domingo, 21 de junio de 2015

LA QUIMERA DEL AUTOMÓVIL CLUB ARGENTINO, POR CLAUDIO JAVIER CASTELLI


En el último piso, del edificio de Libertador y Tagle, en los años cincuenta, funcionaba un salón bailable donde la orquesta de tangos, de Osvaldo Fresedo, tuvo auge, por la cadencia de su elegancia; una orquesta con porte antiguo, de vientos modernos, pero que nunca cambiaron.

Las grabaciones de la orquesta, con Roberto Ray en los años 30, son de colección, la voz aguda y penetrante de Ray, en "Isla de Capri", "Vida mía", o "Pampero". 

En "Vida mía" parece detenerse el tiempo, y quien esto escribe, más algún lector desprevenido, ingresan a un salón de la década, con los cabellos blancos dolidos por la analepsis, y un Osvaldo Fresedo juvenil, y enseñoreado, bebe una moderada copa de alcohol, los integrantes de la orquesta ensayan los primeros acordes, sin coordinación, cada uno para comprobar la afinación de su instrumento, pero no sorprenden las exageradas conversaciones de los habitués, entonces, Fresedo inclina el brazo, con el último sorbo, cruza el salón y toma su bandoneón, el ensayo de la orquesta termina, como el director, en la recordada película de Fellini, organiza el caos y comienza la interpretación, muchos salen a bailar, el humo también se detiene al compás de la música, un bailarín se distingue por su prestancia, y Roberto Ray canta "y así ahogar mi soledad". 

Ambos regresamos al Siglo XXI, aquí me encuentro en la madrugada de un sábado, con los auriculares puestos,escuchando a Roberto Ray, intepretar "Vida mía", con la misma orquesta, la versión es de 1933, la letra de Emilio Fresedo, y la música de Osvaldo Fresedo, en la foto de la tapa del compact, esta Osvaldo, canoso, ya no recordaba esa noche, y no había visto la película de Fellini, aunque murió en 1984; "Ensayo de Orquesta", es de 1979. Fresedo vivió una época que lo representó a él mismo, y a su propia generación, que había nacido a fines del Siglo XIX, principios del XX.


He escuchado al canillita de la esquina, de mi trabajo, decir que Osvaldo Fresedo era un "pituco", y tocaba para "pitucos", sin embargo, él lo amaba.

Lo invité, si lo invité a oirlo interpretar en el mismo lugar, en el último piso, del edificio de Libertador y Tagle. 

Imaginé muchas veces ese homenaje, de organizarnos varios tangueros, con un equipo de música, y una caterva de compact de Fresedo, sobre todo aquellos, con la voz abolerada de Héctor Pacheco, todos de riguroso traje, las mujeres, con vestidos para casamientos, y dirigirnos hasta el Automóvil Club Argentino, a las 2:00 de la madrugada de un sábado, tocar el timbre del último piso, y encender el equipo de música, a toda voz, y bailar en la vereda "Vida mía", en la versión de los cincuenta, después que Fresedo hiciera el contrapunto con las orquestas de Troilo, Caló, etc.; entonces, la voz de Héctor Pacheco cantará para un reducido grupo, la quimera del Automóvil Club Argentino.


https://www.youtube.com/watch?v=EUTsgh6_RKc
Osvaldo Fresedo, Héctor Pacheco: Vida mía

https://www.youtube.com/watch?v=Xk5DCf7X5IQ
Osvaldo Fresedo, Roberto Ray: Vida mía

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