miércoles, 26 de junio de 2019

INCENDIO EN LA CATEDRAL, Por Horacio González

Obertura del Editor: El periodismo no existe, no alcanza a configurarse nunca. Nadie puede escribir al calor de los hechos. Los que escriben deben ser leídos tiempo después, pasado el episodio o el estrépito. En derecho procesal penal de la dictadura era motivo para denegar la excarcelación de un preso común: "la repercusión social del hecho". Vivímos al calor de los cinco minutos de fama para todo el mundo inclusive para el "carnicero" de Zarate, hoy candidato a Consejal. La "Duranbarbarización" del clima político-económico-cultural del país implica que las notas reflexivas fuera del tiempo sean un hallazgo. Ese hallazgo se bebe, como los buenos vinos, al atardecer de días agitados. Acaso la única forma de vivir desalienado sea transitar el infinito del pensamiento al calor de la eternidad metafísica lindante con la religiosidad cristiana (judía o musulmana), en una selva cuya manigua está repleta de exquisiteces pero, como en el mito de Tántalo -que siempre recordaba el poeta Enrique Molina-, está todo a nuestra disposición, y cuando vamos a tomar algo de lo ofrecido se aleja y así incansablemente por todo los tiempos de los tiempos. ¿Es ese el destino de los poetas? ¿Es Horacio González un poeta?

¡Basta de alharacas y vamos a la nota!.



Página 12

El incendio de la Catedral, que pone un signo extraño en el luto universal, permite diversos comentarios. No es demasiado absurdo imaginar que recién bajo el fuego, los monumentos revelan sus secretos; si el fuego puede ser sacrílego, ellos recién entonces pueden oponer lo sagrado. Vimos la caída de la famosa aguja gótica diseñada por el arquitecto Viollet-Le-Duc en el siglo XIX. Si hay un inconsciente de la humanidad –no lo creeríamos, apenas escrita esta frase se muestra ineficaz–, el testimonio de una torre o una cúpula gótica que se desploma ante la televisión mundial permite que nos asalten muchos recuerdos. Los grandes medios adoran los fuegos. Sobresalen acaso aquellos que la más importante industria de imágenes del mundo denomina “infierno en la torre”. Pero permítasenos ver qué hay de literario o pictórico en esas piras u hogueras sobre Notre Dame de París. Cualquiera podría estar comprando pan en la esquina o un chocolatín en un kiosco, y la televisión del lugar transmitía la misma imagen en todo el mundo, la caída de la gran aguja.


Es imposible que eso no agitara nuestra memoria un tanto indescifrable, mientras una persona rebusca en sus bolsillos para pagar la compra en la panadería, que también sin saberlo vende imágenes televisadas. Viollet-Le-Duc había sido a finales del siglo XIX uno de los grandes arquitectos que había remozado Notre Dame, y que había construido precisamente esa delicada agujeta que contrastaba con sus dos impresionantes torres, más o menos milenarias. Mejor dicho, había reemplazado a la anterior aguja, que se había desplomado pocos años antes de la Revolución Francesa. Como en el terremoto de Lisboa de 1755, era necesario pensar si era una advertencia, si daba pábulo a las premoniciones o indicaba un anuncio prometedor de mayores males. A todo esto, Voltaire, contemporáneo de ese terremoto, niega esas posibilidades. Dice: “Del Ser todo perfecto, el mal no podía nacer”. Sin mayores esfuerzos, hoy queda reemplazada por la expresión falla técnica el conflicto entre el desastre que abarca a toda existencia y la consiguiente existencia de una fuerza divina que todo lo ocasiona. Y así, vemos la miseria real del mundo y la comparamos con el sufrimiento de los símbolos. ¿Quién sufre más? ¿El náufrago real o la caída del símbolo que nos toca el corazón?


No pensaba en este tema Viollet-le-Duc, quizás el verdadero constructor de Notre Dame en el siglo XIX, por cierto ayudado por los efectos de la novela de Víctor Hugo. De lo que eran casi ruinas, débiles artefactos edilicios que habían conocido tiempos mejores en los tantos siglos pasados, en un sitio donde ninguna religión precristiana dejó de enclavar sus símbolos, Le-Duc reinventó lo que ya existía castigado por el tiempo y la ceniza. Expresó sus grandes teorías sobre la arquitectura antigua, en vísperas de sus necesarias renovaciones. Había que situarse primero en el lugar donde se colocó la piedra arcaica, para desatar la imaginación del presente y hacer de lo vetusto una inspiración ya sucumbida, pero capaz de proyectarse al presente. Algo semejante al tiempo ido, pero respetuosamente mutado a través de una evocación moderna. Todo el gótico de Le-Duc es una sombría y fantasmal evocación de aquellas piedras tantas veces derruidas. A Marcel Proust, muy atento a las restauraciones de Viollet-Le-Duc, le parecían lo contario de lo que él, como escritor, hacía con la búsqueda del tiempo perdido. Recuperarlo con una memoria involuntaria.

Proust lo menciona a Le-Duc muchas veces en A la busca del tiempo perdido. Piensa que las restauraciones del gran arquitecto bonapartista (aunque a Bonaparte III esas restauraciones no le caían muy bien) dejan entrever una falsa idea del tiempo arruinado, donde nunca la intromisión del presente resultaría oportuna. A su gran personaje, el señor Swann, le hace proclamar sus disgustos por Le-Duc, y en otros tramos, dice que esas restauraciones permiten el módico placer de los pequeños propietarios y empleados de las mercerías de París, que salen los domingos a ver “antigüedades”.

Al parecer, a Freud no le pareció lo mismo, pues –quizás es una leyenda–, no dejaba de visitar Notre Dame para ver las gárgolas, esos animales diabólicos que sirven de canaletas a la Catedral, y fueron diseñados por el propio Le Duc, que según algunos estudiosos, tan fantasiosos como esos animales mitológicos, eran los diablos zoomórficos con los que el arquitecto quería exorcizar a los movimientos insurreccionales del siglo XIX. Hay un clásico debate en la historia del arte, el de Viollet-Le-Duc con el crítico inglés John Ruskin. Este prefería las ruinas del gótico o las ruinas en general. Esto no tendría mayores consecuencias, sería la viga maestra del pensamiento romántico –un Simmel lo ejemplificaría–, pero sus tesis tienen corolarios sobre las restauraciones edilicias. No debía hacérselas. Las restauraciones son sus enemigas, como quizás lo fueron para Proust, y también para Borges, lector de Ruskin.


Lo que vimos en los televisores de nuestras casas o de algún comercio –cervecerías, carnicerías, cafés Martínez–, no parecía destacarse especialmente de otros incendios. La pantalla nos une con su falsa magia y no nos permite creer en el funesto esplendor de nada. Las muy buenas notas sobre el tema, en cambio, nos permitieron recordar a Víctor Hugo, al pintor David –que con su célebre cuadro de la coronación de Napoleón I, en Notre Dame, revitalizó a la Catedral–, y a Viollet-Le-Duc, con lo que ahora no podemos hacernos los distraídos. En realidad, lo que vimos es una burbuja del tiempo de nuestra propia vida, que emigra sin que lo percibamos. Lo que se destruye no es tanto el pasado, sino nuestra imaginación. Tanto la indiferencia, como el llanto frente al fuego, que devora una antigüedad de la que solo sobran despojos o que ha sido decenas de veces reconstruida, nos obliga a pensar en lo que tantas veces queremos descartar, la oscura sacralidad de las cosas. 

Y también la dificultad con que el presente coloca murallas imaginarias para impedirnos pensar lo que vendrá. Cuando el fuego come las maderas de un viejo símbolo, las corporaciones lo reconstruyen. Y deciden inventar nuevamente un pasado. Estemos atentos a esta disyuntiva. En nuestro caso no será por la vía del fuego, la desidia o la ira. Sino de los votos populares. Gracias a ellos, una quimérica construcción política muy pronto se derrumbará ante nuestros propios ojos, y a diferencia del gótico de París, no podrá ser reestablecida.


viernes, 21 de junio de 2019

Cuarto fragmento del capítulo: MODELAR SERES HUMANOS, correspondiente al libro inédito: DE LA DOMINACIÓN CONSENTIDA, de León Pomer(") para Vagos y Vagas Peronistas





RECURSOS DE LA MODELACIÓN 

Si bien la entera sociedad modela, la dominación recurre a ciertos recursos específicos, en algunos casos herencias de anteriores sistemas. Veamos unos pocos, pero significativos. 

MIEDO E INCERTIDUMBRE 

El terror, momento superlativo del miedo, doblega la voluntad de resistencia. León Rozitchner, (Rios, 29/10/2015), habla de la “política como prolongación bélica de la guerra”, del “terror que reprime las pulsiones de resistencia” y penetra en el cuerpo y mutila la conciencia y el pensamiento. 

El temor modela. Jean Delumeau (1983), historiador católico francés, explica que en Europa, entre los siglos XIII y XVIII, la iglesia desarrollaba lo que llama, “la pastoral del terror” (hoy sería la pastoral laica del terrorismo). Amenazando a los pueblos con los horrores del infierno, la iglesia lograba que los fieles “se precipiten para confesarse y liberarse”: una impresionante manera de control social- conductual. En la América colonial, lo dice Sarmiento en sus Recuerdos de Provincia (1943: 37), “era la inquisición de Lima un fantasma de terror que había mandado la España a América, para que intimidara a los extranjeros, únicos herejes que temía; y a falta de judaizantes y heretizantes, la inquisición cebaba de cuando en cuando alguna vieja beata que se pretendía en santa comunicación con la virgen María, por el intermedio de ángeles y serafines…”. 


El temor a enfermar y morir es una variante del miedo que acompaña a ciertas creencias, como lo es el ser enviado al infierno a purgar pecados. Mauss (1926: 296 y ss) explica que en ciertas sociedades tribales, la cultura modela al individuo para que al sentirse enfermo lo atribuya a una falta cometida, o a un tabú violado; en consecuencia, morirá obedeciendo a un fenómeno de sugestión (y por eso fuertemente emocional). Para el creyente, la enfermedad es un castigo. “Una creencia tiene una repercusión fisiológica”, concluye Mauss. Cuando el temor, la desconfianza y la sospecha se apoderan del individuo, condicionan sus actos y sus visiones de la realidad. 


MANIPULACIÓN DE CEREBROS 

Edward L. Bernays, sobrino de Sigmund Freud y uno de los pioneros en el estudio de cómo influenciar las masas, escribió en su libro Propaganda (atención a la fecha de publicación:1928):”La manipulación deliberada e inteligente de los hábitos estructurados y de las opiniones de las masas es un elemento importante en las sociedades democráticas. Aquellos que manipulan este oculto mecanismo de la sociedad constituyen un gobierno invisible, que es el verdadero poder dirigente de nuestro país (Estados Unidos. L.P.). Somos gobernados, nuestras mentes están amoldadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas por hombres de los que nunca hemos escuchado hablar”. 

Una de las realizaciones de Bernays, fue “preparar” la opinión pública de los Estados Unidos para aceptar el derrocamiento del presidente Arbenz de Guatemala. Los temas alegados fueron la terrible amenaza comunista, y la posibilidad de que la Unión Soviética estableciera bases en el país centroamericano. Pero otra era la verdad: la defensa de la poderosa United Fruit, (controlaba el 70% del territorio guatemalteco), cuyos intereses se sentían amenazados por la política social instrumentada por Arbenz, y una proyectada reforma agraria. Bernays transformó la defensa de un interés privado en una cuestión de seguridad nacional norteamericana. Logró el consentimiento de la opinión pública de su país y Arbenz fue derrocado en 1954. Hace más de seis décadas, el sobrino de Freud mostraba prácticamente que era posible influir sobre las masas mediante una gigantesca operación heteronómica. 

Más tarde, en Las formas ocultas de la propaganda (de 1957), Vance Packard describió un “extraño y más bien exótico” tipo de influencia que estaba surgiendo rápidamente en Estados Unidos: los ejecutivos corporativos y los políticos estadounidenses estaban empezando a emplear métodos, completamente indetectables, para cambiar el pensamiento, las emociones y el comportamiento de las personas, basados en la psiquiatría y las ciencias sociales. Se trataba de la estimulación subliminal, o lo que Packard denominó “efectos por debajo del umbral”: presentación de mensajes muy breves – una fracción de segundo - que ordenan lo que debemos hacer, sin que tengamos consciencia de haberlos visto. 

Packard denunciaba que las corporaciones más poderosas buscaban, y en muchos casos ya estaban aplicando, una gran variedad de técnicas de control de las personas sin el conocimiento de estas. En estrecha colaboración con científicos sociales, intentaban conseguir que la gente comprara cosas que no necesitaba (el consumismo, que le dicen) y de condicionar a los niños pequeños para que devinieran buenos consumidores. Aconsejadas por las ciencias sociales, las corporaciones aprendieron rápidamente los procedimientos para aprovechar las inseguridades, las flaquezas, los temores inconscientes, la agresividad y el deseo sexual de las personas para modificar su forma de pensar, sus emociones y comportamientos, sin que supieran que eran manipuladas. Packard citaba al economista inglés Kenneth Boulding: “Es concebible un mundo de dictadores ocultos que continúen empleando formas democráticas de gobierno”. 

Las fuerzas descriptas por Packard se han hecho aún más sutiles, denuncia Robert Epstein: “La música relajante que oímos en el supermercado hace que caminemos más lentamente y compremos más alimentos, los necesitemos o no. Muchos de los insustanciales pensamientos e intensos sentimientos que viven nuestros adolescentes, desde que se levantan hasta que se acuestan, están cuidadosamente orquestados por habilísimos profesionales del marketing que trabajan en las industrias de la moda y el entretenimiento. Los políticos se valen de una gran variedad de consultores que estudian las maneras de atraer jovencitos; la vestimenta, la entonación, la expresión facial, el maquillaje, el peinado y el discurso, todo es optimizado al máximo, tal como se hace con el envase de la leche para el desayuno”. 

No muchos años atrás, Zbigniev Brzezinski, en su libro Entre dos Edades, de 1971, abogaba por el control de la población por una élite mediante la “manipulación electrónica”: “la era tecnotrónica, afirmaba, involucra la aparición gradual de una sociedad más controlada y dominada por una élite, sin las restricciones de los valores tradicionales, por lo que pronto será posible asegurar la vigilancia casi continua sobre cada ciudadano, archivos que estarán sujetos a la recuperación instantánea de las autoridades”. El polaco Zbigniev anunciaba la hoy celebre Big Data. 

El perfeccionamiento de los mecanismos de manipulación mental es objeto de trabajos académicos y de seminarios internacionales. En la Universidad de Stanford, California, funciona un Laboratorio de Tecnología Persuasiva que dirige B. J Fogg, quien ha escrito un libro, cuyo título lo dice todo: Tecnología Persuasiva, en el que se explica que es posible utilizar las computadoras para cambiar lo que pensamos y lo que hacemos. Del 6 al 8 de junio de 2012, se celebró en Linköping (Suecia) el “VII Congreso internacional sobre tecnología persuasiva”. En la convocatoria al Congreso, se explicaba que “La tecnología persuasiva es un campo científico interdisciplinario que estudia el diseño de tecnologías y servicios interactivos, para cambiar la actitud y el comportamiento de las personas. En él confluyen ámbitos como la retórica clásica, la psicología social y la computación ubicua. Otras reuniones y conferencias similares se celebran en distintas partes del mundo” (Teitelbaum, 2015). 

ACCIONES HIPNÓTICAS 

En El Miedo a la Libertad (1947), Eric Fromm da significativos ejemplos, de individuos que experimentan como propios, sentimientos, pensamientos y voluntad originados fuera de su cuerpo. El sueño hipnótico prueba, señala Fromm (Id.: 171 – 172), que es posible introducir en el cerebro vivencias y aconteceres jamás sucedidos; en despertando de la hipnosis, se prolongan en persuasiones y conductas percibidas como genuinas. El sujeto, esclavo de órdenes que le fueron inoculadas durante la hipnosis, repite algo semejante en el estado que llamaremos normal, o de ausencia del sueño hipnótico. Ocurre también cuando es sometido a una permanente y abrumadoramente repetitiva ofensiva propagandística, que Fromm no vacila en llamar “hipnotizante”: el efecto será sentido como producto de la propia subjetividad. Decisiones en algunos casos trascendentales se derivan de cómo influjos exteriores al sujeto lo condicionan a actuar de determinadas maneras, que él adjudicará a una voluntad que creyéndose libre, está plagada de ajenidad. Agréguese el impulso gregario o de manada, que pide no desentonar de las convenciones, reglas y deberes, cuya infracción puede llegar a aislar a quien se atreve a desafiarlos. 

CONSUMISMO 

Aunque un poco venido a menos por la crisis general que no se muestra nada cordial con los bolsillos, estratos medios de la sociedad, con aun poder de compra, lo siguen practicando. 

En una obra publicada en 2003, Marshall Sahlins advertía que el capitalismo produce objetos para sujetos apropiados; o con palabras nuestras, sujetos apropiadamente modelados para consumir objetos, que usados como terapias, paliativos o dadores de un placer que prescinde del Otro humano para consumarse, acaban generando la adicción tóxica llamada consumismo: formidable medio de control social. El consumismo, constituyente básico de un estilo de vida, no requiere de un Otro humano para “pasarla bien”. “El otro no me importa”, sintetizo Bernardo Kliksberg. 

Las adicciones dominan la voluntad, exigen perentoriamente más de lo mismo: el inacabable consumo de novedades publicitadas como inefables objetos de placer son un acabado ejemplo de sumisión. Los contaminados por la enfermedad del consumismo (y tienen con qué pagarlo, o han encontrado otras “soluciones” a la falta de dinero), se han sometido mansa e inadvertidamente a los propósitos del sistema, se han tecnomarionetizados. La experiencia cotidiana revela que la praxis que prevalece en el capitalismo obliga a ser indiferentes a los valores de otros seres humanos: en lugar de relaciones que entrañen el recíproco reconocimiento por ser el Otro una criatura humana, prevalece la indiferencia o la consideración de quien importa porque puede satisfacer los más egoístas intereses personales. El consumismo, para muchos pretendidos sapiens, es un constituyente básico de un estilo de vida que no requiere imprescindiblemente de un Otro humano: “cada cual en lo suyo”, sostiene la “filosofía” del egoísmo. 

EMOCION, ¿consciencia pre reflexiva? 

“Los datos objetivos de la información sensorial poseen una connotación afectiva” (Karli, 1987: 58). Intentar aprehender el mundo y aprontarse a descubrir sus secretos, es prioritariamente una aproximación emocional; el saber y la emoción son un par indisoluble en que suele prevalecer el segundo miembro. La emoción ha sido llamada de “conciencia pre reflexiva”, “revelación anterior a la conciencia analítica” o “manera de conexión particular entre el ser humano y el mundo” (Lowe, 1999: 179). 


En la elaboración de los comportamientos, se crean los llamados socio afectivos por el papel que la sociedad juega en ellos. Katz (1974:59) advierte: “La aproximación emocional del mundo y su descubrimiento por un individuo forman en gran parte el proceso de su pensamiento, así como las amalgamas ideológicas de su sociedad, tales como la religión, la ciencia, la educación, la filosofía, el arte y otros sistemas que explican y racionalizan su existencia y el sentido de esta”. La emoción, prosigue, puede prevalecer sobre la cognición, porque las conexiones del sistema emocional hacia el sistema racional son más fuertes que en sentido inverso. 


Gregory Bateson llamó “ethos” al tono emocional inherente a cada cultura (Lipset,1991: 160 – 161). Cabe la pregunta: ¿de dónde surge la peculiaridad de ese tono? Verosímilmente de una combinación que comprende la índole de las relaciones sociales, las situaciones históricas atravesadas por estas, y los enfrentamientos con la naturaleza física. Momentos sociales particularmente críticos suelen provocar espasmos emocionales colectivos que perturban la percepción, dificultan el auto control y tientan a interpretaciones sobrenaturales. La capacidad biológica de emocionarse está socialmente gobernada por un contexto histórico, psico - social y físico. En la sociedad concreta, personas de diferente condición social, no necesariamente generan emociones similares en situaciones que engloban la entera sociedad. Lo que a unos deja indiferentes, a otros los sacude: hay sacudidas de diferente intensidad frente a distintos cuadros de la realidad. 


En la historia de la constitución del cerebro humano, el cerebro de las emociones (sistema límbico) precedió cronológicamente al cerebro de las razones y las reflexiones. Este nos identifica como sapiens: supone la posibilidad de controles emocionales, inhibiciones y sublimaciones. Pero es sabido que los controles no son ni han sido impedimentos para neutralizar emociones, que acaban por desatarse. En la sociedad actual, parecen prevalecer los dos cerebros más antiguos, particularmente el que Henri Laborit llama de cocodrileano: irrefrenablemente bestial, porque despojado de todo autocontrol racional. La sociedad de los hombres, en sus avatares y desventuras, privilegia un determinado ethos, que será simultáneamente emocional y conductual. Lo social “culturaliza” lo biológico. 


La historia conoce mil ejemplos de arrebatos emocionales colectivos que aparecen como multitudes enardecidas; pero las emociones presentes en el día a día, de quienes no viven sus padecimientos con la frialdad del hielo, albergan un potencial explosivo que usualmente estalla en la relación cara a cara, cuando, a veces, una insignificancia es la gota que desborda el vaso donde ya rugía la tormenta. Vendavales de desesperación y violencia anulan los últimos resquicios de control: el sujeto victimado por la sociedad se victima a sí mismo, a los suyos y a los Otros. Personas temerosas se desequilibran y se amedrentan, el pensamiento flaquea y eventualmente abre espacios a la fe, poderosa manifestación emocional: no son pocos los que buscan refugio en el arsenal de la religión, en los milagros de un San Cayetano que deberá interceder para recuperar el empleo o la salud, o en un San Expedito, que restituirá el amor perdido. La fe supera los límites de la religión: la difunta Correa y el Gauchito Gil convocan multitudes. Lo que en ocasiones comienza como un intenso fervor arriesga caer en reacciones irracionales o situadas en un borde fácilmente franqueable. Supersticiones, mitos, presagios y creencias ancestrales irrumpen desde los oscuros recovecos humanos en que vivieron replegados en el silencio. Las exteriorizaciones emo[LP1] cionales llevan la marca de una cultura, de una situación concreta, de una sociedad de la que extraen las formas de su objetivación. 


El avatar humano está sembrado de huracanes emocionales provocados por desafíos sociales y naturales. Pestes, guerras, cismas y hambrunas desencadenan conductas colectivas que registran auto inmolaciones colectivas, suicidios individuales y accesos de misticismo. Delumeau (1968:48) relata que la combinación de desastres (los mencionados y muchos otros), las angustias y los desconciertos que provocaron, pueden explicar el que tanta gente haya optado por la Reforma. La interpretación cristiana de aquellas desgracias, incluyendo las acaecidas a la propia Iglesia, debió generar una tremenda angustia y apertura a la aceptación del movimiento iniciado por Lutero. En los últimos años del siglo XV, contemporáneamente de la empresa de Colón y las grandes navegaciones portuguesas, ”se expandió la creencia, prosigue Delumeau, que, después del Gran Cisma, nadie había entrado en el Paraíso”. El componente emocional acompañó las creencias y supersticiones de la época. Totman (1982:121) llamó de “reacción de desistencia” a una fuerte experiencia de desesperanza e impotencia para enfrentar los desafíos de la vida, con la inclinación al suicidio o el refugio en una devoción intensamente emocional. Delumeau (Id.:51) señala la proliferación del culto mariano y de los santos en tiempos de la evocada angustia colectiva. 


Huizinga (1978:17, 18 y 39) relató que en la Edad Media, “la receptividad para las emociones, las lágrimas, los arrebatos del espíritu” precisa ser “recordada si se quiere comprender como era tensa la vida en aquel período”. Mérito de este historiador es apuntar que “el tono emocional” no es producto de algún misterioso rasgo genético. La “vehemencia patética” de la vida medieval se desarrolla en un nicho de violencia e inseguridad. Tal vez por eso, prosigue, el apego a los príncipes tenía carácter emocional, girando en torno de motivos tan primarios como el odio, la fidelidad y la venganza. Gourevitch (1993: 1277) insiste en los traumas provocados por la creencia en el Juicio Final (tenido como inminente) y las puniciones que habrían de sufrir los mortales en la hora de dar cuenta de sus vidas pecadoras. Malestares psico – emocionales, posesionados de multitudes, regulaban vidas atravesadas por fantasmas esgrimidos por la iglesia católica y cultos pre cristianos: los pecados cometidos tenían una escasamente grata retribución. Birabent y Le Goff (1989:1498) aluden a las prácticas a que fueron empujadas poblaciones medievales por el temor a la peste. Emociones intensas habrían aumentado el predicamento de supersticiones precristianas, con una mayor aceptación de viejas creencias y rituales. Proliferaron procesiones y peregrinaciones; se multiplicaron los “profetas” y, con ellos, los auditorios desesperados por conocer el futuro. 
León Pomer

Las emociones tienen “fuertes componentes cognitivos, que entremezclan los sentimientos a la voluntad, a los juicios de una manera extraordinariamente compleja” (Edelman, 1994:222). Agrega el distinguido premio Nobel: “el que tengan bases históricas y sociales (…) no permite simplificarlas”. Greenspan (1999: 46 a 52), señala algo de extrema importancia: “La única forma por la cual una persona puede tomar una decisión, la única forma por la cual se puede decidir qué ideas y características deberán ser enfatizadas y cuáles ignoradas, es a través de la consulta a nuestro propio catálogo de experiencias físicas y emocionales. Las emociones que organizan el catálogo generan categorías, a partir de las cuales seleccionamos, según una compilación de recuerdos e instrucciones, las informaciones relevantes para una determinada cuestión. Pensar requiere dos componentes. Como mínimo una estructura emocional que selecciona y organiza acontecimientos e ideas, antes mismo que utilicemos palabras y símbolos para representarlos. Esa organización emocional, literalmente, nos permite “generar” ideas: “…la estructura de las categorías afectivas que erigimos a partir de experiencias pasadas, sirve como un medio de percepción de los matices sociales y emocionales y del significado del hecho ocurrido”; “las primeras ideas que surgen acerca de una cuestión específica son generadas por las categorías afectivas que constituyen la arquitectura organizacional de nuestras mentes. Sólo entonces analizamos esas respuestas desde un punto de vista lógico”. La clave del párrafo anterior está en las “experiencias físico – emocionales”, las categorías y las decisiones que se siguen de ellas. Nuevamente: el papel decisivo de la sociedad. 

El provocar estallidos emocionales alegando ominosos peligros es un arma del Poder. En la vida política, la personalidad del líder despierta adhesiones no siempre regidas por la fría reflexión. La superstición, y la emoción que comporta, que envía a fuentes extra terrestres el origen de los males terrenales, presta excelentes servicios a la dominación. 


EL INCONSCIENTE MODELADOR 


El antropo - lingüista Edward Sapir (1976) publicaba en 1927 un artículo, titulado” La Influencia de los Modelos Inconscientes Sobre el Comportamiento Social”; demostraba que modelos formales “sumergidos”, obviamente ignorados por su portador, imponen categorías y esquemas conceptuales. Adquiridos y formados socialmente, los modelos clasifican y ordenan los datos de la experiencia, inciden en la percepción, recortan y componen conjuntos que, aunque considerados realidad objetiva, no son algo diferente a una proyección de las categorías inconscientes, perceptivas y clasificadoras. “Los códigos más importantes que comandan nuestra existencia, corrobora E.T.Hall (1979:349), funcionan debajo del nivel de los controles conscientes (…) El inconsciente cultural, como el inconsciente freudiano, regla las acciones de los hombres”. Bourdieu habla de un capital cultural incorporado, de origen social, que construye en la intimidad neuro – psico – biológica del individuo “principios inconscientes de acción, de percepción y de reflexión”. Son “disposiciones” que han llegado para quedarse y conformar la modelación del individuo; comprenden “actitudes e inclinaciones perceptivas, un sentir, un hacer y un pensar”, valores, normas y hábitos. Concluye Bourdieu: “el principal mecanismo de dominación opera a través de la manipulación inconsciente del cuerpo, del lenguaje, de la actitud frente a las cosas”. Principios de “acción, de percepción y de reflexión”, ingresan en el individuo y lo constituyen en un sujeto específico: inscriben en él una suerte de protocolo conductual que funcionará maquinalmente (Id.:1983, 2003, 2009, 2011). Foucault habla de “dispositivos”, en el sentido de hábitos conductuales, maquinales e inconscientemente recurrentes que reproducen la sociedad existente. 

Bourdieu elabora el concepto de “habitus” (1990), disposición que no tiene la razón como principio, pero construye al agente social como operador. El habitus es un “sistema de esquemas adquiridos que funciona en el nivel práctico como categorías de percepción y apreciación, como principios de clasificación y organizadores de la acción” (Id.:1990:26); “se actualiza en la lógica específica de una práctica particular” (Id.:s/d:354). Bourdieu (1979: 190 – 191) previene: el habitus no es un emergente de la reflexión consciente ni es un destino ni está en los genes: es un producto social. Será liberador si tiende a la apertura de horizontes, a incentivar la duda y la curiosidad; será aherrojante si instaura la pasividad y el conformismo, la sujeción al estereotipo. El espacio intersubjetivo de comunicación, prosigue Bourdieu, está estructurado por dispositivos inconscientes que traducen la diferencia de clases (y agreguemos: de etnia, de color, de género, de nivel cultural). 

Elías (1994:81) sostiene que en las prácticas comportamentales, subyacen “presupuestos no cuestionados”: los llama “estructuras básicas de pensamiento de los cuales nos apoderamos, sin mayor reflexión, con las palabras de nuestra lengua”; recursos que “se encuentran entre los modos de orientación indispensables, sin los cuales nos extraviamos”. Hay en ellos, prosigue Elías (Id.:84), concepciones que, por su familiaridad, permanecen normalmente debajo del nivel de una conciencia lúcida. 

ANORMALES 

Los individuos no “domesticados” y “mal” normativizados, en su absoluta mayoría conducidos por su historia de vida a esa situación nada confortable, son útiles al sistema. Están aprisionados, anotan Berger y Luckmann (2011: 205) “por la realidad objetiva de su sociedad”, aun cuando subjetivamente tengan esa realidad “como algo ajeno y trunco”. El individuo “socializado deficientemente” se sentirá en un mundo ajeno, pero imposible de eludir: contradicción insoluble, prólogo de desajustes los más variados y, finalmente, de la la locura. Para neutralizar a los “desajustados”, el Poder descarga sobre ellos un festival de anestésicos simbólicos. Y cuando el caso lo pide, entra en acción el garrote de “abollar ideologías” (Mafalda dixit). 

Sobre la vida pre – natal opera el estado físico, fisiológico y psicológico de la madre. Posteriormente, al decir de Campbell (1992:199), aludiendo a la infancia, la especie humana es dependiente de las relaciones intrafamiliares. Niños separados de sus madres (Id. ,Id.:150) durante un lapso considerable, desarrollan un retraso físico e intelectual. Un elevado porcentual de delincuentes carga con el peso negativo de relaciones con sus progenitoras, gravemente alteradas en los primeros años de vida. Jóvenes con esa clase de historia padecen deficiencias en sus respuestas emocionales: son indiferentes al castigo e inaccesibles a la amistad verdadera. No serán buenos padres, y ocasionalmente presentarán cuadros neuróticos y eventualmente psicóticos. Investigadores norteamericanos (Nemeroff y Plotsky, La Recherche, n° 11) concluyen que, en la criatura humana, con independencia de la constitución genética, lo que acaece en los comienzos de la vida puede producir “heridas biológicas” que aumentarán la vulnerabilidad del adulto al stress y lo predispondrán a la depresión y la ansiedad”. 

Necesidades emocionales mal atendidas o desatendidas redundarán en perjuicio de las idoneidades sociales y cognitivas de los niños que las padezcan. 

Individuos que se “modelan” en circunstancias signadas por el hambre, la violencia, el desamor y el desamparo, se construirán como lisiados sociales. El Poder necesita del amplio arco de “inadaptados”: justifican los aparatos de seguridad, las leyes represivas, las escrutadoras cámaras de TV, la diseminación del miedo como dilecto recurso de la dominación, el control de la vida privada. En la sociedad de antagonismos irreconciliables, “inadaptados”, “anormales” y criminales juegan papeles nada secundarios: contribuyen a su permanencia, son uno de sus frutos. En su Huis Clos, Sartre escribió la frase que se hizo célebre: “el infierno, son los otros”. En la sociedad de desiguales, el infierno es el lugar donde deben recluirse los plebeyos desmodelados. Las copiosas siembras de patologías culturales – psico - emocionales que la dominación arroja sobre la sociedad, particularmente cuando no las tiene todas consigo, son buenos motivos para buscar “soluciones” que, al no penetrar en las raíces del “mal” lo sostienen indefinidamente. Lutero y Calvino y la tradición católica (San Agustín) coincidían en que la duda y el temor propiciaban un fervoroso sentimiento religioso. Agustín alegaba que la seguridad y el reposo alejan de Dios. 

En su obra sobre la agresividad humana, Ashley Montagu (1978) coincide con Maturana en que “los sistemas específicos de fibras nerviosas y los núcleos o grupos específicos de fibras nerviosas se desenvuelven prefuncionalmente en el cerebro para cumplir funciones específicas. En una proporción mucho mayor que en otros animales, esos elementos prefuncionales pueden ser posteriormente organizados por la experiencia. Este autor advierte que en los seres humanos, los elementos neurales asociados con la agresión no determinan fatalmente comportamientos agresivos: en muy considerable medida será la experiencia la que organice funcionalmente los núcleos y los sistemas específicos de fibras nerviosas, “determinando, si funcionarán o no en comportamientos agresivos”. Ashley insiste: la agresividad humana no es una fatalidad. 

De las patologías sociales nos hablan estudiosos de varias disciplinas. Alexander Luria (1990: 21 – 22) afirmaba que algunos procesos mentales no pueden desarrollarse al margen de formas apropiadas de vida social. Luego, formas “inapropiadas” de vida social resultarán en obstáculos cognitivos, relacionales etc. 

El creador de la teoría de sistemas (Bertalanfy, 1992:47) tenía claro que el “auge de trastornos psíquicos en el mundo actual, sus neurosis, trastornos psicosomáticos y delincuencia juvenil”, deben ser atribuidos a la ausencia de valores que hagan de la vida algo mejor que una carrera sin sentido:” la falta de valores produce desórdenes mentales”. Mentes atribuladas, sostuvo Bastide (1977:102 y 256), no logran permanecer en equilibrio: “los desórdenes mentales son más numerosos en los sectores desintegrados que en los sectores integrados de una dada población”. El mundo de la técnica, prosigue Bastide (Id.281), elimina el valor afectividad. Castrado el individuo en su posibilidad de afianzar afectos duraderos, subordinado a las imposiciones de la tecnología y de una organización del trabajo que lo consume, olvida o pierde parte de su humanidad, se hace indiferente a lo que debiera conmoverlo: ese humano sofocado se devora a sí mismo en una suerte de festival masoquista. 

Pappenheim, (1967; X) señala que “tendemos a relacionarnos con aquella parte del ser humano que parece ser ventajosa para nosotros; somos indiferentes al resto”: suerte de utilitarismo que excluye o minimiza la relación “desinteresada”. Lo que ocurre en las relaciones inter personales se da también en la aprehensión de la realidad: tomamos por tal lo que son apenas fragmentos sueltos de la misma. Estamos hechos de la materia de nuestro tiempo social; pero en él vive el sistema que nos limita. 

Pasar hambre provoca alteraciones psicológicas. Cépède y Gounelle (1967: 45 y 71) observan que resultan en apatía, depresión, egoísmo y debilitamiento del sentido social. Esto explicaría, agregan, la indiferencia de multitudes que pasan hambre y los estallidos colectivos de cólera. Karen Horney, citada por Filloux (1984: 118 a 120), observa que la “sociedad puede predisponer a la neurosis por su misma estructura, y puede crear singularidades mórbidas. Competición individual y desigualdad de bienes, prosigue Horney, provocan una “tensión hostil y difusa entre los hombres”. Si a ello sumamos la inseguridad y la incertidumbre, el temor al fracaso, el resentimiento, la sensación de menor valía que acaba con el auto respeto y deviene frustración, tendremos un campo propiciador de emergencias patológicas. Cuando el individuo siente que no puede guiar sus pasos, que es una suerte de marioneta en un teatro donde los hilos que lo comandan son indiscernibles, se percibe impotente. De la impotencia a la depresión hay un trayecto fácil de recorrer. 

“La sociedad suscita tensiones agresivas (Besana, 1990, vol. 18:61 – 62); simultáneamente exige del individuo que las controle y reprima. Sobrevendrá la crisis cuando se produzca una “secuencia de acontecimientos particularmente excepcionales por la carga de sufrimiento y desesperación que transportan”. En este caso, todo conduce a la desagregación de la capacidad de dominio racional sobre el complejo de vicisitudes en que la vapuleada criatura humana está inserta. 

El orden imperante crea odios y actitudes belicosas. “Todo desajuste y conflicto es típico de la sociedad en que surge”, advierte Mannheim (1962.: 217); pero ciertos desajustes, prosigue, “sólo pueden corregirse con la modificación total de la sociedad”. Enfermedades sociales crónicas no tienen cura en la sociedad que las produce. Las que “reacciones humanas patológicas son efectos de un organismo social enfermo” (Id.,Id.: 314) “No se puede transformar el orden social sin modificar los seres humanos y sus convenciones”(Id.,Id.: 301). 

(") Doctor en Historia y Sociedad. 18 libros publicados, algunos en Brasil y Argentina y otros sólo en Brasil. Decenas de ponencias en congresos nacionales e internacionales y centenares de artículos sobre historia y literatura. Docencia en la Argentina (UBA y Universidad del Salvador) y Brasil (Universidades de Campinas, del Estado de San Pablo y Pontificia de San Pablo). Incluido en el programa Café, Cultura Nación de la Secretaría Nacional de Cultura.

Para leer el primer fragmento del  capítulo de Modelar Seres Humanos: http://vagosperonistas.blogspot.com/2019/04/primer-fragmento-del-capitulo-modelar.html

Para leer el segundo fragmento del  capítulo de Modelar Seres Humanos: https://vagosperonistas.blogspot.com/2019/05/segundo-fragmento-del-capitulo-modelar.html

Para leer el tercer fragmento del capítulo de Modelar Seres Humanos: https://vagosperonistas.blogspot.com/2019/06/tercer-fragmento-del-capitulo-modelar.html










viernes, 14 de junio de 2019

MARTÍN MIGUEL de GüEMES: GUERRILLERO, Por Omar Néstor Miliano para Vagos y Vagas Peronistas

La historia que nos enseñaron le ha asignado el carácter de “próceres nacionales” a muchos personajes que privilegiaron el interés extranjero sobre el nacional. 

A su vez, el relato de esa Historia Oficial nos ha intentado mostrar “gestas nacionalistas” pero ocultándonos la perpetración de matanzas generalizadas y genocidios. 

Contrariamente, el accionar de otros hombres ha sido minimizado o únicamente se ha mostrado una faceta de su vida sin incursionar en sus ideas. 

Es decir que nuestra formación en esta materia está impregnada de aquellos fragmentos de la historia que pusieron a nuestro alcance, el resto debemos “buscarlo” por nuestros propios medios… justamente Martín Miguel de Güemes está en esa categoría de olvidados de la historia oficial. 


Martín Miguel de Güemes


17 de junio de 1821 


El 8 de febrero de 1785 nació en la ciudad de Salta y su nombre completo fue Martín Miguel Juan de Mata Güemes. 

Fue hijo de una familia con alto poder económico de la época siendo su padre el hidalgo español Gabriel de Güemes Montero, quien se desempeñó como Tesorero Ministro Principal de Real Hacienda en la Intendencia de Salta del Tucumán y su madre María Magdalena de Goyechea y la Corte, descendiente del fundador de Jujuy. 

Alternó su infancia viviendo en la ciudad de Salta y en las estancias familiares de “El Bordo” y “El Paraíso”, donde su contacto con los campesinos que allí trabajaban lo llevó a aprender las tareas rurales como así también a relacionarse con los trabajadores. 

A pesar de su vida acomodada, desde muy pequeño se notó su espíritu nacional y a los 15 años se incorporó como cadete del 3º Batallón del Regimiento Fijo de Infantería de Buenos Aires con asiento en Salta. 

A los 20 años es trasladado a Buenos Aires y participó activamente en la defensa patriota durante las Invasiones Inglesas actuando como edecán de Liniers. 

En ese marco obtiene una “victoria” frente al invasor inglés de características sumamente curiosas por cuanto se trata de “una batalla naval” efectuada con la “caballería de Güemes”. 

El singular suceso se produce el 12 de agosto de 1806 y es relatado por Luis Eduardo Agüero en el libro de “Historias Marineras”. 

En la ribera del Río de la Plata, en una zona barrosa, pantanosa, cercana a donde hoy se erige curiosamente “La Torre de los Ingleses” en Retiro, se había apostado el comandante Pueyrredón con un grupo de hombres. 

Hacia esa zona, intentando hacer fuego en el Fuerte y en la Plaza Mayor, un conjunto de navíos ingleses, bajo el mando de Sir Home Riggs Popham, cañoneaban repetidamente el lugar. 

Una inesperada bajante del río, obligó a las naves a internarse, sin embargo, la goleta Justine, equipada con 26 cañones y tripulada con 100 fusileros y 20 marineros quedó varada y escorada. 

Aunque los cañones dejaron de disparar, Pueyrredón temiendo el posible desembarco de los ingleses en esa zona cubierta por la niebla, dio la orden al joven oficial Güemes, quien recién llegaba al lugar enviado por Liniers, para que conforme un pelotón y vigile la zona evitando que los ingleses los sorprendan. 


Güemes elige sus hombres: 

“… Son gauchos de las quintas: pañuelos atando las crenchas, chiripás y botas de potro. Lanzas de tacuaras con cuchillos por moharras. Algunos tienen sables o tercerolas. Pero todos, lazos, boleadoras y facón al cinto…”. 

Luego de recorrer la brumosa zona, Güemes descubre el navío “atrapado” por el río que en esas circunstancias, “actuaba” como aliado de los patriotas. 

No lo piensa y da la orden: - Paisanos al abordaje!!!!! Y se internan con sus caballos en el agua: 

“… Y la hazaña se cumple. Algunos de pie sobre el pingo. Otro, colgado de algún cable. Quien, gateando el casco y haciendo pie con el dedo gordo en los ojos de buey o en las junturas de la tablazón. Y todos trepando a la cubierta. Los ingleses deben dejar el fusil, por inútil, y tomar el hacha, el chuzo o el sable…” 

Luego de la lucha cuerpo a cuerpo, los ingleses se rinden y la bandera invasora es reemplazada por el pabellón español. 

“… Liniers, radiante, bajo las arcadas del Cabildo, rodeado de sus jefes y de los graves regidores y miembros de la Audiencia, ve llegar a la extraña caravana. Y tras de escuchar el parte del alférez captor de la “Justina”, le palmea diciéndole con tono entre ejemplarizador, justiciero y profético: 

- Le felicito “subteniente” Martín de Güemes: ¡usted llegará lejos! …” 

Luego de la Revolución de Mayo fue incorporado al Ejercito del Norte y participó muy activamente en el triunfo de Suipacha. 

Estableció una muy buena relación con Belgrano quien comandaba aquel ejército, pero comienzan a visualizarse sus diferencias con las autoridades porteñas. En una carta que le envía a Belgrano esto queda de manifiesto: 


"… Hace Ud. muy bien en reírse de los doctores; sus vocinglerías se las lleva el viento. Mis afanes y desvelos no tienen más objeto que el bien general y en esta inteligencia no hago caso de todos esos malvados que tratan de dividirnos. Así pues, trabajemos con empeño y tesón que, si las generaciones presentes nos son ingratas, las futuras venerarán nuestra memoria, que es la recompensa que deben esperar los patriotas… ". 


Al asumir San Martín en reemplazo de Belgrano la jefatura del Ejercito del Norte, el salteño Güemes ocupa un lugar privilegiado en el accionar de San Martín y así lo afirma el historiador Pacho O´Donnell cuando señala que: 


“… La estrategia continental de San Martín para conquistar la independencia de América del Sur dependía de su convicción de que Güemes podía inmovilizar a las fuerzas realistas a lo largo del noroeste argentino y de que podía organizar un contraataque en el Alto Perú cuando la campaña de San Martín en el Perú así lo necesitara…” 

Al mando de sus gauchos, Güemes llevó adelante la defensa del noroeste argentino, aunque ejerciendo una forma de lucha muy particular, antecedente de la “guerra de guerrillas”. Ese accionar infringe numerosas dificultades a los realistas como así también los sorprende y los desconcierta. 

Sobre ello es interesante una carta que el jefe de las fuerzas realistas, Gral. Joaquín de la Pezuela, le envió al virrey del Perú, señalándole la difícil situación en que se encontraba su ejército ante la acción de las partidas gauchas de Güemes: 

"… Su plan es de no dar ni recibir batalla decisiva en parte alguna, y sí de hostilizarnos en nuestras posiciones y movimientos. Observo que, en su conformidad, son inundados estos interminables bosques con partidas de gauchos apoyadas todas ellas con trescientos fusileros que al abrigo de la continuada e impenetrable espesura, y a beneficio de ser muy prácticos y de estar bien montados, se atreven con frecuencia a llegar hasta los arrabales de Salta y a tirotear nuestros cuerpos por respetables que sean, a arrebatar de improviso cualquier individuo que tiene la imprudencia de alejarse una cuadra de la plaza o del campamento, y burlan, ocultos en la mañana, las salidas nuestras, ponen en peligro mi comunicación con Salta a pesar de dos partidas que tengo apostadas en el intermedio; en una palabra, experimento que nos hacen casi con impunidad una guerra lenta pero fatigosa y perjudicial…" 

Entre 1815 y 1820 se desempeñó como Gobernador de Salta y consiguió frenar todos los intentos de avance de las tropas realistas, aunque aquella estrategia de San Martín de iniciar un contragolpe de las fuerzas de Güemes al Alto Perú no se llevó adelante, por cuanto José Rondeau, nuevo Director Supremo de las Provincias Unidas, tenía otras prioridades que no era precisamente la guerra por la Independencia, sino luchar contra los intentos de los caudillos de imponer el federalismo. 

A partir de allí comienza el retaceo de apoyo a Güemes quién bien lo describe en una carta enviada a Belgrano: 

"Esta provincia no me representa más que un semblante de miseria, de lágrimas y de agonías. La Nación sabe cuántos y cuán grandes sacrificios tienen hechos la provincia de Salta en defensa de su idolatrada libertad y que a costa de fatigas y de sangre ha logrado que los demás pueblos hermanos conserven el precio de su seguridad y sosiego; pues en premio de tanto heroísmo exige la gratitud que emulamos de unos sentimientos patrióticos contribuyan con sus auxilios a remediar su aflicción y su miseria". 

El caudillo salteño no encuentra otro remedio para paliar la situación de la zona que acudir a los empréstitos forzosos a las fortunas de las clases altas y poderosas de Salta, lo cual ocasiona un clima de creciente confrontación con la pudiente elite. 

En 1821 la situación militar obligaba a Güemes a cubrir dos frentes de batalla: al Norte el posible avance del regimiento realista y al Sur el hostigamiento del gobernador de Tucumán, Bernabé Aráoz. 

Araóz, aliado con los terratenientes salteños, logra vencer a Güemes y el Cabildo de Salta, dominado por los sectores conservadores, lo remueve del cargo de gobernador. Sin embargo, Güemes no se rindió y al frente de sus gauchos recuperó el poder. 

La traición de los sectores poderosos de Salta no tardaría en llegar y ofrecieron su colaboración al ejército español para eliminarlo. 

Felipe Pigna en una nota de “El Historiador” resume los últimos días de esta historia: 

“… El coronel salteño José María Valdés, alias "Barbarucho",a las órdenes del ejército español, buen conocedor del terreno, avanzó con sus hombres y ocupó Salta el 7 de junio de 1821. Valdés contó con el apoyo de los terratenientes salteños, a los que les garantizó el respeto a sus propiedades. 

Güemes estaba refugiado en casa de su hermana Magdalena Güemes de Tejada, "Macacha". Al escuchar unos disparos, decidió escapar a caballo, pero, en la huída, recibió un balazo en la espalda. Llegó gravemente herido a su campamento de Chamical con la intención de preparar la novena defensa de Salta. Reunió a sus oficiales y les transfirió el mando y dio las últimas indicaciones. 

Murió el 17 de junio de 1821 en la Cañada de la Horqueta. El pueblo salteño concurrió en masa a su entierro en la Capilla de Chamical y el 22 de julio le brindó el mejor homenaje al Jefe de la Guerra Gaucha: liderados por el coronel José Antonio Fernández Cornejo, los gauchos de Güemes derrotaron a "Barbarucho" Valdés y expulsaron para siempre a los españoles de Salta…” 

Recién el 24 de agosto de 2006, bajo el gobierno de Néstor Kirchner, se promulgó la Ley 26.125 que en su Artículo 1 declara Héroe Nacional a Don Martín Miguel de Güemes, único general argentino muerto en acción de guerra en la histórica epopeya de la emancipación del continente americano. 

Aquella bandera, arrancada al invasor de la Goleta Justine se exhibe actualmente en la Iglesia de Santo Domingo, ubicada en la esquina de Defensa y Belgrano en esta metrópoli porteña, ciudad que en aquel momento le dio la espalda al valeroso salteño, que prefirió poner su vida al servicio de la Patria antes que cobijarse en el “dinero de su padre” y hacer negocios con la clase alta salteña a la cual pertenecía. 

El destino querrá que casi 200 años después, nuestro país sea gobernado por un empresario que cobijándose en el “dinero heredado de su padre” en vez de gobernar para todos, hace negocios con la clase alta y entrega el manejo de la economía al Fondo Monetario Internacional, endeuda a la Nación frente a los conglomerados financieros internacionales y pone a la Patria al borde del precipicio. 

Dentro de pocos meses tendremos la oportunidad de comenzar a escribir una página diferente en la Historia de la Nación.

(") Contador Público Nacional
Perito de la Deuda Externa Argentina

miércoles, 12 de junio de 2019

CUANDO SEGUNDAS PARTES NO SON IGUALES, Por Lido Iacomini (") para Vagos y Vagas Peronistas


Cuando asumió Néstor eran muchos los compañeros que creían que éste era el “Chirolita” de Duhalde. Tardo en convencernos que Néstor era Kirchner. Hasta que le hizo bajar los cuadros al jefe del ejército. Y nos bastó con eso.
Hoy, muchísimos más compañeros presumen que el Alberto será un chirolita de CRISTINA. Craso error, aunque quizás sea mejor que nos equivoquemos. La ambiguedad circunloquea esta nota pero no es nuestra culpa sino de las sinuosidades y falsas repeticiones de la historia.

Porque también son muchos los que fantasean con aquella consigna de añejas épocas, “Cámpora al gobierno, Perón al poder”. Y aunque el derrotero de las últimas décadas de nuestra historia no respondió a nuestros deseos, esta vez no provoquemos a la historia con esos deseos. Deseemos estabilidad para el gobierno F y F. Y que el Alberto en vez de un chirolita sea un aliado auténtico, en el marco de un Frente nacional, democrático y popular. Y seguramente eso no lo sabremos hasta que las circunstancias, que no serán escasas, lo coloquen frente a la oportunidad de bajar “sus” cuadros, seguramente inspirado en la huella dejada por Néstor.

De algo estamos más tranquilos y confiados: crece la confianza que esta fórmula será útil para terminar con Macri y su equipo de perversos neoliberales. Pero el costo de la amplitud frentista que necesitamos en ésta circunstancia tan difícil y complicada aún resulta desconocido y la falta de homogeneidad en la fórmula agravada por el hecho contranatura de que resulta invertida traslada la inquietud para adelante, a las circunstancias posteriores al eventual triunfo y la eficacia del gobierno ya en marcha.
Lido Iacomini

Me viene a la memoria una conceptualización que escuché por primera vez, al comienzo del gobierno de Néstor Kirchner, de boca del compañero Carlos Girotti, que me dijo: “éste es un gobierno en disputa”. Y seguro que ahora, inmersos en este mundo convulso donde EEUU se encuentra en una llamada “guerra comercial” con la China emergente, pero lo que está en juego es la hegemonía del imperialismo norteamericano, esa caracterización cobra un renovado sentido. Pero la preocupación no está en esta disputa “desde afuera” sino en que medida la grieta se traslada hacia adentro. La compañera Cristina, desde la vicepresidencia de la Nación, la presidencia del Senado pero sobre todo de su carácter de líder del movimiento nacional y popular abordará una etapa de una gran responsabilidad que pondrá a prueba toda su experiencia y capacidad.

Pero también serán horas de enorme responsabilidad del conjunto del movimiento nacional y del Frente político conformado para gobernar. Es de esperar que haya una organicidad, constituida como dirección colegiada para acompañar a CFK, no sujeta a los vaivenes tormentosos que pueda llegar a tener la dinámica política por afrontar. El movimiento tiene memoria de “comandos tácticos” y “estratégicos” de otras épocas, con éxitos y traspiés, experiencias a las que acudir para inspirarse y superar. Los tiempos que vienen nos requieren altas dosis de confianza y creatividad, iniciativa y decisión.

(")Miembro  de Participación Popular (E. Jozami) y de Carta Abierta donde coordina la Comisión de Asuntos Internacionales

lunes, 10 de junio de 2019

VARIACIÓN CULTURAL-POLÍTICA, Por Jorge Luis Cerletti para Vagos y Vagas Peronistas

Algo de historia antes de la Dictadura Genocida (1976-1983).

Jorge Luis Cerletti
Fueron largos años de luchas y militancia impulsando movimientos de liberación nacional y por el socialismo. La Revolución Cubana de 1959 significó un hito en Sudamérica y se hizo popular llamarla el “Faro de América”. Las figuras de Fidel, del Che Guevara y de las guerrillas revolucionarias, resultaron modélicas para diversas experiencias latinoamericanas.

Años antes, aquí se había dado el golpe de 1955 de la llamada Revolución Libertadora. Se generó para terminar con los gobiernos de Perón que representaban la causa popular indigerible para el establishment de entonces.

El período de los 60-70 estuvo signado por dictaduras militares o por gobiernos ilegítimos al ser favorecidos por la proscripción del peronismo. Primero, el de Frondizi, electo como fruto de un acuerdo con el proscripto Perón. Mas, aquél lo desconoció al inicio de su inconcluso mandato y luego fue depuesto como consecuencia de perder las elecciones en 1962 de la provincia de Bs.As. frente al peronista Andrés Framini. Después se produjeron las luchas entre azules y colorados, fracciones del ejército que se enfrentaron acerca de cómo controlar la oposición del peronismo (vencieron los azules, los menos gorilas). En 1963, fueron las elecciones en las que triunfaron los radicales que llevaron a la presidencia a Illia beneficiado por la proscripción del peronismo.

En 1966 se produjo el golpe militar que encabezó Juan Carlos Onganía (azul) que depuso al gobierno de Illia. Hasta 1969 parecía que políticamente “no volaba una mosca” en nuestro país. Sin embargo, se gestaban subterráneamente sustantivas resistencias que estallaron en el Cordobazo, el Rosariazo etc., el fusilamiento de Aramburu en el “debut” de los Montoneros, la FOTIA en Tucumán, la radicalizada CGTA (CGT de los Argentinos) y el surgimiento o resurgimiento de numerosas corrientes desde distintas expresiones políticas hasta diversas organizaciones guerrilleras.

El último que asumió el mando del golpe iniciado por Onganía fue el general Alejandro Agustín Lanusse en 1970, luego del interregno comandado por el general Levingston. Lanusse impulsó el Gran Acuerdo Nacional para superar la influencia del peronismo, convencido de que Perón no retornaría al país. Su venida en noviembre del 72 y la definitiva el 20 de junio del 73, dieron al traste con el GAN y su inspirador. Fue la coronación de casi 18 años de la resistencia peronista. 

Dicho proceso desembocó en el triunfo electoral del peronismo en el 73 que llevó a la presidencia a Cámpora cuyo gobierno provisorio duró algo menos de dos meses. Durante el mismo se produjeron algunos hechos simbólicos notables que atestiguan el clima que vivía la militancia. 

Como ser, el día de la asunción a la presidencia de Cámpora, la plaza de mayo estaba colmada predominantemente por la juventud. Los Montoneros se hicieron cargo de la seguridad sin la asistencia de ningún organismo oficial de custodia. El general Lanusse, después de entregar el mando, se retiró repudiado por la gente. En contraste, asistieron a la jura de Cámpora los presidentes socialistas de Chile y de Cuba, Salvador Allende y Osvaldo Dorticós. 

Esa misma tarde-noche del 25 de Mayo, la militancia rodea el penal de Villa Devoto exigiendo la liberación inmediata de los guerrilleros y presos políticos. En tanto que desde las troneras de las murallas de la cárcel, los ya ex presos políticos, realizan arengas a la multitud militante, mientras la policía cruzada de brazos, observa en silencio…

Otra jornada histórica, conflictiva y contradictoria, fue la manifestación en Ezeiza el día del esperado retorno de Perón, que congregó a más de dos millones de personas, la máxima concentración que se produjo en Argentina. La otra cara, los enfrentamientos sectoriales a tiros que concluyó con la disgregación y frustración de la enorme concurrencia y el desvío del avión que llevó al líder a la base aérea de Morón.

A posteriori y en poco tiempo, se desarrollaron los enfrentamientos entre los sectores radicalizados y la derecha peronista cuya figura emblemática fue José López Rega, ministro de Bienestar Social de Perón y gestor de las 3A (organización criminal de la ultra derecha). Fueron meses en los que se vivió el declive político del líder hasta su muerte el 1º de Julio del 74. Lo sucedió la vicepresidenta, su esposa Isabelita, lapso en el que recrudecieron las luchas internas y la ofensiva de la derecha.

Y ya estamos transitando los años clave del último gobierno peronista de entonces y en las preliminares de la emergencia de la dictadura genocida. Este breve recordatorio, obviamente incompleto, exhibe el ambiente cultural-político de la época en el que se desarrolló la subjetividad de la militancia prevaleciente en esa época.

Este período, alimentado por las luchas y las convicciones sobre el triunfo del socialismo y los procesos de liberación nacional, gestaron una militancia pujante y convencida de la inexorable marcha hacia la realización de esos objetivos trascendentes.

El triunfo de la dictadura genocida de Videla y cia. de 1976, que generó los treinta mil desaparecidos y persecuciones políticas con innumerables asilados, creó en nuestra nación un verdadero agujero negro que partió en dos la historia nacional del siglo XX. Fenómeno que más tarde se reforzó con la implosión del campo comunista y la derrota de los movimientos de liberación nacional. En tanto que el fin de la dictadura y la emergencia de la democracia en 1983, abrió otro capítulo de nuestra historia. Capítulo que con todas sus variaciones llega hasta la actualidad.

Cambios cultural políticos en la actualidad.

No vamos a detenernos en la historia más reciente del último período “democrático” porque su proximidad lo hace más accesible, en particular para la juventud que es la interlocutora principal en la carrera de relevos que es la vida. Sólo destacaremos algunos episodios que influyeron en el período democrático que ya transita más de tres décadas y media. Los dos primeros años del gobierno de Raúl Alfonsín que inauguró la etapa; la presidencia de Carlos Saúl Menem que representando al peronismo encarnó su antítesis; la gran crisis de 2001 con su simbólico slogan “que se vayan todos” enjuiciando a los políticos en general; los tres gobiernos kirchneristas y el de Macri ahora. 

El gobierno presidido por Macri & cia., clara expresión de la política de la derecha reaccionaria y entreguista, nos sirve para destacar ciertas características negativas de la subjetividad social y política desarrollada en el período post dictadura. Claro está que poner el acento en tales características no significa ignorar o subestimar las resistencias ni las experiencias creativas que se están dando, pero ésa es otra cuestión….

Este enfoque sobre el escenario actual pretende evaluar sucintamente los cambios de la problemática política vigente y su incidencia en los aspectos negativos de la subjetividad social. Comenzando porque el hoy no debe desvincularse del mañana pues si nos oponemos al poder dominante, se hace necesario generar una política que se proyecte al futuro.

No obstante, en esta etapa prevalece la inmediatez en el pensamiento y las acciones. Y si bien responde a las necesidades que demanda la situación actual y la opresión que padece nuestro pueblo, restringe la construcción política a dicha inmediatez y debilita las posibilidades a mediano y largo plazo. Claro ejemplo de ello es el último cambio de gobiernos. En unos pocos meses se produjo un giro de 180 º que desvirtuó las conquistas del kirchnerismo. 

Dicho ejemplo expresa una problemática abierta e irresuelta que perdura en el tiempo y que abarca a múltiples países. Mientras que articular las necesidades del campo popular con una construcción política a futuro, resulta el lugar vacío de un ansiado proceso emancipador. Y este profundo bache que nos incluye a todos los que participamos en el campo popular, exhibe las falencias en torno a cómo superarlo. 

Aquí viene a colación comparar la subjetividad político- ideológica pre dictadura y la correspondiente a la post dictadura. Una diferencia gravitante fueron los fines de las principales luchas radicalizadas de entonces que giraban alrededor de dos objetivos relacionados. La recuperación del poder del peronismo unido al socialismo nacional que llegó a invocar el mismo líder. Objetivos de gran predicamento en la militancia más activa y comprometida que influía en la atmósfera cultural política que desembocó en el 62% de los votos que catapultaron a Perón a su última presidencia. Fenómeno indisociable de las contradicciones y los enfrentamientos internos que terminarían sirviendo en bandeja el triunfo de la dictadura que enlutó a nuestro país.

En tanto que actualmente predomina en la militancia una concepción inmediatista cuya más clara expresión remite a las elecciones de octubre próximo. Esto no significa restarle importancia a derrotar al macrismo que sumió al país en el abismal pozo de la “grieta” que supieron conseguir. Sí evidencia que esa disyuntiva es más producto de la debilidad que de la fortaleza. 

Por eso interesa pensar y debatir los problemas que afectan a la oposición. Entre ellos, reiteramos la limitación que supone la política circunscripta de modo unilateral al corto plazo. Ejemplo de esto es, en lo fundamental, la crítica económica con abuso numérico. Y no es porque carezca de importancia sino que empobrece sus efectos. De otra magnitud es la vulnerabilidad que provoca la insuperada barrera que sufren todos los gobiernos populares. Es que se desenvuelven en medio de relaciones capitalistas condicionados por la hegemonía mundial del gran capital, el llamado neoliberalismo.

La otra cuestión, por demás dificultosa, consiste en la construcción de la unidad en busca de obtener el respaldo necesario como para frenar y condicionar a la derecha cuyo soporte real es el poder concentrado del gran capital. El mismo que hoy maneja los medios de comunicación, usufructúa la Justicia sin venda y controla el aparato del Estado. Por eso, la unidad que aparece tan necesaria resulta una moneda de dos caras.

En ese sentido surgió el sorprendente lanzamiento, para las elecciones de octubre próximo, de la formula F-F de Alberto Fernández (presidente) y Cristina Fernández de Kirchner (vice). Y si bien el kirchnerismo es la principal fuerza de oposición, necesita unirse con otras fuerzas para lograr el triunfo en las elecciones. Entonces, mientras por un lado precisa la unidad (una cara), si gana, ¿cuál sería el precio de tal unidad? Porque tanto un pacto social como uno político, representan una garantía poco fiable para enfrentar la gravedad de la situación que comporta el desmadre actual. Basta con recordar la traición y el bochornoso “voto no positivo” de Julio Cobos, el vicepresidente de Cristina, en el conflicto del “campo” de 2008.

Es evidente que la movida de Cristina proponiendo a Alberto Fernández a la presidencia favorece el proceso de unidad. Sin embargo, las anteriores divergencias entre ambos siembran dudas lo mismo que el perfil político del eventual presidente. Además, qué garantías ofrece la fidelidad de los que participen de la unidad. De todos modos, frente al riesgo de un catastrófico segundo mandato del gobierno de Macri y cia., el semi renunciamiento de Cristina produjo una audaz jugada política por más que su resultado sea incierto. Y es de esperar que cumpla su objetivo….

Ante la sumatoria de interrogantes es oportuno recordar una metáfora que empleó Perón: “la organización vence al tiempo”. Después de tantas frustraciones, ¿no será hora de engendrar organizaciones que superen el tiempo de la impiadosa hegemonía del gran capital? ¿Qué cambie la cultura utilitarista y de la ganancia a cualquier precio que infecta la subjetividad social de amplios sectores de nuestra población?....

Por último, con este sintético recorrido hemos querido reflexionar en torno a los cambios producidos en le subjetividad político-social. Conscientes de que la distancia que media entre la subjetividad pre y post dictadura no excluye que en la actualidad se mantengan vivas las resistencias y las movilizaciones de masas. Sólo que los objetivos de corto plazo y la subjetividad inmediatista funcionan como las lentes para la lectura, no son útiles para la visión lejana.----------




(")Síntesis biográfica:

Jorge Luis Cerletti nació en Buenos Aires en 1937, arquitecto. Cofundador Fue profesor de Economía Política en la Universidad del Salvador y de Historia Social en la Facultad de Derecho de la UBA. Fue uno de los fundadores e integrante del grupo de reflexión La Mesa de los Sueños, también del grupo Repro (Reflexión y producción) y colaborador del CEPPAS, (Centro de políticas públicas para el socialismo). Producto de su dilatada militancia realizó numerosos ensayos políticos. Como coordinador de la colección Cuadernos de la realidad, dirigida por Raúl Sciarretta y editada por Granica, publico en ella tres ensayos: “Desarrollo industrial y concentración monopólica”, “La oligarquía terrateniente” e “Imperialismo y dependencia” (1974) y los siguientes libros: Retazos para una historia” (ficción 1983, Peña Lillo Editor); “El nuevo orden mundial, el socialismo y el capitalismo depredador” (1 991, Centro Editor de América Latina); sigue: “El poder y el eclipse del socialismo” (1993, Centro Editor de A.L.); “El Poder y la necesidad de un nuevo proyecto” (1994, Ediciones Mesa de los Sueños); “El poder bajo sospecha” (1997, edit. De la Campana) y “Las relaciones de dominio como lazo social (1999, edición del autor); “Políticas emancipatorias - crítica al Estado las vanguardias y la representación” (2003, edit. Biblos) y “Estado democracia y socialismo” (2014, edic. El jinete insomne, publicado por el ceppas, centro de políticas públicas para el socialismo).