sábado, 7 de marzo de 2015

UNA COPITA por Claudio Javier Castelli



Obertura del editor:


¿Chocolate con churros?


Parafraseando el crimen económico siempre pensé que el famoso “Chocolate con churros” de “La Giralda” era su empresa “pantalla” porque los habitués íbamos en busca de otra cosa, las copas y licores de antaño, que el viejo bar conservaba en su bodega.


De mí preferencia era la “Cubana Sello Verde” imposible  de encontrar en algún otro bar de Buenos Aires, pues la fulgurante bebida había dejado de comercializarse hace muchísimos años. También, a veces, el wiski “Old Smuggler de los años “60”, cuando se podía tomar regularmente. Éste me devolvía un rumor adolescente, a mis padres compartiendo una copa con sus amigos en el living de la casa de Entre Ríos. Me entrometía en esas tertulias (no hemos hecho otra cosa en la vida) y podía disfrutar de un vaso, mientras oía el susurro del hielo, el tintinear de las pulseras de las mujeres y la voz grávida de los hombres hablando cuando no de política y de fútbol. 

El lunes posterior a haber perdido el ballotage en 2015 me fugué de la oficina y caminé errante por Corrientes con lágrimas en los ojos; sabíamos lo que venía, lo hablamos con Antolín –uno de los mozos del Bar- quien, ingenuo, me decía “pero doctor…”. Cómo cautivaron esas almas puras y no tanto. A poco de andar Antolín ya había cambiado de opinión.

Poquísima gente durante los cuatro años del gobierno anterior hasta que finalmente cerró. Nuevos dueños dijeron. Antolín, Antonio y Emilio quedaron sin trabajo. Noche oscura primero para este presente lleno de esperanzas. 

Cuando leí de la reapertura sentí un cosquilleo en el estómago. Todavía no fui. Pero tengo que prepararme, un poco de diván, no es sólo por la renovación del local  sino también por la ausencia de Antolín, quien siempre me atendía como su cliente aunque estuviera sirviendo en otro sector del local. 

Tengo miedo de encontrarme con otra ausencia: la “Cubana Sello Verde”.

26 de Agosto de 2021.-




Una Copita

“Amo tu ocaso, tu soberbio artificio,
la gracia decadente que hace frente a la edad,
tu instinto inmortal sostiene el edificio
de tu carne que el tiempo no acierta a profanar”.

Nicolás Olivari


“La Giralda”es en la calle Corrientes de los pocos sino el único bar que está igual a cuando se reabrió en 1951. Igual decir igual es muy pretencioso pero se parece demasiado a lo que quiero decir.


El café “La Paz” padece de inconformismo con el pasado, para agregarle un énfasis a esa manía le cedió parte del local a un quiosco que hoy preside la entrada.

“La Giralda” resiste a esos embates. Los mozos ostentan una alegría del servicio de otros tiempos, acaso que nunca existieron, y son hoy un “pasado irreal, que de algún modo es cierto”. Antolín, Antonio y Emilio, se destacan por su conocimiento y empatía con los habitués. Quién escribe es uno de ellos.

El bar tiene bebidas compradas en reserva hace añares y que ya no tienen venta comercial en el mercado; por ejemplo la “Cubana sello verde” o “Valleviejo”.

Esas son las copitas de mi descanso, rutina porteña y rito tanguero. 


Pero no “son para cualquiera”, por el tiempo de reposo y en dosis moderadas producen un efecto de “euforia sin embriaguez” parecido al ajenjo que tomaban los artistas y poetas a fines de siglo XIX y principios del XX, en Paris, y otras ciudades de Europa.

El traqueteo burocrático de las oficinas se rinden a las alucinaciones poéticas. Cuando Alejandro Ferri, el personaje del cuento “El Congreso”, de Jorge Luis Borges, asiste a la Confitería del Gas donde estaban reunidos los congresales advierte que: “Todos habían pedido café y uno que otro ajenjo”.


El autor y Jorge Cerletti, al fondo Antolín

"Viene a cuento" relacionar esa narración de Borges, con temáticas principales de la novela “El Hombre sin atributos”, de Robert Musil. Específicamente la “Acción Paralela”, una grandilocuente y enigmática asociación destinada a festejar los 70 años en el trono del monarca del imperio Austrohúngaro, que se iban a realizar en 1918, pero todo fue desvariado por la primera guerra mundial. En realidad se proponían mucho más que eso, una universalidad tan abstracta, que apenas si cabía en el mundo de los humanos.

Tan exageradamente megalómana como la ONU.

La ceremonia en “La Giralda” es una costumbre conocida por mis amigos pero secretos son los efectos que producen las copitas, en cierta manera estas palabras son reveladoras y más allá de mis intenciones literarias no dejan de ser un chisme reventando los oídos de una comadre.

“El barco ebrio”, el famoso poema de Rimbaud, sus extrañas y variadas percepciones que abrieron a la multiplicidad de los sentidos la vida de los poetas condenándonos al malditismo se parece al efecto de las copitas: 


“Yo conozco los cielos rajándose en relámpagos, y las trombas 
y las resacas y las corrientes: yo conozco la tarde,
el alba exaltada como un pueblo de palomas,
¡y he visto algunas veces lo que el hombre ha creído ver.”


“He visto al sol bajo, manchado de horrores místicos,
iluminando largos coágulos violetas,
parecidos a actores, de dramas antiquísimos
¡las olas rodando a los lejos sus temblores de álabes!”


También me traen casi siempre dos poetas argentinos: Enrique Molina y Francisco Madariaga.

De Enrique: “El pasajero de la habitación nro.23”:


“que bebe seriamente su extraño desayuno
en la gracia lívida del alba
un día cualquiera
al despertar en la habitación número 23.”


Ese es el final de un poema voluptuoso de:


“kilómetros y kilómetros
de lluvia contra el alma
de mujer que se viste para partir
y el epílogo de arrabales envenenados que proliferan
con su tablón de bebedores
-¡amigos míos amigos míos!
en el errante corazón del tiempo”.


De Madariaga:


“Las garzas me empujaron al
ocaso del cielo,
y me empurpuraron el recuerdo”.


Se desencadena un festín de mesas de mármol, sillas a la usanza en los bares perdidos en barrios del pasado donde el presente se ilumina con el reverbero de las luces que no iluminaron nunca porque nunca existieron y si existieron no la aprendimos a imaginar.
El autor y Martín Gastelú



“Me envuelve como un tul
la nota azul de tu violín
me vuelve inmaterial
y siento igual tu mundo afín.”


“Dejá que versifique mi emoción
que explique la razón de tu latir
No ves, hermano Enrique, que hay
que andar
tratando de volar para vivir.


No dejes de tocar,
dejáme entrar en tu festín
marea como el ron
el corazón de tu violín”.



Estos versos son la letra de la canción de Eladia Blázquez, “El corazón de tu violín” que creo le dedicó al violinista y director de orquestas de tangos, Enrique Mario Francini.

No puedo ahora corroborar este dato en internet porque la memoria para persistir necesita contender con la computadora de lo contrario dentro de unos años vamos a tener nostalgias de wikipedias pasadas.

En todo caso las notas en el violín de Francini le producían a Eladia un revuelo que los poetas populares han llamado duendes, “los griegos musa, y la triste mitología de nuestro tiempo inconsciente”. 


“Creo que ya sé como pasó;
una varita te tocó y el don nació después
vos haces la rosa y el jazmín
con solo levantar el arco del violín”.



Eladia le pide a Francini entrar en su festín.

Es el mismo festín de las copitas en “La Giralda”.

¡Qué nadie se entere!.

3 comentarios:

  1. La mística de las ciudades, su magia, de la que tiene Buenos Aires, sin duda, su historia de la poética, y de la poética tanguera, tiene su arraigo en los bares de Buenos Aires, cuando cerras un Bar de esos con historia, tradición, mística, amputas parte de la historia, no solo dañas al habitué que conoce los "secretos" que describe con detalle el autor, sino a todos. Nuestro patrimonio cultural, hace a nuestra identidad. Tomar conciencia de los valores de nuestra cultura nos hace más fuerte como sociedad. Cerrar un Bar, "ésos bares de Buenos Aires" un espacio de la cultura es un sacrilegio, silencioso, pero que mella los cimientos , no es un tema del mercado. Congratulaciones !!! para sus parroquianos y para nuestra amada Buenos Aires, con sus bares impregnado de historia.

    ResponderEliminar
  2. Muy buena, la nota! Alegría, por la reapertura!!!

    ResponderEliminar