por ejemplo, en el tercer debate con Clinton, Trump planteó un argumento, ya no recuerdo sobre qué asunto. La cosa es que los algoritmos crearon 175 mil versiones de este mensaje –con variaciones en el color, en la imagen, en el subtítulo, en la explicación, etc.– y lo mandaron de manera personalizada. Por ejemplo, si Trump dice “estoy por el derecho a tener armas”, algunos reciben esa frase con la imagen de un criminal que entra a una casa, porque es gente más miedosa, y otros que son más patriotas la reciben con la imagen de un tipo que va a cazar con su hijo. Es la misma frase de Trump y ahí tienes dos versiones, pero aquí crearon 175 mil. Claro, te lavan el cerebro. No tiene nada que ver con democracia. Es populismo puro, te dicen exactamente lo que quieres escuchar.

¿Y qué hizo Obama?
–Obama fue como el pionero en esto. En la campaña de 2012, para su reelección, invirtió en esto mil millones de dólares, mucho más que en comerciales de TV. Y con eso contrató a un grupo de cuarenta nerds, de Twitter, de Google, de Facebook, de Craigslist, tres profesionales de póker, otro que trabaja con células madres, en fin. A esos cuarenta nerds los puso en un subterráneo, les dio mil millones de dólares y un número para el servicio de pizza, ¿no? Y ahí en el subterráneo crearon los 16 millones de perfiles que les interesaban, los votantes indecisos. Sacaron datos de todos lados. Incluso tuvieron acceso a las Setup-Boxes, lo que sería el DirectTV en Chile, que registra cómo tú ves televisión. Si tienen acceso a eso, ya saben lo que te interesa, y empezaron a llevar comerciales individualizados. Lo más delicado es que no sólo pueden mandarte el mensaje como más te va a gustar, también pueden mostrarte sólo aquello con lo que vas a estar de acuerdo. Si Obama tiene sesenta compromisos de campaña, puede que 58 te parezcan mal, pero al menos con dos vas estar de acuerdo. Digamos que estás a favor del desarrollo verde y a favor del aborto. Bueno, empezaron a mostrarte en Facebook sólo estos dos mensajes.

¿Con avisos publicitarios?
–No, lo hicieron más sofisticado. Como algún amigo vas a tener que hizo un like a la campaña de Obama, ese like les dio acceso a los perfiles de todos sus amigos –esto también va en la licencia que nunca leemos–, entonces podían ver tu historial y clasificarte. Y además tenían acceso a postear desde el timeline de tu amigo, porque esto también está permitido. Él no lo ve, Facebook no se lo muestra, pero tú sí vas a ver muchos artículos así como “Obama el héroe de la energía alternativa”, “Obama el héroe del aborto legal”. No son propagandas de la campaña, son artículos de prensa bien elegidos. Y si tú por medio año ves “Obama héroe” de estas dos cosas que te gustan, al final vas a decir “oye, tan mal no está este Obama”. Bueno, en 2012 le cambiaron la opinión al 78% de la gente que atacaron así. Y Trump lo hizo con 250 millones. Creo que George Orwell se metería un tiro, porque ni él se imaginó algo así. La democracia es completamente inútil con algo así.

En un artículo explicabas que también los call center de Estados Unidos te clasifican mientras hablas, y cuando vuelves a llamar te
derivan a un empleado con una personalidad afín a la tuya.
–Así es. El que habla contigo no lo sabe, ¿no? Una vez conté esto en una conferencia y uno de mis estudiantes, la próxima vez que llamó a un call center, le dijo “¡oye hueón, deja de clasificarme la personalidad!”. El otro no entendía nada, ¡ja, ja, ja! El trabajo lo hacen alrededor de diez mil algoritmos que te escuchan hablar y clasifican tu personalidad en seis diferentes cajas. La última vez que hablé con esta compañía, me dijeron que ya el 30% de las llamadas a los call center de Estados Unidos están intermediadas así. Y ya hay sistemas que les dan inteligencia en tiempo real: el tipo está ahí con un monitor que le dice “ahora es el momento de ofrecerle tal cosa”, “ahora ya no”. Pero eso es reciente, por ahora lo más común es que te dejan clasificado. Y todo esto, al final, ¿a qué nos lleva? A crear burbujas, en todos los niveles.

¿Cómo así?
–Que la gente emocional sólo hable con gente emocional, la gente de acción con la gente de acción, los reactivos con los reactivos. Hablamos mucho de que ahora los demócratas no hablan con republicanos, pero esta fragmentación de la sociedad en subgrupos va mucho más allá de la política. La verdad, es una cosa triste. Pero no es culpa de la tecnología, es la manera en que la usamos hoy día. Toda tecnología es normativamente neutral, tú puedes usar un martillo para colgar un cuadro o para matar a tu vecino. Lo mismo con la tecnología digital: podríamos usarla para unir gente, para mezclar gente de opiniones opuestas, pero no lo estamos haciendo.

Y más rezagada aún queda la democracia, incapaz de mediar entre tanta información fragmentada. No hay denominador común.
–Claro, el Big Data permite poner a la gente en muchas más cajas que antes no veías, es un arma de fragmentación muy poderosa. Sí, esa es una amenaza. Esto de la privacidad y el comercio no es el gran problema, la gente tiene razón en no preocuparse tanto. Es útil que las chicas reciban comerciales sobre la píldora y los chicos sobre condones, ¿no? Ahora, Big Data para la democracia representativa… ahí termina. Tú sabes que la democracia siempre estuvo muy ligada a las posibilidades informacionales que tenía cada sociedad. Aristóteles fue muy claro en decir que la democracia no podía ir más allá de un radio de 70 km, porque la información no podía viajar más que eso en un día. Por eso la democracia griega fue para una ciudad. Y en Estados Unidos, ¿por qué crearon las primarias, los colegios electorales por cada Estado y todo eso que conocemos? Porque el viaje en caballo de costa a costa tomaba una semana. Como no había acceso a la gente y la gente tampoco estaba informada, se necesitó todo este constructo representativo. Pero con la tecnología actual, este constructo está completamente abusado y tiene potencial para constituirse en una dictadura informacional, esto hay que decirlo abiertamente. Esto es lo que más me preocupa. La democracia representativa de esta manera no funciona.

Obligados a pensarla de nuevo…
–La verdad es que tenemos que repensarla completamente. Y ya tampoco podemos ignorar que las redes digitales son globales. O sea, personas que están a miles de millas se pueden ofender con una información que les llega y presentarse en la redacción de una revista para matar a los dibujantes. Es que todo esto pasó muy rápido. Llevábamos miles de años separados en diferentes culturas y nos tuvimos que conocer en un par de décadas. En el Islam dijeron que no quieren ver mujeres desnudas, y un día llegamos nosotros con el TV cable y les forzamos a mirar las tetas de Pamela Anderson. Y nosotros no entendemos por qué ellos pueden tener dos esposas. Entonces, si la información fluye globalmente, ¿hasta dónde podremos prescindir de una gobernanza global? No lo sé. Pero esto va a ser un camino de ensayo y error, como siempre ocurrió con la tecnología. Ahora vimos que Facebook, después de la elección de Trump, empezó a limpiar sus fake news, estas noticias mentirosas. Hace tres meses decían “no, nosotros no somos editorial”, y ahora están sacando cosas. Ya es un comienzo.

Y los Estados, ¿están sabiendo aprovechar el Big Data para las políticas públicas?
–No, están muy atrás todavía. Pero tienen una oportunidad muy grande. Se estima que el Estado posee alrededor de un tercio de los datos de un país, lo que es mucho. ¿Acaso tiene un tercio del poder productivo? Ni loco. El gobierno sabe todo lo que pasa en los colegios, en los hospitales, en los servicios de impuestos, ¡cuánta información hay ahí! Se puede aprovechar mucho más para políticas sociales y económicas, sobre todo en América Latina. Y lo segundo es poner la información que es pública a disposición de la sociedad, lo que se llama el Open Data. Pero ahí estamos aún más atrasados, incluso acá. Por ejemplo, a mí me nombraron Chair of Technology de la Biblioteca del Congreso, que en EE.UU. siempre fue LA institución de la información. Ellos mismos me invitaron porque se dan cuenta de que perdieron el tren y Google les robó el show en diez años. Y cuando voy allá, veo que todavía podrían recolectar mucha más información, y hacerla pública. Los mapas… ¡el gobierno tiene un montón de mapas! No necesitamos Google Maps, los militares tienen todos los mapas que necesitas. ¿Por qué no los hacen disponibles? Los precios de terrenos, qué tipo de terrenos hay para qué tipo de agricultura, quién es el dueño del terreno, todo esto el gobierno lo tiene y socializarlo podría ser muy productivo. Pero es una buena noticia: si el insumo de esta nueva economía son los datos y el Estado tiene un tercio de ellos, los puede usar para democratizar la economía.

Si es que también se democratiza la capacidad de usarlos.
–Sí, esa será la clave, y todavía no está claro si la disponibilidad de información crea más o menos desigualdad. Pero si en otra época el Estado destinó recursos para llevar la telefonía a las áreas rurales, ahora tendrá que hacerlo para igualar el acceso a Big Data. Son cosas que estamos aprendiendo, aunque los gobiernos ya podrían estar haciendo mucho más.

EL FUTURO ARTIFICIAL

¿En Silicon Valley están muy locos?
–¡Ja, ja, ja! Depende. Algunos, como este alemán Peter Thiel, quien creó PayPal y que ahora está con Trump, él está un poco loco. Pero la verdad es que no son locos, son un poco arrogantes. Pero son arrogantes con justificación, porque realmente cambian el mundo, mucho más que un gobierno. Por eso también les llegó pésimo lo de Trump. Estaban muy enojados, no podían creer que se usó su tecnología para poner a un fascista en el poder. No, la verdad es que todavía están muy confundidos con eso. Bueno, dicen que la caída viene después de la arrogancia.

Algo que cuesta asimilar es que los datos, al crecer tanto, ya se explican a sí mismos, descubren solos sus relaciones causa-efecto. Como el traductor de Google, que se pegó el gran salto cuando le quitaron las reglas de traducción y empezó simplemente a comparar datos.
–Y con eso, además, ya puede traducir entre dos idiomas aunque nadie en el mundo hable esos dos idiomas. Te cuento un caso. ¿Te acuerdas de ese juego para Atari y PC, parecido al pimpón, en que tenías que mover una barrita hacia los lados para achuntarle a una pelota que rebotaba arriba en unos bloques? Y sacabas puntos al ir destruyendo esos bloques.

Sí.
–Bueno. Al DeepMind, un programa de IA que usa el Deep Learning, lo pusieron frente a ese juego y le dijeron “tienes que ganar puntos”. Pero no le dijeron cómo se ganan los puntos. Ni siquiera le dijeron “vas a ver una barrita, una pelota y unos bloques arriba”. Solamente le dieron la capacidad de reconocer pixeles. A los diez minutos, el DeepMind casi no agarraba la pelota, porque no entendía frente a qué situación estaba. Después de dos horas, jugaba al nivel de un experto. Y a las cuatro horas, mejor que cualquier ser humano. Pero no sólo por su precisión técnica, sino porque descubrió una estrategia para ganar que poca gente descubre. Es decir, sólo correlacionando movimientos de pixeles y puntos ganados por azar, llegó a innovar y ser más creativo que la mayoría de los humanos. Es lo mismo que hace la IA con el ajedrez. Se suponía que Go era el juego en que nunca iba a pasar a los humanos, muchísimo más complejo que el ajedrez. Bueno, DeepMind le ganó hace medio año al campeón de Go. Entonces sí, la información se autointerpreta y son mejores que nosotros.

¿Es cierto que las grandes compañías ya toman decisiones sin saber por qué las toman? Sólo porque la IA ve los datos y les dicen “hagan esto”. 
–Claro, y está perfecto. Además, las relaciones de causalidad, muy filosóficamente, nunca las podemos conocer. Como decía Popper, sólo podemos descartar causas: tú no puedes saber si realmente X causó Y, sólo puedes comprobar que Z no causa Y. Pero estas correlaciones nos sirven para explicar y predecir. Ahora, si tú cambias el sistema que produjo estos datos, ahí te puedes equivocar muchas veces. Pero ese ya es otro problema.

Pero también sería un problema si, por ejemplo, llegáramos a meter preso a alguien porque su conducta en Facebook, según un programa, predice que es un potencial asesino.
–Sí, pero esto también lo hacen las personas. Si un sicólogo dice que eres un peligro para la sociedad, también te pueden encerrar. Y la verdad es que la IA es muchas veces más exacta que un psicólogo. Al final, el juego con la tecnología siempre ha sido ver cuáles tareas se pueden automatizar y cuáles se quedan con nosotros. Los primeros imperios, por ejemplo, su gran innovación fue hacer canales de agua para sus plantaciones. Así ya no necesitaban usar un tercio de su fuerza laboral en ir cada vez al río y traer agua. Imagínate, qué brutal: un tercio de la gente quedó desempleada. ¿Pero qué hicieron con ellos? A la mitad los convirtieron en soldados y empezaron a dominar a otros pueblos. A otros los hicieron arquitectos y constructores y crearon las ciudades y templos más grandes de la humanidad. Otros se hicieron artistas, otros empezaron a escribir… ¡a escribir, hueón, no tenían nada más que hacer! Y es así como las sociedades han avanzado, ahorrando tiempo y automatizando tareas. Si un robot reconoce células de cáncer, te ahorras al médico. En San Francisco hay una farmacia donde no hay ninguna persona trabajando: yo soy un robot, tú me das una receta, yo te mezclo un poco de este polvo, un poco de este otro, lo pongo en una caja y te lo doy. Además el robot sabe exactamente qué interacción hay entre qué medicamentos, más que ningún farmacéutico. Más del 50% de los actuales empleos son digitalizables, incluso escribir noticias rápidas, como sabrás. Y ya no hablamos de reemplazar a los obreros, como en la revolución industrial, sino también los trabajos de la clase más educada: médicos, contadores, ¡abogados, hueón! Hay una aplicación en el teléfono que te dice cuánto estás obligado a pagar si te divorcias, según los detalles de tu caso. Te ahorraste mil dólares de abogado por pedirle ese estudio. Claro, es brutal. Pero esto ya ha pasado antes y no fue el fin de la historia. Inventaron hueás nuevas tan locas como escribir, que antes nadie tenía tiempo de pensar en eso.

Lo que sí sería nuevo, y es el gran miedo cuando se habla de la “era de la singularidad” que supuestamente viene, es que el robot pase a decidir por nosotros. En el fondo, que nos ganen.
–Claro, es la pregunta: si va a ser “el Terminator contra nosotros”. Mira, la singularidad viene. O ya está acá. Trata de deshacerte de tu celular por un año. Ya estamos fusionados con esta tecnología, como sociedad y como especie. Nuestra distribución de recursos ocurre básicamente en la bolsa, y acá el 80% de las transacciones de la bolsa son decididas por IA. El 99% de las decisiones de la red de electricidad son tomadas por IA que localiza en tiempo real quién necesita energía. Y si tú me dices “mira, Martin, recién descubrimos una especie donde un sistema que se llama IA distribuye el 80% de los recursos y el 99% de la energía”, yo diría “bueno, IA es una parte inseparable de esta sociedad”. Y ya no se puede deshacer, no se puede desenredar. Tú podrías irte a la cordillera, dejar tu celular atrás y nunca más tener interacciones digitales, pero ya no serías parte de nuestra sociedad. Dejarías de evolucionar con nosotros. El punto aquí es que la especie humana ya evoluciona en convergencia con la tecnología, que en algunos aspectos ya es mejor que nosotros… no en todos. De nuevo, la pregunta es qué cosas dejamos a la IA y qué cosas no.

Mientras eso lo decidamos nosotros y no ellos, si aprenden a pensar por su cuenta.
–Sí. Y si me preguntas a mí, digamos, filosóficamente, lo que creo que está pasando es que efectivamente estamos creando una supraespecie, otra especie superior. Pero la verdad es que no tengo tanto miedo de eso.

¿Por qué no?
–A ver… Normalmente entendemos que la selección natural, cuando hay dos especies, elige a una de las dos, la famosa “supervivencia del más apto”, ¿no? Pero también hay ejemplos de simbiosis en que las dos especies se fusionan, y yo creo que en este caso las dos especies se van a fusionar. Pero ya hablamos tanto que no sé si vale la pena explicar todo esto…

Parece que sí.
–Quizás para entenderlo hay que mirar cómo funciona la vida, los sistemas vivos. Como sabes, existen diferentes niveles de abstracción: abajo tienes partículas subatómicas que interactúan para formar átomos; los átomos forman redes para crear moléculas; las moléculas, para crear células, y las células se ponen en redes –cada una con su respectiva pega– para crear organismos. Después los organismos se ponen en redes para crear sociedades. Y ahora, ¿qué viene después? Sociedades que se ponen en red a través de la tecnología para crear algo superior. El punto es que cada uno de esos niveles cree funcionar con sus propias leyes, y no saben que gracias a esas leyes se han formado otras leyes que han creado un nivel superior. Mis células no saben que yo tengo conciencia. Se encuentran y dicen “mira, ahí hay una bacteria, ¿la atacas tú o yo?”. Piensan que son bastante libres, ¿no? Pero los grandes números crean una estadística confiable de que esa bacteria va a ser atacada, y gracias a la estabilidad de esos promedios es que mi sistema tiene la tranquilidad para crear lo que llamamos conciencia. Y lo que creo que va a terminar haciendo la digitalización es convertirnos a nosotros en células de un organismo mayor.

¿Cómo?
–A medida que la IA empiece a organizarnos, a programar a la sociedad. Y va a poder hacerlo porque si bien tú y yo creemos ser muy distintos, el funcionamiento de la sociedad, con los grandes números, consigue promedios muy estables. Entonces este organismo puede sobrevivir, hasta que yo me imagino que va a poder producir una conciencia. Pero nosotros ni vamos a saber que esa conciencia existe. Por eso te digo que no va a ser “Terminator contra nosotros”. Es un supraorganismo con el que nos estamos fusionando, y la digitalización es como el aceite que nos une. La verdad es que normalmente no hablo de esto en entrevistas públicas, pero eso significa para mí la singularidad: estamos convergiendo con la tecnología para crear un ente superior, que se llama sociotecnología, tecnosociedad o como lo quieras llamar.

¿Por qué no te gusta hablar de esto en entrevistas?
–Porque es muy loco, ¿no? Es muy profundo y hay gente que se preocupa más de la cuenta. Prefieren hablar del robot de Amazon que les mandó un paquete equivocado. Nos descoloca que nos hablen de un chip implementado en el cerebro, pero ya todos usamos tecnología para aumentar nuestras capacidades. No es en ningún caso el fin de la humanidad, es la evolución que sigue su camino. Y la manera en que esto ocurra va a depender de nosotros. Entonces nos conviene entender que tenemos por delante una gran responsabilidad, porque nosotros diseñamos las instituciones que van a definir el futuro de estas convergencias.

viernes, 20 de octubre de 2017

PRETEXTO Y EXCEPCIÓN EN EL MACRISMO, Por Horacio González

"El macrismo ve su “estado de excepción” como una campana de vidrio que lo protege en un tiempo inmóvil donde las elecciones sucedidas y por ocurrir son también espacios para fraudes con los cuadrantes del tiempo, manipulación no de boletas sino torsión temporal noticiosa, donde se derrumba toda la juridicidad electoral que ha ocurrido, pero crea efectos ilusionistas aun sabiendo que lo real prorrogado surgirá alguna vez, como retorno de una verdad cohibida que ya no importa, actuante y fundante. De tal modo, hay que preguntarse por los efectos “irreales” en el seno de la realidad, y estos efectos pueden ser riesgosos al transmutarse en “reales”."

Ni democracia ni dictadura, el macrismo deja un desafío para las ciencias políticas y también para las luchas sociales. Como a toda descripción de la teoría política, a ésta le faltan detalles, rectificaciones y ajustes, pero escribimos para que activen significados que posibiliten el arte de la interpretación y la conversación política. Pues en el macrismo las leyes son arrasadas sin que se diga que dejaron de tener vigencia y las normas administrativas son cada vez más usadas como regulaciones de la totalidad de la vida (trabajo, consumo, futuro común, condicionamientos a través del estado de la deuda nacional). En este doble vacío (ausencia de dictadura y ausencia de democracia) es necesario bucear en las formas de actuación gubernamental respecto a instrumentos que tangencialmente son constitucionales, pero a la vez constituyen la forma de despellejar la constitución. Estos instrumentos no necesariamente consisten en aquellos que las constituciones prevén en términos de excepcionalidad, como los decretos de necesidad y urgencia o el estado de sitio.

Dictablanda, democradura, se dijo alguna vez para intentar definir situaciones mixtas en cuanto a tal o cual identidad gubernamental. Preferimos el de estado de excepción, que es también un concepto incierto, como todos los demás, pero que reconoce su capacidad de pensar en sí mismo esa excepcionalidad. El predominio de un esquema de construcción de un enemigo nefasto, misterioso y ubicuo es uno de los fundamentos y motivos centrales del estado de excepción. La ley pasa a ser una excepción y la excepción un estado permanente de autojustificación de cada acto de gobierno. No precisa institucionalidad, sino fórmulas de lenguaje, no precisa descubrir hechos verídicos, precisa nombrar lo que los encubre, no precisa parlamento, sino denuncias de corrupción ante un tribunal de prelados mediáticos, no precisa pruebas sino acusaciones de asesinato, no precisa investigar, sino sembrar pistas falsas, no precisa tocar timbre sino crear el arquetipo de un Timbre tras el cual habita un hombre aislado, uno solo, como Henry Thoreau, pero no para la desobediencia civil, sino con el trapo de piso y la escoba presto a limpiar la Plaza de Mayo contra los destrozos del “enemigo interno”. 

Esa construcción, sea el narcotráfico, los mapuches, los anarco-zancudos o el kirchnerismo, dejan en estado de indeterminación todo el sistema jurídico, normativo y parlamentario, que aunque sigue funcionando, se desconecta progresivamente de las decisiones de fondo sobre la existencia común y el poder en última instancia que la normaliza. Las “reglas republicanas” y los “juegos democráticos” quedan en situación de tramas exteriores a las decisiones reales, y mientras el espacio público va achicándose en nombre de protocolos que codifican su uso, el poder judicial pierde todas sus instancias, incluso la “última instancia”, para depender de cámaras de enjuiciamiento, casación y sentencia ubicadas en las redes mediáticas comandadas con criterios clausewitzianos por gerentes de contenidos, policías nuevas y antiguos locutores ligados a los servicios de informaciones, trolls que actúan en diversos frentes de la “lucha por el lenguaje” y jueces intercambiables con locutores de investigación de incesantes fiscalías imaginarias en horario central de la Paleo-Televisión, que nunca dejó de ser influyente. Mientras Comodoro Py esté en los canales donde se segregan las sentencias en primera instancia, los Canales de producción de contenidos inspirados en el par amigo/enemigo son el verdadero Tribunal togado donde actúan los robespierres de la franja nocturna, propicia para los cadalsos donde la sangre que corre es la savia de una metralla maldiciente y sistemática.

El macrismo ve su “estado de excepción” como una campana de vidrio que lo protege en un tiempo inmóvil donde las elecciones sucedidas y por ocurrir son también espacios para fraudes con los cuadrantes del tiempo, manipulación no de boletas sino torsión temporal noticiosa, donde se derrumba toda la juridicidad electoral que ha ocurrido, pero crea efectos ilusionistas aun sabiendo que lo real prorrogado surgirá alguna vez, como retorno de una verdad cohibida que ya no importa, actuante y fundante. De tal modo, hay que preguntarse por los efectos “irreales” en el seno de la realidad, y estos efectos pueden ser riesgosos al transmutarse en “reales”.

Por lo tanto la excepción debe acudir a su sempiterna máscara de normalidad, y jugar siempre con el peligro; si muere Santiago Maldonado hay que negar que fue el Estado y su gendarmería, porque hay que lidiar aun ante aquellos a los que ese asesinato les importa y mucho. Para el macrismo es una excepción, producto de la situación bajo la cual gobiernan, pero en su doble aspecto de gobierno en estado de excepcionalidad policial pura y gobierno yacente en medio de un movimiento institucional y jurídico cuyas partes no anexadas por la violencia del pretexto anómico, aun funcionan. Entonces, el gobierno y su prensa (no adicta, pues es más que eso, es su sombra crítica, parte de la excepcionalidad, cuando Morales Solá escribe da órdenes presidenciales), trazan un plan a medias consumado. Absorber al peronismo absorbible y “republicano” y expulsar del cuerpo nacional a lo que cuestiona al estado de excepción desde su condición exterior a él pero inherente al memorial activo de la historia nacional.

Un ejemplo obvio: Cristina, más allá de desempeños específicos y actividades de su reconocible singularidad, es una advertencia imposible de embotar por el estado de excepcionalidad y de pretexto (el gobierno en tanto semiología de las pistas falsas). La simple expresión de Cristina referida a “frenar el ajuste” es vista como un inconveniente en la carta con la que Randazzo responde a este concepto: no “frenar” sino “limitar”. Randazzo, en verdad, está en el interior mismo del estado de excepción, pues se presenta como su alternativa “limitadora”. No está mal si el estado de situación reinante fuera el de una plena democracia, sin un proyecto refundacional sin cimientos históricas (siquiera para discutir las razones de tal fundación) y si entre las dificultades del sistema de pretextos macristas no figurara obsesivamente la Culpa del Pasado inscripta en su propio cuerpo. 

Se fue amasando silenciosamente, el macrismo, en el interior de los gobiernos anteriores, desde Alfonsín en adelante, sin que no se lo hubiera percibido, pero hay actos macristas (no necesariamente macrismo), desde hace más de tres décadas en la Argentina. Por eso sus vasos esponjosos saben chupar, como con un sorbete, a facciones del peronismo y al entero radicalismo. Otras franjas, sabiendo de la ausencia de ley instaurada por la ley excepcional del macrismo (que muchos confundieron con la sabiduría de saber retroceder de un error para luego avanzar por otras vías distractivas), preparan la alternativa en los pliegues internos de esta fundación por un soberano cuyo goce es aplicar formas duras de la ley, que las quita de su reino interpretativo para hacerlas sinónimo del arbitrio, el ludibrio o la cárcel. Complementariamente, hace de la norma vecinal un instrumento de represión de un autómata que muestra su relojería de ingenuidad por fuera y su furia de hierro por dentro. Si alguien muere, el estado excepcional pasa a ser pretextual. Se buscan pretextos con perros olfateadores, cámaras de supermercados y viejitos que viajan de madruga da por las rutas. Los alternativistas del estado de excepción no desean frenar nada porque no podrían otra cosa que un reemplazo futuro dentro del mismo mecanismo, de ahí la mención de la palabra límite.

Los grandes teóricos del estado de excepción jugaron con su módica historicidad. O siempre estamos en ella o se trata de un viaje hacia otra parte, a la ciudad final custodiada por todos los protocolos. Señalaron que toda excepción es una soberanía incierta que al pensarse a sí misma se tensa hacia el infinito, buscando a su vez otra excepción mayor que la resguarde o la aniquile. O más aún, encontrando la posibilidad de señalar zonas inmunes o sagradas, donde sea posible el sacrificio sin que el Estado, en tanto mascarilla mortuoria, no se inmute ni se inmuten los que se enteran. Un sacrificio para el que se cree el público para el cual todo será fácil de explicar. Y siquiera se deshagan en pretextos. Todavía no fluye abajo lo bien que va arriba, dicen, pudo haber sido un gendarme a su vez actuando en legítima defensa, dicen, y siempre hay conspiraciones contra una ministra que viste uniforme de gendarme, dicen, y es además, no se dan cuenta, dicen, que más allá de toda elección, somos auto-instituyentes.

¡Oh! Quizás es lo que quiere demostrar –esa ministra–, con las mudanzas de carátula de su historia, pues si antes, dicen, nadie fue tan angelical, tan demonio ahora no será. Esta libertad irrisoria sobre las autobiografías también pertenece al estado de excepción, que se congrega hipnóticamente sobre sí mismo, suspende marcos jurídicos para que todo aparezca, como nunca, sujeto a normas que constriñen a los individuos y que al constreñirlos, los encadena. El estado de excepción neo-liberal, en su doble máscara mortuoria de yeso, tiene el pretexto y la suspensión de la ley. Deben vestirse con ropajes ficticios de democracia y de ocasional dictadura. No sabe quién es, no conoce bien el libreto de los estadios de excepción históricos, a los que les gustaría arribar pues en ellos los “soberanos” son tanto la excepción como el origen de ésta, no pudiendo subyacer en ninguna otra juridicidad que los anteceda. Este sueño de los emprendedoristas de la excepción, es una pugna entre sus pesadillas nocturnas, pues preexiste hasta hoy una democracia en la sociedad profunda. La diferencia entre frenarlos y limitarlos es que en nombre de la fantasía fundadora macrista, pueden coleccionar, hurgando en los basurales de la lengua pueden seguir coleccionando las entonaciones perdidas todavía audibles, esos frenos implícitos en el movimiento social, que si no los activamos, pueden transformarse en el límite que busquen ellos mismos. Ellos, cuando se miren por fin en el espejo de la una dictadura capitalista constitucional limitada.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/62917-pretexto-y-excepcion-en-el-macrismo

martes, 17 de octubre de 2017

DOMINIO GLOBAL, Por Frei Betto

Noam Chomsky, teórico estadounidense que revolucionó la lingüística moderna, comprobó que después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) los EE.UU. pusieron en práctica la estrategia de dominio global. El gobierno del presidente Franklin D. Roosevelt había decidido que controlar las reservas energéticas del mundo, en especial de los países productores de petróleo, traería a su país “un control sustancial del mundo”.

El Departamento de Estado, que cuida de la política externa usamericana, visualizó el dominio de una Gran Área en la cual estarían incluidos todo el hemisferio occidental, el Extremo Oriente y los territorios del antiguo Imperio Británico. Dentro de esa Gran Área los EE.UU. mantendrían un “poder incuestionable”, con “supremacía militar y económica”, y garantizarían la “limitación de cualquier ejercicio de soberanía” por parte de los países que pudiesen interferir en el proyecto de dominio global.

Por temer que la Europa Occidental de la posguerra adoptase un rumbo independiente de la hegemonía controlada por Washington, los EE.UU. crearon la OTAN en 1949. El pretexto fue unir fuerzas para contener la amenaza soviética que dividía el continente europeo en dos sistemas delimitados por el muro de Berlín.

Al decidir poner fin al socialismo soviético, Gorbachov exigió de la OTAN el compromiso de no avanzar sobre el Este europeo. Bastó con que cayese el muro de Berlín para que el acuerdo fuese ignorado. Desde entonces la OTAN se volvió una fuerza de intervención. Según Haap de Hoop, su secretario general entre 2004 y 2009, le corresponde a las tropas de la OTAN “vigilar los oleoductos que transportan petróleo y gas en dirección a Occidente” y las rutas de los navíos petroleros.

El principio estratégico del dominio global fue reafirmado por Clinton, que declaró que su país tenía derecho a usar la fuerza militar para garantizar “el acceso irrestricto a los principales mercados, abastecimientos energéticos y recursos estratégicos”, y debe mantener tropas “permanentemente movilizadas” en Europa y en Asia, “ a fin de moldear las opiniones de las personas sobre nosotros” y de “configurarlos acontecimientos que afectan a nuestra subsistencia y seguridad”.

Tales principios desembocaron en la invasión de Iraq, de Afganistán, de Libia y de Siria. En el 2007 la Casa Blanca decidió que las tropas usamericanas se mantuvieran por tiempo indefinido en Iraq, con el fin de privilegiar a los inversionistas yanquis.

La llamada Primavera Árabe, en especial en Egipto y en Túnez, fue un mero juego de escenas típico del proverbio de Lampedusa: cambiar para que todo quede como está. Cambiaron los gobiernos pero no los regímenes dictatoriales. Los EE.UU. están dispuestos a todo para impedir que la democracia se refuerce en el mundo árabe.

El desprecio de la élite estadounidense por la democracia se reveló de modo elocuente cuando se tuvieron las informaciones de Wikil eaks. Los datos revelados allí no han sido desmentidos, pero los responsables de bajar esos datos han sido condenados de forma sumaria.



(Fuentes: Noam Chomsky: “Hopes and Prospects”, Chicago, Haymarker Books, 2010, 55 y 62. Del mismo autor: “¿Quién manda en el mundo?”, 2017, São Paulo, Planeta, 2017. Laurence H. Shoup e William Minter, “Imperial Brain Trust: The Council on Foreign Relations and United States Foreign Policy”, NY, Monthly Review Press, 1977, 130. Gerard Van Bilzen, “The development of AID”, Newcastle upon Tyne: Cambridge Scholars Publishing, 2015, 497. http://georgewbush-whitehuse.archives.gov/news/releases/2007/11/20071126-11.html).


Frei Betto es escritor, autor de “El budista y el cristiano. Diálogo pertinente”, junto con Heródoto Barbeiro, entre otros libros.

www.freibetto.org/> twitter:@freibetto.

Traducción de José Luiz Burguet Huerta

Copyright 2017 – Frei Betto -




QUIÉN ES FREI BETTO

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico. conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 60 libros de diversos géneros literarios -novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, y de tema religioso en dos acasiones- en 1985 y en el 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. 

Asesor de movimientos sociales, de las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en la vida política del Brasil en los últimos 50 años.