viernes, 23 de octubre de 2015

LA ILUSA UNIÓN DE TODOS LOS ARGENTINOS por Claudio Javier Castelli


Mucho de cansancio hay en los opositores y algunos kirchneristas acerca del conflicto permanente que propuso este proyecto desde 2003. Diría que gran parte de los votos que perdió el kirchnerismo, en manos de Massa y demás ganadores de las paso, tuvo que ver con el hastío de diez años en el poder y la desavenencia permanente a lo largo de este período, entre el gobierno y diversos sectores de la sociedad civil.

Para el mundo en paz de las grandes ciudades, para la conciencia de vivir en un shopping center, donde el ciudadano troca en consumidor, conducido por el paisaje mediático de la publicidad subliminal, ampliar derechos, reivindicar la generación de los sesenta y setenta, juzgar a los militares genocidas, discutir con las corporaciones: es demasiado.

Los sectores medios arraigados a su mejoría económica desde el 2003, adoptan rápidamente la conciencia armoniosa burguesa de: ganancia, consumo, y miedo. Ese miedo es irracional, es miedo a perder el plazo fijo, los dólares guardados, la casa propia, los hijos que crecen, y sobre todo a la inseguridad, que es un hecho real, amplificado a mansalva por los medios de comunicación. En un país mucho más seguro que cualquier país de Latinoamérica.

La palabra utilizada por la derecha opositora para definir la confrontación fue: crispación. Como si conquistar derechos no impliquen reyertas. Cómo si las corporaciones van a ceder algo de sus privilegios sin chistar. Cómo si Clarín va a incorporar Paka Paka en su grilla, sin presentar objeciones, o va a desconcentrarse como medio hegemónico, sin resistir por todas las posibilidades  a su alcance, como ha sucedido, y sucede.

También "el campo" ofrece resistencia, el capital financiero, y todas las grandes corporaciones económicas: han ganado muchísimos todos estos años, pero tienen una voracidad a toda prueba. Saben que la liberación de los controles, y una devaluación les permitiría ganar mucho más. Hay 400.000 millones de dólares de argentinos en el exterior, que pugnan por una devaluación,  a medida.

Los sectores medios se insertan también en esa lógica. Hoy podemos decir, que no hay trabajadores, clase media y burgueses, sino solamente burgueses, aun siendo trabajadores, porque la conciencia social fue cooptada por los medios de comunicación en una idea uniforme, de que un burgués trabajador en una fábrica en Burzaco tiene los mismos intereses que Benito Roggio o los hermanos Bulgheroni, los mismos miedos, son "la gente", y quieren la unión de todos los argentinos.

Massa juega con la idea que todos vienen a sumar para lograr esa armonía, y que de la mano de Redrado -ya no controlado por kirchner- sino por el poder económico va a pelear por la economía de todos, desde el Ministerio de Economía neoliberal.

Es una unión que no se consigue con las armas como otrora, sino con el consenso mediático, del mercado en expansión, del mundo global. Mundo global europeo y norteamericano, al cual queremos someternos en "relaciones carnales", como propuesta última del señor Sergio Massa.

Para parecernos en todo, incluso con sus recetas conocidas en la argentina de los noventa, con paraíso incluido de reducción del gasto público, mercado libre y explotación para todos. Donde los dueños de las barajas, vuelvan a gobernar el país, como lo hicieron siempre, salvo en algunos períodos.  

Y después descenso a los infiernos, aumento de la desigualdad, concentración económica, exclusión social y represión política, con muertes del pueblo. Siempre el pueblo da sus muertos.

Soy agorero, pero en el proyecto de la ilusa unión de todos los argentinos, hay un extremo que no se cuenta, se desgaja, se esparce como "deja vu", como algo ya vivido y se empeña en regresar. Es que la derecha mediática se alinea en un mismo sentido cuando es poder real, entonces no habrá denuncias de corrupción, empresarios amigos, ni defensa de los trabajadores.

"Vengo a unir las dos argentinas", dijo Menem en 1989. Todos los gobiernos militares se alzaron con prendas de unidad.

El consenso y la unión de todos los argentinos es el cebo, en que engarzan los ilusos de la "conciencia burguesa".

Cuántas veces caeremos en la misma trampa.

A mí me enseñaron en un grupo, hace muchos años, que "locura es cometer los mismos errores esperando resultados diferentes"

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