martes, 15 de enero de 2019

CHINA Y EL SOCIALISMO DE LA HUMANIDAD, Por Heinz Dieterich para Vagos y Vagas Peronistas


1. El milagro chino y el Socialismo del Siglo 21 

En un trascendental discurso del presidente chino Xi Jinping sobre el 40º aniversario de la política de “reforma y apertura” (1978), los pro-capitalistas nacionales y globales recibieron un balde de agua fría. La transición del Partido Comunista de China (PCCh) hacia el capitalismo y la democracia liberal burguesa --tan deseada por Occidente-- no se va a dar, dijo el Presidente. Xi Jinping, junto con Vladimir Putin el hombre de Estado más brillante de la sociedad global, reafirmó con toda razón, que el extraordinario desarrollo del país se debe al liderazgo unido y centralizado del PCCh. La política del partido fue “totalmente correcta” en esas últimas décadas declaró el líder y aseveró, que el Partido seguirá siendo el garante de la seguridad y prosperidad del país en el futuro. Enfatizó que la hegemonía del PCCh en “todas las tareas” no está en cuestión y que los principios del Marxismo-Leninismo son el patrón científico-político conductor para crear "un gran país socialista moderno que sea próspero, fuerte, democrático, avanzado culturalmente, armonioso y hermoso", para mediados del siglo XXI. Aunque no lo dijo, es obvio, que este Socialismo del Siglo 21 implica, en una fase posterior, la evolución nacional --y probablemente mundial-- hacia la democracia participativa del comunismo digital. En la oscuridad de la Fase Superior del Capitalismo del Siglo 21 que estamos viviendo, se volvió a encender la luz de una civilización alternativa para la humanidad. 



2. Economía mixta e idiotez neoliberal 

Ante el espanto de los neoliberales urbi et orbi (globales), el presidente se permitió citar al cofundar del socialismo científico-político Friedrich Engels y aseveró que la economía mixta de China mantendrá su configuración bicéfala actual. Pero, siempre bajo la hegemonía macroeconómica del Estado y del Partido y con la prioridad de las empresas públicas (SOE). Esta afirmación es de particular importancia estratégica. Porque el transcendental acierto de la “apertura y reforma” de Deng Hsiao Ping fue, que --ante el agotamiento del modelo desarrollista de Mao-- descartó las simplistas recetas neoliberales antisoviéticas de Ludwig von Mises y de los Chicago Boys, para adoptar el paradigma de la Nueva Economía Política de Lenin (NEP). Por intuición o conocimiento, Deng entendió, que la estrategia de desarrollo óptima en economías subdesarrolladas o en transición hacia el socialismo no podía ser “la mano invisible” de Adam Smith: las tasas de ganancia, operadas mediante precios de mercado y sin intervención directa del Estado. Entendió, que sin la mano visible del Estado, the invisible hand del mercado quedaría manco. 



3. China e India 

Los precios de mercado son el sistema operativo básico para maximizar las tasas de ganancia de los agentes económicos más fuertes; lo que no es lo mismo que la optimización de la asignación de los recursos (resource allocation) en beneficio de las mayorías. Sólo un ignorante o un manipulador puede confundir los dos aspectos. Un simple ejemplo demuestra por qué. En India hay alrededor de mil millones de teléfonos celulares, pero 300 millones de sus habitantes viven sin agua, electricidad y sanitarios. ¿A alguna persona con cerebro y ética le parecería óptima esa distribución de recursos? De ahí, que el Partido Comunista asimiló al fin de la era de Mao, lo que Oliver Cromwell, Friedrich List y Vladimir Lenin habían aceptado como verdad histórica en su momento: que el capital privado puede jugar un papel positivo en el desarrollo económico, siempre que actúa bajo la macro-coordinación del Estado. Esta combinación no sólo representa el óptimo sendero de desarrollo en ciertas épocas económicas, sino que es también la única constelación democrática posible: un poder fáctico particular aporta un vector evolutivo importante, pero la voluntad general del pueblo, que se expresa en el Estado, debe trazar las líneas de evolución del macrosistema. 



4. Defensa de la soberanía nacional 

La defensa de la soberanía nacional e integridad territorial de China fue recalcada como un axioma no negociable con el imperialismo occidental. En palabras de Xi: "Nadie puede dictar a China lo que debe hacer", ni en su desarrollo endógeno, ni en su política exterior. De ahí, que los programas contra la contaminación, contra la pobreza y su superestructura política no están a discusión. Habiendo liberado a 740 millones de personas del flagelo de la pobreza; habiendo expandido el Producto Interno Bruto de alrededor de 150 billones de dólares al inicio de la “reforma y apertura”, a alrededor de 14 trillones actualmente (en nomenclatura inglesa); elevando el PIB per cápita de los años cincuenta, desde unos 54 dólares a alrededor de 10,000 dólares actuales; convirtiéndose junto con Europa, Japón, Rusia y Estados Unidos en una de las grandes potencias científicas y líder mundial en intellectual property filings en 2017, y teniendo superioridad militar hipersónica frente a Washington, le da autoridad mundial, política y social al PCCh y su sector hegemónico, hablar con la autoridad con la cual habló Xi. 



5. Política exterior – Tercera Guerra Mundial 

Y lo mismo es válido para la política exterior. China reclama su lugar adecuado en la gobernanza del nuevo sistema multipolar, pero sin procurar volverse hegemónico, como el imperialismo anglosajón ha sido desde el colapso de la Unión Soviética. Para nadie que está informado sobre la situación geopolítica del mundo actual, es un secreto, que la Tercera Guerra Mundial comenzará en Europa Oriental (Ucrania), en Medio Oriente (Siria, Irak, Irán) o en el Estrecho de Taiwán. Si esa conflagración estalla, no será por afanes de expansión y dominación de China o Rusia, sino del centro imperialista occidental Washington-Londres-Tel Aviv. 



6. Putin, Xi y el futuro de la humanidad 

Putin y Xi, líderes de dos de los tres Estados más poderosos de la historia, están abriendo de nuevo el sendero evolutivo multi-opcional de la humanidad para el Siglo 21, rompiendo la vía unidimensional impuesta por el Consenso de Washington, la dictadura del dólar y la tiranía de la OTAN. Dos hombres, que se socializaron en las condiciones de pobreza y privación de la postguerra mundial y de la Revolución Cultural de Mao, y que no han olvidado que todo proyecto de conducción nacional requiere cumplir con un imperativo moral: proteger la calidad material y cultural de vida de sus ciudadanos. 

Si Putin dice, que la restauración del Socialismo del Siglo 20 en la patria de Lenin es imposible, tiene obviamente razón. Pero, Putin es demasiado inteligente para pensar, que el capitalismo sea la última forma de evolución social de la humanidad. No es un opinador limitado del imperialismo occidental, como Francis Fukuyama o Samuel Huntington. Es un protagonista histórico de alto nivel, que sabe, que la agenda de la historia se ha abierto para la civilización transcapitalista del Siglo 21. Por razones geopolíticas e internas, no puede afirmar públicamente, como Xi, que el futuro de Rusia sea la sociedad post-burguesa. 



7. Hermenéutica del Futuro 

Marx y Engels, que entendieron la hermenéutica de la lucha de clases, están en algún lugar del más allá, brindando por esos dos extraordinarios demiurgos del Siglo 21.

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