lunes, 12 de octubre de 2015

Apuntes sobre Perón y la industria siderúrgica por Roberto C. Suárez

En la década del cuarenta surgió la necesidad de desarrollar una industria siderúrgica, a la par del desarrollo del proceso de industrialización por sustitución de importaciones.
La SGM habría nuevas oportunidades para los países de la periferia, que en encolumnados en un proyecto nacional, vislumbraban la posibilidad del auto abastecimiento y la exportación de productos elaborados, por la momentánea falta de competencia externa, para dejar de ser solamente aquel "granero del mundo" concebido desde adentro y desde afuera.
Este proceso se implementó el 13 de junio de 1947 mediante la sanción de la Ley 12.987 y el Plan Siderúrgico Nacional (PSN), lo cual se complementó con la progresiva ampliación de la capacidad instalada del sector y en la introducción de mejoras tecnológicas.
Lo que se buscaba con el PSN era el desarrollo de una industria siderúrgica de ciclo integral. La creación de la empresa SOMISA sin dudas fue el elemento central del plan, puesto que la producción de acero bajo políticas proteccionistas, de promoción y de subsidios integrales, debería generar el acero que en una segunda etapa utilizarían las plantas laminadoras privadas.
Así fue que se agregaron a la producción local de chapas y alambres, los electrodomésticos y herramientas, entre muchos otros bienes. 
Recordemos que la industria siderúrgica proporciona un sinfín de productos tales como aleaciones de metales, lingotes, partes forjadas, tubos, planchas de aleaciones, hierro, aluminio y cobrerefinados; y maquinaria básica como herramientas de mano, y en casos excepcionales herramientas de mano eléctricas.
Pero el acero, escaso por estas regiones, con el tiempo resultó insuficiente para atender a una demanda en constante aumento, producto de las políticas peronistas de justicia y bienestar social.
Como saldo de esta experiencia nacional en el sector, podemos destacar que entre los años 1947 y 1949 la producción de laminados terminados se incrementó un 39,7% mientras que entre 1950 y 1959, con el envión de las políticas peronistas, aumentó en casi dos veces su nivel.
Señala Patricia jerez que “el porcentaje de abastecimiento de laminados de acero con producción local también se incrementó considerablemente a partir de 1952...”.
Para terminar diremos a modo de colofón que durante el gobierno peronista, conocido es que se produjo una injerencia directa del Estado en la economía, en consonancia con ello, se favoreció la política industrial, propiciando además del desarrollo de la industria liviana, así como el desarrollo de la industria siderúrgica. 
Pero recordemos que la industria siderúrgica de tipo primario o básico, juntamente con la industria petrolera, la industria química y la extractiva, conforma lo que se llama la industria pesada y como tales, poseen una gran dependencia de las materias primas de carácter mineral y por ello demanda elevadas inversiones, además, los logros de esta actividad sectorial resultan siempre a muy largo plazo, tal es así que recién en 1960 comenzó a funcionar el alto horno de SOMISA, justamente por las grandes dificultades que había representado su financiación para un Gobierno Nacional. 
El gobierno peronista incursionó satisfactoriamente en este sector y los medios para dichos fines fueron la aplicación de políticas que limitaron las cuotas de importación, desgravaciones impositivas, créditos a baja tasa de interés y tipos de cambio diferenciales, buscando proteger la producción nacional de la competencia externa.

Roberto C. Suárez
Abogado Peronista

Fuente de la Nota http://escaladaperonista.blogspot.com.ar/2014/05/apuntes-sobre-peron-y-la-industria.html

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