jueves, 10 de noviembre de 2016

"POPULISMO" Y EMANCIPACIÓN, Por Jorge Luis Cerletti, para Vagos Peronistas



“POPULISMO” Y EMANCIPACIÓN, Por Jorge Luis Cerletti, para Vagos Peronistas



Economía y Política



Jorge Luis Cerletti
La dependencia de la política a la economía en el Capitalismo se explica  porque lo esencial sobre lo que se asienta el poder en este orden social es la economía. Vale decir, responde a su capacidad productiva y a su potencia financiera y comercial. Por eso cuanto más desarrollado está el sistema, mayor es la gravitación política de las grandes Corporaciones. Hoy, estos gigantescos capitales imponen sus intereses controlando y manipulando el variado y amplio espectro de los estados nacionales.        



Su voracidad económica y su dinámica política son efectos de las leyes del sistema que se basan en la obtención de la ganancia (apropiación de la plusvalía). Y su realización depende del consumo de las mercancías lo que resulta vital para la existencia del capital y el proceso de acumulación. Estos reiterativos conceptos son una  forma de combatir su silenciamiento por el poder instituido que también alcanza a presuntos “progresistas”.



Lo descripto exhibe a la economía como el nivel principal del sistema pero, obviamente, no es el único. Lo cual no significa que lo económico sustituya a la política en el capitalismo pues ésta garantiza y motoriza su dominación. En el polo opuesto, las políticas emancipatorias anticapitalistas promueven la ruptura de este injusto orden social. Aquí la cuestión se complejiza al introducir la política “realmente existente”. Es que lo estructural está atravesado por los particularismos y su múltiple variedad de  historias concretas y situaciones emergentes. Luego, es preciso evaluar la influencia de las diferentes luchas sectoriales y sus actores sobre la señalada polaridad.



Ahora es oportuno hacer la distinción entre política y gestión lo que no supone omitir su vínculo. Pues toda política que como tal disputa el poder, si triunfa, debe administrar los recursos de la sociedad. O sea, hacerse cargo de la gestión que, disimulada o expresamente, está prefigurada en esa política. Luego, ambas categorías son parte de la problemática del Estado. Mas, dicha institución porta un irresuelto y serio interrogante para toda política que asuma la emancipación: ¿cómo construir organizaciones que garanticen la participación de la sociedad en decisiones sustanciales para su existencia?



Asimismo, del cuestionamiento a la democracia representativa vigente que legitima al poder dominante, surge otra pregunta: ¿cómo encarar los momentos en que dicho poder muestra fisuras por conflictos y luchas de quienes lo enfrentan sin romper con la legalidad sistémica? Este interrogante trae a escena al llamado “populismo” que es objeto de polémicas en nuestro medio y también en otras latitudes.  



Acerca del “Populismo” y la Emancipación.



Los mayores divulgadores del término “populismo” proceden de la derecha y de su poderoso aparato de propaganda, televisivo y en el periodismo escrito. Lógicamente, lo cargan de un contenido insidioso y negativo para desprestigiarlo y anularlo políticamente. Tan evidente es esto que torna superfluo referirse a semejante prédica. Desde otra mirada, resulta necesario pensar su relación con los movimientos que plantean la emancipación lo que origina distintas interpretaciones y debates. Por lo tanto, abordaré someramente los alcances políticos del populismo según mi óptica. Y con esa finalidad haré una esquemática mención al conocido aporte teórico de Laclau.

Plantea Laclau:“…la `vaguedad´ de los discursos populistas, ¿no es consecuencia, en algunas situaciones, de la vaguedad e indeterminación de la misma realidad social?”  (“La razón populista”, pág. 32). Es válida su tácita afirmación considerando la multiplicidad de actores y sectores sociales. Cuestión que se articula con lo que después desarrollará respecto de las demandas equivalenciales. Las que, en conjunto y bajo la hegemonía de alguna/s de ellas, resultan la base simbólico-política del significante pueblo que a su vez establece una frontera insalvable con el poder dominante, digamos  el anti pueblo.



La conjunción de las “demandas equivalenciales” son reclamos que remiten a necesidades sentidas al interior del abarcador “significante pueblo” que potencian la energía política de los movimientos populares. Agregaría que hay síntesis más abarcadoras como ciertos enunciados simbólicos generales que traducen certera y condensadamente situaciones emergentes de graves conflictos y crisis. Por ejemplo, las tres banderas del peronismo: “justicia social, independencia económica y soberanía política” que representaron la antítesis política de la “década infame”. O también consignas claves de un momento histórico como el lema “Paz, Pan y Tierra” que lanzara Lenin e impulsaron los bolcheviques previo a la revolución rusa.



La cita y mi reflexión acerca del enfoque teórico de Laclau, es para situar lo que pienso constituye un vacío que ha dejado y deja el “populismo”. Según mi interpretación, este vacío marca la significativa omisión de lo estructural sistémico en su política y que es un nivel fundamental para las corrientes emancipatorias. Sin embargo, éstas no gravitan en la sociedad pues distan mucho de crear alternativas superadoras. Todavía la mayor riqueza de su praxis proviene de las experiencias micro. Esa importante diferencia teórico-práctica, bloquea fructíferos intercambios entre ambos sectores que según opino, enfrentan el mismo enemigo. Uno, inmerso de hecho en el corto plazo y con todas sus limitaciones. El otro, al que pertenezco, con su claridad en lo estructural que exige una nueva política en tanto que sobrelleva la incertidumbre de lo increado.



Evo Morales
Aclaremos que el término populismo que se puso tan en boga en la actualidad, abarca expresiones diferentes. Lo son el Chavismo en Venezuela, los gobiernos K en Argentina, los de Evo en Bolivia, el PT en Brasil, en fin, las aperturas que desde fines del siglo pasado se dieron en Sudamérica perturbando la hegemonía neoliberal.



El populismo, al menos en nuestro país, ha mostrado una tendencia declinante. Basta considerar el nacimiento del peronismo y su gobierno en el período 1945/52 comparado a su 2º mandato y a las realizaciones posteriores, o sea, los tres meses de Cámpora, desvirtuados luego por Perón-Isabel y, ni qué decir, por el Menemismo. Aún el resurgimiento de los 12 años K dista mucho de las realizaciones inaugurales. Claro, son otras las circunstancias pero eso mismo habla de las debilidades del populismo. En ese sentido, vale comparar los 18 años de la resistencia peronista y sindical (con sus disputas y antagonismos internos incluidos) ante el triste espectáculo de nuestros días.



Esta etapa reclama ideas innovadoras y una sumatoria colectiva de esfuerzos para enfrentar la despiadada dominación del gran capital. Las luchas deben responder a la causa de los de abajo y a todos los que la asumen. En función de ello, entiendo que sin renunciar a los principios tenemos que ampliar la mirada política. El “populismo” (discutible significante) aporta numerosos luchadores que no debemos confundir con quienes usufructúan de las prebendas del Estado. Sumar fuerzas en las luchas concretas y al mismo tiempo, impulsar el pensamiento crítico en torno a las limitaciones del “populismo” y sobre la gestación de caminos que tiendan a la emancipación. Es importante intercambiar ideas y debatir pues mientras aquél siga atado a las leyes del sistema, terminará abonando el campo enemigo. Sobran los ejemplos con sus historias.



A mediados del mes pasado se dio a conocer la apertura “electoral” del zapatismo en busca de difundir sus ideas y postura política. En general coincide con la inquietud que me ronda desde tiempo atrás y que traté de expresar en este artículo. Asimismo, veo a dicho movimiento como la más destacada expresión del campo emancipatorio por lo universal de sus ideas fundantes y las experiencias que le acompañan. En su reciente declaración (1) promueven, para la elección de 2018 en México, a una indígena mandatada por las distintas comunidades indígenas (CNI) y por el EZLN. Explicitan: “Ratificamos que nuestra lucha no es por el poder, no lo buscamos…”. Lo que buscan es perforar el cerco del gobierno, el establishment y la partidocracia afín, para llegar a la sociedad civil con su denuncia y su mensaje a favor de la emancipación.



Demás está decir que mi comentario no significa ningún tipo de seguidismo pues sería la antítesis de todo planteo emancipatorio. Sí expresa la coincidencia acerca de combatir el aislamiento que propicia el enemigo y también al que aporta el sectarismo de cualquier índole. Es que una construcción de lo colectivo implica tareas de largo aliento que conllevan convergencias que no son lo mismo que mixturas. Hoy, el intercambio de ideas es una necesidad frente a la penumbra política actual que incentiva las preguntas. Luego, abramos bien los oídos para escuchar mejor otras voces.------



Jorge Luis Cerletti    ---    (9 de noviembre de 2016)



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(1)  “Que retiemble en sus centros La Tierra”  (documento emitido por el Quinto Congreso Indígena celebrado en Chiapas entre el 10 y el 14 de octubre de 2016.)

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