viernes, 9 de junio de 2017

UN PAÍS PARA POCOS, Por Horacio Rovelli

 
Horacio Rovelli

Leemos una de las pocas cosas que los medios dejan trascender, que asume como Vice Canciller Horacio Reyser Travers, actual secretario de relaciones económicas internacionales, y la nota dice: “Reyser Travers es una figura del riñón macrista. Ex CEO del fondo de inversiones Southern Cross, que es el más importante en ese rubro en latinoamérica. Está denunciado en la justicia por los delitos de estafa y administración fraudulenta por haber filtrado información sensible del Estado argentino a empresas qataríes en el marco de la firma del tratado comercial con Qatar. En ese momento Reyser Travers era asesor del presidente Macri con rango de subsecretario en inversiones extranjeras”. A su vez sabemos que el Canciller Jorge Faurier, fue el segundo de Carlos Ruckauf cuando este cumplía tal función en el gobierno de Duhalde y que fue acusado de “omisión maliciosa” al ocultar en su manifestación de bienes, una empresa cuya propiedad compartió con Ramón Hernández, secretario privado de Menem, y el hombre a quien le renovó el pasaporte diplomático en 1999 por cinco años cuando sólo le quedaba uno en el cargo. El problema no sólo tenía que ver con el “salvoconducto”, sino con las cuentas cifradas en Suiza que habría administrado Hernández.

Por supuesto que Susana Malcorra no era mejor, pero si más inteligente y más prudente y con un pasado diplomático que no estaba dispuesto a manchar más ante la política obscena de este gobierno de subordinación al capital internacional, funcional a la política exterior norteamericana y a las oligarquías provinciales, como es el caso de la detención de Milagros Salas en que reclama su libertad la misma ONU.

Con solo ver los principales funcionarios y operadores de este gobierno conservador y retrogrado podemos apreciar la participación directa el capital monopolista y financiero en sus ministros Luis Caputo (ex JP Morgan y Deutsche Bank), Nicolás Dujovne (Banco Galicia), Francisco Cabrera (HSBC), Andrés Ibarra (SOCMA), Juan J. Aranguren (Shell), Marcos Peña Braun (La Anónima SA), y en su segunda línea, Gustavo Lopetegui (LAN Chile y de la consultora Mc Kinsey), Mario Quintana (Grupo Pegasus y de la consultora Mc Kinsey), Mara Eugenia Talerico, nombrada en la UIF (Unidad de Información Financiera) cuando fue la abogada representante del HSBC ante las denuncias del lavado de dinero.

Un país para pocos, atendidos por sus dueños, pero que como todos los conservadores son lacayos de los más poderosos, como lo dijo alguna vez el hijo de Julio Argentino Roca: “Argentina es la joya más preciada del imperio británico”, y de esa manera justificó el pacto de sometimiento llamado Roca-Runciman que lo que hizo fue garantizarle alimentos y lanas a precio vil a Gran Bretaña, a la par que se le seguía comprando sus productos industriales a los precios fijados por ellos.

Ahora es más sofisticado, se habla de cadenas de valor, cuando las mismas son administradas por las empresas transnacionales y representan el 80% del intercambio mundial. Menos del 30 % de las exportaciones de la Argentina ingresan en esas cadenas de valor como mero proveedor de alimentos, donde el 60,9 % de las exportaciones Argentinas del año 2016, se dividen tan solo en 5 –cinco- productos primarios y su manufactura con bajo valor agregado.

La intervención de los grandes bancos que operan en el país garantizan la contabilización en cuentas paralelas que permiten la sub facturación de exportaciones y la sobrefacturación importaciones, la diferencia se deposita en paraísos fiscales, donde se esconden los ingresos. Así se contabilizan menos ganancias en el país y, también, se tributa menos

Los funcionarios atienden en los dos lados del mostrador, ni siquiera necesitan “influir” sobre el sector público porque ellos están en la administración, atendida por sus más fieles empleados y socios 

Macri y los sectores dominantes de la Argentina conforman una sociedad donde la marginación, la pobreza, la ignorancia (confundida por los grandes medios) y el miedo, les permita a que ellos, que ven un mundo cada vez más global, abierto e integrado, se subordinen y asocien como socios menores al gran capital internacional y la sociedad se modele a su gusto y semejanza, eso explica el “alegre” endeudamiento, la destrucción del sistema previsional para beneficiar a una minoría a costa de la mayoría de los jubilados y pensionados del país, la desprotección al mercado interno, las normas de flexibilización laboral, el “blanqueo” de capitales, la extranjerización de la tierra, etc. etc.

Pero el costo es una economía concentrada, que le deja los principales resortes de la producción y distribución a las grandes empresas (cada vez más extranjeras), que van a crecer integrándose al resto de su cadena internacional, pero que va a excluir por su propio accionar a la producción local, esencialmente las pymes y las economías regionales, dado que van a invertir en los sectores más redituables con que cuenta la Argentina, y ello conforma la contradicción principal en la Argentina, que es entre las necesidades de las multinacionales, que gobiernan la economía global y se encuentran funcionalmente integradas con el poder económico local, y los procesos de desarrollo con diversificación de la estructura productiva que permitan generar empleo, base de la sustentabilidad social y del modelo de acumulación en el largo plazo.

Las clases dominantes locales se subordinan al gobierno global de las multinacionales. De allí la libre importación y la completa desregulación a los movimientos de capitales y el financiamiento por deuda, que garantiza la colocación de capitales excedentes en el presente y cuando el carry trade se termine, la deuda consolidada va a ser de tal magnitud que va a permitir severos planes de ajustes primero, y de nuevo las privatizaciones de YPF (Vaca Muerta incluida), de las empresas más redituables del Estado y del sistema previsional.

El tipo de producción de enclave implica crecimiento para el sector elegido que observando las empresas y sectores referidos podemos apreciar cuales son (extractivas, agro y alguna industrialización de las mismas), pero no hay respuesta de consideración para el resto de las actividades, más allá de un limitado multiplicador por la necesidad de trabajos e insumos locales.

Paralelamente, los salarios estarán siempre compitiendo en moneda dura con los salarios de Brasil o de México u otro país de la región que sea alternativa de inversión (de allí la necesidad de bajar el costo salarial en dólares, dólares que paralelamente se deprecia – encareciendo el salario medido en divisas- en términos reales por el ingreso de los mismos por deuda y el “carry trade”). Y solo pueden crecer siempre y cuando no se incurra en déficit significativo en la cuenta corriente, y para ello se necesita que el precio de la soja y demás bienes primarios que vendemos y el volumen vendido sea un porcentaje mayor que el crecimiento de las importaciones, lo que genera un doble cerrojo al proceso de determinación salarial, conformado por: Primero que no supere el salario medio industrial de Brasil ó México[1] (y otro u otros países alternativos en cuanto a inversión pos las grandes empresas), y segundo, que las exportaciones puedan pagar las crecientes importaciones por el gusto de los sectores de mayores ingresos que quieren autos, embarcaciones, whisky, jamón, perfumes, productos electrónicos importados y lo consiguen a precio vil ante el atraso cambiario y la permisividad del gobierno a no poner límite a las compras externas, y por la destrucción de las industrias nacionales que se animaban a producirlos, más la lógica de las grandes empresas trasnacionales que con su integración empresarial toman en cuenta en segundo término las condiciones de desarrollo del país.

En este marco avizoramos una sociedad en el futuro inmediato más dual, con un Estado más limitado para poder apuntalar al resto de la economía y de la sociedad, con una clara concentración en los mercados, con un sector que se le capacitará e invertirá en tecnología, pero tanto la actividad como ese sector será determinado por grandes empresarios, esencialmente extranjeros y subordinados al capital financiero.

Vemos también otra economía que subsistirá en base al mercado interno, que ya no va a ser el centro del modelo (como le fue durante el kirchnerismo originario), siempre y cuando no implique crecimiento de significación de las importaciones, la restricción externa perdurará y se profundizará, pero se castigará las importaciones de insumos y equipos para producir, porque la lógica es que ese producto ya está elaborado por esas empresas en otra Nación, y fundamentalmente primará la lógica del capital que son los beneficiados los que tienen los recursos para comprarlo y no las pequeñas y las medianas industrias jaqueadas por alto costo financiero, donde la tasa de interés vuelve a ser determinante de la inversión, del tipo de cambio, y de los salarios.

Es aquí donde juega el rol perverso del “carry trade”, dado que relaciona la tasa de ganancia financiera en moneda dura con el resto del mundo mediante:

a) Tasas positivas de interés

b) Atrasar el tipo de cambio (Tablita de M.de Hoz, Plan Austral de Sourrouille, Convertibilidad de Cavallo) 

c) Reducir aranceles y/o desproteger el sector externo permitiendo sustituir la producción local por la extranjera

En lugar que el tipo de cambio lo fije la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, lo fija la Cuenta de Capital atraída por la perniciosa combinación de atraso cambiario y altas tasas de interés, base de la inconsistencia del modelo macrista.

El capital financiero necesitan armar la denominada “bicicleta financiera” para garantizar el ingreso de divisas, a su vez al restringir la cantidad de dinero limitan de alguna manera el crecimiento de los precios, ocultando que los que fijan los precios son los grandes empresarios que tienen mercado cautivo o semi cautivo (maximizando rentas), como son los casos, por ejemplo, de los combustibles o el de generación y distribución del gas o de la electricidad, o el de los alimentos con la participación en la cadena de valor de los grandes productores, acopiadores y comercializadores internos y externos.

Es por eso que en lo inmediato, en el día a día, la administración de Macri trata de frenar la inflación con endeudamiento (externo e interno) y Letras del Banco Central (LEBAC) Y PASES a tasas astronómicas, incrementando exponencialmente la deuda externa e interna del Gobierno, pero son conscientes que esto no lo pueden repetir permanentemente, con lo que se preparan para realizar un fuerte ajuste de las cuentas públicas y consolidar la deuda de corto plazo en un bono, como fue el “9 de Julio” de Alvaro Alsogaray cuando fue ministro de Frondizi .

En síntesis, de no perder las elecciones legislativas del corriente año 2017, van a realizar las medidas de ajuste y disciplinamiento del trabajo, con el pretexto que se debe hacer una política de shock para que la economía se inserte al mundo, lo que no dicen es a qué mundo se refieren y a quienes se beneficia. 

[1] Que a junio de 2017 en promedio el salario del peón industrial de esos países es menos del 60% medido en dólares, que en la Argentina.















1 comentario:

  1. Estoy leyendo esta nota en 2021 y sigue vigente. Me imagino que Kulfas también la leyó y le dijo a Feletti : No lo quiero en mi equipo jaja!!!

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