viernes, 1 de mayo de 2015

"LA JUSTIFICACIÓN DEL CASTIGO", REMEMBRANZAS SOBRE ISRAEL, por Claudio Javier Castelli


(Esta nota la publiqué en facebook, en Agosto de 2014, la reproduzco aquí)


Era una foto vívida, sobre una familia judía enfrentando un pelotón de fusilamiento, durante la Alemania nazi, puse la atención en la mirada de los jóvenes, porque entonces rondaba mi primer año en Buenos Aires -1976-, en una Residencia Universitaria, dirigida por un cura católico. La foto estaba en la pared, contigua al comedor, en una lámina de corcho, junto con otras referidas a distintas situaciones injustas, para provocar la discusión. En aquella época, junto a la carrera de derecho, había iniciado periodismo. Recuerdo que comenté con mi hermano mayor, impresionado sobre la mansedumbre cruel de la foto, que iba a escribir una nota alegato sobre el tema; éste con buen sentido me inquirió: "¿qué vas a decir? Mirá que ya se ha dicho mucho sobre el tema”. La pregunta de mi hermano difuminó las intenciones provincianas y al cotejar comprendí, que no era tan fácil el problema.

Venía de Entre Ríos y no había conocido el antisemitismo, salvo el sobrenombre del “Ruso”, pero se perdía en la vorágine de apodos pueblerinos.

Propiamente en Buenos Aires, y en la Facultad de Derecho de la UBA conocí, por aquel momento, el significado real, de odio extremo del antisemitismo, con algunos profesores de Economía Política tristemente célebres, y por murmuraciones de algunos estudiantes acomodados.

En aquella época de terrorismo de Estado, con los únicos alumnos que sentía verdadera complicidad, era con algunos provincianos, y porteños judíos. Tal vez la lejanía, con que miraba el mundo en aquel tiempo, me distanciaba de mucha gente que aparecía como torpe, y, a veces, violenta.

La democracia naturalizó las relaciones sociales, y criminalizó el antisemitismo; sin embargo, Buenos Aires en general, y los sectores acomodados de zona norte en particular, siguen siendo antijudíos hipócritamente sociales.
En el catolicismo de los sectores medios está muy difundida esa visión, aunque la jerarquía católica hable “de nuestros hermanos mayores”. En el sector evangélico al que pertenezco, no hay un ápice de antisemitismo, al contrario pareciera ser que se glorifica al Estado de Israel en su lucha contra los palestinos. Es que con “el pueblo elegido” nacieron todas las creencias y culturas sociales del Occidente, al que sanamente pertenecemos.

Es obvio que la admiración es en realidad a Estados Unidos y la alianza estratégica, ilimitada con el Estado de Israel.
Los europeos persiguieron judíos durante siglos, y de ahí la culpa para sancionar o hacer declaraciones contundentes, con la masacre del pueblo palestino, el holocausto se yergue, como justificación de la extrema derecha israelí, para acusar de antisemitas a todos los que critiquen el genocidio. Basta ver un mapa de Palestina, desde 1948, hasta la fecha, con los asentamientos judíos y palestinos, para concientizar del exterminio al que está abocado el sionismo extremo.

Un crimen no puede justificar otro crimen. Es que el derecho internacional, es “algo” en la comunidad internacional. Todo el origen del derecho penal y de la pena, es larga lucha por racionalizar la venganza privada. La ley del Talión del “ojo por ojo” del judaísmo, fue un límite para las venganzas ilimitadas. Pues Israel contraviene sus propias escrituras, si por un atentado –llamémoslo así- donde mueren tres judíos, yo bombardeó la población civil, matando miles de mujeres y niños, el origen de nuestras propias creencias vuelve a su propio final “donde la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo” (Génesis 1:1).

Por supuesto que no hubiéramos justificado ni siquiera la matanza de tres jóvenes Palestinos, como represalia. No es la muerte lo que justifica la muerte. Ni mucho menos una matanza.

Pero nadie puede detener a Israel en su práctica genocida, porque EE.UU y Europa lo consienten. Hace mucho que los Estados Unidos -1967- comprendieron la fortaleza militar de Israel, y un “fuerte”, tiene “amigos fuertes”, a quién le vendo las armas, de paso las “pruebo”. Los europeos cerraron su ciclo lúcido con la “Revolución Francesa”, y después de la segunda guerra mundial, siguen a pie juntillas a su amo americano. El último intento renovador fue Mayo del 68.

Existen presentimientos de estar viviendo un mundo en demolición, de que “algo otro se avecina”, cuando la injusticia es tan grande hasta el diablo desconfía, pues socava el origen de todas las creencias religiosas, puede ser porque un mundo nuevo se deja entrever. No lo decimos como los marxistas escatológicos del Siglo XX, sino como quien asiste a un evidente embarazo de hechos continuos y relacionados, y espera el parto, que de luz al nuevo mundo.

“El búho de Minerva levanta su vuelo a la caída del crepúsculo”, famosa frase de Hegel, para aludir a que la filosofía llega siempre demasiado tarde, cuando los hechos han transcurrido. Pero podemos simular esbozos, esquemas, y todos caminan a una síntesis: la torpeza brutal de la política exterior de los Estados Unidos, y la codicia usurera del capitalismo financiero.

El sociólogo francés Jean Baudrillard había interpretado la posmodernidad como “La transparencia del mal”, que no era asequible en ningún lado, sino que estaba en todos, a plena luz.

La realidad efectiva es mucho más maniquea, hoy el mal es: el capital financiero especulativo, las brutalidades de la política exterior norteamericana, y el seguidismo títere de Europa, que justifica, como la extrema derecha israelí, un estado de fronteras móviles, el exterminio palestino, por haber sufrido el horroroso holocausto, que nadie ha de minimizar.

Tampoco la necesidad histórica de un Estado Israelí, pero no de fronteras móviles y expansión constante.

No puede permitirse esa ley, que la da, sin otro fundamento el sionismo, el propio verdugo. Los verdugos no dan leyes: las ejecutan. En esa practicidad de la ejecución, está el origen de volver al principio, a reconocer “la astucia de la razón”.

De la mano de los BRICS, de Latinoamérica en rebeldía, de la bestialidad de los verdugos, de la codicia usurera del capital financiero especulativo y de la implosión del neoliberalismo, aparece en el plano internacional: UN NUEVO MUNDO GEOPOLÍTICO EN EL SIGLO XXI. Saludamos ese alumbramiento. He aquí, en este presente, los dolores de parto.

1 comentario:

  1. No se puede ser una persona de bien, si no estamos de acuerdo con este artículo. No solo aquella familia judía frente al pelotón de esbirros, sino también judíos como Isaac Amin.

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