jueves, 19 de marzo de 2015

CONCENTRACIÓN Y EXTRANJERIZACIÓN DEL CAPITAL-ANEXO ESTADISTICO, Comisión de Política y Economía Colectivo por la Justicia Social 2015

CONCENTRACIÓN Y EXTRANJERIZACIÓN DEL CAPITAL
Introduccion:
En el presente trabajo se exponen las profundas implicancias que tienen para un proyecto político, económico y social a largo plazo, la concentración, centralización y extranjerización del capital y su incidencia decisiva sobre la apropiación del excedente económico en nuestro país.
Un nuevo escenario internacional emergió después de la implosión del campo comunista ya que el sistema capitalista quedó como único orden social imperante en el planeta. A la vez se consolidó la hegemonía mundial de las corporaciones transnacionales debido al poder económico que concentran. De allí que las mismas constituyan la forma dominante de organización del capital y la principal fuerza dinámica de la economía mundial.
Al evaluar los efectos que genera ese fenómeno sobre nuestra realidad, podemos observar que nuestro país presenta una estructura económica altamente centralizada y extranjerizada (Ver Cuadro 1 del Anexo Estadístico). No obstante, pareciera no percibirse con suficiente claridad las severas consecuencias que esto genera con un margen de maniobra estrecho para el Gobierno.
Tal situación, que trasciende a la Argentina, presenta un incierto panorama para la causa de los pueblos y ante lo cual se plantea la siguiente disyuntiva: opciones políticas antisistema o variantes que impulsan un capitalismo más humano y equitativo. Vale decir, reinventar los caminos hacia la emancipación o “resucitar” una suerte de sociedad de bienestar en el seno del sistema capitalista. Y aquí se instalan dos vías políticas en las que cada una debe resolver sus propios interrogantes en tanto que sus rumbos demandan tiempos y cursos de acción distintos por más que se den momentos de confluencia.
Pero antes de profundizar en la problemática nacional, sintetizaremos aspectos esenciales del orden capitalista que, particularidades aparte, se vinculan a las contradicciones y luchas políticas que se libran en el mundo. Con ese propósito señalamos lo que nos parece más significativo:
• El factor económico es determinante en el orden capitalista y el sostén fundamental de su poder político.
• Lo que impulsa al capitalismo es la obtención de ganancias y la tasa de la ganancia es su parámetro general.
• El proceso de acumulación, históricamente, engendra la concentración y centralización del capital.
• El consumismo es la manifestación económico-social de la realización del capital, o sea, de la venta de las mercancías que produce.
• El capital productivo es el único que crea valor real.
• El valor creado proviene de la explotación del trabajo.
• El capital financiero es multiplicador de ganancias y un formidable motor especulativo que en ese rol distorsiona el funcionamiento económico.
Asimismo, es oportuno exponer cual es el significado de algunos conceptos:
Concentración de capital es la intensificación de las inversiones que la propia empresa realiza reinvirtiendo la ganancia y/o con aporte de recursos financieros externos. En función de su poder económico genera la absorción de otras empresas industriales del mismo ramo.
Centralización del capital es el proceso de asociación, absorción o fusión de capitales, sin importar el carácter de las empresas ni su inserción en el aparato productivo.
Extranjerización de la economía, proceso mediante el cual la propiedad del capital de las empresas radicadas en nuestro país va quedando, ya sea a través de compras como de fusiones, en manos de personas físicas o jurídicas extranjeras, acaparando así la generación de excedentes económicos y la toma de decisiones.
Pasemos ahora a encarar la problemática nacional tomando a nuestro país como caso testigo para lo cual comenzamos con una breve reseña histórica.
Extranjerizacion “La herencia de la Dictadura y del Menemismo”:
La dictadura militar genocida que triunfó en 1976 inauguró un proceso devastador de la riqueza nacional dirigido por su ministro de economía Alfredo Martínez de Hoz, quien impuso la Reforma financiera de 1977. Ésta converge con la apertura en el mercado de bienes y de capitales, porque a partir de allí los productos importados erosionan, vía precios, la producción interna y, mediante la apertura financiera, irrumpe el fenómeno del endeudamiento externo ya no sólo del sector público sino también del sector privado, específicamente de capital oligopólico.
El endeudamiento externo es un factor fundamental para la instalación de la valorización financiera. Para entender esta relación es necesario analizar cómo opera la deuda externa del sector privado y del sector público. Los grupos económicos locales y las empresas transnacionales no se endeudan para realizar inversiones productivas sino para obtener renta mediante colocaciones financieras, en tanto que la tasa de interés interna supere largamente la tasa de interés internacional. Esas utilidades son remitidas al exterior y se reinicia el ciclo. Por eso, en la Argentina, la otra cara de la deuda externa es la fuga de capitales al exterior.
En 1991, bajo la presidencia de Carlos Menem y con Domingo Cavallo como Ministro de Economía, se implementó por ley el Plan de Convertibilidad. Después de la hiperinflación de fines de los años 80, se determinó un tipo de cambio fijo que establecía que un peso sería intercambiable por un dólar. Así el peso argentino se sobrevaluó respecto del dólar que resultaba barato.
Consecuencias: tal política monetaria fue una de las causas de la acelerada desindustrialización de la Argentina durante la década de 1990, en correspondencia con las privatizaciones y el vaciamiento del Estado, dado que los productos importados eran artificialmente baratos mientras los productos argentinos resultaban caros para los extranjeros. Ademas para sostener esa paridad cambiaria Argentina debió recurrir en forma indiscriminada al endeudamiento externo.
Diversas razones explican este largo proceso:
• Participar en mercados que antes estaban a cargo del Estado y que se enajenaron a partir de las privatizaciones de los servicios públicos y de las actividades industriales de extracción y procesamiento de petróleo.
• Regímenes especiales de promoción a la industria automotriz y a la minería.
• La sobrevaluación de la moneda doméstica posibilitó la obtención de una elevada ganancia en dólares gracias a la conversión 1 a 1 de los ingresos generados.
• La vigencia de una legislación sumamente permisiva con el tratamiento del capital extranjero. Absoluta libertad en lo que se refiere a la remisión de utilidades y a la repatriación de capitales.
• En 1993 se modificó la ley de Inversiones Extranjeras, concediendo los mismos derechos y obligaciones a las sociedades extranjeras que a las locales.
• Beneficios ligados con la importación de bienes de capital, con la reducción arancelaria y la adopción de sistemas de promoción (plantas "llave en mano", admisión temporaria, etc.) que facilitaron el uso de la misma red de proveedores que el resto de las filiales de su casa matriz en el mundo.
• La disponibilidad de mano de obra en el país con bajos niveles salariales.
Los voceros del establishment “justifican” ese proceso por un mejor desarrollo tecno-productivo que posibilita producir a mayor escala. A la vez, alegan que cuentan con mayores y más baratas oportunidades de financiamiento. Pero silencian que generan poco valor agregado, que poseen reducidas articulaciones con el resto de la trama económica y que obtienen ganancias extraordinarias debido a sus posiciones monopólicas u oligopólicas. Las empresas extranjeras presentan un margen de beneficio más elevado que el conjunto de la cúpula empresaria. En el 2000, la masa de ganancias promedio de las compañías controladas por socios foráneos fue 1,6 veces superior a la registrada por las asociaciones y 12,7 veces más elevada que las correspondientes a las del ámbito de las locales.
Desde los comienzos del régimen de convertibilidad en 1991, las empresas extranjeras representaban el 22,5 % de las ventas de las 200 mayores empresas de nuestro país y dicha incidencia se elevó hasta el 58,3 % en 2008.
Las empresas manejadas por el capital extranjero, registran un bajo índice de reinversión en el mediano/largo plazo. Se evidencia, en un fuerte incremento de ganancias remitidas al exterior en el mediano y largo plazo, las cuales pasaron de un promedio de U$S 1.686 millones entre 1993 a 2001 a U$S 4.074 millones entre 2002 y 2010 (paso de U$S 633 millones en 2003 a U$S 7.182 millones en 2010). Este aumento se asocia con el proceso de extranjerización en sí mismo, por la resistencia de las corporaciones a reinvertir el capital a pesar de sus elevadas rentabilidades –superiores a los registros de la convertibilidad–. El déficit generado por la remisión de utilidades y dividendos ha tenido un crecimiento notable en los últimos años: pasó de representar el 32 por ciento del superávit comercial en 2005 a más del 50 por ciento en 2010.
También se remiten fondos al exterior sobre-facturando importaciones y sub-facturando las exportaciones. Prácticas dolosas que les permite evadir impuestos en el país y transferir capitales a sus casas matrices.
El capital extranjero no promovió la modernización ni funcionó como un difusor de la innovación tecnológica, dado que los inversores conservaron en sus países de origen, las inversiones en materia de Investigación y Desarrollo y la fabricación de bienes de capital de alto valor agregado que después importaron, ampliando la brecha en materia tecnológica y de productividad respecto a los países desarrollados. Las empresas controladas por inversores foráneos son mucho más importadoras que el resto de las líderes: en 1999, el coeficiente global de importaciones de las primeras es de aproximadamente el 18%, mientras que el de las nacionales es de un 9% y el de las asociaciones alrededor de un 10 %.
El capital que se inyectó en la economía, no se aplicó al aumento de la capacidad de producción y empleo, sino que fue invertido en empresas ya existentes y de ese modo se atentó, indirectamente, contra el futuro de la economía argentina.
¿Que paso después?
Para sostener esa paridad cambiaria Argentina debió recurrir en forma indiscriminada al endeudamiento externo. En 1999 el gobierno De la Rúa decidió sostener la convertibilidad y con ello la necesidad de dólares siguió creciendo. Pero el sobreendeudamiento no se empleó para alcanzar un mayor crecimiento o una mejora en la distribución de la riqueza, sino en beneficio de las minorías que usufructúan su poder económico.
De La Rúa y su ministro José Luis Machinea bajo los auspicios del FMI., lanzaron lo que dieron en llamar el Blindaje. En enero de 2001 Argentina recibiría un crédito por 40.000 millones de dólares para “blindar” su economía de los efectos financieros.
El socorro multimillonario fue diseñado con el objetivo de transmitir seguridad de cobro a los acreedores y fue presentado por el Gobierno como el puntapié inicial para la etapa de crecimiento de la economía. A cambio, el Gobierno se comprometió, entre otras cosas, a recortar las jubilaciones futuras y desregular las obras sociales, medidas ya lanzadas por sendos decretos de necesidad y urgencia.
Consecuencias: el Estado se convertía en un mero pasamanos, ya que ni bien recibía los dólares debía aplicarlos al pago de deudas preexistentes. Las autoridades, por su parte, debían comprometerse a aplicar las clásicas recetas del FMI. Todas estas medidas se enmascaraban bajo tecnicismos tales como “metas fiscales”, “ahorro público”, “racionalización del gasto”, “eficientizar el Estado”, etc. En suma, “achicar” al Estado para beneficiar al gran capital (interno – externo) en la distribución del ingreso nacional y someter la política económica de nuestro país a los dictados del FMI y de sus personeros autóctonos.
A muy corto plazo se puso en evidencia que el Blindaje hacía agua. Y ya con el regreso al Ministerio de Economía de Domingo Cavallo, se propuso otra solución “providencial”, el Mega-Canje.
Con el mismo se pretendía aliviar los pagos de intereses y de capital de la deuda externa argentina, canjeando la deuda por una nueva que permitiera pagar en un plazo mayor. Sin embargo, ese canje iba a tener un costo exorbitante e implicaría seguir incrementando la deuda externa. La propuesta, como no podía ser de otra manera, provenía de un banquero: David Mulford, ex secretario del Tesoro de los Estados Unidos. A primera vista, la operación parecía sencilla y beneficiosa para el país: se canjeaban 46 tipos distintos de bonos de deuda soberana por 5 tipos de bonos, con vencimientos hasta el año 2031. Sin embargo, la operación aumentó la deuda del país en un volumen inimaginable.
Consecuencias: Los grandes Bancos embolsaron 150 millones de dólares en comisiones amen de los 20 millones que cobraría Mulford por su gestión. Sin embargo, los bancos y las AFJPs aportaban al canje títulos por valor total 27.000 millones de dólares para ser canjeados por los nuevos papeles de deuda del país. Pero 20.000 de esos 27.000 millones de dólares ya estaban en la cartera de los bancos y las AFJPs. Por lo tanto, las abultadas comisiones que cobraron fueron por hacer de intermediarios financieros ¡de sí mismos!”
Los resultados del Blindaje y el Mega-Canje fueron contundentes. Antes de embarcarse en estas operaciones hacia finales del año 2000, la deuda externa del país ascendía a los 80.000 millones de dólares. Luego del Mega-Canje, la deuda externa aumentaría hasta los 88.000 millones de dólares y para el año 2003 alcanzaría la friolera de 102.000 millones de dólares.
En síntesis, la política “neoliberal” trajo a nuestro pueblo miseria, exclusión social, desempleo, desindustrialización y estancamiento. Más del 50% de la población en la pobreza y cerca del 40% de ésta en la marginalidad, son cifras que grafican un fenómeno social inédito en Argentina.
El 19 y 20 de diciembre de 2001 detonó la crisis más grande de nuestra historia cuestionando como nunca el sistema partidocrático que en el término de diez días vio desfilar a cinco presidentes. A partir de allí proliferaron múltiples asambleas populares que proponían la democracia directa y renegaban de los partidos políticos. Y esas experiencias que se extendieron más allá del 2002 y que en muchos movimientos subsiste, dejaron una marca importante vinculada a la disyuntiva mencionada en la introducción y que aquí no tratamos pues cae fuera de la temática de este trabajo.
La aparición del kirchnerismo del 2003 en adelante, significó una fisura política que perturbó la hegemonía del bloque de poder dominante y que reconoce distintos momentos y altibajos. Sus gobiernos recuperaron el control de algunos resortes del Estado y desde allí pudieron generar expectativas populares favorables al dotarse de instrumentos político-económicos que le permitieron perturbar, siquiera en parte, los designios del gran capital. Éste se opuso y se opone a cualquier recorte, por mínimo que fuere, que limite sus decisiones y/o que afecte sus intereses.
El kirchnerismo se ha dedicado a la lucha destinada a recuperar para el Estado nacional empresas y resortes político-económicos para la asignación del excedente (léase YPF, Aerolíneas, AFJP, mejoras redistributivas en la población…), lo que ha significado un gran paso contra la hegemonía de los poderes económicos, especialmente extranjeros, para poder llegar a la emancipación del país y lograr una soberanía nacional, no obstante los embates del poder económico hicieron que el fenómeno de la extranjerización de la economía no se detenga, y que hoy se viva un proceso que revive viejos problemas (la recurrente crisis de la balanza de pagos ligada a la caída de las reservas fiscales y la inflación) considerando que gran parte de la inversión extranjera, sobre todo en la última etapa, estuvo asociada con la importación de bienes de capital e insumos, es decir, no se tradujo en incrementos significativos en la producción local de tales bienes. Sin embargo, si menguó fuertemente el crecimiento en la participacion los capitales extranjeros que se venía dando, al bajar la tasa de crecimiento de casi 25 puntos en el 2001 a 6 en el 2005 y baja de 3 puntos en el 2008 (puntos porcentuales de ventas de empresas extranjeras sobre las ventas de las 200 principales del país).
En la actualidad el uso de políticas activas tendientes a regular las operaciones del capital extranjero radicado en el país y referida a la reinversión de capitales, se ve dificultado por las severas restricciones que impone el régimen legal vigente derivado de la Ley de Inversiones Extranjeras sancionada en la última dictadura militar. Además, prevalece el equívoco discurso que plantea “cuanta más inversión, mejor”, sin reparar en los graves impactos estructurales negativos de la Inversión Extranjera Directa (IED).
El proceso de extranjerización no sólo no se revirtió. En los últimos años, la participación de las corporaciones transnacionales en la facturación de la cúpula empresarial se incrementó hasta alcanzar cerca del 60 por ciento (Ver Cuadro 2 del Anexo Estadístico)
Entre la convertibilidad 1993-2001 y la post convertibilidad 2002-2008, las empresas exportadoras que integran la elite empresarial pasaron de efectuar el 63,6% de las exportaciones a efectuar el 74,3%, contribuyendo a la generación de superávit comercial, en tanto que la incidencia de las ventas externas de las firmas extranjeras en las totales del país pasó de un promedio del 41,7% en la etapa 1993-2001 a otro del 57,0% en 2002-2008. Es decir, se da un elevado grado de concentración en las exportaciones de la cúpula empresarial en un número acotado de oligopolios extranjeros, confiriéndole un poder económico decisivo por ser quienes obtienen un alto volumen de divisas.
Una clara manifestación de los condicionamientos que imponen los poderes supranacionales resulta el transparente fallo de la Corte Suprema yanqui que convalidó los intereses de los fondos buitres encabezado por el NML de Paul Singer. Esto no hace más que exhibir la debilidad estructural que supone la dependencia de las relaciones internacionales en tiempos en que la hegemonía mundial político-económica descansa en las grandes Corporaciones de capital y de los Estados Centrales que las representan. Escenario agravado por la preeminencia del capital financiero en el giro de capitales especulativos con escaso o ínfimo soporte productivo. Esto no sólo ha brindado enormes ganancias sino que ha generado monumentales burbujas como la de 2008 que detonó la crisis mundial “epicéntrica” con la caída de Lehman Brothers y subsiguientes quebrantos. Paralelamente, alrededor de 200 paraísos fiscales exhiben cuantiosas finanzas en negro que no podrían existir sin la tácita e hipócrita anuencia de los Estados rectores. Del mismo modo que la “libertad” e irracionalidad del mercado mundial financiero no podría funcionar sin la complicidad de dichos Estados y la participación de las Grandes Corporaciones productivas. Cómo si no las grandes calificadoras de riesgo que contribuyeron pública y notoriamente al estallido de la crisis mundial (aún en tránsito), son las mismas que hoy siguen certificando la capacidad financiera de los países. Por tanto, dictaminando a voluntad sobre tasas y castigos que agobian a amplios sectores sociales de sus poblaciones y en especial a los más débiles.
No se ha revertido significativamente la primarización de nuestra economía. No es casual entonces la extensión de la frontera agrícola impulsada por la sojización del campo expulsando a los campesinos y comunidades indígenas. En convergencia, el uso de los transgénicos y del glifosato en los cultivos agrede a las poblaciones y enriquece a las transnacionales. También la creciente explotación minera a cielo abierto perjudica a las poblaciones rurales por su elevado consumo de agua y el uso contaminante del arsénico. Amen de que los principales beneficios de esas explotaciones se los llevan las multis que exportan los minerales que extraen y los procesan en el exterior. La importancia de los commodities en nuestro comercio exterior es otra muestra de las comentadas limitaciones estructurales que nos aquejan.
La notable extranjerización de la economía argentina está expresando la ostensible debilidad del capital nacional. Es un sector que, ante su incapacidad de competir con el capital extranjero, ha venido desplegando una estrategia que lo ha llevado a resignar porciones importantes de la estructura económica.
En un contexto de repliegue hacia ámbitos productivos ligados al procesamiento de recursos básicos relacionados con la “vieja” pero actualizada inserción en la división internacional del trabajo, tiene en los salarios bajos un dato estructural. Así, en su transnacionalización subordinada, estos sectores han renunciado a encarar un proyecto susceptible de impulsar la reindustrialización basada en el desarrollo y el control de nuevas capacidades productivas.
De allí que se encuentren en las antípodas de lo que constituiría una genuina burguesía nacional.
Final a modo de apertura
Transitamos una difícil etapa en la que los síntomas recesivos favorecen la ofensiva del gran capital (interno, externo) para cerrar la fisura política que, a pesar de sus limitaciones, generó el gobierno actual. El enfrentamiento que sostiene se entremezcla con sus concesiones y prácticas tradicionales donde su conducción piramidal poco tiene que ver con una construcción política desde abajo y realmente participativa. En este sentido brota la pregunta: ¿cómo generar alternativas? Ya no funcionan las viejas recetas ni existen garantías futuras. Luego, este interrogante es más bien un llamado a las tareas colectivas de largo aliento en las que se vaya gestando una praxis que oriente e impulse nuevas políticas emancipatorias. Obvio que existen diversas interpretaciones, pero lo importante es la creatividad y el intercambio de ideas y experiencias dentro del campo del pueblo. Para lo cual debemos despojarnos de sectarismos que sólo favorecen al verdadero enemigo, las minorías hegemónicas que controlan y moldean el orden existente según sus intereses.
Ya en el cierre de este trabajo que invitamos a debatir, recurrimos a una comparación metafórica de los cambios mundiales que hemos vivido: cuarenta años atrás luchábamos por el triunfo del socialismo en nuestro país, en Latinoamérica y en el mundo. Hoy, un vetusto juez local de los EE.UU. puede comprometer nuestra soberanía nacional con vistas a imponer los peores intereses del imperio. Sin embargo algo ha cambiado, en contraste con las “relaciones carnales” del dúo Di Tella-Menem, el gobierno está librando una batalla jurídico política contra el “imperio buitre”.
Ahora bien, si retomamos la metáfora desde otro lugar, resulta un acicate para promover nuevos rumbos hacia la emancipación política, económica y social de nuestros pueblos. Y frente a los desafíos que ello supone, emergen numerosas experiencias que brotan del seno de la sociedad. Van desde grandes puebladas hasta niveles micro que aportan sus prácticas e ideas como ocurre con nuestro colectivo. Además, emerge una pluralidad de sujetos que enriquecen la vieja polaridad proletariado-burguesía. Todo lo cual abre perspectivas que incitan a la reflexión y a gestar nuevas construcciones políticas.

Comisión de Política y Economía
Colectivo por la Justicia Social
2015

ANEXO ESTADÍSTICO:
Cuadro 1
Argentina. Evolución de la participación de las exportaciones de la cúpula empresaria* en las exportaciones totales del país 1993-2008 (millones de dólares corrientes y porcentajes)

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Exportaciones Exportaciones Relación
Capital (I) Totales (II) (I) / (II)

----------------------------------------------------------------------------------------

1993 7.719,6 13.117,8 58,8
1994 8.686,6 15.839,2 54,8
1995 12.079,5 20.963,1 57,6
1996 14.815,8 23.810,7 62,2
1997 16.440,2 26.430,9 62,2
1998 17.217,5 26.441,0 65,1
1999 16.374,9 23.332,7 70,2
2000 18.079,8 26.341,0 68,6
2001 17.042,3 26.610,1 64,0
2002 18.531,0 25.650,6 72,2
2003 22.861,0 29.484,1 77,5
2004 26.042,6 34.575,7 75,3
2005 31.626,0 40.386,8 78,3
2006 34.559,4 46.456,4 74,4
2007 38.047,1 55.779,6 68,2
2008 52.010,4 70.043,9 74,3
--------------------------------------------------------------------------------------------------

* Por su inserción sectorial, no todas las empresas del panel de las 200 de mayor facturación realizan exportaciones.
Por ejemplo, en 1993 un total de 112 firmas efectuó ventas al exterior, en 2001 fueron 109, mientras que en 2008 fueron 111.
Fuente: elaborac. propia con base en informac. del Área de Economía y Tecnología de Flacso y del Indec (en “Concentración y extranjerización de la …” de Aspiazu, Manzanelli y Schorr.)

Cuadro 2
Argentina. Cantidad de empresas y participación porcentual en las ventas agregadas de los distintos tipos de empresa en la cúpula empresaria*, 1991-2008
(Valores absolutos y porcentajes)

1991 1995 2001 2005 2008
_________________________________________________________________

Cant. % Cant. % Cant. % Cant. % Camt. %

Emp. ventas Emp. ventas Emp. ventas Emp. ventas Emp. ventas
____________________________________________________________________________________

Estatal……………. 19 28,9 5 3,3 1 1,6 4 1,5 7 2,3

Privada nacional…. 105 34,6 94 37,1 59 25,3 57 23,2 53 23,5

Extranjera………. . 56 22,5 56 27,8 92 55,1 106 61,5 117 58,3

Asociaciones……. . 20 14,0 45 31,8 48 18,0 33 13,8 23 15,9

Total………………. 200 100,0 200 100,0 200 100,0 200 100,0 200 100,0

* Se trata de las 200 empresas más grandes del país (según sus montos de ventas anuales).
Fuente: elaboración propia con base en información del Área de Economía y Tecnología de la Flacso. (Ibid. de Aspiazu, Manzanelli y Schorr)







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