viernes, 28 de mayo de 2021

LA TERCERA POSICIÓN por Ricardo Rouvier (*) para Vagos y Vagas Peronistas

 


Una vez más el peronismo enfrenta un conjunto de desafío; es posible que muchos no han tomado acabada conciencia de la envergadura de las acechanzas de la contemporaneidad. Los desafíos, son de dos tipos: de la coyuntura, y la estructura. Son como dos paralelas que marchan en forma conjunta, pero con continuas intersecciones que cruzan a una con la otra. La primera, comprende los problemas propios del corto plazo tales como: la macroeconomía, las consecuencias sociales de la situación socioeconómica, el día a día del Frente de Todos, y además las novedades o pocas novedades, en mi opinión, que ofrece Juntos por el Cambio, una centro derecha sin ideas. De esta manera se completa más del 80% del escenario político nacional.

En el fondo , en lo subterráneo, existe un capitalismo concentrado con un gran poder económico y cultural que hegemoniza gran parte del mundo y extiende la pobreza y la marginalidad. Esto, está sostenido por la falta de alternativa que sustituya el dominio existente. Su núcleo fundamental que le da sentido a toda la etapa mundial es la propiedad privada de la producción y reproducción de bienes y servicios; que si bien es anterior al propio capitalismo encuentra en este la posibilidad de su mayor expansión.

El peronismo es un fenómeno político de raíz nacional y popular que atraviesa ya; dos siglos. Comenzó en los intersticios del acuerdo de Yalta, en la posguerra en que se produciría un realineamiento del mundo occidental (capitalista, democrático liberal e individualista.) respecto al bloque del socialismo real. Perón, ante este escenario mundial, planteó la tercera posición en dos sentidos, uno que refiere a las políticas públicas de nuestra relación con el mundo y otra, más profunda, que corresponde la fundación de una filosofía de superación de las culturas hegemónicas.

Con la caída de los nacionalismos autoritarios sostenidos por el eje Roma–Berlín–Tokio frente a los aliados. Nuestro país adhirió a la alianza en marzo de 1945 cuando la guerra terminaba, y se forzó por parte de las potencias quebrar nuestra neutralidad, pero no tuvimos participación bélica como si lo hizo Brasil, lo que significó algunas ventajas para el país vecino. La tercera posición fue la denominación que adquirió una tradición argentina, y la confirmó en la etapa peronista. Frente a las potencias nuestro país no se comprometió con ninguno, salvo en el período menemista en que prevalecieron “las relaciones carnales” como definió nuestro Canciller Guido Di Tella. También debemos mencionar que en el escenario de los ´70 la guerra fría entre ambas potencias intervino de manera indirecta en el conflicto protagonizado por el peronismo de aquella época, luego desalojado por el golpe cívico-militar, con una clara afiliación a la preeminencia norteamericana. Es cierto, que los vaivenes de la dictadura con la URSS, merece un análisis profundo, y otra nota.

La segunda acepción y más profunda significación es la que señala el mismo Perón: “Cuando hablamos de tercera posición no consideramos nosotros que la llamamos tercera porque estamos en medio de las dos. No, nosotros que la llamamos la tercera porque venimos después de la segunda. Vale decir, la primera es el capitalismo, que nos llevó a esta situación, la segunda el comunismo, que fracasó como solución. Nosotros somos la tercera, la que creemos que está en un justo medio para la concepción filosófica futura” J.D. Perón: Filosofía Peronista del año 1973.

Esta es otra constelación en el conjunto de definiciones y caracterizaciones de Perón que desbordan la propia nacionalidad, el propio territorio. Es el Perón universal, que convoca al mundo hacia una nueva filosofía superadora, para asegurar la paz general y a una articulación social que está descripta en la Comunidad Organizada destinada a ordenar la sociedad hacia la felicidad de las mayorías.

Quien ha comprendido esta tarea frente a las demandas sociales primarias, con una concentración de la riqueza escandalosa es el Papa Francisco como actor contra hegemónico y como la más alta expresión de la necesidad de un nuevo humanismo. El Papa que genera siempre una mirada política denunciando la desigualdad universal, y promoviendo la solidaridad, lamentablemente, no tiene incidencia pragmática respecto a los gobiernos de las naciones. El poder mundial, de las multinacionales financieras, económicas, mediática; liderando el progreso material, dictan las normas alrededor de las cuales las sociedades se organizan, o se desorganizan. A esta realidad se advienen grandes conglomerados, sobre todo, clases medias hacia arriba al naturalizar un mundo desigual: asimetría entre naciones, y asimetrías entre personas.

Estamos transitando el siglo XXI, con novedades que obligan a los países definir que hacer respecto a la IV revolución industrial, liderado por el tecnoliberalismo que hoy es vanguardia de la avanzada capitalista, y que nos obliga a repensar algunas categorías económicas y políticas, entre otras, que eran vigentes en el siglo pasado sobre todo vigentes entre 1945 y 1991 cuando colapsa la URSS. El individualismo es una modalidad de la cultura epocal, es una modalidad sobresaliente en detrimento de los valores comunitarios. Por eso la filosofía del asociativismo interpela a las economías en que la propiedad y la renta individual establecen una diferenciación dentro de la humanidad.
Hay registros de la visión del peronismo, que se encuentran en la dirigencia de la República Popular China, también en el Pte. Ruso Putín (se recomienda leer su discurso en el encuentro de Davos en enero ppdo), e inclusive a algunos políticos europeos que quieren volver a la economía de bienestar. Todo esto está demorado por las imposibilidades que produce esta brutal pandemia del COVID 19.

La realidad es que la formulación de Perón sobre la tercera posición, en su sentido profundo, es una utopía frente a las continuas distopías del mundo neoliberal . Era un propósito a realizarse una vez que el planeta comprendiera sus problemas y sus posibilidades, una vez que la hegemonía mundial decaiga. Sin el tercer mundo; que decayó por los efectos de la expansión capitalista hacia la periferia y la globalización, emerge una nueva bipolaridad: entre EEUU y la República Popular China, más ampliamente entre EEUU , la UE, Gran Bretaña, Canadá, la India , Israel; y el bloque del Asia Pacífico. Entre el capitalismo liberal o neoliberal y el crecimiento del capitalismo de Estado. A. Latina y el Caribe son espacios geopolíticos a disposición de los EEUU, aunque se registra en los últimos años, el desembarco de muchas inversiones chinas y rusas que se instalan por la posibilidad de acceder a productos primarios, y con creciente pretensión sobre la demanda tecnológica.

Sobre este escenario estructural y correspondiente a esta etapa civilizatoria se despliega nuestra coyuntura cotidiana que nos devora. Hay que hacer un esfuerzo, y hay que hacerlo, de tomar un tiempo de la reflexión militante para repensar el mundo desde la savia dogmática de los valores. La evolución se produjo y se sigue produciendo, comprenderla y aprehenderla, es urgente para “cabalgarla” como decía Perón; sino seremos sus víctimas.

Desequilibrio macroeconómico y pandemia; juntos, amenazan la gestión de gobierno. En estas condiciones avanzamos hacia una disputa electoral que aprobará o no aprobará el rumbo adoptado por la administración del Frente de Todos.


(")Lic. en Sociología. Dr. en Psicología Social. Profesor Universitario. Titular de R.Rouvier & Asociados.

27/05/2021

1 comentario:

  1. La pandemia nos tiene arrinkonados.....como piojos en costura.....y el neoliberalismo nos sofoca y mata.....soy pesimista...no veo la luz en el tunel

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