sábado, 14 de marzo de 2015

HERNÁN OLIVA Y LAS TRISTEZAS DEL PLATA, por Claudio Javier Castelli


HERNÁN OLIVA Y LAS TRISTEZAS DEL PLATA, por Claudio Javier Castelli


Solía escuchar radio nacional cuando hacía gimnasia en mi domicilio. Los gimnasios tuvieron su avasallante masividad, después de 1985, antes era esfuerzo de la voluntad individual; los que nos reconocíamos en el cuidado del físico, de alguna manera éramos una especie rara, había algo esotérico entre nosotros, ¿no andaríamos en asuntos de la magia?.

Entrados los ochenta seguía haciendo gimnasia con los Extensores Titán, que para el año 1971, un amigo de la familia de Buenos Aires, había llevado a nuestra casa, en Entre Ríos, con 13 años dije eso es lo que yo quiero, en las playas del río Paraná ganaban más mujeres, los bien parecidos, o al menos eso creía yo.

La costumbre de hacer gimnasia mientras escuchaba radio cruzó mi adolescencia, recuerdo el 70% de música en español, que debían pasar las radios en épocas de isabelita.
Claudio Javier Castelli

Aproximadamente en 1987, pasaron la grabación completa de un violín deslumbrante y un piano sereno tocando tangos, nunca los había escuchado. Era el casete de Hernán Oliva y Mito García, "Nieblas del Riachuelo". Terminé de hacer gimnasia, terminó el casete y salí a buscar por todo Buenos Aires a ese Hernán Oliva, violinista chileno, que había venido muy joven al país. Había tocado con el Mono Villegas, con Oscar Alemán, era violinista del Jazz. Pero en esos tangos había una personalidad, un fraseo que nunca había escuchado. Estaba habituado a Enrique Mario Francini, al rosarino Antonio Agri, al negro Fernando Suarez Paz, que al tango le daban una nostalgia infinita y académica.

De lo que estaba seguro, que Hernán Oliva le daba otra voz, un golpeteo al violín, una vibración nueva al tango, un abuso de algo que está sobrando, porque quien lo ejecuta viene de otro género, el jazz, que en su esencia habita la improvisación.

Hubo grabaciones célebres de jazzeros y tangueros, como la versión de “Vida mía”, de Osvaldo Fresedo y Dizzy Gillespi, y sobre todo Astor Piazzolla con Gerry Mulligan, o con el vibrafonista Gary Burton. 

En casete había conseguido “Nieblas del riachuelo”, “El violín del jazz”, y “El mundo espera la salida del sol”. En compact, los dos primeros. En youtube hay bastante.

Lo que aprendí de jazz, me lo enseño “Radio Jazz”, en las noches largas de los noventa. Pero mucho, las grabaciones de Hernán Oliva: “Swing de París”, “Embrasable you”, “Pobre mariposa”.

Hay un tema de jazz y tango, de Hernán Oliva maravilloso que se llama “Tristezas del plata”. Hay aquí una conjunción de un tema único, acaso no se saben todavía las derivaciones musicales de esa interpretación. Digo esto porque no he escuchado en que se reparara en ese tema. Oliva ahí está interpretando jazz (en el compact “Nieblas del riachuelo”, tango), pero al interpretarlo, hay un dolor y nostalgia, que la música del río de la plata tiene, le agrega tango al jazz, y en el compact de tango un atrevimiento que viene del jazz, un swing distinto al tango.

Siempre dijo que lo suyo era el jazz, aunque actuó muchos años en “El viejo almacén”, el local tanguero de Edmundo Rivero. Ahí lo vió quien lo reunió con Mito García (Juan Carlos Maquieira).

Una fría madruga del 17 de Junio de 1988, a los 75 años, apareció muerto en una calle del barrio de Palermo, abrazado al estuche de su violín.

La vida bohemia, a veces, se cobra caro a sus habitués. Sus padres no eran músicos, pero su madre desde muy chico lo apoyó para que tocara el violín. De Valparaíso a Mendoza, y de cuyo a Buenos Aires. 

La grabación de tangos como “María”, “Amurado”, “Ninguna” y “Malena”, con el acompañamiento pianístico de Mito García, son un hito para los tangueros de toda laya. Cuando finaliza cada tema, el escucha se queda esperando el regreso de Aníbal Troilo, mucho más joven, de lo joven que fuimos, para preguntar por este violinista, “quien lo juna a este chileno”. Hoy es de culto. Uno de los que amó su violín, sin enredarse en los clubes de admiradores, fue quien esto escribe, y este sábado de marzo, al compás de su música, le dedica, con este gastado instrumento del lenguaje castellano y porteño, un rumor de palabras sin música, porque su violín inventó otra forma de decir el tango.


Hernán Oliva: Tristezas del Plata




1 comentario:

  1. Ícono de la ductilidád musicál en su instrumento, artista por fuera de lo convencional en el Jazz y el acento de vibrato en el tango...identidád registrada con solo escucharlo, su arte tan distinto como su vida, solo tuvieron en común el amor por su violín al cual vivió enlazado hasta su muerte...Chapeau

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