lunes, 3 de octubre de 2016

EXPLOTACIÓN Y DOMINACIÓN, DE ESO NO SE HABLA, Por Jorge Luis Cerletti, para Vagos Peronistas



Jorge Luis Cerletti



En este nuevo texto, Cerletti, insiste en puntualizar aspectos nodales de las luchas por la liberación en el Siglo XX, que hoy permanecen fuera de la discusión cotidiana de la política: la explotación y la dominación; pero explica sus causas, fruto de la hegemonía global del capitalismo y la colonización de las subjetividades, así como las nuevas relaciones del capital/trabajo, con el despliegue del “cognitariado”, y su precarización, y la debilidad de la democracia liberal, como lo demuestran los golpes de estado: en Honduras, Paraguay, y Brasil. Estamos sumidos en las cuestiones políticas de coyuntura, pero hay que superar esa inmediatez para pensar más allá, en un futuro gobierno popular. Este trabajo está anclado en esa perspectiva.




EXPLOTACIÓN Y DOMINACIÓN, DE ESO NO SE HABLA. Por Jorge Luis Cerletti, para Vagos Peronistas.



De las características y la incidencia que tienen la explotación y la dominación en la vida de nuestro pueblo, no se habla. El silencio del bloque de poder dominante, de sus representantes o de sus cagatintas periodísticos, es tan coherente como lógico. En cambio, el extendido mutismo en el campo popular constituye un franco retroceso. 



Si se toman a los gobiernos K, los últimos de signo popular, exhiben una contradicción paradigmática. Como gestores de Estado, desarrollaron una política que molestó y rozó los intereses de los sectores del poder dominante. Sin embargo, éstos mantuvieron su primacía estructural más allá de haber sido desplazados de algunos resortes del Estado, sobre todo en el Poder Ejecutivo. O sea, vieron perjudicada su hegemonía política en la coyuntura  pero sin alterar sustancialmente su poder económico, fundamental en el capitalismo y también en el reciente triunfo de la derecha.



Esa situación representa una de las particularidades que se manifiestan en el escenario  mundial. El factor común de las mismas radica en la hegemonía global del capitalismo en lo estructural económico y en la gestación de subjetividad. Tales factores atraviesan las luchas políticas en los diferentes países. Metafóricamente, las diferencias y limitaciones nacionales son como las enfermedades. No sólo resultan numerosas sino que sus efectos sobre los cuerpos son muy variados. Depende de cada caso aunque la constitución anatómica que caracteriza al cuerpo humano sea una.

Desde esa interpretación, parto de la universalidad sistémica del capitalismo en el mundo para abordar algunos interrogantes. Y comienzo por encarar uno clave:



a) ¿por qué un sistema basado en la explotación y la dominación como el capitalista se ha fortalecido universalmente?



El capitalismo se impuso al comunismo que dejó un gran vacío.



El encarnizado enfrentamiento entre el capitalismo y el comunismo durante el siglo XX terminó con el triunfo del primero sin que mediara una guerra total. Es que lo decisivo se dio en las esferas económica y política, objeto de las siguientes consideraciones.



La productividad del capitalismo y su potencia innovadora terminó ganando la partida. La URSS surgida  de la Revolución Rusa fue la esperanza de los oprimidos del mundo.  Llegó a ser la 2ª potencia mundial hasta su disolución (1991). Y a pesar del avance social que produjo no pudo superar las relaciones  de tinte capitalista. En lo esencial, engendró un híbrido capitalismo de Estado conducido por el partido comunista.



La producción y la distribución fueron manejadas centralizadamente desde el Estado. La administración por un lado, los obreros por otro. En rigor, en el intercambio de mercancías interno y externo no pudieron sustituir las erosivas relaciones mercantiles subyacentes. Mientras que los ensayos comunitarios en el campo concluyeron con pobres resultados.



La producción, manejada desde el Estado, se fue burocratizando y perdiendo vitalidad. Es que la planificación llamada a superar la competencia y la dinámica contradictoria del capital, se fue transformando en una gestión acomodaticia e ineficiente. Los beneficios sociales digitados desde arriba y sin que se terminaran de eliminar los privilegios, fueron gestando indiferencia en el seno de la población. En tanto que la oposición sufrió la feroz represión que impuso Stalin en la URSS.



Otra gran esperanza, la República Popular China, terminó en otra frustración. La conducción revolucionaria maoísta desnudó con lucidez político-ideológica la descomposición del PCUS. Después triunfó el ala derecha  del PCCH y pasó a dirigir el  proceso que hoy la convirtió en la 2ª potencia mundial. Su eje fue el desarrollo de un modelo de tipo capitalista. Ergo, éxito económico y regresión político social.



La concentración de poder de los partidos comunistas mimetizados con el Estado, se verificó en directa relación con su alejamiento del proceso revolucionario. Y el planteo marxista de la extinción del Estado resultó su opuesto, la omnipotencia del Estado. En suma, el comunismo que inspiró a los revolucionarios sucumbió sin pena ni gloria.



Con las respectivas particularidades, ese fenómeno corrosivo se fue extendiendo a las diferentes experiencias revolucionarias. Semejante regresión facilitó la dominación del capitalismo que terminó copando la escena mundial. Y no sucumbió ante las  grandes crisis, más bien emergió fortalecido. El enorme crecimiento de las corporaciones aceleró la concentración del capital junto a la multiplicación especulativa del capital financiero con su operatoria al instante. Lo cual dista de la etapa fordista y de las primeras décadas post 2ª guerra mundial. Luego surgió un nuevo modelo de acumulación en el que  la revolución tecnológica juega un rol sustantivo.



Actualmente enfrentamos la ausencia de alternativas. Esto plantea una compleja problemática que demanda la creatividad y el esfuerzo de quienes luchamos contra tan injusto orden social. Con esa visión, reflexionaré en torno a la articulación de tres interrogantes que tienen relevancia política en esta etapa.



b), c) y d) Opiniones acerca de tres interrogantes interrelacionados.



b) La contradicción capital-trabajo en la actualidad, qué carácter tiene y qué perfil de clases genera.




La contradicción capital-trabajo se ha complejizado notoriamente. El llamado cognitariado (1) funciona a pleno en la informática. También representa una diferenciación interna del proletariado que opera los medios de producción de la fábrica, sobre todo en las de punta. El formidable salto cibernético ha posibilitado el manejo de las máquinas por control remoto. Ni qué decir de la sustitución de mano de obra vía robótica. Se trata de un fenómeno donde el operador no convive con los medios de producción diferenciándose del clásico obrero de overol. El manejo de lo cognitivo resulta su verdadero instrumento de trabajo.



Como es sabido, el sindicato es la organización tradicional que representa a los obreros en defensa de su condición de trabajador. Ésta implica su carácter de explotado que resulta invisibilizado y fuera de la consideración pública. Tal es la hegemonía del capital que la lucha se concentra en la defensa de los puestos de trabajo y del salario. Demandas sindicales acuciantes pero de la explotación, su raíz fundamental, no se dice nada. Sencillamente, ha desaparecido de la escena político-social. Silencio que simboliza la debilidad inmanente de los movimientos populares en la etapa actual.

A esto se suma otro flagelo muy grave y extendido. La precarización laboral y el asedio a la economía informal. Junto a la desocupación configuran un elevadísimo porcentaje de la población económicamente activa. (2)



Lo apuntado tiene una decisiva incidencia en la configuración de las clases sociales. El polo capitalista conserva el poder de la burguesía según las transformaciones de la presente etapa que responden a su obra.  Por un lado, la gran burguesía acrecentó su poder vía concentración del capital y su gravitación en las políticas de Estado. Por otro, la clase obrera (sobre todo la industrial) considerada el sujeto revolucionario en los siglos XIX y XX, sufrió los cambios y deterioros mencionados. Fenómenos que dejan abierta la problemática de las clases sociales. A la vez, indican la carencia de alternativas al capitalismo.




c) La ausencia de sujetos revolucionarios se asocia a la carencia de alternativas, ¿está en crisis la concepción de las vanguardias?



Convengamos que líderes y vanguardias condujeron los distintos procesos revolucionarios de la historia. En cambio hoy, en la escena mundial no se vislumbran alternativas encaminadas a la ruptura del orden capitalista. Es que aún no surgen reales alternativas al sistema cuya construcción demanda un tiempo imprevisible. Empero, se dan diferentes señales de cambio que se registran en lo micro. De allí emanan las principales ideas y experiencias en torno a un horizonte emancipatorio. como ser, cuestionamientos a la representación  que implica la crítica a la reproducción de las clásicas vanguardias. Es que las estructuras piramidales desalientan la participación y bloquean la horizontalización del poder.



Como señalamos, también está en crisis la concepción clasista del sujeto revolucionario a lo que se suma el enjuiciamiento al papel histórico del Estado. Luego, es necesario  tomar conciencia de que se ha llegado a una situación en la que las fórmulas conocidas ya no resuelven el problema pues devienen el eterno retorno de la dominación.



La negación ha posibilitado un salto adelante en la comprensión de los obstáculos que cierran el camino a los procesos emancipatorios. Pero a la vez que se produce una rica apertura, se agiganta el problema de los cómo y las exigencias en torno a  la creatividad. En ese sentido, sumar ideas y experiencias, es la tarea que nos convoca.



d) La “democracia” realmente existente, ¿tapona los cambios de fondo?
Macri se despide del pueblo para gobernar para los ricos



El interrogante encierra una fuerte contradicción. En nuestro país, las tristes experiencias de las dictaduras militares rematadas por la tragedia de la dictadura genocida, parecieran responder concluyentemente a la pregunta. Sin embargo, la cuestión es mucho más compleja. Aunque nos circunscribiéramos sólo a dicha experiencia, cabe la reflexión. Hace casi 10 meses asumió el gobierno de Macri por la vía electoral, sin fraude ni proscripciones. Su política económico-social, por más que la disimulen con mentiras e hipocresía, es un símil de la que desarrolló Martínez de Hoz en la última dictadura militar. Las diferencias del caso remiten a las circunstancias coyunturales de cada situación, pero su esencia es la misma.



La agresión al campo popular de una y otra parecen siamesas. Obviamente, la ferocidad  represiva de la primera es incomparable. No así el poder detrás del trono en ambas, ni tampoco las devastadoras consecuencias económico sociales para la gran mayoría de la población. Pensando que la represión criminal fue la respuesta del bloque de poder dominante ante una situación política para ellos desmadrada, uno se pregunta: ¿en circunstancias semejantes, ofrecerán paz y amor?   



Recordemos los desplazamientos de Zelaya en Honduras, de Lugo en Paraguay, y la reciente destitución de Dilma Rousseff en Brasil. Son tristes ejemplos del “látigo democrático” aplicado a los gobiernos cuando no responden cabalmente a los intereses del gran capital. A lo que debe sumarse, en lo que va del siglo, la ofensiva general contra la imprevista emergencia en Sudamérica de gobiernos de corte popular. Distintas formas de ataque para reinstalar plenamente el control imperial en alianza y complicidad con los popes “nativos” del establishment.



La democracia representativa ha mostrado su doble faz. En momentos de auge popular posibilitó el acceso de gobiernos afines. Erosionados éstos por sus propias limitaciones y las insuperadas formas de dependencia, retorno a la hegemonía explícita. Dado que la dominación mundial del capitalismo y sus grandes corporaciones es tan firme, la democracia representativa brinda legitimidad al poder real. El que, en verdad, se reserva “el derecho” de transgredirla y también de generar las guerras localizadas que producen las grandes potencias.



La democracia representativa tapona el desarrollo de movimientos emancipatorios en la misma medida en que éstos no logran gestar una democracia participativa real. Para ello,  la lucha política no puede desentenderse de las contradicciones que proliferan en el seno de la sociedad que por supuesto nos incluyen.



Como hemos esbozado, el cognitariado como fenómeno clasista, refleja lo que ocurre a nivel ampliado en la sociedad, si bien esto no comprende a los vastos sectores pauperizados de la misma. La informática en las comunicaciones, la “digitalización” de las relaciones humanas y la poderosa influencia mediática están configurando una subjetividad de imprevisibles proyecciones. Los formidables adelantos que brinda el sostenido desarrollo tecnológico quedan desvirtuados por quienes lo producen y lo financian. El tabicamiento egocéntrico, el fenomenal estímulo al consumo que multiplica el desperdicio y la agresión al medio ambiente, son algunas de las consecuencias inducidas por la potencia del gran capital celoso de sus ganancias.



En atención a los problemas descriptos, ¿cómo desnudar la matriz de explotación y dominación silenciada en el mundo de hoy? ¿qué rutas debemos emprender para gestar una subjetividad antagónica a la existente? .------



Jorge Luis Cerletti    -----    (29 de setiembre de 2016)



NOTAS:

(1) “…`cognitariado´, trabajadores cognitivos que dependen totalmente del precio de mercado que obtengan por su cognición. (…) ello no los aleja de la condición proletaria, sino que –al contrario- comporta nuevas precariedades. Riesgos como la obsolescencia cognitiva profesional y laboral aumentan en todas las clases.” (“Cambio social y cooperación en el siglo XXI”, de Gonçal Mayos Solsona).

(2) “El universo de la economía informal abarca 4 millones y medio de personas, según las organizaciones, lo que representa un 40% de la población económicamente activa.”  (Página 12 del 25/09/16, artº “Un encuentro entre trabajadores”, págs. 16-17)

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