sábado, 15 de agosto de 2020

GOBIERNO Y COYUNTURA por Ricardo Rouvier (") para Vagos y Vagas Peronistas


Toda coyuntura está determinada por el pasado inmediato que se presentiza, el atravesamiento de factores de más largo plazo y un anticipo de lo que se intenta imponer como futuro. Aunque esto último siempre es indeterminado y diferente a lo previsto. La coyuntura nacional está condicionada actualmente por las tres cuestiones importantes para la gestión de éste o de cualquier gobierno: la epidemia, la deuda externa y la recesión. 

Enfrentar la crisis sanitaria provocada por la pandemia que se prolonga y por lo tanto, genera la prolongación de la cuarentena es uno de las cuestiones que condicionan a este Gobierno. En primera instancia, la irrupción del virus provocó un estado de miedo en la población y el gobierno asumió la conducción del proceso de la lucha por la seguridad sanitaria. La primera cuarentena fue asumida con disciplina por la sociedad e, inclusive, hasta con ciertas expresiones como el aplauso al personal sanitario a las 21 hs. Pero, un factor determinante para la evolución o involución de los procesos siempre es el tiempo. A veces juega a favor y otras, en contra. Ese tiempo que une marzo con agosto es demasiado extenso para el aislamiento y el distanciamiento. Y aquello que era tomado con naturalidad al principio fue minando el humor social. Y lo que generó cierto entusiasmo de lucha contra el coronavirus y una reclusión obligada pero no forzada, se fue convirtiendo en malestar. Ese fastidio combinó dos aspectos, la libertad individual de movilidad y la creciente recesión económica y social. Y lo que en marzo, abril y mayo era una adhesión masiva a la gestión del Gobierno en este punto, hoy va decayendo, aunque aún sigue habiendo confianza en el Pte. Alberto Fernández como conductor de esta lucha. 

Hay un nudo complejo que une la región de mayor contagio, con la de mayor concentración demográfica y la región de mayor porción del PBI nacional. La zona de AMBA es la de más compromiso con la evolución de la pandemia y en la que convergen dos gobiernos políticamente diferentes, pero que el Presidente ha logrado convocar, reunir y trabajar mancomunadamente. A veces hay chisporroteos que tienen que ver con una mirada más electoral que profesional. 

El anuncio de la proximidad de la vacuna provocará, sin duda, la caída de la ansiedad que generan los temores al virus. Ahora, lo importante va a ser que la vacuna esté a disposición en el primer semestre del 2021. El deseo de mayor flexibilidad de la cuarentena, ha ido creciendo en la opinión pública y señalamos la paradoja alrededor de que los números indican un camino de infectos y decesos que apuntan hacia un pico, mientras se van relajando las limitaciones. La circulación de personas y de vehículos en AMBA ha crecido significativamente. 

La otra cuestión es más abstracta para la sociedad y es el tema, grave por cierto, de la deuda externa. La herencia del gobierno de Macri nos dejó en default con obligaciones financieras por encima de las posibilidades de pago. La ilusión inversionista que generó el PRO, se convirtió en una dura realidad de fuga de dólares y de timba financiera. El paso dado en el primer acuerdo logrado con los bonistas, ha sido importante para poder encarar el resto de la deuda que está en manos del FMI. Esta negociación se extenderá por varios meses y se supone, con bastante fundamento, que el Gobierno deberá presentar un plan para justificar la realización de la deuda. 

Un tema ligado a la deuda es la recesión económica, con sus consecuencias sociales. La caída de la actividad industrial, el incremento de la desocupación, que alcanzaría según la UCA al 15% de la población económicamente activa y el aumentó la pobreza, que ya estaba en niveles altos, y como sabemos afecta en mayor medida a los menores de edad. Es esperable que al reiniciarse algunas actividades económicas, haya cierta recuperación en algunas ramas de actividad, pero y el Gobierno está haciendo lo único que puede hacer en estos casos, emitir dinero para poner en marcha la actividad productiva. 

Ahora bien, como vemos los desafíos son varios y todos muy difíciles. Frente a lo cual la prueba que se exige a la política, y hoy a al peronismo, es de extraordinaria importancia. Estamos frente a una situación de mucho riesgo que exige unidad de concepción y unidad de acción. No podemos soslayar en el análisis que el Frente de Todos, la alianza gobernante, está constituida por sectores del peronismo sumado el progresismo. Las diferencias internas existen y se hacen más visibles frente a cada decisión significativa en función de un escenario muy adverso. Es el momento de poner mucha atención sobre la prioridad de asegurar un futuro a nuestro pueblo. Por lo tanto, consolidar la Presidencia de Alberto Fernández es una necesidad impostergable, a pesar de que habrá medidas que nos van a generar dudas o, directamente no nos satisfarán. Debilitar al Presidente es hundir la coyuntura en un callejón sin salida y el peronismo terminará con la afirmación de que es la agrupación política que sabe cómo gobernar y cómo salvarnos del naufragio. 

Decíamos al principio que toda coyuntura está determinada por el pasado inmediato que está vigente, más los factores de mediano y largo plazo que intervienen y un anticipo de lo que se intenta performar como futuro. Aunque esto último nunca es conocido con exactitud matemática. El gobierno nacional está condicionado por la convivencia con una pandemia que se va a prolongar por un tiempo más, ante una población exhausta por el costo psicológico y económico de la situación. La negociación de la deuda externa continuará pero ya sabemos que fuertes obligaciones recaerán al final del mandato de Alberto Fernández y el próximo. Estará la agenda, que creemos que no será imperativa, con el FMI, ante lo cual tenemos que develar el plan de salida y continuidad. Pero, es obvio, que se apuntará al equilibrio fiscal con los peligros para los ingresos que eso supone. Y por último, normalizar la macroeconomía y restaurar la marcha de la microeconomía manteniendo la asistencia a los más necesitados. 

Una coyuntura sobresaliente en sus peligros, acechanzas e incertidumbre. Es el papel de la política, y es el momento de las grandes decisiones, pero también es el momento de la prudencia, que es la madre las virtudes morales y se presenta, junto a la justicia, en el actuar político como necesaria para alcanzar el bien común. El peronismo frente a una nueva prueba, otra más, de su capacidad resolutiva.

(")Lic. en Sociología. Dr. en Psicología Social. Profesor Universitario. Titular de R.Rouvier & Asociados.

1 comentario:

  1. Por lo tanto, consolidar la Presidencia de Alberto Fernández es una necesidad impostergable, a pesar de que habrá medidas que nos van a generar dudas o, directamente no nos satisfarán. Debilitar al Presidente es hundir la coyuntura en un callejón sin salida y el peronismo terminará con la afirmación de que es la agrupación política que sabe cómo gobernar y cómo salvarnos del naufragio. ESTO ME PARESE IMPORTANTE HACER EN NUESTRA MILITANCIA

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