viernes, 27 de octubre de 2017

LA BARBARIE NEOLIBERAL Por Claudio Javier Castelli

Obertura: (5 de Mayo de 2021) La juriridicidad liberal de la Argentina se transforma cada vez más en juridicidad neoliberal. El fallo de la Corte Suprema de Justicia de ayer tiene ese significado. Es el abandono de premisas básicas de salud pública en plena pandemia que extingue la vida de muchos hermanos. Ya no hay límites humanos que respetar, no es necesario para los algoritmos de las Corporaciones ni para las "Burbujas financieras" de "Wall Street" o "la City" porteña. Tampoco hay límites Constitucionales porque las directivas y derechos señalados ahí tienen que ser funcionales al pulso de los "mercados" y de la fuerza política que es la representante del poder económico real que existe en este bendito país (Wirklichkeit  según Hegel). Estamos en problemas muy serios para el futuro del país y el futuro del Frente de Todos. No basta analizar el fallo desde el punto de vista jurídico formal para ver sus incongruencias: que son "cuestiones políticas" no judiciables (principio siempre respetado para "ellos") que Buenos Aires no es una Provincia previa a la Organización de la Nación Argentina, que no tiene territorio propio, etc, no solo porque Sabsay y Gargarella le van a encontrar justificación retórica y adversa a ese canon sino porque es otra cosa la que demuestra el fallo y es lo que estamos analizando aquí. Ni siquiera me estoy refiriendo al evidente "golpe blando" que están preparando -roguemos ganar las elecciones- pues lo que demuestra esto es la adaptación total de la Corte y de la interpretación constitucional al modelo neoliberal de país que iniciara Martínez de Hoz en la Dictadura y continuara con la traición de Menem y seguidores. No hay lugar para el populismo en la Argentina. Una forma clara de proscripción del sector mayoritario de la vida política Argentina y una justificación y continuación del "lawfare" iniciado mucho antes de los que todos creen pues se enmarca en la historia argentina y la relación entre el Puerto de Buenos Aires, sus clases dominantes ubicadas en sus cercanías, y el resto del país: los otros, los diferentes, los excluídos. Se ve un hito de esa batalla judicial y política al impedirle a Juan Manuel de Rosas volver al país ("Ni el polvo de tus huesos la América tendrá", al decir de José Marmol), la persecución a Hipólito Irigoyen y el General Juan Domingo Perón a través de multiples causas judiciales inverosímiles, y la presencia activa de la Embajada de Estados Unidos, la prensa dominante y los jueces venales en perseguir al kirchnerismo y a Cristina Fernández de Kirchner principalmente durante el gobierno de Mauricio Macri. La Corte ayer le dió su bendición, le echó agua bendita al lawfare, a Paolo Roca, sus negocios, sus capitales ilegales escondidos en paraísos fiscales al igual que todos los empresarios y banqueros de bien y decente de aquí. Decía el sábado pasado en una nota sobre la "Usura Capitalista y otras baratijas"(http://vagosyderecho.blogspot.com/2021/05/sobre-la-usura-capitalista-y-otras.html) "un poco de odio nos hace falta. Que lo regalen ellos que les sobra", premonitorio del clima de época que se siente en Tribunales y la calma "chicha" de Alberto Fernández y sus Ministros. Conozco al presidente desde la Facultad de Derecho de la UBA, en los ochenta, ambos teníamos Comisiónes de alumnos donde enseñabamos Derecho Penal en la misma Cátedra (antes de que él ingresara a la de Estéban Righi, y yo a la de David Baigún) nos hicimos amigos, muchas veces juntabamos las Comisiones y dábamos clases únicas, en una de ellas, lo recuerdo muy bien, Alberto dio una clase muy buena sobre Teoría de la Pena; mientras él hablaba: yo pensaba -y es recurrente en muchos abogados ilustres-: "es muy inteligente pero cree en la juridicidad liberal".

Vamos al texto.






Un fantasma recorre el mundo es el fantasma neoliberal haciéndose realidad. No es un fantasma es un monstruo del Nahuel Huapi que regresa en la Argentina una y otra vez desde la dictadura con más fuerza. Lo desarrolló Menem, Fernando de La Rúa, y lo potenció Macri  con alianza, judicial y mediática. Pero, hay que decirlo: con el voto popular.

Sarmiento razonó, el “Facundo o Civilización y barbarie”, en gran medida como esquema de análisis, no sólo de la Argentina sino de Latinoamérica. La civilización era Europa, Norteamérica, las ciudades, etc., etc.; la barbarie eran los caudillos, las masas campesinas, los bárbaros. Tanto influyó en la historia de las ideas y la cultura del país que estoy pensando en esas categorías para pensar en el macrismo revalidado eleccionariamente.

No hay dudas que el macrismo es la encarnación neoliberal en nuestra patria. No lo es solamente por el apogeo del mundo financiero, la calamitosa deuda, la timba, la dependencia internacional de las finanzas, la destrucción de la producción nacional, de la industria, la flexibilización laboral que se viene sino del hálito que fluye de todas las cosas este tiempo. El viento de época; uno, que ha creído el mundo siempre con la revolución francesa como fondo se encuentra de bruces que no tiene derechos subjetivos, ni dignidad, ni valor natural, ni posición que asumir. Sino que está sobrando como faltándole respeto al tiempo de los emprendedores, de ellos inefables empresarios. Está sobrando frente a los astutos, a los sagaces, a los perspicaces del gobierno, que diagramaron lo último en el focus groups para vender ideas de cambio y esperanza.

Son muy poderosos los anglosajones tienen un enorme poder económico y político, también militar. Los Estados Unidos, a veces, parece como una banda de mercachifles y vendedores de baratijas que pueden lograr que un sinvergüenza venda cualquier producto innecesario, o, que cualquier sinvergüenza gane un millón de dólares. 

El “Shylock”, usurero judío, del “Mercader de Venecia”, es una metáfora de algún anglosajón, más propiamente como un yanqui, vendiendo a la madre por hacer un negocio explotando los obreros. Es curioso; en ese país florecen las sectas cristianas que propugnan una teología de la prosperidad. Que no hace más que “cristianos sectarios” muy interesados en su familia y empresas, armados hasta los dientes, y el resto que se pudra y se hunda. En realidad es una teología del odio, del racismo: blanca, anlgosajona y protestante.

En el fondo es el materialismo atroz que en épocas del conflicto Este-Oeste los yanquis decían contrariar pues los otros representaban y representaban el materialismo diálectico del catecismo realizado:   URSS. 

El "Calibán", el materialista por oposición al "Ariel", símbolo del idealismo y la espiritualidad que con tanto tino, a principio de siglo, el uruguayo José Enrique Rodó imaginó de alguna manera en oposición a Sarmiento, para contrarrestar las fuerzas del utilitarismo decadente, que no hace otra cosa, que echar por tierra a los griegos. A Platón y Aristóteles, el Bien, la Verdad, la Belleza, la Justicia.

No es otra cosa, el neoliberalismo, y tal como en la escuela Austríaca lo estudió Ludwin Von Mises, en “La Acción Humana”, como una forma de superar el Aristotelismo.

Es raro cada vez que el "mundo occidental" volvió a los griegos, a Platón y Aristóteles pegó un salto de calidad, así fue con Santo Tomás y con Hegel.

Desde Nietzsche y Heidegger venimos preparando el camino para este desenlace.

Por eso un filósofo tan caro, a los sentimientos neoliberales como Karl Popper pueda ver en Platón, en Aristóteles, o Hegel: a enemigos de la libertad.

El neoliberalismo nació como reacción a la revolución rusa, y el influjo del marxismo; el muro de Berlín, cayó hace casi, 30 años, pero los adláteres siguen batallando en una guerra ideológica y cultural con la misma fuerza y vigor como si la URSS existiera. Ahora contra el populismo y contra todo aquel que les cuestione no ya el objetivo megalómano de incrementar el capital, donde no importan los medios, sino contra todo aquel que señale la codicia y avaricia que está en el alma moral del neoliberalismo.

En plena posmodernidad Gianni Vattimo escribió “La Sociedad Transparente”, con mucha ingenuidad sospecho; Jean Baudrillard escribió un libro menos ingenuo: “La transparencia del mal”. Releyendo este último libro es que comprendo lo anacrónico de esta nota y del sentido de la nota, sin embargo desde el fondo digital y de las palabras renacen siempre Platón y Aristótles para contravenir a Von Mises, y ridiculizar a Durán Barba en su instigación al odio del adversario.

Es que, en esta nota me he dejado llevar por la desesperanza y la historia;  pero al decir de Baudrillard: 

“Hay dos maneras de superar la alienación: o la desalienación y la reapropiación de uno mismo –fastidioso y bastante desesperanzador actualmente-, o el otro polo, el del Otro absoluto, el del Exotismo absoluto. La alternativa está en el fuera exponencial, virtualmente definido por una excentricidad total. Ya no hay que contentarse con la alienación, hay que ir al más otro que el Otro, a la alteridad radical. La forma dual de la alteridad supone una metamorfosis inapelable, un reino inapelable de las apariencias y las metamorfosis. Yo no estoy alienado. Yo soy definitivamente otro. Ya no estoy sometido a la ley del deseo sino al artificio total de la regla. He perdido cualquier huella de un deseo propio. Sólo obedezco a algo inhumano, que no está inscripto en la interioridad sino exclusivamente en las vicisitudes objetivas arbitrarias de los signos del mundo” (La transparencia del mal, Anagrama, 1991, Barcelona, pág. 184).

Hasta llegar a Baudrillard traté de desalienarme reapropiándome a mí mismo para ver el mundo. La segunda forma de desalienarse es el Otro absoluto: en el afuera de la conciencia que observa está todo lo que verdaderamente soy: soy el Otro, soy canal 13, soy TN, soy las opiniones de Mercedes Ninci, las profundas reflexiones de Marcelo Bonelli, creo que Macri es bueno, y quiere lo mejor para el país y si a él le va bien, a mí me va a ir bien.

No se necesitan más ejemplos para entender la ironía cruel de Baudrillard al describir “La transparencia del mal”.

Sin embargo hay otra forma de ver esa ironía no como método ya antiguo que usamos históricamente los “peronistas” en la batalla adversarial  sino como  desalienación, como seducción:

“La seducción sabe que el Otro jamás está al término del deseo, que el sujeto se engaña buscando lo que ama, que cualquier enunciado se equivoca buscando lo que dice. El secreto siempre es del artificio” (ídem, pág. 185).

Es decir, el artificio, el glamour, que en el otro “permite no repetirme hasta el infinito”.

He ahí todo el secreto del triunfo macrista.

En este final podríamos cambiar el título de esta nota ya no “La barbarie neoliberal” sino LA TRANSPARENCIA DEL MAL.

Y volvemos al principio.



Octubre de 2017.-

2 comentarios:

  1. Ya conocemos a la dirigencia. Creo que lo que se puso en acto en este período neoliberal es que el Leviatán invadió también lo público. Está en cada "bárbaro" pero también en cada "civilizado". Despertó desde adentro de cada votante del macrismo. La paradoja es que muchos de esos votantes que viven con ese pecado original dentro serán necesarios para derrotar al neoliberalismo nuevamente. Cómo lograrlo? Creo que la respuesta más que por lo ontológico pasa por lo ético, como camino para conquistar una nueva alteridad, que por ahora pareciera ser que hasta nos cuesta descifrar.

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  2. Al hablar de Platón y Aristóteles, y del mundo griego en general[, como límites que no hay que traspasar, es el imperio de la ley, del pensamiento, de la racionalidad, del bien común, de la justicia, lo que debe defenderse.
    Y, la política, como ejecutora del derecho. Donde la democracia, y sus imperativos de libertad, igualdad y justicia, deben ser armas que deben emplearse. Qué más, un régimen donde el 1% de los más ricos, tiene lo que necesita el resto, para gobernar para un 30% del país, y el resto, el 70%, a la buena Dios. Es un panorame desolador, tristísimo, que hay que detener con el derecho y la política. O, Estado de Derecho, o brutalidad, ley de la selva. Como si en una determinada sociedad, no hay juridicidad, y estamos a merced de las pandillas, de la ley del más fuerte. El reino de lo ontológico, es el reino del ser y del deber ser. De la ética, y del mundo ético. Claros límites para el poder económico, que hoy es el enemigo nro. 1, de la democracia.

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