sábado, 11 de julio de 2020

GOBIERNO Y PERONISMO por Ricardo Rouvier(") para Vagos y Vagas Peronistas



Se dice, y con razón, que el peronismo es la fuerza política con mayor vocación de poder en la Argentina. Viendo la prolongación de su vigencia, podemos decir que es una fuerza cuya competencia trasciende las fronteras. Como el peronismo conoce la diferencia entre gobierno y poder, luego de ganar las elecciones y de ocupar el Estado, sigue con la tensión entre el gobierno y el régimen, ante una oposición encrespada que quiere exterminar al peronismo. Y esta es su lógica y máxima enseñanza: no quiere, solamente, ganarle elecciones quiere que el peronismo concluya su vigencia histórica. 

La presidencia de Alberto Fernández muestra las fortalezas de un frente de unidad del peronismo, con voces discrepantes pero poco significativas, y una oposición muy flaca. Sin embargo, hay debilidad en los soportes del gobierno. Y dicha debilidad no es de ahora, viene de años, y se expresa como en la ausencia de una fuerza política organizada detrás del gobierno. Una prueba es la reacción tardía de los sectores populares frente al malogrado, políticamente hablando, caso Vicentin. Pero esos sectores populares no tienen una dirección nacional como ocurría cuando vivía Perón; hay direcciones sectoriales y parciales: los gremios, los movimientos populares, las agrupaciones políticas. Se necesita una unidad popular que vaya más allá de la conjunción frentista para la competencia electoral. 

El peronismo no ha discutido ni advertido suficientemente el debilitamiento propio que proviene de la desarticulación entre proceso, proyecto y coyuntura. Entre el peronismo como una doctrina y filosofía nacional con trascendencia internacional (contando con el Papa como un puente denunciativo) contra su principal adversario: la hegemonía capitalista, individualista y liberal. Nos referimos al capitalismo salvaje, porque el otro capitalismo, al que se lo adjetiva como bueno, sano, social, etc etc. es una incógnita a construir para develar su arquitectura. Ese diseño no está escrito en una planilla Excel, su forma final provendrá del devenir de la historia. 

Es insuficiente la fortaleza fuera del Estado que sostiene a nuestro gobierno. No alcanza con los Partidos, la representación minoritaria en los frentes de masas, la participación popular limitada por la indiferencia y falta de compromiso. Hoy, el gobierno del Frente de Todos navega bajo un corsé de condicionamientos externos y también internos. Y navega por un curso muy angosto, rodeado de obstáculos. Trata de manejar la insatisfacción creciente por la continuidad de la cuarentena y las consecuencias económico-sociales del ataque biológico. Ha sido destacada la dirección de la lucha anti epidémica conducida por el Presidente, pero, lo que era eficaz hace unos meses ya no resulta. Hay que maniobrar el final del proceso sanitario, el último tramo de la negociación de la deuda y la recuperación económica. Se supone que próximamente tendremos más información sobre el plan de salida. 

Por eso, el peronismo que tiene la responsabilidad de gobernar necesita de nuestro compromiso organizado, más allá de las listas electorales o la plantilla del Estado, y requiere construir una alternativa para participar en el proceso mundial a favor del multilateralismo, la diversidad cultural y en contra de la unipolaridad. Tenemos que encontrar un lugar en la región y en el mundo, en esta etapa de reflujo populista o progresista. 

No debería sorprender que el peronismo tenga contradicciones consigo mismo por diferencias de diagnóstico y, en algunos casos peor aún, no tenga diagnóstico, sobre el proceso mundial, la relación de fuerzas, el proyecto nacional y la política. Cuando no hay diagnóstico, el peronismo espera que las crisis de los otros gobiernos acudan a su capacidad de gobernanza. Si hay algún diagnóstico y debate hay posibilidades de caminar y de continuar la revolución inconclusa, por un nuevo camino. No hay duda que ese nuevo sendero lo expresa Alberto Fernández, como Pte. y vértice de la unidad del peronismo. Su moderación es mucho más adecuada a la crisis actual que otras colaterales que nos llevan a repetir la frustración. 

Conocer, saber, son algunos de los verbos que nos dejó la gramática de Perón. También nos dejó subrayado el término evolucionar. Lamentablemente hay muchos y muchas que convierten esa usina palpitante que es el peronismo, en un museo. 

Al principio decíamos que el peronismo es la fuerza política de mayor voluntad de poder. Es una filosofía realista, por eso destaca la realidad como verdad. Y si queremos conocer la verdad, escuchemos profundamente al pueblo, sin preconceptos, y decididos a cambiar si es necesario. 


(")Lic. en Sociología. Dr. en Psicología Social. Profesor Universitario. Titular de R.Rouvier & Asociados.

10/7/2020



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