martes, 17 de mayo de 2016

SOBRE LA MUERTE DE UN DICTADOR, Por Claudio Javier Castelli





(Este artículo, lo publique el 17 de Mayo de 2013, en una nota en facebook, lo reproduzco aquí, al cumplirse tres años, de la muerte de Jorge Rafael Videla)

Sobre la muerte de un dictador,



La muerte es algo muy importante y democrático, puede ocurrirle a todo el mundo. La muerte tiene una autoridad, que la llena de renovada mística.

Me ha ocurrido a lo largo de la vida asistir a la muerte de amigos, adversarios y enemigos. Alguna vez dije: "la muerte es algo demasiado importante para que le ocurra a tal persona, pues en vida fue un miserable". Sin embargo, le ocurre.

Pero, ese acontecimiento trascendente, no queremos para nuestros enemigos en su desventura, porque esperamos cierto sufrimiento, por parte de quién ocasionara tanto daño.

En este caso, la parca llegó a la cárcel, condenado por crímenes de lesa humanidad, de los cuales jamás se arrepintió, ni dio datos, y hasta reivindicó. Hubiéramos querido, que viviera más tiempo en la cárcel, como pasaron muchos criminales nazis.

Nadie lo condenó a morir, como él sí hizo con una generación, a la cual pertenezco.


Ninguno de los familiares de los desaparecidos intentó jamás hacer justicia por mano propia. El reservó una injusticia para quienes no pensaran como él.

Fue el símbolo de la dictadura, que llegó cuando tenía 18 años.

Ahora, no lo recuerdo a él, recuerdo mi juventud. Todo estaba prohibido, salvo viajar a Miami. Aprendí de prohibiciones y de salvajismo en la Facultad de Derecho, y en el Círculo de la Prensa, estudiando periodismo, en aquellos años. En el círculo se estudiaba periodismo pero no se podía hablar de política. En Derecho tampoco. Curioso, en dos carreras eminentemente cruzadas por la política, y lo social.

Recuerdo, sobretodos, utilizados por grandotes con anteojos, en la Facultad de derecho, asistiendo a las clases, observándolo todo. No se presentaban al exámen final.

¿Hasta dónde llega el perdón cristiano? Soy creyente, y alguna vez escuché a un pastor decir que Dios ama a Hitler pero no sus pecados.

No pueden escindirse son una sola entidad, el hombre y sus pecados. ¿Como Dios va amar a alguien tan cruel, y condenado -en el caso de Videla- por la justicia?.

No creo en el infierno, sólo en nuevos cielos y nuevas tierras. En esos lugares, donde se enjuga toda lágrima, no va estar Videla, estoy seguro.

Les recomiendo, que lean los avisos fúnebres del diario La Nación, mañana. Seguramente muchos aprovecharan para demostrar su pleitesía, su odio al kirchnerismo. Con todos ellos, y con Videla: tengo algo personal.

Con la muerte, una secreta veneración, aun exaltando la vida.

Es algo demasiado importante, para que le ocurra a un dictador...

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