domingo, 19 de abril de 2015

Johann Sebastian Bach, y el silencio de Dios por Claudio Javier Castelli

(Este artículo lo publiqué hace unos años en el periódico Reflexión Bautista)
.
Johann Sebastian Bach

Una vez un psicoanalista amigo y no creyente me contó que estando en un templo luterano, en un pueblo de Alemania, un órgano vibró:  “Aria para la cuerda sol”;   sintió este pensamiento: “Dios no existe, pero merecería existir”. A lo cual respondí que la prueba que Dios existe es “Aria para la cuerda sol”, y en general toda la música de Bach. 

Que Johann Sebastián Bach era un fiel creyente no caben dudas, y toda su música es para gloria de Dios. 

Todos los legos en música –aunque sí amantes de la misma- cantábamos con María Elena Walsh:

No son los ángeles que cantan

No son los pájaros ni el mar

Es un señor lleno de cielo

El señor Juan Sebastián

(…)

Está contándonos un cuento

Que no terminará jamás

Dios le dictaba el argumento

Al señor Juan Sebastián
El espíritu absoluto es para Hegel, aquel que se encuentra en el arte, en la religión, y en la filosofía (el último Hegel, lo ve en la religión). 

Simplificando lo que entiendo de Hegel, sobre el espíritu absoluto, como aquel en que las antinomias de la existencia desaparecen y el yo se funde en una unidad primigenia y esencial, y el alma se llena de gozo. Lo que sentimos cuando oramos, o en el culto, o cuando dos o tres estamos reunidos en el nombre de Dios. 


Aquello, que en mi niñez, apenas me dejaban entrever los vitraux de la Iglesia Católica de Pueblo, lo sentía en profundidad cuando en el tocadisco sonaba Bach, y uno se disponía para la gracia y el amor. 

En el Siglo XIX Johann Wolfgang Goethe, dijo “que al oír la música de Bach tengo la sensación de que la eterna armonía habla consigo misma, como debe haber sucedido en el seno de Dios poco antes de la creación del mundo”. 

"Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano: y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él" (1 Samuel 16:23).

Mucho habría para escribir sobre la relación entre la palabra de Dios y la música, y cuánto sobre la palabra de Dios y la inspiración de Bach. 

No se confunda el lector, no estamos endiosando a nadie, sólo cristo es el mediador entre Dios y el Hombre, pero algunos que han querido imitar el amor de cristo a través de la música ninguno, tal vez, haya llegado tan lejos como Johann Sebastián Bach.

El poeta argentino Antonio Requeni, dice en un poema “que cuando cesó de tocar, sorprendió a Dios en su silencio.”

Johann Sebastian Bach - Aria (Suite para orquestra No.3)https://t.co/Jse27R5u3b vía @YouTube

1 comentario:

  1. Muy interesante la nota.
    Los pitagóricos decían que Pitágoras (ser real o imaginario, eso daría para otro espacio) curaba con música, y que el punto máximo a alcanzar era el silencio, entendido como la suma de todos los sonidos. La "música de las esferas" le llamaban, que representaba la armonía de los sonidos producto del movimiento sincronizado (armónico) de los planetas en órbita. Una relación compleja (de complexus), o lo que antiguamente se interpretaba como "logos", vale decir, no tanto como conocimiento sino como "relación". Logos entendido como relación o combinación de los elementos del caos. Resultado de ello, lo que luego se entendió como "cosmos". Y la música representa eso, combinar los sonidos en forma armónica. No era tan importante para los pitagóricos que fuese "arte" sino que curara.

    ResponderEliminar