sábado, 31 de julio de 2021

ACERCA DE LOS "INCIDENTES EN CUBA" por Lido Iacomini* para Vagos y Vagas Peronistas

 


Los incidentes ocurridos en este Julio que termina en Cuba, han provocado un debate con múltiples aristas y también interrogantes que el paso de los días no ha logrado despejar. Sería útil abordarlos deslindando esferas por orden de importancia, para definir cuál es la cuestión principal.

Los hechos concretos más relevantes han sido por un lado las protestas en calles por parte de ciudadanos cubanos, lo que dio lugar a la represión, un muerto (Laureano Tejeda, de 36 años) y algunos encarcelados, hechos para nada habituales en la isla. Y como contrapunto, tumultos de protesta a las puertas de embajadas cubanas en distintos países, sobre todo estimuladas por el coro mediático habitual desde el auge del neoliberalismo y con un indisimulable concurso de las embajadas yankys de cada país y de grupos de derecha afines. Todo con un fuerte condimento de anticomunismo  y macartismo propios de la época de la guerra fría.

El gobierno cubano encabezado actualmente por Díaz-Canel no niega los hechos, aunque sí su dimensión, y atribuye el descontento efectivamente existente en sectores que ésta situación muestra, a las dificultades económicas engorrosas que atraviesa Cuba actualmente. Reconoce autocríticamente que no han podido cumplir con las rectificaciones al modelo que oportuna y públicamente se habían propuesto y que esto agrava las de por sí difíciles condiciones que impone el bloqueo norteamericano a su país. Y por supuesto…la pandemia.

Señalan las autoridades cubanas que los EEUU estimulan el descontento entre sectores del pueblo cubano a la vez que magnifican los hechos represivos sucedidos. Desconocen a la vez que las autoridades cubanas se acercaron, personalmente Diaz-Canel, a dialogar con los manifestantes.

EEUU, al tiempo que incrementa las sanciones y castigos sobre el país caribeño, aboga por una condena internacional a su gobierno y presiona a los países latinoamericanos para que se pronuncien en ese sentido. Todo a pocas semanas de la rotunda condena en las Naciones Unidas al prolongado bloqueo llevado adelante por los norteamericanos que ya atravesó las seis décadas.

Señalemos que Joe Biden ha impreso un fuerte giro a la derecha a la política de su partido con respecto al bloqueo. Barack Obama había dado señales de marchar hacia una normalización de las relaciones entre los dos países y colocarse a un paso de cesar con esta hostilidad inconducente. En ese sentido los acontecimientos recientes muestran continuidad con las políticas de Donald Trump e incluso una profundización de sus rasgos más agresivos, en consonancia con la conducta que Joe Biden -y Tony Blinken, su alfil para latinoamérica en el terreno de la geopolítica- vienen adoptando con respecto a China y a Rusia.

A riesgo de que aparezca como una digresión, desearía señalar que la adopción de conductas y lenguajes que los EEUU adoptaron en el período de la guerra fría, en aquel entonces contra la desaparecida URSS, hoy reaparecen contra China y también contra Cuba. Con respecto a China hoy pareciera que los dirigentes norteamericanos han advertido que ésta no se habría convertido tan al capitalismo como quisieron hacernos creer, sino que siguen siendo unos malditos comunistas. ¡¡Oh descubrimiento!! 

Es por eso dable pensar que la embestida norteamericana contra la Cuba socialista no tiene tanto que ver con las incomodidades que los sucesores de los Castro le plantean a los ocupantes coloniales de Guantánamo sino a las necesidades de encubrir una operación de estímulo a la derecha anti izquierdista en la región. A esos contingentes, escuetos por cierto, se han dirigido las convocatorias a  manifestar en las puertas de las embajadas cubanas en Latinoamérica. Es que la visión que tiene EEUU sobre la recreación de un nuevo ciclo progresista en la región está teñida por dos elementos concurrente. La imparable y creciente influencia de la República Popular China en el comercio, la política y recientemente en el plano de las finanzas y la nueva oleada de gobiernos autonomistas y antineoliberales que se está desarrollando. Perú es el más reciente pero los procesos en desarrollo son múltiples y los movimientos que hoy están en la gatera en Centroamérica y en algunos países sudamericanos, como Chile, parecieran incluso más radicales de izquierda que quienes iniciaron esta nueva oleada, Argentina y México.

La política norteamericana en la región todavía no es clara o tiene agudas contradicciones. Su impronta no aislacionista, contrapuesta al trumpismo, le hace difícil sostener la dureza antichina en la región. Sin embargo el rebote macartista y anticomunista pareciera ser parte de la búsqueda de un relato político que le permita ampliar la demonización antichavista de la etapa anterior.

En ese marco el análisis de las contradicciones no resueltas por el gobierno cubano, que son muchas y comprenderlas exige un análisis que ponga en consonancia su experiencia socialista devenida de un período complejo que terminó con la caída del muro de Berlín, con el estado actual de las perspectivas progresistas y revolucionarias del mundo actual es una tarea que está por delante. Y a la que todos tenemos derecho. Pero no debe confundirse: el injerencismo norteamericano es lo que está hoy en debate y nadie tiene derecho a inmiscuirse en los asuntos internos de los estados salvo sus ciudadanos.

Lo que parece indudable es que a las puertas de un profundo cambio en Chile con la democratización devenida de la desaparición de su Constitución pinochetista, el tambaleo de pronóstico reservado de Jair Bolsonaro en Brasil y de los avances en una nueva arquitectura institucional que sepulte a la OEA en la región en simultáneo con la continuidad, posiblemente agravada, de las tensiones geopolíticas mundiales las perspectivas políticas en Latinoamérica, Centroamérica y el Caribe son tumultuosas.  

Para colmo se acaba de conocer que la República Popular China ha dispuesto firmar con la isla el mayor programa de ayuda externa con que contará desde los tiempos de la Unión Soviética. Que se sumarán a la solidaridad expresada en buques cargados por México y Rusia con insumos indispensables. No faltarán quienes leerán esto como un portaaviones y dos cruceros de guerra asentados en el Mar Caribe.


*"Participación popular".


2 comentarios:

  1. Quienes leerán esto como, serán ls que lean a los medios hegemónicos, que saben bien de q se trata aunque publiquen cualquier verdura

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  2. Análisis interesante, equilibrado. El bloqueo es anacrónico, no lo justifica todo, pero que se haga e nombre e la democracia, es aún más insostenible. Obama, había empezado a transitar un cambio, pero la America Blanca y Rica, "bloqueó " ese inicio de apertura.

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