martes, 27 de marzo de 2018

LOS DESAFÍOS AL PERONISMO, Por Ricardo Rouvier para Vagos y Vagas Peronistas

"El panperonismo -dice Rouvier- está nuevamente ante el desafío de la historia y tiene diferentes senderos que tomar. Algunos presentan sus peligros, pero si se quedara detenido en la melancolía, en la remembranza de un tiempo pasado, sobrevivirá en una larga agonía. Se trata de que el peronismo recupere su condición de construir estructuras de relación social y cultural y no ser un activista del coyunturalismo. Un peronismo que recupere su voluntad planificadora como la tuvo hace muchos años. Un peronismo para toda la Nación y no para minorías activas". 


El peronismo atraviesa una crisis, una más de las varias que tuvo del ´55 a la fecha. Pero todo indica que ésta es la más profunda y por eso algunos ensayistas, progresistas y no progresistas, profetizan su muerte. 

Este estado de crisis que transita subterráneamente desde hace mucho, sale a la superficie en las competencias electorales. El peronismo, de la mano del kirchnerismo ha tenido varias derrotas sucesivas en los últimos años, en el que se combinaron diversos errores propios que colaboraron con la victoria del macrismo. 

La derrota de los ´70, la renovación cafierista, Menem, y la aparición de Néstor Kirchner significaron diversos mojones de la dinámica peronista, con contradicciones, con gloria y con martirio. En cada momento la lucha interna estuvo presente, a veces como comedia, a veces como tragedia. En esta última etapa llegó Néstor al gobierno con una nueva versión del peronismo, que generó una movida interna, pero sorda, sobre la cual aún no se ha debatido suficientemente. La febril búsqueda del poder general del Estado o del micropoder del barrio, han ocupado toda la energía militante y evitaron una reflexión sobre lo que pasaba. El peronismo siempre fue acción permanente más que pausa reflexiva, práctica transformadora hacia el cielo o hacia el infierno. 

Salvando distancias, el breve gobierno de Cámpora también marcó una diferencia interna dentro del panperonismo, con las cargas de la época. Aún hoy, ese segmento de historia dentro de la historia, no ha sido resuelto y sus heridas están negadas pero abiertas. En el camporismo se empalmaba la epopeya de la resistencia y la aparición de un nuevo actor (progresista o de izquierda) con la Actualización Doctrinaria y la guerra fría. El nombre de Cámpora nos pone de cara, lo queramos o no, al ejercicio de la exclusión o continuación de Perón. 

El kirchnerismo se fundamentó en ese recorte sin tocar al padre fundador. Se enganchó el período del 2003/2015, consciente o inconscientemente, como un intento de completar lo que no se completó en los ´70, o reconvertir la derrota sufrida. ¨No nos han vencido” es una expresión reiterada que prueba lo que decimos. 

Mientras otro peronismo, el de los gobernadores, hacía seguidismo de los Kirchner sin coincidir y gozaba de la asistencia de los recursos de la hacienda pública, recursos que hoy son instrumento de la presión que ejerce Macri sobre las provincias. Esa discrepancia encubierta durante los gobiernos de Cristina F. de Kirchner, se fue ensanchando, por acción u omisión de las partes. 

El desafío, que ha resucitado en el peronismo en estos 70 años de existencia en varias ocasiones, tiene que ver con un aspecto epocal que está en cuestión y que se le enfrenta. Nació en el siglo pasado, más precisamente a mitad del siglo XX, época que fue el escenario de la creación y defunción de grandes relatos y experiencias políticas, con grandes estímulos ideológicos como el falangismo, el fascismo, el socialismo, el marxismo, y la heterodoxia de un tercer mundo que también emergió y murió en dicho siglo. Entonces más allá de los nombres de los dirigentes peronistas, kirchneristas , progresistas, de las luchas internas, de los polos de concentración del Peronismo Federal por un lado y del kirchnerismo por el otro; la cuestión central hoy es respecto a los escenarios -mundial, regional y local- en que nos encontramos; hoy en día ¿el peronismo tiene lugar?; y si tiene lugar ¿cuál es su lugar, su perfil en el siglo XXI?. 

No sabemos si el peronismo ha muerto o no; o si por peronismo se refieren al peronismo institucional como el PJ . Pero lo que sí continúa vivo es la identificación de millones de argentinos a ser y sentirse peronistas; y eso significa un grupo de valores vinculados a la historia de la lucha por la igualdad, la eliminación de la pobreza estructural y la autonomía nacional. 

Sí, es oportuno advertir, respecto al agónico PJ, que los estudios sociales de opinión, van mostrando un decrecimiento constante a medida que pasan los años, sobre todo en las nuevas generaciones. La presencia de jóvenes militantes en las agrupaciones puede generar una proyección cuantitativa equivocada sobre el total de la juventud en el país. 

Pero ese primer desafío de buscar su lugar en el mundo, y que se extiende a lo regional y a lo local, tiene una condición necesaria, tener una conducción nacional. Conducción que no puede ser reemplazada por liderazgos vigorosos pero parciales, que además no aseguran la llegada al poder en el 2019. Cuando distinguimos conducción de liderazgo, es porque valorizamos la construcción con dirigentes y organizaciones. La apertura a efectuar el tejido del frente social y político. El líder puede ser pasivo al recostarse sobre su carisma, en cambio el conductor debe administrar las diferencias, pero activar la edificación. 

Es indiscutible que el peronismo inauguró la historia contemporánea argentina; desde su nacimiento marcó la aparición de la etapa actual de nuestra historia. Construyó una época, avanzó sobre los modos y hábitos de la sociedad. Muchos se sorprenderían si se ocuparan de observar cuántas huellas peronistas hay en la realidad argentina, gobierne Menem, gobierne Cristina o gobierne Macri. El peronismo terminó con el régimen conservador y comenzó una etapa en la cual lo social y la industrialización, de la mano del Estado, iban a ser protagonistas. Se reconfiguraron formas orgánicas de los sectores populares al impulsarse la producción nacional que involucró una pujante industria liviana y la organización sindical. Hoy, nuestro país no tiene una política industrial y la sustitución de importaciones está paralizada. 

El panperonismo está nuevamente ante el desafío de la historia y tiene diferentes senderos que tomar. Algunos presentan sus peligros, pero si se quedara detenido en la melancolía, en la remembranza de un tiempo pasado, sobrevivirá en una larga agonía. Se trata de que el peronismo recupere su condición de construir estructuras de relación social y cultural y no ser un activista del coyunturalismo. Un peronismo que recupere su voluntad planificadora como la tuvo hace muchos años. Un peronismo para toda la Nación y no para minorías activas. 

El objetivo de corto plazo para el 2019 es claro: volver al gobierno lo antes posible, pero el panperonismo debe unirse. 

Los peligros marcan costados inconvenientes: la posibilidad de un peronismo macrista, por un lado, y por el otro un peronismo de izquierda testimonial. Hay un divorcio entre los polos existentes: el federal y el kirchnerista que parece irreductible. Si es realmente irreductible, la posibilidad de continuidad de Cambiemos está asegurada. 

Aunque a decir verdad, como todos sabemos, la economía nacional marcha hacia un choque inevitable de consecuencias impredecibles. Este es el rumbo del viaje que indica fatalmente la cartografía oficial o no oficial. Es decir, el problema no es sólo del peronismo, sino que el oficialismo tiene lo suyo. La suma de ambas carencias constituye un problema para la Patria; porque lo que está en peligro es la Patria y la dirigencia es la responsable, o por conducir el barco o por no hacer lo suficiente para acceder al timón. 





2 comentarios:

  1. ¡Excelente artículo del compañero Ricardo Rouvier! Destaco la necesidad de organizar un peronismo para todo el país, y con voluntad planificadora. Esto último, la planificación, se enmarca dentro de lo estratégico, visión que ha perdido muchísimo inclusive estos últimos doce años donde se profundizó la táctica de contestar el golpe, de apagar incendios -sobre todo Cristina-; pero la voluntad planificadora implica una cosmovisión del pasado, del presente y del futuro inmediato y a largo plazo. Un plan de desarrollo industrial efectivo hay que hacer cueste lo que cueste y caiga quien caiga en el futuro gobierno popular, pero ya hay que elaborar. Ese plan tiene que tener perspectiva latinoamericana conteste con el "estado continental industrial". También el plan "Elma XXI". Que tiene la visión de construir una empresa de transporte polimodal que proyecte transporte marítimo, aéreo, ferroviario y automotor, que integre el país. El proyecto prevé las fuente de financiamiento. Allí hay desarrollar tecnología de última generación, sin desaprovechar la básica y especial. Otro punto del artículo que me pareció muy bueno es la diferencia entre el líder y conductor. Esto último es lo que falta, alguien que administre las diferencias y provea a la edificación. Para el debate.

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  2. Un excelente análisis desde lo teórico, en la practica nada va a cambiar, se repetirá lo de las ultima décadas, esto seguirá hasta que no haya mas plata prestada, se volverán a quedar los bancos con la plata de la clase media, ( porque los otros no la tienen en los bancos de acá) se ira el gobierno anticipadamente, en este periodo o en el próximo seguramente, y vendrá nuevamente algún desconocido que encamine el país como lo hizo Nestor Kirschner, hasta que la clase media crezca nuevamente y la historia se repita.

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