lunes, 28 de agosto de 2017

"EL PORVENIR DE UNA ILUSIÓN", Por Jorge Cerletti, para Vagos Peronistas

"¿En qué se basa lo negativo?"-de esta época, se pregunta, y responde, Cerletti- "Fundamentalmente, en el control y usufructo del poder dominante sobre lo político-ideológico y disciplinas afines, como ser, la comunicación. Luego, sus inversiones le reditúan en dos planos, el económico-financiero donde realizan sus ganancias y en el tipo de “ciudadano” que engendra. Individuos ávidos de consumir cuanta mercancía despierta su inducido e insaciable apetito. Asimismo, se verifica el avance de las relaciones humanas virtuales contaminadas por la inmediatez".
Jorge Luis Cerletti
“… cuanto menos sabemos del pasado y del presente, tanto más inseguro habrá de ser nuestro juicio sobre el porvenir. Pero, además, … en la formación de este juicio intervienen, en un grado muy difícil de precisar, las esperanzas subjetivas individuales…” (“El porvenir de una ilusión” de Sigmund Freud). Cabría agregar que la esperanza, en ciertos períodos, alimenta la ilusión política de numerosos contingentes humanos.


Conciencia y existencia.

Hay una notoria diferencia existencial entre la militancia y las guerrillas de los 70 en sus luchas por la liberación nacional y la etapa post dictadura. Durante este lapso se produjo un cambio profundo que exhibe el contraste entre las certezas ideológicas setentistas comparadas con la incertidumbre política, característica de esta época.

En los 70 vivimos una existencia comprometida en acciones de alto riesgo apoyados en convicciones que preveían el triunfo de la praxis revolucionaria, en rigor, era la ilusión y la esperanza. Ahora entendemos las causas del desenlace adverso pero condicionados por el afianzamiento del orden social que cuestionamos. Éste genera contradicciones existenciales que inciden en la praxis. No obstante, seguimos fieles a los ideales emancipatorios y en busca de abrir nuevas sendas políticas. Opuesto es el caso de quienes “pegaron la vuelta” traicionando esos ideales y la causa popular.

Las contradicciones entre la conciencia y la existencia hoy alcanzan una nueva dimensión. La hegemonía mundial del poder dominante del gran capital penetra los diferentes ámbitos que componen la vida en sociedad. Desde luego que ello no supone la eliminación de los conflictos, pero sí afecta la construcción de alternativas a futuro. En suma, en períodos como éste, prevalece una bruma política que condiciona la existencia y dificulta la creatividad de las ideas y la imaginación.

Ese diagnóstico da cuenta de un clima de época pero no dice de los avances producidos por los aportes que emanan de distintas aperturas. Por ejemplo, emergieron con fuerza las luchas de género, la importancia de la ecología, las reivindicaciones de los pueblos originarios y se ha avanzado en la inteligencia acerca del Estado, del poder y de la representación. Sin embargo, la necesidad de que esas ideas se expandan a la sociedad tropieza con el cerco sistémico que confina a las aperturas innovadoras que motivan la esperanza. De allí que el espacio político donde éstas se desenvuelven se circunscriba a lo micro. Y el mejor ejemplo lo da el zapatismo con las prácticas igualitarias que desarrollan en su medio armonizando conciencia y existencia.


Cambios significativos en el capitalismo contemporáneo.

El salto tecnológico que está generando el capitalismo también tiene influencia en la vida de los mismos que lo cuestionamos. Sean quienes desnudamos sus raíces estructurales o los que sólo critican sus efectos más visibles y dañinos. Es que más allá de la indiscutible evolución científico-técnica actual, se instalan hábitos y efectos negativos en la sociedad dignos de consideración.

¿En qué se basa lo negativo? Fundamentalmente, en el control y usufructo del poder dominante sobre lo político-ideológico y disciplinas afines, como ser, la comunicación. Luego, sus inversiones le reditúan en dos planos, el económico-financiero donde realizan sus ganancias y en el tipo de “ciudadano” que engendra. Individuos ávidos de consumir cuanta mercancía despierta su inducido e insaciable apetito. Asimismo, se verifica el avance de las relaciones humanas virtuales contaminadas por la inmediatez.

La comunicación mediática por su expansión e influencia ha ganado un sustantivo espacio en la generación de subjetividad social. La propiedad de los principales medios de difusión y su prédica es algo tan conocido como gravitante en el imaginario social.

Por otra parte, la penetración en la vida cotidiana de los cambios tecnológicos es una fuente de adicción estimulada por el deseo que potencian sus seductoras aplicaciones. El objetivo de estos “avances” es mejorar y acelerar las ventas, multiplicar y acumular las ganancias y, por añadidura, crea al sujeto dependiente del celular. En suma, el ser humano interesa sólo como comprador adicto al sistema. Claro está que la “subespecie” de escasos recursos y ni qué decir los que apenas alcanzan a subsistir, no cuentan…

Lo que se ha dado en llamar “neoliberalismo”, simboliza los intereses del gran capital y sus gigantescas corporaciones. Son los que concentran la mayor parte de la riqueza del mundo. Y no es una casualidad que la máxima fortuna individual planetaria (título en disputa) sea la de Bill Gates, cofundador de Microsoft. Ya desde hace tiempo se viene acelerando la producción industrial en función de la inteligencia artificial. Una de sus notables expresiones es la robotización y se avanza en la generación de máquinas inteligentes que puedan reproducir las funciones cerebrales humanas, inclusive las emociones para que contribuyan a optimizar… los negocios.

En ese proceso de expansión de la virtualidad se produce un doble efecto: como potenciadora de la ganancia y como factor multiplicador de las mercancías. Así, la mencionada tendencia en la industria converge con el protagonismo que asume el capital financiero en la circulación del capital y en la creación de nuevas formas ficticias del mismo, a través de los Bancos de Inversión, el apalancamiento, etc. Estos fenómenos expresan el fabuloso desarrollo de la internacionalización del capital y su operatoria al instante. Pero también alimentan un serio interrogante, ¿qué pasará con la generación de valor en la medida que la virtualidad vaya sustituyendo a la fuerza de trabajo?

Ahora bien, la agobiante hegemonía del capitalismo deja secuelas negativas en el pensamiento político y en la actividad militante que resiste. A continuación abordaré las que me parecen más relevantes.


La esperanza y la ilusión hacia una nueva sociedad.

Más allá de las características perjudiciales que se desprenden de las relaciones sociales existentes, aquí sólo señalaré algunos problemas que aquejan a quienes cuestionamos la hegemonía del gran capital. Me refiero a las contradicciones que portan las dos posturas señaladas al principio del punto anterior.

Comencemos por los sectores que integran el llamado “populismo”. En la primera década y media de este siglo se generaron variantes en Sudamérica, incluida Argentina, que perturbaron la hegemonía política absoluta del gran capital.

El Kirchnerismo, afuera ya del gobierno, reaccionó apelando a un discurso abusivo sobre la economía. La relevancia que se le da al tema ocupa largamente la propaganda opositora a la gestión reaccionaria de Macri y cia. Aunque esa prédica no deja de ser razonable dada la devastación sobre los recursos populares que aquéllos provocan, no olvidemos que el capitalismo tiene ciclos que van de la crisis al auge económico…

En lo descripto se mezcla la validez de la crítica con lo contraproducente que deviene de sus redundantes argumentaciones en medios gráficos y televisivos. Se ofrecen alegatos numéricos interminables sobre sus efectos en la sociedad y en particular, sobre los de menores recursos. Hasta ahí lo negativo sería la exagerada reiteración del tema que no favorece a los propios fines críticos.

Empero, la naturaleza del capitalismo es lo sustancial y funciona de acuerdo a su lógica sistémica fundada en la ganancia y la acumulación. Y aquí nace la necesidad de oponerse a los dueños del gran capital. Lo malo del asunto es que no se denuncia su naturaleza sistémica y peor aún, no se alteran significativamente sus beneficios ni su hegemonía. De allí que la lucha por arrancarle concesiones al poder dominante marcha a contra corriente de la esencia del orden social que éste preside. Y por más concesiones que se le arranque, siempre se está al borde de la recaída o del colapso cuando dicho poder se saca la careta de la Democracia.

Mientras no se desarrollen alternativas que transformen este orden social injusto, las eventuales mejoras en las condiciones de vida de los sectores populares resultan coyunturales y transitorias. Es que históricamente se sufrió un retroceso que se pone en evidencia al observar el déficit político-ideológico de la época actual. Una muestra emblemática es el reclamo por las fuentes de trabajo sin que se desnude la explotación constitutiva del régimen asalariado.

Este panorama trae a escena a las políticas emancipatorias junto a los grandes obstáculos que conllevan. Erradicar la explotación y la dominación implica, nada menos, el fin del capitalismo. Gigantesco desafío que debemos plantearnos quienes asumimos la emancipación como eje de construcción política. Aquí entramos a un territorio casi desconocido que impone un amplio debate de ideas en busca de respuestas. Porque los desafíos y las nuevas experiencias van acompañados de nuevos interrogantes.

Enfoquemos ahora una cuestión conflictiva: los desencuentros que se generan en el campo popular por las diferentes interpretaciones sobre la realidad existente. El problema consiste en cómo se evalúa dicha realidad con relación a las políticas emancipatorias. Problemática compleja en sí misma que suscita polémicas cargadas de intolerancias que no aportan. Las divergencias se sintetizan, simbólicamente, bajo la enunciación del “mal menor”. El quid de la cuestión versa sobre la evaluación de la política que se desarrolla dentro de los condicionamientos sistémicos. Y aquí surge una fuerte contradicción: aislamiento o cooptación.

Tal dilema comprende una multitud de problemas irresueltos. Partimos de una concepción común: la oposición al sistema capitalista, el cuestionamiento al Estado y la necesidad del protagonismo y la participación popular. Esto último supone la crítica a la representación, vanguardias y liderazgos. Como resulta obvio, tal cuestionamiento a la política realmente existente se desarrolla inmersa en la dominación mundial del capitalismo. Se plantea entonces una perspectiva política tan justa como desconocida.

Esa situación de hegemonía totalizante es la que nutre las diferencias acerca del “mal menor”. Su interpretación remite a la política realmente existente y a sus efectos sobre la sociedad. Mientras que hoy, la emancipación sólo es constitutiva de las propuestas y experiencias que se desarrollan a nivel micro. Ergo, ¿cómo se articulan las mismas en la vida y las necesidades del conjunto?

El crecimiento de la participación popular es un requisito sustantivo de la problemática abierta. El sometimiento se manifiesta a nivel de las clases sociales con sus inequidades e iniquidades, en la exclusión, las diferencias étnicas, de género,… y también en la agresión a la naturaleza. En ese sentido y de acuerdo a las situaciones, establecer diferencias político-económicas sobre la acción de los partidos estatales, puede tener significación para gran parte de la sociedad. Por lo tanto, no hay que subestimar ese aspecto y rescatar los momentos y acciones que favorezcan a la causa popular. Articular las luchas reivindicativas justas en busca de la construcción de lo común es mucho más difícil que igualar y negar todo. Dependerá de nuestra creatividad para sortear riesgos e impulsar la emancipación sin ser cooptados por la política partidaria y el Estado.

Aludiendo ahora a la cita inicial de este artículo y a modo de cierre, podemos convenir que existe un considerable conocimiento del capitalismo en el mundo y en nuestro país, también sobre su dinámica y actual desarrollo. Obviamente, es un sistema que se basa en la explotación y la dominación. Historia y características que fundamentan sobradamente el imaginario y los principios anticapitalistas. Desde ya que esto no alcanza para la creación de alternativas a este orden social. Pero sí fundamenta la esperanza de que un régimen tan injusto y amenazante para la humanidad tiene que ser superado.

Esperanza que alimenta las luchas por la emancipación unida a la ilusión de que todo lo que uno haga en ese sentido, por mínimo que fuere, contribuye a la gestación de un porvenir más justo e igualitario. En síntesis, se trata del porvenir de una ilusión que convoca a la tarea colectiva de sumar esfuerzos en la construcción se sendas hacia sociedades liberadas de los flagelos de la explotación y la dominación.----

(25 de Agosto de 2017)

jueves, 24 de agosto de 2017

LA ESPERANZA NACIONAL Y POPULAR, Por Horacio Chitarroni y Javier Azzali (ª)

Se vienen tiempos difíciles para el pueblo porque la profundización de la dependencia y el ajuste solo puede conducir a una crisis generalizada, pero la comprensión de que, más allá de cualquier coyuntura, la prosecución de los reclamos gremiales y sociales solo puede tener viabilidad en tanto confluyan en la integración de un gran frente nacional de liberación y antioligárquico, es la clave del drama nacional. 

Cristina Fernández ha brindado definiciones que permiten precisar las tareas políticas para el actual momento histórico de retroceso y, por ende, asumir un rol protagónico desde las consignas de: reconstruir el país, construir la unidad de la oposición y formar una fuerza parlamentaria que le ponga límites al ajuste, y la revisión de la deuda externa que se ha tomado desde el inicio del macrismo. La ex presidenta sigue siendo el cuadro político más importante y con una visión integral del país y de su rol en el concierto mundial, así como de una clase política que se ha desmoronado ante la primera presión oligárquica y cuya expresión más declinante está en el senado de la nación. Ya en otras apariciones públicas había expresado mensajes hacia la unidad de los trabajadores, tendiendo puentes hacia sectores sindicales que han dado muestras de lucha. Así fue cuando, en un acto en SADOP y ante un auditorio de cuadros sindicales llamó a “la unidad del movimiento obrero” para la “reconstrucción de un espacio que no puede agotarse en el peronismo”. Su aparición pública, en este tiempo pre electoral, la integración de Unidad Ciudadana y su decisión de encabezar la lista como candidata a senadora en la Provincia de Buenos Aires, pusieron en evidencia la disputa central a partir de la cual se define el destino del país y la divisoria de aguas en dos campos bien diferenciados: el de la defensa del interés nacional y una política socialmente justa por un lado y, por el otro, el de la protección de los privilegios oligárquicos en un orden social dependiente de los poderes financieros internacionales. La escena de la actividad política refleja, de alguna manera y con sus particularidades, esta real e histórica divisoria de intereses y fuerzas en pugna que otorga un sentido concreto a la realidad del país. Sin embargo, el plano político es un dato adverso la proliferación de listas y candidatos que compiten entre sí dentro del campo nacional, diluyendo en el horizonte la figura del adversario principal. 
Javier Azzali
Horacio Chitarroni

La recomposición de una dirección política del movimiento obrero organizado es indispensable para la formación del frente nacional, de cara al extraordinario y –por ahora–lejano desafío de ofrecer una alternativa. La prosecución de los reclamos gremiales y sociales solo puede tener viabilidad en tanto confluyan en la integración de un frente nacional y popular de liberación en el que converjan todos los sectores agredidos por el proceso político y económico en vigencia. 

La comprensión de la cuestión nacional por parte de las mayorías populares es la clave para avanzar en la formación del frente de liberación nacional. El avance progresivo del país exige la constitución de una gran alianza social que reúna a todas las fuerzas nacionales detrás de un programa liberador. En este sentido, aparece como fundamental darnos el debate sobre el contenido de un programa nacional popular que, a nuestro entender, debe apuntar al control estatal del sistema financiero, el comercio exterior y los precios de la cadena de valor, el control de los recursos naturales y de las áreas estratégicas de la economía como la siderurgia, entre otras. También a una reforma del sistema tributario y al establecimiento de un nuevo marco regulatorio de las inversiones externas que priorice el interés nacional. La profundización del proyecto nacional exige, de alguna manera, adoptar formas más definidas de nacionalismo popular, sin perder de vista las grandes dificultades a la hora de quebrar la desigual relación de fuerzas del movimiento nacional respecto de los sectores económicamente dominantes. 

Las tensiones sociales y diferencias para definir el perfil ideológico son inherentes a una alianza social heterogénea y su unidad dependerá de que cada sector componente del frente nacional, así como especialmente la dirección política, asuman como prioritaria la confrontación principal contra el sector oligárquico y proimperialista y la ampliación de la base social. En este último tiempo, sobresale la posición de la Corriente Federal de los Trabajadores, que mantuvo un reclamo constante –desde el inicio del ciclo de regresión oligárquica– de un plan de lucha y de la formulación de un programa concreto. Lo mismo debe decirse de la larga lucha de la CTERA y los docentes, quienes no cesan en sus justos reclamos desde la Escuela Itinerante.
La historia brinda ejemplos en los que, en momentos de regresión como el presente, la conciencia nacional de las mayorías populares da un salto cualitativo, al ponerse en evidencia la contradicción principal de la cual surgen los problemas fundamentales de los argentinos, como fuera el caso de FORJA en la Década Infame de los años 30 y de las movilizaciones del 17 de octubre de 1945 dando impulso vital al peronismo. Por eso mismo, desde nuestra agrupación tenemos la esperanza que el pueblo, desde las reservas intelectuales, culturales y espirituales con las que cuenta, revierta esta situación difícil y adversa que padecemos. 


(ª) Horacio Chitarroni y Javier Azzali son integrantes de la Corriente Política Enrique Santos Discépolo, que orienta el Historiador de la izquierda nacional Norberto Galasso.

NE: "La esperanza nacional y popular" es la presentación de un documento más amplio que se llama "Bases para el movimiento nacional frente a la crisis y la dependencia", que publicaremos oportunamente en dos partes. El documento fue realizado por los dos autores nombrados. El documento tuvo su conclusión durante el mes de Julio.


miércoles, 23 de agosto de 2017

DEBATE POR WHATSAPP, ENTRE DOS VAGOS PERONISTAS, A PARTIR DE LA NOTA DE JORGE ALEMÁN: "DIFERENCIA ENTRE PODER Y HEGEMONÍA"

1) La nota de Jorge Alemán:
Jorge Alemán


http://www.lateclaene.com/jorge-alemn-macri-neoliberalismo


2) Juan Escobar:


Me pareció muy flojo. No aborda la cuestión del poder. Habla confusamente de hegemonía, ni se molesta en pensar la noción de dispositivo y al final no llega a ninguna conclusión útil.

Juan Escobar









3) Claudio Javier Castelli:
Claudio Javier Castelli

Es un texto que presupone la lectura de La Razón Populista, de Ernesto Laclau. Me pasa con los textos de Alemán, siempre me parecen como faltas, que no tiene mayor espesura conceptual, pero sí ideas interesantes. Esa diferencia entre poder y hegemonía. La hegemonía que se constituye ante una falta, y articula, ante esa nada, una hegemonía contra hegemónica. Es decir, el cree, que puede hablarse de hegemonía solo en gobiernos de izquierda o populismo de izquierda, como llama al populismo, pues para el no hay populismo de derecha. Todo allí es discutible. Pero es agradable o me agrada su tratamiento de la subjetidades cambiantes.

3) Juan Escobar:

Todo texto presupone lecturas previas. O como diría Nicolás Rosa, todo discurso tiene "una pretensión de linaje". Pero también es cierto que todo texto es un todo en sí mismo y habla por sí mismo.
                        
La influencia de Laclau en cierto pensamiento kirchnerista me parece problemática y en definitiva creo que resultó negativa. El populismo es por definición de derecha, porque no es, no puede ser, popular. Porque si desprecio por lo popular deriva en una impostación de lo popular, en demagogia. Y porque sus consecuencias van claramente en detrimento de los intereses de las mayorías populares. 

Por eso creo que la caracterización de los gobiernos latinoamericanos de la década pasada como populistas es equívoca. Una muestra de ello es la facilidad con que fue asumida por las derechas políticas y mediáticas.

Si hay una caracterización que cabe a estos gobiernos es la de "socialistas", particularmente porque todos ellos, salvo la experiencia argentina, se reivindicaron como tales.

4) Claudio Javier Castelli:

A mí entender el populismo puede ser de derecha o izquierda. El populismo argentino es la experiencia peronista principalmente, un fenómeno político revolucionario, pero pretende ponerse más allá de la izquierda y la derecha. La izquierda y la derecha caen bien en Europa, por la división de clases precisa, que hubo y hay. En el peronismo movimientista, la diferencia se difumina. A mí me gusta más la definición de populismo, por la irritación que provoca en la oligarquía, los medios, y los intelectuales reaccionarios. En Europa es un fenómeno de derecha, pero la línea divisoria del exceso de demagogia hace, que sea un populismo de derecha, pero de otro raigambre, podríamos utilizar el nombre de populismo falsario, en cambio cuando se trata de un populismo en que las demandas son satisfechas, y no puede hablarse de demagogia, porque se sustancias los intereses de los requirentes, podríamos hablar de populismo revolucionario, con el sentido de revolución que tiene el siglo XXI, ya no, en los mismos términos que el siglo XX.  
                      
NO, POPULISMO FALSARIO-POPULISMO CONSISTENTE,  me gusta mas.

5) Juan Escobar:

La noción de dispositivo me parece central. Conecta a Foucault y Agamben con la idea de religión positiva desarrollada por Hegel. Casi casi una tarea para Chuni.

6) Claudio Javier Castelli:

 La verdad, Juan, conozco poco Foucault y Agamben, pero bastante la idea de religión positiva de Hegel.

7) Juan Escobar:

Yo en esto me quedo del lado de Galasso, quien no acepta la caracterización de populismo por la carga peyorativa que conlleva. Desde hace casi un siglo. De hecho no es contradictorio -sino más bien viene a inscribirse en esa tradición- que provenga de un pensador de izquierdas. Ponerle las flores que quieras no se la contrarresta.

8) Claudio Javier Castelli:

Respeto mucho a Galasso y todo su ideario, pero aprendí de Hegel,  en su dialéctica, que las contradicciones tienen que realizarse en la suprema intensidad de los extremos, en la propia fuerza del adversario, y transformar por el exceso, la cantidad, en cualidad, punto nodal, y resignificar la fuerza del adversario, en capital potencial del contrincante. Esto es, es fuerza de la derecha oligárquica tomar la idea de populismo en sentido peyorativo, hay un ideario comunicacional en ese sentido, por eso, la acepto, la hago mía, y la resignifico, y avanzás con todo el envión.

9) Juan Escobar:

Respeto tu punto de vista, pero creo que es una pérdida de tiempo. Prefiero otros caminos.                        
Por qué digo esto? Porque prefiero no luchar en el campo del adversario. Prefiero tratar de encender una vela que continuar maldiciendo a la oscuridad.

10) Claudio Javier Castelli:

Pero, acaso puede decirse en la experiencia histórica del peronismo, del 45 al 55, que este es de izquierda o derecha concienzudamente.

11) Juan Escobar:

Como yo lo entiendo al peronismo, vino a poner en crisis esa aparente contradicción, la revela en cuanto complementariedad, toma elementos de ambas tradiciones y genera algo distinto. Según dónde lo mires puede parecer de izquierda o de derecha. Pero eso me parece que es repetir la experiencia de los ciegos y el elefante.   
                     
Ni purismo de izquierda ni purismo de derecha: pensamiento mestizo americano.

12) Claudio Javier Castelli:

Eso sí.

(Diálogo mantenido por Whatsapp, entre los nombrados, dos Vagos Peronistas, el lunes 21 de Agosto de 2017).

domingo, 20 de agosto de 2017

HEINZ DIETERICH, TORIBIO TOLEDO, Y SANDRA LÓPEZ, CONTESTAN A LA "PEQUENÍSIMA OBERTURA DEL EDITOR" -DE ESTE BLOG-, A LA NOTA DE HEINZ

1) La obertura

"Pequeñísima obertura del editor"

"Heinz Dieterich ha sido pródigo en críticas al gobierno de Maduro, y desde hace varios años, como lo hemos constatado en sus artículos, que se publican en este blog. Se pregunta el editor, si las generosas críticas, a veces, brulotes, pueden justificarse, ante una vía popular de llegar y organizar el poder, por más que el articulista no la comparta, sobre todo ante la soledad de Venezuela frente a la permanente intervención yanqui en latinoamérica, a través de todos sus epígonos, o adláteres, o agentes. La duda que embarga al editor llega a su punto cúlmine, cuando, al finalizar la nota, Dieterich agrega:"A la nueva civilización sólo se llega a través de la verdad". Sería evidentemente lógico, si el editor se preguntara: ¿Qué es la verdad? ¿Quién la tiene? ¿Y si es posible aplicarla en todo terreno?. A quien escribe no lo asusta la palabra verdad, ni el escopetazo que significa pronunciarla. Sabemos, tenemos indicios y presunciones históricas de los caminos, y de cierta heterodoxia, pero le resulta muy difícil proferir una ortodoxia segura. Vaya este introito para apoyar la polémica alrededor de este escrito".

2) La nota de Heinz Dieterich: 

3) La contestación de Toribio Toledo y Sandra López

A partir del último artículo de H Dieterich sobre Venezuela, el compañero Chuni(ª) hizo una introducción donde hace algunas observaciones sobre Venezuela y finalmente se pregunta sobre La Verdad. A su vez, yo le respondo. Por algún misterio de la informática, no llegó esa respuesta. La introducción y esa respuesta sí le llegó a Heinz, y él le agrega unos comentarios más a la observación de Chuni y lo comparto con todos, porque estoy autorizado.

Saludos! 

El problema de la verdad es algo con lo que la izquierda viene cargando desde sus comienzos epistemológicos. Debate sobre la idea Marx- Hegel. 

Y con respecto de la izquierda latinoamericana : el general Torrijos , el que recuperó el Canal de Panamá´para su pueblo, decía que con los yankees hay que tratar siempre de dos maneras: lapicera en mano, pistola en cinto. 

El caso de Nicaragua que me toca más de cerca cuando las elecciones de los noventa había dos posturas: una que proponía suspender las elecciones; sin embargo, Daniel planteaba que si suspendemos las elecciones, tenemos la cuarta div de infantería americana en Managua. Hubo elecciones en Nicaragua y se perdió, pero no se inmoló al pueblo. En Panamá, el tonto de Noriega fue a la guerra y mientras él era capturado en un camión de basura, su pueblo era masacrado y todavía no tenemos cifras de cuantos muertos hubo, 1989.

Hace tiempo tiempo encontré en una revista uruguaya, Marcha, una interesantísima entrevista hecha a Perón por Samuel Blixen, donde el gral le comenta al periodista que después de los bombardeos de plaza de mayo, pasó revista al ejercito y constató que estaba muy mal armado y también dijo: ud sabe bien, que una guerra de proporciones de gran alcance no se puede realizar con pistolas, en obvia referencia a las pistolas que pudo conseguir Evita. Querido amigo Chuni, Clausewitz decía que la guerra era la continuación de la política por otros medios, pero hay algo que hay que tener claro: que no podés ir a la guerra cuando te quedás sin política.

Heinz no está solo. Somos muchos los revolucionarios que junto a él estamos reclamando que se debe evitar lo máximo posible por llevar a los pueblos al matadero. Y si de matar se trata, los Yankees saben bien como hacer. Y termino, con una de Sun sú:  nunca pelees el el territorio que te propone el enemigo si no quieres una derrota segura.


4) Respuesta de Heinz Dieterich
Queridos Toribio y Sandra, muy interesante el diálogo. Que haya gente de izquierda que todavía pregunta qué es la verdad, es más que preocupante. La respuesta breve es, que es la concordancia entre un enunciado científicamente formulado (hipótesis) y el fenómeno real a que se refiere. Quién no entiende esto no debería subirse a un tren o carro, porque su aceleración y frenaje adecuado se basan en la verdad de las leyes de Newton.

A un nivel más general, la comprobación empírica del Fermión de Majorana confirmó fehacientemente la verdad del materialismo dialéctico, al igual que la de las neuronas de espejo la interpretación dialéctica correcta de la antropología por parte de Marx/Engels. Y, la ley general de evolución de la modernidad deja claro, que el Materialismo Histórico con su atractor, la lucha de clases, también es científicamente válido. Es decir, en ningún momento desde la aparición del Socialismo científico hemos tenido más certeza de su validez que ahora.

En cuanto a Venezuela. La crítica a Maduro no es una crítica a un gobierno de izquierda o gobierno popular, sino a un gobierno socialdemócrata de derecha que apenas tiene el apoyo del 20% de la población. Si ser de izquierda significa ser anti-capitalista, entonces no se entiende que "la izquierda" apoya a un gobierno capitalista socialdemócrata que manipula al pueblo desde hace cuatro años con la mentira de la agresión imperialista, basa su gobernanza en las bayonetas y entrega en bandeja de plata al país al monroeismo.

Fuerte abrazo y si les sirve, pueden publicar esto,

Heinz 


5) Comentario del Editor a la respuesta de Heinz Dieterich


Gracias querido Toribio y Sandra y al mismo Heinz por haber contestado mi interrogante.

Comparto tu introductorio dialogo y no tengo a eso nada que objetar. 

Con respecto, a la respuesta del compañero, Heinz, hay algunas cosas que es difícil compartir, sobre la aplicación de leyes científicas a fenómenos histórico sociales. 

La verdad como concordancia, que tiene su origen en Aristóteles, aplicada a las ciencias sociales es correspondencia aproximada, nunca perfectamente coincidente.

El materialismo dialéctico en la versión de Engel en el "Anti-dhuring", en "Ludwin  Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana", o en la "Ideología Alemana"(Marx-Engel) eran teorías que el socialismo llamaba científicas. 

A la materia se le agregaba la conciencia como reflejo de Pávlov, y creo mucho daño han hecho al mundo de la izquierda, por su recitado catecismo. 

La presencia de espíritu humano es mucho mas amplia que la conciencia social del materialismo. La posición de Heinz aparece como duro positivismo insostenible hoy en el Siglo XXI. 

Los descubrimientos de la física cuántica y la dimensión espiritual. En ciencias, solo las duras, y no totalmente, pueden pretender la verdad como concordancia o correspondencia precisa, pero en ciencias sociales solo aproximada. 

Si en vez de hablar de materialismo hablamos de la dimensión cósmica creo que el entramado cambia.
Si la materia está en permanente movimiento en su dimensión microscópica hasta el punto de ser un hálito - no agrego acá la discusión cristiana sobre el espíritu santo, neuma, en el cual creo- y que demuestra que todo está eminentemente interrelacionado, podemos acercar posiciones.

Pero supongamos que Heinz estuviera en lo cierto y que el materialismo diálectico sea la verdad, así como el materialismo histórico y su motor "la lucha de clases", ¿qué vías son las verdaderas para instalar un sistema socialista?

En esta parte del sur, tenemos una convicción desde 1983, qué la vía es la democrática, que una vez en el poder, se somete a elecciones cada dos años. Y tenemos otra, somos demasiado peronista y creemos en un socialismo nacional, que es el peronismo realizado en un determinado momento, que se parezca lo más posible al régimen instalado en el país, entre 1945-1955, en cuanto proyecto revolucionario. 

En consecuencia es un sistema heterodoxo, de ahí que descreamos de cualquier ortodoxia.

(ª) Chuni es el apodo del editor de este blog, Claudio Javier Castelli

miércoles, 16 de agosto de 2017

WASHINGTON REMUEVE AL KIM JONG UN VENEZOLANO, Por Heinz Dieterich, para Vagos Peronistas

Pequeñísima obertura del editor
Heinz Dieterich ha sido  pródigo en críticas al gobierno de Maduro, y desde hace varios años, como lo hemos constatado en sus artículos, que se publican en este blog. Se pregunta el editor, si las generosas críticas, a veces, brulotes, pueden justificarse, ante una vía popular de llegar y organizar el poder, por más que el articulista no la comparta, sobre todo ante la soledad de Venezuela frente a la permanente intervención yanqui en latinoamérica, a través de todos sus epígonos, o adláteres, o agentes. La duda que embarga al editor llega a su punto cúlmine, cuando, al finalizar la nota, Dieterich agrega:"A la nueva civilización sólo se llega a través de la verdad". Sería  evidentemente lógico, si el editor se preguntara: ¿Qué es la verdad? ¿Quién la tiene? ¿Y si es posible aplicarla en todo terreno?. A quien escribe no lo asusta la palabra verdad, ni el escopetazo que significa pronunciarla. Sabemos, tenemos indicios y presunciones históricas de los caminos, y de cierta heterodoxia, pero le resulta muy difícil proferir una ortodoxia segura. Vaya este introito para apoyar la polémica alrededor de este escrito.

Heinz Dieterich 14.8.17

Washington remueve al Kim Jong Un venezolano 

1. El American Dream de Maduro 

Finalmente, las plegarias del madurismo para evocar una amenaza de guerra imperialista, se cumplieron. “Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluida una posible opción militar si es necesario”, dijo Trump, proporcionándole a Maduro el salvavida ideológico que su desastrosa gobernanza anhelaba. Desde hace cuatro años, Cabello y Maduro manipulan al pueblo venezolano con la mentira de una supuesta guerra económica imperialista que destruye al país. Es decir, los capitanes sinverguenzas del Titanic sostienen que el barco no chocó con un iceberg, por su ineptitud, sino que fue torpedeado por una potencia hostil. Esta cínica mentira no sólo es una burla de las víctimas de los países, que sufrieron tales agresiones imperialistas, como Chile, Nicaragua y Cuba, sino que revela un desprecio monstruoso para un pueblo que participó con Chávez en la construcción de un futuro nacional de dignidad y solidaridad, tan sólo para terminar avasallado por las mentiras del madurismo y las bayonetas de Padrino López; sin voz, ni voto, ni derecho a decidir su destino. 



2. Idiotas geopolíticos útiles

Obama nunca cayó en la trampa de validar la mentira, para darle oxígeno a la camarilla de Miraflores. Sabía, que la involución progresiva del modelo lo haría caer inevitablemente. Con el delincuente Trump en la Casa Blanca, el país en ruinas y las fuerzas hemisféricas monroeistas en vertiginoso ascenso, este momento de inflexión descendiente ha llegado. Manejado por sus operadores energéticos y monroeistas, Rex Tillerson (ExxonMobil) y John Kelly (Comando Sur), Washington empieza a capitalizar la emergencia de múltiples idiotas geopolíticos útiles (Lenin) del imperialismo, desde Kim Jong Un en Asia oriental hasta Maduro en el hemisferio occidental. En la hagiografía de esos idiotas geopolíticos útiles al Gran Capital, Maduro y Cabello tendrán un lugar de honor al lado de Saddam Hussein y Kim Jong Un, “Madres” de todos los idiotas, que le abren las puertas de dominación regional al imperialismo.



3. La lambisconería global

El éxito del madurismo, de mantener su cínica mentira a nivel mundial durante más de cuatro años, no hubiera sido posible sin la repugnante colaboración de lo que hoy figura como “izquierda” latinoamericana y global. Es decir, un conglomerado de gobiernos, partidos, ONGs e individuos socialdemócratas, estalinistas, oportunistas políticos, curas e intelectuales que dominan el flujo de opinión y la fabricación del consenso de “la izquierda” en la cultura política del capitalismo global. Ese cártel de manipuladores, mediocres e ignorantes de “izquierda”, desde los gobiernos socialdemócratas criollos hasta Podemos y la Internacional Socialista en Europa, ha sostenido incondicionalmente el “Elogio de la Locura” (Erasmo de Rotterdam), que es la esencia (el contenido) de la mentirosa narrativa de agresión imperialista contra Maduro. A cambio de las prebendas de los gobiernos socialdemócratas y estalinistas criollos mantuvieron incondicionalmente a la mentira, impidiendo la comprensión de la realidad a los pueblos y la corrección a tiempo del proceso de transición latinoamericana, que se había abierto con Chávez, Lula, Kirchner y la emergencia global de China. Un auténtico crimen contra la historia, contra la verdad y contra los pueblos, que hoy día el imperialismo aprovechará brutalmente, como muestran las agresivas amenazas intervencionistas del vicepresidente gringo Mike Pence en Colombia (14.8.).



Las pocas voces honestas, como la de Noam Chomsky, fueron ahogadas por el coro reaccionario del cártel global de “izquierda”. ¿O, quién se acuerda de que hace tiempo caracterizó al gobierno de Maduro como un “desastre”, criticó a la izquierda latinoamericana por la falta de capacidad de liderazgo y destacó que “la corrupción y el robo han sido extremos, especialmente, después de que murió Hugo Chávez”?



4. Bluff de Trump y amenaza real

Las revelaciones del Jefe de la CIA, Pompeo y del Secretario de Relaciones Exteriores, Rex Tillerson, de que Washington “estudia” las formas de obligar a Maduro a abandonar el poder y que ya había alistado poderosos gobiernos criollos en su desestabilización, así como el avance del proceso de destrucción del gobierno sandinista vía el Nica-Act, cierran el cerco sobre Maduro y dejan claro el horizonte de la nueva Monroeización. La Declaración de Lima, reforzada dramáticamente por el viaje de Pence, manifiesta la destrucción de la retaguardia política latinoamericana del madurismo, al aislarlo de sus alianzas naturales. Y su situación general es tan débil, que unas cuantas medidas financieras de Washington serán suficientes para hacer colapsar lo que queda del frágil edificio económico y política nacional, sacudido por tasas de inflación insostenibles, una insolvencia monetaria estructural, la caída del Producto Interno Bruto, la falta de una base de masas y un Estado paralizado. Por ahora, la amenaza militar de Trump es, por lo mismo, una estratagema de guerra psicológica: una agresión en una dimensión imperial que Washington no necesita emplear ante la debilidad de un adversario, que carece de apoyo popular masivo, de estrategia y cuyas improvisadas medidas tácticas --como el adelanto de las elecciones regionales a octubre-- no lo salvarán.



5. Guerra de trincheras y batalla final

La ineptitud de Maduro-Cabello para capitalizar los dos “años de gracia” post-Chávez, fue aprovechada por la MUD en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, 2015 que le dieron el control de la Asamblea Nacional. Confundiendo el poder del papel con el poder de las bayonetas y la democracia tropical con la de Suiza, los neo-mantuanos entraron en un estado de pleno delirio y anunciaron que iban a destronar a Maduro en menos de seis meses. Al escuchar las trompetas de Jericó, los neo-adecos --chavistas by default-- despertaron de su letargo e infighting (lucha interna). Decidieron mandar la democracia burguesa al carajo, declarando al poder legislativo “en desacato” y convirtiéndose colectivamente en maoístas. Es decir, aceptar, que el poder político nace de los cañones de los rifles. Su contraofensiva paró el avance de los neo-mantuanos mediante una ingeniosa modalidad política: el establecimiento de la dictadura socialdemócrata abierta, sostenida sobre las afiladas bayonetas de las FANB. La “guerra de trincheras” fue la consecuencia y, como en el Frente Occidental de la Primera Guerra Mundial, la reanudacíon de movimientos ofensivos tenía que esperar un cambio en la correlación de fuerzas para dar la batalla final: la invención de los tanques de Cambray o la entrada de Washington a la guerra. En julio de 2017, neo-adecos y neo-mantuanos pensaban que la balanza de poder se inclinaba hacia su lado y que debían desatar la batalla decisiva. Los maduristas lanzaron sus tanques camuflados como “Asamblea Nacional Constituyente” (ANC); la MUD, después de una gran maniobra de distracción con el Papa y el Zapatero de la Internacional Socialista, escamoteó tus tanquetas marca Soros como “plebiscito”. 



6. ¿Quién ganó la batalla decisiva?

Cuando terminó la (pretendida) batalla final entre neo-adecos y neo-mantuanos, se impuso la obligada pregunta de todo conflicto militar: ¿Dónde están los vencedores? Levantado el humo de la pólvora (mediática) sobre el campo de batalla, no era difícil discernir que la guerra de desgaste de la MUD, seguida por el plebiscito-asalto final y establecimiento de un Estado paralelo, había fracasado. La mano peluda del mega-especulador George Soros, su “Open Society” y los operadores del inframundo imperialista de Washington, habían fallado. Entre otras cosas, porque el efecto sorpresa del modelo de “regime change” del “filosofo” Gene Sharp y los miserables del Albert Einstein Institute en Nueva York, se había desvanecido en Ucrania. Y, porque la prematura combinación de guerra de desgaste y batalla final subestimó al enemigo madurista. Ahora, el resultado del fracaso en la derecha es evidente. Se quedó desconcertada, fragmentada y carente de iniciativa estratégica. Por eso la reanimación cardiovascular (RCP) geopolítica de Trump y Pence. Sin embargo, los neo-mantuanos sólo sufrieron un “setback”, no su destrucción. Por eso, la “guerra de las rosas” entre las dos aristocracias de la clase política venezolana, sigue intacta.



7. Elecciones regionales

El Madurismo, confundiendo una vez más una victoria táctica con un triunfo estratégico, entró en euforia “revolucionaria” y sacó las utopías de su “socialismo rasputinesco” --ya convertidas por experiencia y tiempo en distopias-- del closet; prometiendo que ahora sí, iba a construir el verdadero socialismo y la verdadera democracia, incluyendo el nuevo engendro de sus infantilismos febriles: el Estado comunal; una idiotez tan des-comunal como la “moneda comunitaria”, que Hugo Chávez permitió en su momento a Marta Harnecker y su combo de “socialistas” chilenos.

Lleno de alegría, Maduro volvió a sus dotes de filósofo, complementando su "Viceministerio para la suprema felicidad social del pueblo venezolano" con una “Ley constitucional contra el Odio, la Intolerancia y la Violencia”, mientras que el vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, fiel a sus instintos Batistianos, asegura que aquellos dirigentes de la oposición que se inscriban para las elecciones regionales, “deben tener un certificado de buena conducta” expedido por la Asamblea Nacional Constituyente. ¡Correcto Diosdado, larga vida a la Democracia Nostra!

8. El culo del Tio Sam

La fría formulación cartesiana de Lenin, ¿Qué hacer?, se traduce en el cálido lenguaje de los llaneros venezolanos en la encantadora interrogante, ¿Con qué culo se siente la cucaracha? Con el reciente posicionamiento del imperialismo gringo y cuatro años de estancamiento y erosión del madurismo, la respuesta se ha vuelto diáfanamente clara en los últimos días: con el culo del Tio Sam. A partir de ahora, el imperialismo gringo retoma las riendas del poder en Venezuela…y en América Latina. Todo esto gracias a los “idiotas geopolíticos útiles” del imperialismo y su cártel global de propaganda de “izquierda”, que –después de la caída del Socialismo del Siglo 20-- han manipulado a los pueblos del mundo con la fatal ilusión, que con la socialdemocracia burguesa o el estalinismo se puede llegar a una nueva civilización.



Mentira. A la nueva civilización sólo se llega a través de la verdad. Los que participaron en esa gigantesca estafa, por pillos o ignorantes, cometieron un crimen contra la historia. Nadie ético, puede absolverlos.



lunes, 14 de agosto de 2017

LA TRAMA HISTÓRICA DEL SECUESTRO DE SANTIAGO MALDONADO, Por Horacio González



El macrismo tiene pesadillas históricas que se evidencian en los deslices de su lenguaje que lo obligan a un estado de desmentida permanente. La Campaña al desierto y la dictadura militar del 76 están en una capa interna de ese lenguaje. La desaparición forzada de Santiago Maldonado es la cuerda más íntima que los poderes más oscuros han tocado fatalmente.



Por Horacio González*

(para La Tecl@ Eñe)


I



El macrismo no tiene historia, pero tiene pesadillas históricas. Lo sobrevuelan permanentemente. Se las puede encontrar en las frases truncas, los deslices del lenguaje, en el deseo apenas reprimido de decir lo que no hubiera querido decir. Pero eso está obligado a pasar varias horas del día en estado de desmentida. Debe a cada tramo del día, despertar de pesadillas y ensayar desmentidas entre espasmos de su conciencia adulterada. La Campaña del Desierto está en una capa interna de su lenguaje; pugna por salir atropelladamente como metáfora espuria. Lo mismo los bombardeos del 55 o las cacerías nocturnas del 76, incluidas las desapariciones forzadas. Esos acosos de formas nebulosas o nocturnales son el esqueleto permanente de sus espejismos. La república autónoma mapuche es otro arrebato onírico del Ministerio de Seguridad, el más cercano, desde el fin de la dictadura militar, a parecérsele en algunos rasgos evidentes del procedimiento de acusar a los fantasmas que hace décadas sobrevuelan las metafísicas del Orden. Nunca se abandonan la justificación de atrocidades con el lenguaje del encubrimiento, la distracción o la postulación de un heroísmo militar, con sus “excesos” de antemano perdonados, que “nos salve de los violentos”.



El sistema de poner protocolos a la represión, pero no precisar límites y permitir que sea difusa la actuación de los gendarmes –porque difuso es su lenguaje, que pretende tener reglas pero él vive de la excepción-, deja el ámbito propicio para que algún uniformado se sienta con la licencia para secuestrar o matar. Y con la conciencia de que esto es y fue así, les queda luego tejer la amplia franja de ocultaciones y disparates, para los que siempre está preparado el lenguaje oficial. La invención de un grupo subversivo indigenista sirve a ese propósito. No es nada imposible imaginar que sucedió en aquellas soledades, pues si hay pocos signos de lo verdaderamente ocurrido, sobran los vacíos y falencias de las justificaciones, para imaginar el modo sombrío en que sucedió todo. La Patagonia siempre fue un tema territorial, político y humano fundamental desde los tiempos de los españoles. Su misterio fue y es es el del ocultamiento de la sangre que allí fabrica el Estado.



No por haber tenido la Corona Española cierto grado de indiferencia, administrativa y política hacia ese gran especio humano, dejaron de haber cruce incesantes, violentos, tensos y de negociación clásica (canje de recursos por paz entre los nuevos ocupantes y los antiguos pobladores) durante los gobiernos coloniales, los de las primeras décadas de la Independencia, incluso los de Rosas, Mitre, Alsina. Especialmente en la Patagonia, con su multitud de etnias y poblaciones. Allí abundaron los pactos de no agresión, siempre efímeros, y las grandes expediciones de los pueblos radicados en el lugar, que llegaban con sus incursiones no sólo hasta Bahía Blanca o Tandil, sino a las cercanías de Buenos Aires. El término malón, envuelto en pavor y ansias de represión, es un acto de hostilidad, como todos los que cruzan la historia de la humanidad, en los tiempos que sean.



II



Si los españoles combinaron conductas de exterminio con hipótesis de negociación, no pasó nada diferente incluso con la campaña de Rosas, que aun en 1833 era portadora de la idea de indios definidos como amigos o enemigos. Los gobiernos distinguían. Del lado mapuche, también los distintos agrupamientos reproducían las mismas conductas “políticas”, los combates económicos para obtener recursos o la aceptación de la distribución de bienes y provisiones por parte de los sucesivos y frágiles gobiernos nacionales. No hubo momento antes o después de la batalla de Caseros, donde no hubiera involucramiento de pueblos indígenas con algunos de los bandos en pugna. El dominio de Calfucurá, ya sea que se le atribuya un amplio control territorial, unánime y homogéneo, ya sea que se lo vea como un jefe atrevido y capaz pero sin lograr nunca un conjunto de alianzas estables de los pueblos mapuches, podría observarse como una réplica de una dispersa monarquía parlamentaria, con una clara noción que enfrente suyo había una maquinaria poderosa, que iba organizado su economía anexando territorios sobre la base de una superioridad militar, estratégica y mercantil. El famoso cuadro La vuelta del malón, de singular dramatismo (Della Valle, 1892) retrata con admirable magia realista el modo económico llamado malón, su forma mercancía. Junto a la épica herética y la destrucción de un hogar, eran portadores de su inversa; formar otras familias, la de la Cautiva, y arrebatar objetos del burgués que se internaba en las pampas. El saqueo era el complemento inverso de la acumulación capitalista, desenvuelta en una cultura por cierto bien diversa.



Pero esta fundamental diferencia no es el tema, sino el modo en que el avance territorial del Estado Argentino contaba varios tentáculos, estrategias y cánones de expansión, que no parecía imposible que culminaran en la Campaña de Roca, -según Viñas, cerrando el círculo del primer desembarco de Colón-, campaña que ya había madurado durante todo el siglo, y tenía apenas como alternativa las murallas de Alsina. Parecían ridículas, pero tampoco la campaña roquista gozaba de las enteras simpatías de sus contemporáneos. Mitre deja oír sus dudas y otros políticos, incluso militares, proponen una política de colonias agrarias que Roca rechaza en nombre de un reparto territorial que está en la base de la gran propiedad terrateniente que marcó el futuro del país. Es el caso de Olascoaga, militar roquista, topógrafo de la Campaña, pero con muchos matices en sus opiniones literarias sobre “mapuches” y “araucanos”. Novelista y cronista, firma una de sus obras con el apelativo “Mapuche”.



La Patagonia, cuyo nombre proviene de la imaginación renacentista europea, albergó la gran leyenda de la Ciudad de los Césares, fundada por españoles que habrían naufragado en el estrecho de Magallanes. Pedro de Angelis se toma el trabajo de decir que nunca existió tal ciudad. En el fantasioso relato se trataba de españoles que se habrían salvado de un malón mapuche en la zona chilena de Osorno. Pero este simpático mito alimenta muchas conductas de la “cultura patagónica”. Así, no es “tan” fantasioso el proyecto del francés Antoine Orélie de Tunens, que hacia 1860 crea el Reino de Araucania, una monarquía constitucional al parecer con el acuerdo de varios lonkos mapuches, que no tuvo respaldo del gobierno francés. Es lógico, era una aventura sin duda comercial pero de un burlesco profetismo, y a pesar de denominar Nueva Francia a su empresa, luego que interviniera el gobierno chileno, su destino fue el de pasear por las tabernas de París para contar las peripecias de su Reinado y entregar eventuales títulos nobiliarios. Aunque el de Orélie Antoine de Tunens era una forma entre cómica y estrafalaria del colonialismo, se vistió de Mapuche e imprimió moneda. Sin ser un proyecto milenarista, el de Orélie Antoine recordaba algún tramo de la colonia utópica religiosa y militar fundada un poco después por Antonio Conselheiro, en el Nordeste brasileño, este sí un acto milenarista de vastas consecuencias, con el apoyo de una población campesina y mulata que al decir de Euclides da Cunha, era “la roca viva de nuestra raza”.



III



Lucio V. Mansilla, en “Una excusión a los indios ranqueles”, recuerda la “expedición” de Orélie Antoine y traza jocosamente un sueño en el que él repite la creación de una comunidad ranquel haciéndose nombrar Lucius Victorius. Su delirio le permite reírse de sí mismo, pero sus dieciocho días de cabalgata hacia Leuvucó son fundamentales para entender la trama de negociaciones del Ejército con las tribus, su incipiente antropología y su densidad histórica. En algún momento, ante una lenguaraz india de gran belleza, Mansilla cree entresoñar que cambiaría toda la historia argentina si ella fuese la Malinche que dominó el idioma de Hernán Cortés.

El jesuita inglés Tomas Falkner testimonió en el siglo XVIII los intensos modos de intercambio que se sucedían entre los asentamientos indígenas a ambos lados de la cordillera, e incluso observa que proveían de leña a las Islas Malvinas, en ese tiempo en manos sucesivas de franceses y españoles. Un siglo después, un enjambre de tratados de paz y comercio son firmados entre distintas congregaciones étnicas y diversos militares en nombre del ejército y del estado nacional, siendo un ejemplo el de Mansilla con Marianito Rosas, donde se razona de que así terminarían los malones y se avanzarían en el comercio racional en esos territorios. Los malones dice Mansilla, se originan en las actividades comerciales que provienen del sur de Chile. No obstante, en el parlamento nacional se objetan ese tipo de tratados con el argumento de que la Nación no puede firmar convenios con “otra parte” de la nación. He allí el problema.



IV



El fantasma chileno sobrevuela toda la cuestión indígena vista desde Buenos Aires, e incluso cuenta con el famoso episodio de los artículos “geopolíticos” de Sarmiento, que en tiempos de Rosas escribe un largo documento exponiendo la posibilidad de que Chile pueda esgrimir derechos sobre la Patagonia. Momento muy delicado de la acción del autor del Facundo. Escribe los artículos sobre la “Patagonia chilena” en el mismo diario donde publicará su obra cumbre sobre Quiroga “como ejemplar típico de la revolución de Mayo”. Luego será Presidente del país que incluía en su unidad territorial a la Patagonia. “Chile” fue siempre el espectro viandante de la Patagonia para las hipótesis de guerra del Estado argentino. Roca lo menciona en los fundamentos para iniciar la Campaña en el documento que firma con el presidente Avellaneda, presentado ante el Congreso. Había que concluir la unidad territorial geopolítica argentina. En lo que Bayer denominó la Patagonia Rebelde también para el ejército argentino los huelguistas eran “chilenos”. En Tierra del Fuego, las masacres de los selk´nams por parte del buscador de oro húngaro Julius Popper fueron el nexo entre la Campaña del Desierto y los fusilamientos en las huelgas de la Patagonia en 1921. Popper también hizo una crónica de sus andanzas, muy lejos del fino cronista que fue el coronel Manilla. Sus propósitos estaban a sideral distancia de la negociación, sí de la cacería; ni siquiera incorporó el manto protector salesiano que acompañó a Roca. A su manera Popper quiso fundar un “territorio autónomo fueguino”, suponiendo la aceptación de las autoridades de Buenos Aires. Tenía muy buena relación con el sucesor de Roca, Juárez Celman. No era un utopista majestático como el francés Antoine Orélie de Tunens.


V



Desde la Patagonia indígena, y los exploradores de todo tipo, con sus proyectos militares, puede verse el núcleo de fuerzas que hoy se condensan en la actual tragedia argentina. Hasta llegar a Santiago Maldonado. Hoy Benetton sucede a la aventura de Popper y con su conocida publicidad multirracial y rebordes siniestros enmascarados en un humanitarismo pop (de los años 90), supera con su millón de hectáreas patagónicas el germen del latifundismo roquista y el posterior de los Braun Menéndez, prolíficas alianzas familiares que llegaron a tener más hectáreas que hoy Benetton, que a excepción de un conocido cardiólogo discípulo de Houssay, es un apellido que se fusiona en la idea gubernativa macrista, a través de un no tan lejano parentesco con el actual jefe de gabinete. La industria lanar sustituyó al guanaco y ese fue el comienzo, iniciado el siglo XX, de la extinción lenta de los selk´nam, lo que incluía las jactanciosas cacerías de Popper.



Una última descendiente de ese núcleo también llamado onas, deja testimonios del idioma extinguido. Muerta hace unas décadas a edad centenaria, su voz es tomada por una discípula de Levi Strauss, Anne Chapman, no hace muchos años fallecida en París. La novelera interpretación de Patricia Bulllrich de que el movimiento ancestral Mapuche es una guerrilla separatista desconoce esta historia, aunque en los voladizos de su anegada memoria deben figurar episodios oscuros, apenas recordables, que su gusto por conspiraciones y acciones como las que hoy denuncia, le deben devolver a su actualidad, un pasado con indefinible marca de escarnio. Sus gestos militaristas reversibles, con sus anversos y reversos, la llevan a preservar un lenguaje vacío, virado como una media, lo que le permite decir que avizora indigenismos subversivos financiados desde el exterior para formar naciones étnicas, califatos miliares que amenazan a la argentinidad. Le asusta que apelen a una ancestralidad notoriamente más antigua que la del apellido Bullrich en nuestro país, que se remonta precisamente a la Campaña de Roca. Ésta juega en el inconsciente, rápido en aflorar, del ministro de educación, cuyos ancestros provienen de la casa de remates surgida a partir de la territorialidad expandida por el ejército roquista. Las interrelaciones familiares también llegan hasta Patricia Bullrich. ¿Importan algo estas genealogías, que son una matriz aturdida por los silencios de la historia nacional? 



VI



En principio hay una ancestralidad generada en la Argentina por varias capas históricas de sus oligarquías; una veta minoritaria sobrevivió a la batalla de Caseros –los Anchorena, los Álzaga- y otra mayoritaria se consolidó luego de la Campaña del Desierto, los Leloir, los Pereyra Iraola, los Martínez de Hoz. El peronismo, más que el irigoyenismo (que contó con el apoyo de una veta minúscula y segundona de la aristocracia rural, cfr. Alain Rouquié), irrumpió en la actuación de esos linajes en la gran economía y apenas le limitó los grandes negocios rescatando una porción para el Estado (el IAPI, etc.). Pero ya atravesaba, con vicisitudes cambiantes, todo el arco histórico nacional una nueva oligarquía –ya sin la habitualidad de ese nombre-, que partía de la Sociedad Rural, gran impulsora de la campaña del desierto, pero ahora, desde varias décadas atrás, con el despliegue político de los agro-negocios que se basan en el doble pinza de la soja con el glifosato junto a los nuevos métodos de siembra. Esto ha diversificado las estratificaciones del mando económico en la Argentina, cuya consumación por el momento adquiere el nombre de macrismo, articulación que se concibe de una temporalidad larga, de cuerpos condensados y entrelazados del aparato comunicacional, judicial y financiero. Los negocios de las tolderías contratistas, los casamientos de aventureros que se recortaban sobre el resto de las oleadas inmigratorias (en este caso la italiana), por sus ambiciosas coartadas y cálculos de mimetización con los grupos “ancestrales” –dicho esto un en sentido muy vago-, podían servirse de apellidos tradicionales estancados. Llegó rápido el aprendizaje del trato con las multinacionales de cada momento, la fuga de capitales hacia paraísos fiscales –terminología que ellos mismos utilizan-, y el surgimiento de estratos aventureros de las omertás del sur de Italia que ocupaban lugares que aspiraban a disputar con los Bunge y Born, los Dreyfuss y las cerealeras como la Casa Weil, hoy desaparecida, cuyo hijo, de simpatías con el luxembruguismo, aportó fondos para fundar el Instituto de Frankfurt. Sabemos quiénes son ejemplares en este rubro.



En cuanto a las fuerzas armadas, si se tiene en cuenta su composición social, desde mediados de siglo XX, predominan en los altos mandos oficiales de raíz inmigratoria, como alguna vez dijo preocupado Mariano Grondona. La aristocracia militar se deshizo finalmente con el terror de Estado, y un hombre con títulos modestamente heráldicos –familia de la antigua inmigración de comerciantes franceses, Lanusse-, marcó “internamente” parte de ese final con su posición adversa al terrorismo de Estado, lo que no lo exime de otras graves responsabilidades. Mientras la vieja clase agropecuaria se transmuta en CEOS u otras denominaciones de la utopía empresarial globalizada – gerentes de empresas petrolíferas, de cadenas de farmacias, de redes de supermercados en la Patagonia-, la elite intelectual de la ancestralidad mapuche daba una nueva generación que se lanzaba a la vida política influida por diversas fuentes conceptuales; nuevos indigenismos, ancestralismos de izquierda, teoría de los pueblos originarios, crítica a las etnicidades subalternas, ecologismos radicales. Lógicamente los políticos representativos de las diversas corrientes indigenistas, alegan una mayor antigüedad en la memoria poblacional y territorial que la de los terratenientes “originarios”, los inmigrantes y la de los gauchos, que según Borges no sabían que se llamaban así y que según Lugones, había que rendirles homenaje recién cuando –dice- se hayan extinguido como conglomerado humano.



Hasta mediados de los años 30 el Ejército conservaría su interés “geopolítico” en las poblaciones mapuches que habían sido derrotadas. Quién sabe si por sentir algún peso “ancestral” en su pasado, o si por creerse inmiscuido en una tarea específicamente militar, Perón hace un diccionario de toponimia araucana con voces mapuches que subsisten y explican los mojones de un territorio. Su pequeño diccionario, está pensado con simpatía hacia los vencidos.


VII



¿Qué es entonces la Argentina? ¿La Nación de Roca? ¿La Nación Mapuche? El macrismo puso nuevamente sobre la pizarra un fragmento que parecía sepultado de las neo-oligarquías que crean policías especiales, guardias de corps institucionales, aparatos privados y agencias represivas particulares, alianzas estrechas con dispositivos estatales armados, clandestinos o no. Brotan estas piezas del inconsciente histórico, visceral, invisible y recurrente, que tiene nuevos personajes -la supuesta guerra indigenista y el macrismo como una hipótesis represiva que crea horizontes implícitos regidos por amenazas genéricas que la represión empírica interpreta “a su manera” –pues esos hechos represivos “se dejan interpretar” como permisos específicos para llegar hasta las última consecuencias no escritas y cuyas huellas sangrientas el Estado mismo puede borrar. Y eso es precisamente lo que lo caracteriza como Estado. Es así que debemos concluir, con honda preocupación y tristeza, que ha ocurrido con el artesano trashumante Santiago Maldonado, que recorría la Patagonia como tantos viajeros de todos los tiempos en busca de su ciudad de los Césares.



De las narraciones de Hudson o Darwin a los contemporáneos Paul Theroux o Bruce Chatwin, la Patagonia es la fuente de grandes experiencias narrativas. No tenía porque no sentirlas Santiago Maldonado, testimonio del “homo sacer” producido por la barbarie macrista. Del macrismo se desprenden toda clase de micro-metáforas insidiosas, rebuscadas, dichas y actuadas por especialistas en embarrar esta escena y toda escena. Todas las técnicas de los servicios de informaciones están a su disposición; invertir los significados, echarle la culpa a las víctimas, presentar a los victimarios bañados por la luz del bien, ponerle una envoltura a los hechos graves para desviar o disolver el tratamiento del núcleo esencial del que importa hablar.



Se sugiere que Santiago es el culpable de su desaparición, a través de inventar un insensato Condado Mapuche Independiente entre Chile y Argentina, salido de los diagramas de sistematización de “delirios imprescindibles” de los sempiternos “Servicios”. Mientras cualquier agencia estatal hoy recluta datos vitales de toda persona, en las grandes operaciones corren el velo de lo ocurrido mediante una alucinación encuadrada en parámetros de ficticia verosimilitud, llevados hasta un abismo. Hay un proyecto de zonas liberadas en la Cordillera, recitan, pero para encubrir la gravedad de una desaparición por obra de una agencia del Estado. Esta pamplina se apoya en un estado real de discusión de los pueblos mapuches por sus derechos territoriales, no más, y todo cuanto piensen los funcionarios del gobierno que ven “subversión” por el solo hecho de escuchar la lengua mapuche –que muchos viajeros de décadas pasadas han declarado superior y de mayor plasticidad imaginativa que el inglés, el francés o el español-, implica que no ven dónde se hallan realmente los intentos de sustraer soberanía al país. Las explotaciones mineras de la Barrik, los convenios del macrismo con Gran Bretaña sobre Malvinas. ¡La Inglaterra que dicen que financia la hoz y el martillo tehuelche!



Hay una osatura de lúgubre videlismo en estas operaciones e ideogramas deliberadamente paranoicos. Van flotando en la oscura conciencia del gobierno y se las transfunde a la sociedad para advertir que no debe haber más demandas territoriales justas. Por otro lado, el debate sobre la violencia es universal y no parece contar hoy con fundamentos populares efectivos su uso contra extraordinarios y crueles poderes estatales. Pero de la manera que sea, el pretexto del gobierno referido a una supuesta organización indígena que desea apoderarse de ricas tierras (verdad invertida: son otros, son los emporios locales o internacionales lo que lo hicieron) no puede ser un hecho superior a la desaparición del joven Maldonado. Porque resurge ese sólido concepto, desaparición, del estado policial represivo instalado ahora con “sinceramiento” y “gradualmente”. Hay muchos hilos de la historia que se conectan aquí. Algunos quieren buscar la historia del macrismo en un antecedente frondizista. No convence. El antecedente, lo ancestral de este grupo, es su ligadura instintiva con la Gran Represión del inmediato pasado, sus planes económicos más restrictivos y los modos de gobierno entre reglamentarios y despóticos, actos protocolizados para darle racionalidad instrumental a la formidable reprimenda que están practicando en todos los sectores de la sociedad. Los que querían recrear la república terminaron en el charco totalitario de imaginar una republiqueta de césares indígenas lanzando molotovs.



La Argentina deberá ser una Nación de naciones; para ello es fundamental la aparición con vida de Santiago Maldonado, cuestión de urgencia trascendental que de no ocurrir revuelve visceralmente la historia del presente, bajo el foco disgregante y sórdido de un nombre: el de la ahora ministra de seguridad, que es la cara y ceca de un núcleo de pasiones circulares que pone un capuchón de luto sobre una historia conocida, parte de las múltiples ancestralidades de este país, lejanas o cercanas. Santiago Maldonado parece ser la cuerda vital que los poderes más oscuros han tocado fatalmente. Porque, o ser argentino es una fatalidad, y en ese caso lo seremos de cualquier modo, un modo torpe e indiferente que nos hunda en un circuito trágico, o ser argentino es una mera afectación, una máscara, que encubra hechos de sangre, o ser argentino será nuevamente construir el bastidor moral que devuelva vida a la vida y permita salir del zanjón sacrificial en que otra vez hemos caído.



Buenos Aires, 13 de agosto de 2017



*Sociólogo, ensayista, escritor. Ex Director de la Biblioteca Nacional.