jueves, 19 de julio de 2018

EL GRITO...CONTRA LA OPRESIÓN, Por Jorge Luis Cerletti para Vagos y Vagas Peronistas



“El Grito”, una de las grandes obras de arte de la historia, se debe al pintor expresionista noruego Edvard Munch quien la creó en1893. La persona que lo representa, puede ser hombre o mujer, sintetiza el horror y la angustia. Dos sentimientos enclavados en el género humano derivados de las diversas formas de opresión consumadas a lo largo de la historia. Téngase en cuenta que el cuadro fue realizado más de dos décadas antes de las guerras mundiales que asolaron el planeta multiplicando los horrores… 

Tomemos esquemáticamente a nuestro país como testimonio de la opresión ejercida por las minorías dueñas del poder. Durante el período Colonial se emplearon distintos elementos de tortura que la Asamblea del año 13 suprimió. A posteriori, el sometimiento ejercido por las oligarquías nativas, parasitarias y fraudulentas, prevalecieron en el tiempo a pesar de la emergencia de algunos gobiernos populares. Yendo hacia el presente, el triunfo de Perón en las elecciones de 1946 inauguró un período de importantes logros populares que catapultaron a su movimiento a un sostenido primer plano. Durante su segundo mandato, el 16 de junio de 1955, se produjo el bombardeo y la matanza de más de 300 civiles inocentes en Plaza de Mayo. A los tres meses derrocaron el 2º gobierno de Perón y a partir de este golpe, predominaron netamente las dictaduras que culminaron con la última que produjo treinta mil desaparecidos. 

Actualmente, se dio el triunfo de Macri cuyo gobierno lleva más de dos años y medio. La mentirosa legitimidad electoral se basó en un premeditado discurso de falsas promesas. Y éstas derivaron en el engendro impresentable de la Democracia que protagonizan. Fenómeno que refuerza la pregunta sobre la naturaleza de la “democracia” realmente existente… 

Los gritos del silencio y de los que se hacen escuchar… 

Referente al silencio, basta con ver la cantidad de personas en situación de calle durmiendo enrolladas en frazadas en las veredas, nada menos que en Buenos Aires, la ciudad más rica del país. Triste espectáculo y muestra simbólica del abandono de un creciente y vasto sector de la población arrojado a la marginalidad por este gobierno de ricos disfrazados de “salvadores de la patria”. Claro, lo que en realidad salvan son sus negocios, los “legales” y los espurios. En tanto que el “acuerdo” con el FMI redobla su apuesta “Pro” sometimiento popular que se acopla con semejante “auxilio” que hipoteca nuestra soberanía descaradamente. 

Si consideramos las tres consignas del peronismo histórico y las transformamos asimiladas a la política de estos “patriotas”, obtendríamos: Independencia Económica para los negocios del gran capital, Soberanía Política bajo el patronazgo del FMI y Justicia Social para explotar libremente sin que se note… 

No obstante el retroceso vivido, se hacen escuchar las resistencias populares a través de variadas expresiones. Se destacan las múltiples manifestaciones que ganaron las calles (1) para oponerse al cúmulo de medidas favorables a los sectores minoritarios dueños del poder. La suma de esas manifestaciones da millones de personas movilizadas en contra de los designios del gobierno. 

Las calles reflejan el mejor testimonio del potencial de las resistencias. No es común la magnitud ni la frecuencia de las concentraciones diversas que se vienen dando. Implican características sustantivas: la participación popular multitudinaria, su visibilidad y peso político y la originalidad de dichas resistencias. Y como notable exponente se destaca la lucha feminista por la legalización del aborto. Simbólicamente, los emblemáticos “pañuelos verdes” fueron los estandartes de la gran manifestación que, a su vez, originó casi 24 hs. de vigilia frente al Congreso. La votación favorable en la Cámara de Diputados que indujeron, devino un imborrable triunfo histórico. 

En cambio, la huelga general de la CGT, concretada el 25 de junio, presenta distintos aspectos para evaluarla. En primer lugar, su masividad reflejó el malestar social que se vive en el país gracias a los “buenos oficios” del gobierno. Pero a partir de esto, surgen diferentes contradicciones y miserias. A la pobreza de la conducción triunvira, se suma el falaz consentimiento de los sectores que sostienen distintos niveles de conciliación con el gobierno. Tal escenario pone de manifiesto la declinación de la combatividad de buena parte del espectro sindical frente a un gobierno que ataca sus legítimas conquistas. 

Si uno mira hacia el pasado y compara la actualidad con el ayer, surgen profundas diferencias. Retrotrayéndonos y apuntando al movimiento obrero, basta apreciar la combatividad de la CGT de los Argentinos, o fenómenos de luchas como el Cordobazo, el Rosariazo, etc.etc. Es como que la dictadura genocida de Videla y Cia. generó un agujero negro en la historia de nuestro país. Y si bien el kirchnerismo abrió cierta luminosidad, no pudo horadar la noche. 

Ahora bien, debemos considerar que enfrentamos un período signado por circunstancias y desafíos varios. Aún debemos digerir el inesperado triunfo de este gobierno reaccionario y sus calamitosas consecuencias. Mas, como ya señalamos, la fuerza de la participación popular que ganó las calles desde hace varios meses, testimonia el avance de las múltiples resistencias existentes. Luego, el grito contra la opresión demanda encarnarse en nuevas ideas que busquen articular esfuerzos e iniciativas para pasar de las resistencias a la gestación de alternativas superadoras del estancamiento actual. 

El Grito en busca de nuevas alternativas… 

El gobierno es fiel a los fines que se propone aunque ande a los tumbos en su consecución. Ignoramos cuánto se profundizarán la desigualdad y las injusticias que hoy se hacen sentir con fuerza. Del enemigo nada podemos esperar salvo que las luchas lo arrinconen y lo derroten o que sucumba ante una crisis auto generada. Las luchas estimulan la creatividad y para desarrollarla debemos reconocer y superar nuestras falencias y limitaciones. 

Esa actitud es tan imprescindible como sumamente ardua y su abordaje político debe encarar dos niveles problemáticos, el corto y el largo plazo. La mayor dificultad emerge de su necesaria interrelación. Tarea que nos convoca. 

El nivel inmediato es el de las luchas concretas del presente. En ese terreno son determinantes las relaciones capitalistas internas e internacionales que agigantan las demandas y acotan las posibilidades. Mientras que en el segundo nivel se enfoca la ruptura, vale decir, la oposición al capitalismo impulsando la emancipación. Y cuando en esas dos posturas prevalece el rechazo mutuo, antes o después, se debilitan o sucumben. Mejorar radicalmente las condiciones de vida de las mayorías oprimidas sin cambiar el sistema, hace agua frente al poder del gran capital. Aislarse en pos de la emancipación desvalorizando las condiciones existentes, es actuar como si se estuviera en el futuro y quedarse girando en vacío. 

Si tal planteo es válido, la política a desarrollar converge hacia la articulación entre el corto y el largo plazo. Quedaría así definida la necesidad de concretar esa interrelación a fin de promover nuevas ideas que deben encarnarse en sus respectivas prácticas. En tanto que la sumatoria de interrogantes y el poder de lo que se enfrenta, tornan indispensable la participación colectiva. Y para avanzar en ese sentido debe superarse la influencia negativa del sectarismo. 

Para aclarar ideas abordemos un caso concreto de la problemática nacional en nuestro país. Las políticas que plantean la independencia y la soberanía nacional necesitan respaldarse en el control del Estado. El kirchnerismo resultó un ejemplo válido si se aprecia lo actuado en sus tres gobiernos que en buena medida lograron el control del Estado. Desarrollaron una política favorable a la causa popular con roces y contradicciones respecto del poder concentrado del gran capital que, a su vez, mantuvo sus posiciones de privilegio. Después triunfó el Gobierno de Macri que unificó dicho poder con el control del Estado, de la Justicia, y el apoyo de los grandes medios, cartón lleno… 

Arrancarle algunas concesiones a los dueños del poder real no significa encaminarse a derrotarlos. La ausencia de una concepción estratégica que incluya la emancipación constituye un vacío de su política. Empero, esa carencia es propia de la política realmente existente y una manifestación de la época que vivimos. Un mundo hegemonizado por las grandes corporaciones, o sea, el capitalismo de la llamada “globalización”. 

Semejante realidad que nos agobia, demanda la articulación entre lo inmediato y lo mediato en la búsqueda de nuevas alternativas. Porque en la medida en que éstas no se crean, las luchas contra la dominación tienden a encerrarse en un círculo vicioso donde rige el individualismo anti solidario. La correspondiente subjetividad está conformada por el dinero, el egoísmo y el exitismo más desenfrenado. Entonces, bajo el imperio del capitalismo, subsistirán esas características invariables inherentes a su naturaleza. 

Ese cuadro presenta, mínimamente, dos grandes interrogantes, más allá de los que se quieran. ¿Por qué se ha impuesto el capitalismo de modo avasallante en el planeta? ¿Cuáles debieran ser los lineamientos de construcción política de nuevas alternativas superadoras de tal realidad? 

Acerca de la primer pregunta, cabe una muy sucinta respuesta. La potencia del desarrollo económico, base de su poder, comparado con lo producido en cualquier otro orden social del pasado. Potencia asociada a sus valores negativos impuestos como patrones de conducta. Ergo, la acumulación de riqueza por cualquier medio resultó el fin principal que se generó en la sociedad. 

La segunda pregunta recae sobre nosotros y porta un cúmulo de interrogantes. Por lo tanto, retomamos el planteo expuesto para esbozar la situación actual. 

En el corto plazo aparecen las elecciones de 2019 sobre la que apuntaremos algunas cuestiones que nos parecen importantes. Si gana el macrismo, aumentarían las desdichas de amplios sectores populares y a la vez seguirían hipotecando el futuro nacional. Para enfrentar semejante perspectiva se propone la unidad. Y ésta aparece como una eventual salida que reúne dos aspectos interrelacionados: debilidad y necesidad. 

La debilidad induce la necesidad que en este caso incorpora al oportunismo de distinto pelaje que puebla la política realmente existente. Y cuando se apela al peronismo, no debemos olvidar que su abanico político va de la derecha hasta la izquierda. Espectro que incluye a variados personajes duchos en volteretas y reconversiones. Así, el rico legado histórico del peronismo tiende a convertirse en una etiqueta electoral útil para los designios de cualquier oportunista. 

Lo señalado no niega la existencia de numerosos partidarios fieles a dicho legado. En ese sentido, en los últimos tiempos lo más significativo desde lo partidario, ha sido el kirchnerismo cuyos alcances ya mencionamos. Y si no se desea que una eventual victoria sobre la derecha devenga un futuro fracaso, la unidad no tiene que resultar una mezcolanza de intereses. No quedarse atrapados por la inmediatez que “no deja ver el bosque”. Y aquí es útil el ejemplo de la paciente construcción política de AMLO que lo llevó a su victoria electoral. Es el preanuncio del resurgimiento en México de sus mejores tradiciones. Asimismo, trajo aparejada la reapertura de una nueva esperanza para Latinoamérica. 

En suma, es preciso ir creando nuevas alternativas basadas en una participación real con una militancia abierta a la sociedad. Y que esa construcción política no resulte el trampolín para que unos pocos manejan el destino de los muchos… Claro está que lo dicho implica un largo proceso y que el 19 es una instancia casi inmediata que debe inscribirse en la problemática nacional y sus perspectivas. Pero si no construimos alternativas superadoras estaremos siempre sujetos al nudo corredizo de la inmediatez. Lo cual vuelve a exigir la articulación con lo mediato y el debate de ideas en busca de nuevas alternativas.---- 

Jorge Luis Cerletti -- (17de julio de 2018) 

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(1) ”…intensas movilizaciones del 14 y 18 de diciembre (frente al Congreso contra la quita a los jubilados, ambas dispersadas mediante represión), 21 de febrero (masivo acto de las dos CTA, la Corriente Federal y el moyanismo), 8 de marzo (paro internacional y marcha de las mujeres), 23 de mayo (marcha federal docente), 25 de mayo (La patria está en peligro), 1º de junio (marcha federal de los movimientos sociales), el 13 y el 14 de junio (marea verde por la despenalización del aborto)…” [Reseña en Página 12 del 9/7/18, ver pág.5]. A lo que debe sumarse la concentración en el día de la Independencia (“La patria no se rinde”).

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