jueves, 31 de mayo de 2018

EL MALO DE LA PELÍCULA, Por Juan Escobar



El peronismo en discusión. Como a la cigarra de la canción, al peronismo se le vienen expidiendo infructuosamente certificados de defunción que no logran ver concretada su vocación de profecía autocumplida. Más aún, donde algunos suelen ver un nuevo final, el peronismo suele construir la antesala para un nuevo renacimiento. Algo que, de todas formas, siempre está por verse. Como sucede hoy.

No deja de sorprender, sin embargo, la persistente centralidad del peronismo en el escenario político argentino. A falta de algo mejor, propios y extraños parecen confluir en una suerte de culto sin demasiado lugar para la indiferencia. Punto de referencia aparentemente ineludible, objeto de amores y odios. Causa de todos los males para quienes lo odian. Santo Grial y fuente de toda verdad y justicia para los propios.

Pero esto no constituye novedad alguna, porque ha sido así desde sus orígenes hasta la actualidad. Esta actualidad donde una minoría intensa lucha denodadamente -militancia rentada como pocas- para situarlo día tras día en el lugar del hecho maldito del país mediático.

Siempre hay relatos de la Historia, desde que hay facciones de intereses contrapuestos fijados en la obstinación de hacer prevalecer sus respectivas versiones de los acontecimientos. En la disputa por la Historia, ese campo de batalla, se proyecta aquella pretensión de linaje cuya función no es otra que la de contribuir a la legitimación de lo que se hace en el presente.

El peronismo irrumpió en la Historia argentina y nada volvió a ser como antes. Aunque sigan pretendiendo hacer lo imposible para que eso suceda.

Hubo una insistencia desde el comienzo de ponerlo en el lugar del malo de la película. El cuco, el villano, el culpable. Una tarea asumida con apasionado entusiasmo por nuestro querido enemigo: el inefable y nunca bien ponderado Gorila. ¿Cómo no dedicarle unas palabras al Gorila al andar de estos devaneos peronistas? Vayan algunos comentarios en calidad de piadoso homenaje, aunque más no sea porque con su prédica incansable y su berrinche indiscriminado, viene haciendo más por la unidad del peronismo que cualquiera de nuestros "dirigentes".

El otro, el mismo. “Los peronistas no son buenos ni malos. Son incorregibles”. La frase atribuída incontablemente a Borges ha llegado a proliferar de tal forma que se puede dar lugar a una duda razonable respecto de su veracidad. Roberto Alifano -amigo y entrevistador múltiple del escritor argentino-, viene en auxilio de nuestra alicaída fe, para confirmarlo.
Jorge Luis Borges

En su libro "La Entrevista. Un autor en busca de sus personajes" dedica un capítulo bastante divertido a Borges. Se titula nada menos que “Todos unidos triunfaremos” y está disponible en la web. Transcribe algún diálogo sobre el peronismo y cuenta anécdotas como aquella de los tumultuosos días de 1973 en que ambos se vieron rodeados en la calle por manifestantes que al reconocer al escritor, la emprendieron al grito de “Borges y Perón, un solo corazón”. Borges, apenas recuperado del susto inicial, le dice: “Esto parece un sueño. Despiérteme, Alifano.”

Incorregibles. Borges hablando con cierta resignación del otro, de su otredad. Del recurrente otro de Borges, que en este caso venimos a ser nosotros. Borges, a su vez, el otro; el nuestro otro. A su vez, por qué no, como el nombre de su texto: el otro, el mismo. Alguien para quien la identidad y la otredad tenían su lugar de encuentro en la bisagra del espejo. Un espejo que no sólo para un ciego es ilusorio.

Incorregibles. Es decir: no susceptibles de corrección, que no pueden ser correctos, que no se pueden corregir. En una ambigüedad donde los peronistas son (somos) esencialmente siempre un error, -una anomalía, diría Ricardo Forster- y en simultáneo la personificación misma de la incorrección, con lo que tiene de disonante, incómoda, disruptiva, rebelde. A vos no se te puede sacar a ningún lado.

Una de las características insoslayables del peronismo es cierta manía autorreferencial. Estos comentarios vienen a ratificarlo, como si fuera necesario. Ese discurso centrado en sí mismo suele ser una eficaz estrategia para mantenerse en el tan mentado centro de la escena. Entonces el gorila se queda mirando, siempre en la periferia del peronismo. La ve de afuera. No se siente parte de lo que ve como una fiesta. Cuando en los hechos no es mucho más que gente comiendo todos los días.

Deben ser los gorilas, deben ser. Pero no es que seamos tan así como nos pintan. Tampoco es cuestión de quedarse de un solo lado del espejo. Porque si hay algo que efectivamente ha permanecido invariable -no susceptible de corrección- es la actitud y el pensamiento (para llamarlo de alguna manera) del antiperonismo desde sus orígenes hasta nuestros días.

Como si se tratara de una invasión extraterrestre, como si fuera “el color que cayó del cielo”. Tan ajeno y horrible como las peores pesadillas de H. P. Lovecraft. Como si de verdad fuera esa amenaza ominosa que plasmó Julio Cortázar en su cuento “Casa tomada”. Como si se tratara, en definitiva, de un elemento extraño, como si no fuera producto y emergente de las condiciones sociales, políticas, históricas, nacionales e internacionales en las que tuvo lugar su aparición, su desarrollo y permanencia. Como si tanto su aparición, como su desarrollo y permanencia, en fin, no se justificaran por la acción concurrente de quienes lo odian y de quienes lo asumen como identidad.

Se verifica en el credo básico del gorila estándar una ciega convicción respecto de que el peronismo vino a ser la causa principal de la pérdida de un paraíso imaginario, a partir del cual el país se habría arruinado definitivamente y sin remedio. O con un sólo remedio posible, la eliminación de la causa, su extirpación de cuajo, un retorno al tiempo idílico sin el perro ni la rabia.

La fantasía de una “solución final” para el peronismo como problema, se ha intentado -sin éxito aunque con macabras consecuencias- en más de una oportunidad. Porque así como hay peronismos utópicos, puede verificarse también la existencia de una persistente utopía gorila. Que subyace en el discurso del gorila, cuando no se hace brutalmente explícita.

Así como el mundo perfecto de los nazis hubiera sido un mundo sin judíos, para el sueño gorila el mundo perfecto es un mundo sin peronistas. Uno y otro, el sueño de los nazis y el sueño del gorila engendraron sus propias soluciones finales.

Desde aquella Revolución Libertadora con sus fusilamientos y prohibiciones, hasta la última dictadura que llevó a cabo su plan de desaparición del peronismo, inaugurando una etapa que se extendió un cuarto de siglo, sin importarle si destruía al país en el camino. Quisieron erradicar al peronismo a través del terrorismo de Estado y de la transformación de las condiciones de posibilidad para que se desarrolle el peronismo: el trabajador industrial. Y sus sindicatos. Una vocación persistente como pocas. Que insiste una y otra vez, siempre que tiene oportunidad.

Pero -y en más de un sentido- podríamos decir que gorilas, lo que se dice gorilas, eran los de antes. Especialmente los anteriores a 1976, ese punto de quiebre salvaje y sangriento que lo resignificó todo. Entre aquellos gorilas originarios, desde ese pasado que todavía tiene cosas para decirnos, podríamos recurrir al atendible Roberto Bobby Roth. Personaje pintoresco de militancia antiperonista desde temprana edad, hombre de confianza de Juan Carlos Onganía y entusiasta reclutador de funcionarios para su gobierno de facto. Claramente, uno de ellos. Autor de varios libros, en uno de ellos, “El país que quedó atrás” editado por Emecé en 1967, nos ofrece algunas observaciones interesantes sobre el peronismo.

"El peronismo de oposición -escribe Roth- es otra cosa nuevamente. En la oposición, lejos de deshacerse, diluirse y desaparecer según la fórmula simplista de sus detractores, el movimiento se retempla y renace. La facultad omnímoda de mimesis que le ha permitido representar papeles revolucionarios y conservadores, patronales y obreristas, católicos y ateos, nacionalistas y 'vendepatrias', renace y fecunda. Recorre espontáneamente el mismo vía crucis de sus contrarios con idéntico resultado y por la misma razón. Quienes lo reemplazan están empeñados en una tarea apenas destructiva, carecen de contenido positivo y están a la postre determinados por el peronismo de oposición antes que por sí mismos. La visión del país de unos y otros es igualmente difusa e indeterminada, vaga e indefinida, abierta a cualquier contenido que aporte votos, cerrada a todo deber que los aleje".

Y más: "El peronismo permanecerá ahí, testimonio veraz de nuestra impotencia y desafío perenne a nuestra capacidad creativa, mientras no se admita que con lo bueno y lo malo que trae es tan genuinamente argentino como el radicalismo o el socialismo al menos, y mientras no se abran puertas a las facultades creativas que también trae.

"La peor desgracia que podría ocurrirle al país sería que el peronismo arriara sus banderas, agachara la cabeza y pasara bajo las horcas caudinas mansamente al sistema. Esto nos condenaría a cuarenta años más de estancamiento". Hasta allí Roth, por ahora. Valga como referencia para buscar y leer el texto completo.

O tempora, o simia. Al peronismo le cabe, posiblemente, aquello atribuido a Jean-Paul Sartre en cuanto a que “cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”. Así como el peronismo modeló en gran medida la identidad de sus odiadores, tampoco permaneció del todo ajeno a los efectos tóxicos de quienes lo enfrentaron casi siempre con más pasión que los propios.

Con la vuelta de la democracia, sin embargo, ese fantasma gorila del exterminio continuó recorriendo el país, anidando en mentes enfermas de intolerancia. Hoy vivimos un resurgimiento de esa triste obsesión que tienen los que odian por aquello que odian. Se enseñorea en el gobierno y en la comunicación masiva, apestando foros y redes sociales con insultos generalmente anónimos.

No hay intelectuales casi entre los que profesan ese anacronismo -el Gorila Ilustrado es una especie que se extinguió hace tiempo-, hoy la masa crítica de sus portavoces está conformada mayormente por periodistas. O, con perdón de los profesores de gimnasia, por gente como Fernando Iglesias. Ese que no hace otra cosa que reciclar -mal- los papeles tirados al cesto por Sebreli.

Allá ellos. Ya aprenderán que, como sentenció en alguna oportunidad Aldo Pignanelli: “Se puede gobernar sin el peronismo. No hay problema. Lo que no se puede es gobernar contra el peronismo”. Mientras tanto seguirán como hasta ahora, sin darse cuenta de que son un soplo que contribuye a mantener viva la llama.

Allá ellos, acá nosotros. “Quién iba a decir, Borges, -reflexionaba Roberto Alifano en relación al simpático cantito de aquellos muchachones- que usted y Perón serían los dos sellos incuestionables de la Argentina. Nadie que hable de literatura puede soslayar a Jorge Luis Borges; tampoco quien hable de política puede obviar a Juan Domingo Perón”. Paradojas de un país donde casi ni se lee al Uno ni al Otro.

Unos y otros. Hablar de los gorilas es, dentro de todo, la parte fácil. El tema es cuando tenemos que volver a este lado del espejo.

¿Dónde está el peronismo, cómo reconocerlo o al menos cómo detectarlo? Un método sencillo en el que confío bastante. Allí donde la opinión pública señala lo políticamente indeseable, lo demonizado, la lepra, la peste, la culpa de todo, en resumen: lo maldito. Allí, también allí, está presente el principio activo del peronismo, ese que despierta la pasión enferma del gorila, esa sed insaciable que se ha vuelto su razón de ser. Pero que nunca es todo el peronismo. Ni necesariamente el mejor, dando siempre que hablar. Pero que asimismo nunca deja de ser parte del peronismo. Aunque más no sea por sus defectos, genuinamente peronistas.

Tolle, lege. Leer a Perón, tanto en un sentido literal, como en un sentido figurado. Hay una lectura en el sentido figurado que hace a su infinitamente diversa interpretación, que abarca al peronismo en su conjunto, como un fenómeno integral, muchas veces como si se tratara de un cuerpo homogéneo, negando sus contornos borrosos tanto como su complejidad inherente. Sea el peronismo en sí, o el peronismo en la historia, se encuentra sujeto a una constante evaluación y un permanente escrutinio, tanto por parte de propios como de extraños. Tanto del país como del exterior. Centralidad y protagonismo del peronismo en la escena política, sea por sus acciones o por sus omisiones. Producto temático típicamente argentino, como el mate o el tango. O como Borges.

Pero también leer al peronismo en un sentido literal. Particularmente, leer a Perón. En sus textos, en sus discursos devenidos textos, sus libros, sus entrevistas. Encontrarse con esa textualidad siempre mestiza, plagada de citas sin referencias, de entrecruzamientos, un entramado de escritura colectiva que participó activamente en la escritura mayor de nuestra historia desde su aparición. En ese diálogo constante con la Historia, pero sin dejar de ser una escritura plantada estrictamente en el presente -tanto de su tiempo como de su espacio- y con una clara conciencia de su proyección a futuro. Como tomándose al pie de la letra aquellas palabras de Baruch de Spinoza, el filósofo político: “Sentimos, experimentamos que somos eternos”.

Como de costumbre, nos hemos excedido en el tiempo y el espacio. Defecto típicamente peronista. La seguiremos luego de atender a las matriarcales empanadas que no esperan.

lunes, 28 de mayo de 2018

IMPRESIONES DE LA MARCHA DEL VIERNES 25 DE MAYO CONTRA EL FONDO Y OTRAS YERBAS, Por Susana María Orcaje para Vagos y Vagas Peronistas


Hoy me desperté temprano pensando en la marcha: es 25 de mayo, el día de Patria. Desayuno con lentitud y me preparo a salir con alegría. Tomo un taxi hasta Libertad y Bartolomé Mitre. Camino hasta Corrientes y Libertad. Allí nos encontraremos. Es medio día, son las 12hs y me siento confundida porque hay poca gente y los autos transitan por la avenida Corrientes. Lo que ocurría es que el escenario está en Cerrito y Sarmiento, hacia donde nos dirigimos después.

Nos vamos esperando y encontrando. Cerca de la una llegamos al lugar indicado. En la esquina del Café Alma. La cantidad de gente es mucha. Sentimos aplausos, Roberto Baradel pasa con una columna de docentes. Se respira un día festivo, tranquilo, de encuentro popular. Distintos sectores van llegando con sus banderas. Poco espacio, mucha alegría.

El acto estuvo convocado por organizaciones gremiales, sociales, actores y referentes de DDHH.

El día anterior escuché en el programa Pamela a la Tarde en América TV.

Los comentarios que la misma hacía eran en contra de los actores, sobre todo atacando a Pablo Echarri y a Gerardo Romano por haber convocado al acto con la consigna La Patria está en Peligro. Estaba notablemente exaltada y parecía desconocer que además de los actores la convocatoria la hacían distintos gremios, las abuelas de Plaza de Mayo y los movimientos sociales. En un momento exclama: “seguro que esta idea fue de Cristina”. Y agrega: “Cristina quiere que el acuerdo con el FMI se trate en el Congreso, y esto no tiene porqué ser así”. Yo me sonreí . . . Evidentemente como conductora del programa tendría que tener más información. Por ejemplo, saber que el Artículo 4 de la Constitución Nacional, al hablar de Los Recursos del Estado dice que los empréstitos y operaciones de crédito deben ser decretados por el mismo Congreso para urgencias de la Nación o para empresas de utilidad nacional, y el Artículo 75 de la misma, cuando habla de las atribuciones del Congreso en su inciso 4, expresa que el Congreso puede contraer empréstitos sobre el crédito de la Nación. (O sea los recursos que el Estado obtenga deben ser discutidos en el Congreso) Me hubiera gustado estar en el panel de Pamela David pero es imposible que me hubieran invitado.   

Este desconocimiento de la conductora trata el acuerdo con el FMI como si fuera algo banal, algo sin importancia, que lo puede determinar el poder Ejecutivo sin tomar en cuenta al Legislativo.

Una democracia se construye con la participación popular y el Poder Legislativo representa al pueblo de la Nación y las provincias, por lo tanto no puede estar ausente, dada la trascendencia de esta decisión que nos compromete a todos. No consultar al Congreso en esta materia es un acto autocrático, incorrecto para un gobierno democrático y si esta periodista estuviese informada sabría que La Patria está en Peligro. Que no es una exageración como ella y sus invitados pensaban.

Los que participábamos del acto recordábamos nuestra historia. Repetirla en el futuro sería otro fracaso de la democracia.

Fueron dos actores los encargados de leer el documento consensuado entre los que se sumaron a la manifestación que denominaron La Patria está en Peligro.

El documento de tres páginas fue leído por los actores Paola Barrientos y Omar Nuñes, que se llamó “Proclama Popular del 25 de Mayo del 2018. El mismo señala que hay que defender y organizar a un pueblo ansioso por construir un destino común de la Patria y sienten que 208 años después, una vez más, frente a las condiciones que nos impondrá el FMI La Patria está en Peligro. Por eso se rechaza el acuerdo de Mauricio Macri con el FMI, su modelo de dependencia política y económica con las grandes potencias extranjeras que están reditando en nuestro continente un plan sistemático que solo ofrece a las mayorías populares un destino de miseria planificado. Se rechaza el endeudamiento externo, pues es una cadena de dependencia sobre nuestro pueblo, y también se rechaza el modelo del libre mercado porque implica que los gerentes corporativos que gobiernan la Argentina producen una apertura irrestricta de las importaciones, el fomento de la concentración económica en un puñado de multinacionales y la matriz especulativa (financiera) con la que intentan destrozar el aparto productivo e industrial para direccionar los beneficios económicos que se especulan en la city porteña.
También se rechaza el salvaje tarifazo impuesto sobre los servicios públicos esenciales, que condena a la producción nacional y obliga a nuestro pueblo a decidir entre pagar una factura o poner un plato de comida sobre la mesa.
Se rechaza la reforma laboral con la que sigue amenazando el gobierno en el Congreso. El ajuste sobre el salario real por el camino de una devaluación especulativa, poniendo topes a las paritarias, devaluando el salario del trabajador.
Se rechaza también la flexibilización laboral por hacer crecer los niveles de desocupación y la reforma provisional que ha licuado los ingresos de jubilados y pensionados.
Se condena la intervención del gobierno metiendo mano en el Fondo de Garantía del ANSES especulando con la plata de los trabajadores y trabajadoras.
Se rechaza el recorte brutal sobre distintos programas de empleo, vivienda y la destrucción del modo cooperativo.
Se rechaza el definanciamiento educativo, el disciplinamiento del salario docente, el ataque a las organizaciones gremiales y estudiantiles.
Se rechaza la radicalización de la violencia por las fuerzas de seguridad y la aplicación de la doctrina “Chocobar”. El ataque a las comunidades de nuestros pueblos originarios en el avasallamiento de sus derechos sobre las tierras y culturas ancestrales.
El documento defiende a su vez la organización comunitaria, social y barrial y la participación en la vida política, el trabajo digno, la distribución de la riqueza, la producción y desarrollo industrial de la Nación, el desarrollo de las economías regionales y el derecho a una educación pública gratuita y de calidad para el desarrollo humano de nuestra juventud.
Defiende el movimiento “Ni una Menos” porque enfrenta las entrañas de la cultura patriarcal dominante.
Defiende al Estado y sus trabajadoras y trabajadores, para que las corporaciones económicas no decidan por nosotros. La libertad de expresión y de la comunicación popular en contra de las corporaciones económicas que concentran los medios en pocas manos, y así mismo las políticas públicas de la memoria, exigiendo justicia para Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.

Esto es una síntesis de las reivindicaciones expresadas en este acto. El sentido de las mismas es que pueda instalarse una democracia plena, integrándonos con los pueblos de nuestra Patria Grande Americana y enfrentar al colonialismo neoliberal, porque el mismo solo desea un destino miserable para las mayorías populares. Democracia en las calles y democracia en las urnas.

Luego de leídas estas reivindicaciones se cantó el Himno Nacional y fue emocionante escuchar las voces de todos al unísono, unidas en un deseo de recuperar nuestra Soberanía que se está perdiendo lentamente tal cual lentamente caen las hojas de los árboles en este otoño en la Argentina.

La Bersuit cerró el acto y la gente mostraba su alegría.
Luego la desconcentración fue ordenada, lentamente el pueblo volvía a su casa pensando tal vez las palabras del actor Gerardo Romano que expresó este encuentro como una “bisagra” entre el pasado y el futuro.
Se los vio muy emocionado a todos compartiendo con las madres y abuelas de Plaza de Mayo que lloraban al cantar el himno.
El día festivo concluía y con el mismo la esperanza futura volvía a renacer.

Cuatro compañeras y amigas entramos en el Bar Alma, a comentar los acontecimientos de ese día. Sabíamos que muchos ignoran que La Patria está en Peligro, pero lentamente se irán sumando a esta idea a medida que la historia de nuestro país transcurra ya que ninguna nación puede vivir de lo que nosotros llamamos “la bicicleta financiera”.    

Mientras que en la Catedral, frente a la desolada Plaza de Mayo, el presidente y sus colaboradores escuchaban al arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli expresando en su homilía que “la indiferencia de los ricos hacia los pobres, no pasa inadvertida a los ojo de Dios” y criticó las “recetas prometeicas”. Luego comenzó con la lectura de un pasaje de la Biblia que relata la vida de Jesús con un personaje llamado Zaqueo, un hombre rico, jefe de los publicanos, dedicado a recaudar impuestos para el Imperio Romano. Esto era visto como un oficio despreciable – explicó Poli, ya que el dinero iba a parar las arcas romanas, reteniendo una parte para si. Quienes hacían esa actividad lo hacían sin patriotismo, sin religión y eran considerados pecadores. Con la visita de Jesús, Zaqueo modificó su accionar y tuvo un nuevo horizonte en su vida.
Y agregó, “el primer deber del Estado es cuidar la vida de los habitantes” para luego defender su posición contra el aborto al considerar que hay que defender la vida de un inocente que no ha nacido, y también de un inocente que ha nacido y vive en la pobreza.

La Plaza de Mayo vacía, vallada, con nuevas rejas que dividen la plaza en dos. El pueblo lejos del presidente, el presidente lejos del pueblo. La grieta cada vez más profunda. La distancia cada vez más honda.
La alegría del pueblo en la Plaza de la República.
La desolación y la soledad para este grupo de empresarios que solo se dedican a hacer negocios propios.

Y nosotros, la gente de pié, esperando la unidad de las fuerzas políticas y democráticas para cambiar los destinos del presente y poder pensar en un futuro de inclusión social que nos abarque a todos.



viernes, 25 de mayo de 2018

LA MARCHA HACIA EL OBELISCO. LA PATRIA ESTÁ EN PELIGRO, Por Susana María Orcaje (") para Vagos y Vagas Peronistas


Este 25 de mayo será diferente. Los que creemos que la patria está en peligro marcharemos unidos contra las políticas que seguramente se impondrán por acudir nuevamente al FMI.

Muchos pensarán que es exagerado decir “la patria está en peligro” sin embargo nuestra memoria histórica puede remontarnos a las imágenes definidas del 2001 y también a los temores que se despertaron en mí ese año cuando con rostro incrédulo veía que De La Rúa junto al súper ministro Domingo Cavallo saltaban de alegría mostrando su felicidad porque habían obtenido un mega canje.

Desde ese momento la frase “blindaje financiero” inundó las radios y las pantallas televisivas de todo el país. La noticia fue difundida en Buenos Aires, y por el FMI en Washington simultáneamente.

El paquete llegaría a U$S 38.000.000.000, con aportes del FMI, otros organismos, el gobierno español y bancos locales.
El trámite frente al fondo duró más de dos meses de intensas negociaciones. Recuerdo nítidamente la teleconferencia que se transmitió desde Washington en vivo a Buenos Aires en el momento en que el titular del organismo, el alemán Horst Kholer, confirmó su aval al blindaje.

Parada frente al televisor abría mis ojos que seguramente estaban dilatados ante tanto desatino. Pensaba “esta locura no puede ser”. Días después comencé a leer cuales eran las condiciones para otorgarlo: el congelamiento del gasto público primario a nivel nacional y provincial por cinco años, la reducción del déficit fiscal y la reforma del sistema provisional, para elevar a 65 años la edad jubilatoria de las mujeres. Recuerdo que la negociadora del FMI, Teresa Ter Minassian dejó claro durante su estadía en Buenos Aires que hasta que no fuera aprobado no avalaría el blindaje.

Recuerdo también que este préstamo recibió el aval del Congreso que aprobó el presupuesto y de esta forma despejó el camino del acuerdo (el Congreso intervino con las atribuciones que le confiere los Artículo 4° y 75° inciso 4 de la Constitución Nacional).

La historia puede repetirse en los individuos y en las sociedades.

A veces se repite como comedia y otras como tragedia.

Todos los que vivimos aquel triste momento y somos amantes de una sociedad libre, justa y soberana, que tenga en cuenta la justicia social y la soberanía política, estamos muy preocupados por la historia que se avecina.

Sabemos y creemos que la vamos a repetir como tragedia. Nuestra lectura no es académica ni tiene que ver con los grandes discursos que dan los serios economistas del establishment. Nosotros leemos lo que hoy está pasando en nuestro país preocupados porque están en juego los intereses y las aspiraciones del pueblo. 

Seguramente nos pueden acusar de populistas; también dirán que somos antidemocráticos, golpístas y destituyentes. Dirán que como no podemos ir a Plaza de Mayo (nuestra histórica plaza está penosamente enrejada) vamos al obelisco. Seguramente se preguntarán quién nos convoca y en su imaginario la culpable de todo esto en última instancia será Cristina Kirchner, (¿y quién será si no?!).

Nunca entenderá este “Medio Pelo”, del cual habla en forma brillante Jauretche, que el amor a la Patria sea nuestra forma constante de expresar nuestra identidad.

¿Y quienes nos convocan???

Los gremios opositores, las organizaciones Sociales, Políticas y de Derechos Humanos; La Asociación de Madres de Plaza de Mayo; la comunidad científica argentina; los actores argentinos; entre otros.

El oficialismo está furioso, se los escucha a través de la televisión a distintos periodistas que tienen un análisis muy pobre de la realidad social, decir que estamos creando el “club del helicóptero” y generando el caos. Nunca podrán comprender nuestras manifestaciones en la calle porque su forma de vivir y pensar es distinta a la nuestra. Estamos convencidos que “la patria es el otro”, lo contrario de Luís XIV que decía “el estado soy yo”.

Nosotros creemos en la democracia siempre que la misma signifique participación y consenso. Siempre que el Congreso de la Nación responda a los intereses de la patria y no de los sectores que tienen poderes concentrados a través de la acumulación financiera y los monopolios.

Por eso mañana para nosotros es un día de fiesta porque estaremos juntos. Porque en muchos momentos que la patria nos necesitó estuvimos juntos. Nos gusta movilizarnos por causas justas. Y creemos firmemente que la historia se puede repetir como tragedia. No tenemos cuentas off-shore en ningún “paraíso fiscal” (que bien traducido significa “cueva fiscal”). No tenemos resto, solo nuestra lucha diaria, solo la compañía de nuestros compañeros y el amor a la Patria que estamos dispuestos a defender de los abusos del poder.

A veces la democracia se juega como ficción. Estamos viviendo una ficción democrática y en el seno del pueblo hay solo angustia.  

Y para finalizar pensemos que juntos tendremos que caminar hacia la victoria aunque la misma no sea definitiva.  

(") Socióloga


jueves, 24 de mayo de 2018

¿PATRIA GRANDE O FACTORÍA FINANCIERA?, Por Javier Azzali

¿Patria Grande o factoría financiera[i]?
El alejamiento de la UNASUR, anunciado por Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Chile y Paraguay es un capítulo más del proceso reaccionario que padece nuestra región. La excusa es insensata. Acusaron falta de liderazgo de parte del presidente pro tempore, el primer mandatario de Bolivia Evo Morales, cuando la UNASUR cuenta con un procedimiento de toma de decisiones por consenso entre sus integrantes. Más bien lo que les molesta es la posición declaradamente antiimperialista del líder boliviano y la propia existencia del organismo, lo cual es un estorbo para sus propósitos de abandono del proceso de unificación regional promovido en el último ciclo político.
La Unión de Naciones Suramericanas fue fundada el 23 de mayo de 2008 con el objetivo de avanzar en la soberanía de la región en materia política y de defensa, a la vez que se declaraba a Sudamérica una zona de paz, libre de guerras y bases extranjeras con la excepción de Colombia. La UNASUR fue el instrumento de constitución de una voluntad común regional, para asistir a Bolivia cuando sufrió el intento de secesión por parte de los sectores de la Medialuna, a Ecuador cuando ayudó a frustrar el golpe policíaco contra Rafael Correa, medió entre Venezuela y Colombia en 2010 y, antes –en la reunión del Tratado de Río de Janeiro- entre Ecuador y Colombia. Y también el importante antecedente de haber denunciado fuertemente los golpes en Honduras, contra Manuel Zelaya, y Paraguay, contra Fernando Lugo. Su abandono tiene el significado de una expresa renuncia a los objetivos mencionados, a la soberanía nacional y a la constitución de una confederación de países sudamericanos, en un gesto de obsecuencia mendicante de los gobiernos de turno hacia el poder imperial de los Estados Unidos.
La unidad sudamericana tuvo el rol de sostener el despliegue de políticas de autonomía de los países, con la relativa, pero importante e inédita, autonomía del sistema financiero internacional, el perfil productivo con tendencia industrialista del desarrollo de sus economías, con preeminencia del mercado interno y la redistribución social de la riqueza generada, así como la defensa de las instituciones democráticas. Podemos contar, entre varios hechos destacados de ese ejercicio concreto de la autonomía económica, el pago en forma coordinada de la deuda total al FMI por parte de Kirchner y Lula, el crecimiento del comercio intrarregional y la proyección no concretada de una estructura financiera propia, a través del Banco del Sur, que le permitiera a la región responder a los problemas estructurales de fuga de capitales, la debilidad externa, necesidad de financiamiento para proyectos de infraestructura como los de transporte.
El vaciamiento de los organismos regionales se viene practicando junto con una serie de actos igual de humillantes y contrarios al interés regional. La hostilidad hacia Venezuela manifestada en la aplicación de la cláusula democrática para su exclusión del MERCOSUR, quebrando el principio de adopción de decisiones por unanimidad, lo que es un retroceso incluso a tiempos anteriores al acuerdo entre Alfonsín y Sarney. En peor situación se encuentra la casi inexistente CELAC, desde donde se había consolidado el reclamo regional sobre las Islas Malvinas y el Atlántico Sur, y cuya finalidad era, justamente, sustituir a la OEA, respecto de la cual Fidel Castro se preguntaba si tenía “derecho a existir” por su posición proimperialista[ii]. La CELAC venía cumpliendo la tarea de desplegar su autonomía geopolítica, a partir de acercar en bloque a la región a los BRICS.

Ahora, estamos ante una nueva ofensiva del imperialismo financiero en la región -grandes bancos, fondos de inversión, grupos económicos y su operador predilecto, el FMI-, por medio de los regímenes oligárquicos que funcionan como correa de transmisión de la crisis financiera internacional, del centro a la periferia. Esa alianza entre las oligarquías terratenientes, bancarias, mineras y petroleras, y el poder financiero occidental con centro en los Estados Unidos, despliega su proyecto de recolonización continental, después de más de una década de ciclo nacional democrático, mediante un proceso veloz de demolición de la Patria Grande y de imposición de políticas económica procíclicas, en el lugar de las anticíclicas que, en líneas generales, se ensayaban.
Sirve para ilustrar la opinión del FMI, difundida en recientemente en un documento, en el que expresó sobre Latinoamérica que “los niveles de apertura comercial son bajos si se los compara con los de otras regiones, y el problema es más pronunciado en Argentina y Brasil” y alertó, de paso para diluir dudas, sobre el riesgo del populismo para la ejecución de reformas muy necesarias”[iii].

En esa dirección contraria al interés de los pueblos latinoamericanos, las oligarquías locales confluyen en una voluntad común regional para la subordinación general, que se expresa, en la medida y fuerza de sus avances políticos, en agrupamientos propios. La Alianza del Pacífico, con su objetivo de recrear acuerdos regionales de libre comercio, tras el fracaso del TTP por decisión de política interna proteccionista del propio mercado industrial de los EEUU por parte de Donald Trump, y la insistencia del acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea. Y el más reciente invento del Grupo de Lima, con el fin de atacar políticamente a Venezuela, con su postura de no reconocer un futuro y eventual triunfo electoral de Nicolás Maduro, lo que constituye una injustificada injerencia externa y anuncia una nueva ofensiva golpista. El fracaso de la última Cumbre de las Américas en Lima, con el desplante de Trump, la prohibición del acceso a la delegación venezolana –cuyo país, junto al golpismo y la agresión externa, sufre una guerra económica-, tuvo como temas principales los preferidos de Washington para la región: gobernabilidad y corrupción. Dos temas propios de una nueva agenda injerencista.
Claro que destacan las excepciones dignas de Bolivia, Venezuela y Nicaragua -que vive jornadas de drama, alta tensión y cuyo desenlace es incierto-, y por supuesto, la nota extraordinaria de Cuba. Este último con la significativa renovación de su máxima autoridad, mediante procedimientos democráticos, mientras los dos primeros sufren, de diferente manera, de la presión imperialista para hacerlos recorrer el camino transitado por Honduras y Paraguay. Ni qué decir de Ecuador, en donde se ha anunciado un giro hacia el poder financiero, dejando atrás la revolución ciudadana. Solo Evo Morales resiste, con base en la fortaleza de una alianza social y una visión antiimperialista que le permite caracterizar el juego perjudicial de intereses de los diferentes actores regionales.
La crisis económica de Argentina, que la empuja hacia la debacle social, se despliega en el contexto de esta regresión generalizada en el continente. Los casos de México y de Grecia deberían de servirnos como testimonio del futuro inmediato. Con una mezcla de revanchismo, odio de clase, oportunismo y vocación tradicional de servidumbre, los regímenes oligárquicos gobernantes nos conducen a la deriva y a la intemperie, en medio de una tormenta geopolítica donde, por otro lado, el imperialismo occidental choca, económica y militarmente, con las potencias emergentes, China y Rusia.

Globalización, democracia y crisis.
La globalización financiera impuso en Latinoamérica la hegemonía del capital financiero occidental y un modelo de acumulación basado en la especulación y la caída del ingreso de la clase trabajadora, la crisis del mercado interno y la desindustrialización de nuestros países, y, especialmente, una debilidad externa y una dependencia de los centros financieros por medio de la deuda externa o, como en el caso de Brasil, de la inversión extranjera directa del sector financiero. Esto impacta en los regímenes institucionales, sin que aún se pueda precisar sus contornos definitivos, aunque no serán los mismos que en los años 1980 y 1990.
Este modelo económico fue impuesto por las dictaduras del cono sur en los años 1970, a partir de una estrategia de represión brutal y planificada, por medio del Plan Cóndor y con apoyo de los Estados Unidos. Pionera fue la de Brasil, la más larga dictadura, desde 1964. Todas ellas, quebraron las iniciativas de soberanía y unidad regional de los diferentes movimientos nacionales -hoy, algunos, los denominan populismo- y las expresiones de organización de la clase trabajadora, como el caso del poderoso movimiento obrero en Argentina,
El regreso de los regímenes democráticos en los años 1980 no fue suficiente para revertir el proceso de entrega, y se rindió impotente ante la presión del FMI y el Banco Mundial. El Consenso de Washington imperó hasta la llegada al poder político de una nueva serie de movimientos nacionales. En 1999, llegó Hugo Chávez con su política de unidad regional para aunarse y confrontar, en la medida que las relaciones de fuerza lo permitían, con el poder imperial.

Pero el imperialismo norteamericano y financiero debió haber extraído sus propias conclusiones sobre el ciclo latinoamericanista, lo cual posiblemente impacte sobre la conveniencia de mantener regímenes democráticos. Las reglas de la democracia han sido fuertemente modificadas en sentido regresivo, por medio de la instauración de regímenes oligárquicos, con instituciones representativas fuertemente desprestigiadas con sustento esencial en los poderes económicos concentrados, las multinacionales, y una alianza de los grandes medios de comunicación y de los sectores judiciales. Sus orígenes están en los denominados “golpes blandos”, que son en rigor, quiebres de los órdenes democráticos mediante la utilización artera y desnaturalizada de las propias instituciones, en particular la connivencia espuria de los poderes legislativo y judicial. Se trata de una transformación profunda de las reglas del juego democrático, al menos tal y cómo se las conocía desde los 1980. Esto instala el interrogante acerca del procedimiento viable y eficaz para desplazar a las fuerzas reaccionarias del poder político, así como de la garantía de contar, de aquí en más, con elecciones libres y sin interferencias.
Las elecciones próximas en Venezuela, Colombia y México serán una prueba del rumbo inmediato de la región. A tono, recientemente ha alertado públicamente que EEUU y la OEA, implementan un plan para derrotar a Venezuela, por medio de acciones violentas apoyados por los medios de comunicación y que después de las elecciones intentarán una invasión militar con FFAA de países vecinos[iv]. En definitiva, así como el regreso a la dependencia económica y política de nuestros países es la causa principal de la crisis en la que están sumergidos, la renuncia a formar una voluntad en un bloque común es el camino de la profundización de la crisis regional.

¿Se cerró definitivamente el ciclo histórico de los movimientos nacionales y populares en Latinoamérica?


Nuestros países tejen y destejen la historia de la Patria Grande sin lograr alcanzar la realización de la obra completa de un destino nacional común, mientras nos batimos entre un destino de patria grande o la frustración de ser una gris factoría financiera. La autodeterminación de los pueblos sudamericanos y latinoamericanos, se liga fuertemente a la construcción de una entidad comunitaria superadora que los integre en una única voluntad geopolítica y económica en el concierto mundial.
La cuestión nacional en Latinoamérica -cuya realización está pendiente desde las luchas por la emancipación política en el siglo XIX-, entró en retroceso. Los ciclos kirchneristas y del PT en Brasil, encontraron límites que no pudieron superar, pese a todo lo progresivo y defensa del interés nacional sudamericano que tuvieron.
La experiencia histórica concreta muestra incluso un panorama similar en otros tiempos, como la caída del peronismo en nuestro país y el varguismo brasilero -solo para citar los dos países más fuertes de sudamérica-, donde ambos procesos de liberación nacional, latinoamericanistas y de reivindicaciones sociales, se vieron interrumpidos por la ofensiva de las fuerzas reaccionarias locales aliadas al imperialismo. Los movimientos nacionales encontraron, de una manera o de otra, rasgos de agotamiento, principalmente a partir de las dificultades para modificar la estructura social y económica, en la integración regional en áreas estratégicas de la economía, y el debilitamiento de las alianzas sociales policlasistas, a partir de la erosión de la base. En el caso de Brasil, las disidencias razonables del MST y de la CUT derivaron en confrontación contra Dilma Rousseff, mientras que el final se precipitó por un acto de traición del partido aliado principal, en el contexto de un sistema político profundamente corrupto. Y tanto en Argentina como en Brasil, buena parte de los sectores medios se mostraron vacilantes o directamente brindaron su apoyo fervoroso a las propuestas conservadoras, debilitando así la alianza social nacional popular. La prisión política de Lula, además de mostrar la urgencia de los sectores dominantes por despejar cualquier posible regreso nacional democrático, a la vez revela la impotencia del movimiento popular por dar respuesta eficaz.
La esperanza está en mantener vigente en el seno de nuestros pueblos el ideario de la unidad latinoamericana, para desarrollarnos con independencia económica y soberanía política, a partir del cual los movimientos nacionales puedan relanzarse, tanto en lo organizativo como en la búsqueda de programas de país a partir de las enseñanzas que este retroceso generalizado nos arroja. Después de todo, como explicaba Perón en ese documento notable que es La hora de los pueblos: “la historia de los pueblos hasta nuestros días ha sido su lucha contra los imperialismos, pero el destino de éstos ha sido siempre el mismo: sucumbir”. Hay que bregar e insistir para que, pese a la actual crisis provocada por la presión imperialista en la región, vuelva a sonar en nuestra América, la hora antiimperialista de los pueblos, la única capaz de señalar correctamente un rumbo de paz, realización y liberación.

Mayo de 2018.



i) En portugués “feitoría”. La palabra factoría designaba, en la época del imperio portugués, a sitios establecidos en las colonias, generalmente cerca del puerto, donde la metrópoli comerciaba con los lugareños, por medio de una red de mercaderes que proseguían exclusivamente los intereses foráneos. Hubo factorías en la costa africana, con el fin de comerciar esclavos, oro, marfil, y otros productos.
ii) En una nota publicada en www.cubadebate.cu, el 14 de abril de 2009, en ocasión dela V Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago.
iii) https://www.pagina12.com.ar/114213-un-anticipo-de-las-exigencias-que-se-vienen
iv) https://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/estados-unidos-y-oea-intentaran-invadir-venezuela-despues-de-elecciones-segun-evo-morales-articulo-755635


Fuente:https://cuestionesdelapatria.blogspot.com.ar/2018/05/patria-grande-o-factoria-financiera.html?spref=fb








lunes, 21 de mayo de 2018

SOBRE LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA Y LAS CLASES SOCIALES, Por Jorge Luis Cerletti para Vagos y Vagas Peronistas

** La revolución tecnológica que potencia al capital, ¿promete un porvenir próspero o puede llevar a la asfixia del sistema? 

** ¿Cuáles son los alcances de las clases sociales y en particular, los de la clase obrera? 

Esas dos preguntas que figuran en mi artículo “La Posverdad y los Golpes Blandos” (http://vagosperonistas.blogspot.com.ar/2018/05/la-posverdad-y-los-golpes-blandos-por.html), forman parte de los siete interrogantes tentativos allí formulados. Y aunque aquéllos dos parecieran vinculados a problemáticas distantes entre sí, a poco que se encare la cuestión surge una relación que hace pensar. 

La Revolución Tecnológica en marcha, ¿cómo se proyecta al futuro? 

Como es sabido, existen distintas etapas en el desarrollo histórico del capitalismo. Aquí partiré del poder relevante del gran capital en la industria y en la economía real enfocando el rol que cumple la generación de la maquinaria productora de máquinas. El sector I que la produce, resulta clave en la expansión de la riqueza en el mundo. Es el que brinda la principal base material impulsora del desarrollo industrial, ya sea el referido al equipamiento correspondiente al propio sector I y también al destinado a la producción de los bienes de consumo (el sector II). 

Claro está que el desarrollo industrial presupone el sustantivo aporte de la ciencia en general y la aplicada en particular, indispensables para el avance y expansión de la producción. Asimismo, entre los distintos factores que intervienen en el proceso productivo, otro de importancia decisiva es la magnitud del capital invertido. Aquí emerge la cuestión de la concentración del capital cuyos mayores exponentes son las grandes Corporaciones. Éstas resultan esenciales para el poder de las naciones que las representan. Mientras que su gravitación sobre el Estado se manifiesta en la política interna e internacional de las naciones hegemónicas. 

Este mínimo esbozo intenta incursionar en la problemática en torno a los cambios del modelo de explotación y dominación del capitalismo que se insinúa en la actualidad. Porque justamente estamos ante una notable e incipiente recomposición de la producción industrial cuya evolución en marcha todavía es poco evaluable lo mismo que la magnitud de sus alcances a futuro. 

De la primera revolución industrial, pasando por el Fordismo y la llamada tercer Revolución Industrial, (1) hoy nos hallamos frente a lo que se anuncia como la Cuarta Revolución Industrial dado el crecimiento y la gravitación que están alcanzando el desarrollo de la robótica, internet de las cosas y la inteligencia artificial. 

La significación común de las revoluciones industriales consiste en las transformaciones de la producción que multiplican su potencial a la vez que generan cambios socio-culturales y políticos importantes. En este caso, su incidencia estructural trascendería el salto productivo debido a su profundidad innovadora y provocaría una alteración inédita en la vida de la sociedad. La industria sería operada con “obreros por control remoto”, una suerte de “robotización humana” que distorsionaría sus relaciones. 

Si ahondamos en lo sistémico, surgen interrogantes vinculados a sus leyes internas. La explotación del trabajo aplicada a la robotización de la industria, ¿cómo funcionaría en base a una mano de obra incorpórea, vía internet? Y análogamente, ¿cómo operaría en la generación de valor y la plusvalía? Además, la realización de esas mercancías con menos consumidores ¿podría sustentar la producción? Este conjunto de preguntas confluyen a una síntesis con vistas al futuro: la 4ª Revolución Industrial que multiplicará la potencialidad del sistema, ¿alimentará la tendencia a su colapso? 

A la concreción de este serio interrogante, todavía especulativo, se puede sumar a la dinámica de cambios que se viene produciendo alrededor de las clases sociales. Por ejemplo, el deterioro del papel del proletariado en las luchas político-ideológicas contra la explotación y la dominación del gran capital en el mundo. También un sensible aumento de la desocupación robustecería el marginamiento económico social de amplios sectores de las poblaciones. Vale decir, incidirían en el fenómeno de las oleadas migratorias de contingentes humanos producto de la miseria, amén de los que son expulsados por las devastadoras guerras imperiales… 

Las clases sociales y el movimiento obrero. 

El modo de producción capitalista presenta, esencialmente, dos clases sociales que lo distinguen. Los dueños de los medios de producción, la burguesía, y los que venden su fuerza de trabajo, la clase obrera. Ésta es quien los opera materialmente y es explotada por aquélla. Aunque remitirse sólo a ambas resulta insuficiente para determinar la complejidad que presenta la realidad social. No obstante, en el capitalismo donde la economía es fundamental, las clases antagónicas que definen la naturaleza de este sistema explotador, la conforman la burguesía y la clase obrera. 

Ya desde el Manifiesto Comunista de 1848 comienza a visibilizarse el proletariado como la clase revolucionaria antagónica a la de los dueños del capital. Asumida la lucha de clases como el motor de la historia, se desarrolla el socialismo y el pensamiento de Marx que disecará al capitalismo. Justamente, este cinco de mayo se cumplieron 200 años de su natalicio, lapso en el que se multiplicaron las luchas coronadas con el triunfo de la Revolución Rusa (1917) y luego con la de China (1949). Lo opuesto fue la caída del muro de Berlín (1989) que simbólicamente preanunció el derrumbe del comunismo. Y en todo ese período los movimientos revolucionarios y la izquierda en general, reivindicaron a la clase obrera como la clase revolucionaria por excelencia. 

Mucho se ha dicho de la historia transcurrida en estos 200 años pero lo que nos interesa ahora, es reflexionar acerca de los cambios en los últimos tiempos a los que alude el segundo interrogante al inicio de este artículo. Qué cambios significativos se aprecian hoy sobre las clases sociales respecto del pasado y en particular los correspondientes al proletariado. A continuación los abordaré sintéticamente. 

Los movimientos obreros en las naciones dominantes de Europa, sufrieron las profundas heridas de las dos guerras mundiales. Sus principales referentes políticos, la Social Democracia y los Partidos Comunistas, en tiempos y situaciones diferentes, se fueron integrando al sistema. Ese giro abarcó al sindicalismo en general que notoriamente declinó en su combatividad. En EE.UU. las luchas obreras de 1886 en Chicago que dieron origen al histórico 1º de mayo, después desarrollaron un crudo reformismo. Lógicamente, los organismos internacionales auspiciaron tales políticas (OIT. & cia.). Así la clase obrera, en lo fundamental, se limitó a reivindicaciones laborales. En tanto que la gran burguesía hegemonizó la esfera mundial y según los distintos momentos y circunstancias, controló política y económicamente a las naciones. 

Los países periféricos colonizados primero, siguieron dominados económicamente después. No obstante, existen entre ellos claras diferencias y mucho más acusadas con los del “1er. Mundo”. En las naciones dependientes se dieron múltiples procesos de lucha por la liberación nacional en los que el movimiento obrero participó. Luego, fueron derrotados por las dictaduras que allanaron el camino al poder económico concentrado. Contradictorio proceso que en los primeros quince años de este siglo, exhibió el imprevisto resurgimiento de los movimientos populares en Sudamérica a contracorriente de dicho poder económico. Sin embargo y a pesar de esa fisura, éste siempre mantuvo sus privilegios y fortaleza explotadora. Tanto es así que en estos años recuperó el control del Estado a excepción de Bolivia y Venezuela. 

Resumiendo la situación política de las clases sociales, la hegemonía en el mundo del gran capital le ha conferido a la gran burguesía, más que nunca, el rol protagónico. Trasladado al ámbito de las naciones, se refleja en la subordinación que padecen las demás clases y subclases. Lo cual no significa que desaparezcan las diferencias ni las s contradicciones entre éstas. Sólo que las mismas se mantienen dentro del sistema sin que aparezcan signos de ruptura. Y acá se aprecia el deterioro del viejo rol de la clase obrera como actor socio-político anti capitalista. O sea, cuando se planteaba la lucha de clases como motor de la historia y los polos de la contradicción eran burguesía-proletariado. Hoy, semejante antinomia brilla por su ausencia, fenómeno que va aparejado a la carencia de alternativas a este Orden Social. 

Encaremos una somera revisión sobre nuestras experiencias nacionales. El peronismo surge como representante de la clase obrera que política e ideológicamente fue valorizada y que mayoritariamente se identificó con el ideario peronista. La conducción política fue encabezada por su líder, secundado por el aparato partidario y sindical. Derrocado Perón por la “Libertadora” se generaron 18 años de resistencia que culminaron con su tercer mandato (1973-74) con la influencia de López Rega. Después, la sucesión de Isabelita abrió las puertas al triunfo de la dictadura genocida. 

En ese período de la Resistencia la clase obrera cumplió un rol protagónico. También durante ese lapso brotaron con fuerza los enfrentamientos y contradicciones internas que siempre existieron al interior del movimiento. Aquí sólo damos algunos ejemplos que marcan la distancia respecto de esa época. La CGT de los Argentinos (2) creada en 1968 para enfrentar a la Dictadura de Onganía (cayó en 1970) y también a la burocracia retrógrada del vandorismo. El “Cordobazo” y el protagonismo de Agustín Tosco, la FOTIA en Tucumán… En fin, significativas experiencias radicalizadas del movimiento obrero en las luchas por la liberación nacional. Hoy, en contraste, se da la legítima lucha contra la desocupación pero omitiendo su soporte fundamental, la explotación. 

Como es obvio, la situación actual es muy diferente, pero el sindicalismo se ha transformado en una suerte de laborismo completamente distante de su pasado político y eso sin mencionar a sus amplios sectores regresivos. También corresponde señalar que, minoritariamente, existen gremios combativos que defienden dignamente los derechos de sus representados. En síntesis, tanto en lo interno como en lo internacional, el proletariado dejó de ser el motor del enfrentamiento al capitalismo como fue pensado y puesto en práctica en el pasado. Y aún seguimos bajo la égida del gran capital por más que se le arranquen algunas concesiones. 

Conclusión inconclusa…. 

Evidentemente es mucho lo que debemos caminar para construir alternativas al imperio del capital. Este difícil trayecto presenta un escenario plagado de dificultades que fuerzan a agudizar la imaginación y la creatividad. Dicho trayecto incluye múltiples situaciones que no debemos ignorar y fuerzan respuestas cual si fueran las estaciones de un largo viaje. No podemos ser indiferentes al asalto generado por el poder dominante a través del gobierno actual. Y para los “ingenuos” y también para quienes desmerecen el presente en aras del mañana, no hay más que ponderar el regreso a los brazos “fraternales” del FMI. y sus consecuencias. Para evaluarlo, alcanza con releer algunas páginas recientes de nuestra historia. 

A la inversa, los que anclan su política a la pobreza del presente y transforman la sucesión de coyunturas como si fueran una estrategia transformadora, basta con apreciar el sainete mutante de buena parte de los que se auto titulan populares, y en particular, muchos que se llaman peronistas. Está claro que lo que abunda hoy es la oscuridad, valga el oxímoron. La principal respuesta es no bajar los brazos, ni ahora ni nunca. Enfrentar los desafíos actuales y en perspectiva constituye una tarea colectiva irrenunciable. Debemos empeñarnos en esa construcción de lo colectivo. Abrir los brazos y la mente a todos aquéllos que impulsan la justicia social y la igualdad y luchan para desterrar la explotación y la dominación.------- 

Jorge Luis Cerletti (20 de mayo de 2018) 



NOTAS: 

(1) La primer Revolución Industrial a fines del sigo XVIII introduce sistemas de producción mecánica con tracción hidráulica y vapor. La segunda, hacia fines s.XIX - comienzos s.XX, producción en serie, división del trabajo de producción, usos de sistemas eléctricos. Industria química, eléctrica y automovilística. La tercera, Inicios mediados siglo XX, incorporación microelectrónica y tecnología de la información para automatizar toda la producción. 

(2) Para tener un panorama de ese período ver en la revista ”Caras y Caretas” de Mayo de 2018 el artículo de Pablo Galand “Una historia del sindicalismo combativo”.