sábado, 18 de octubre de 2014

MANIFIESTO DE LA AGRUPACIÓN VAGOS PERONISTAS

Los militantes de esta agrupación nos declaramos visceralmente peronistas, integrados en el movimiento nacional y popular creado por el general Juan Domingo Perón y la compañera Eva Duarte el 17 de octubre de 1945. Y consideramos sus herederos naturales a los compañeros Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
Nuestra línea histórica se cifra en Moreno, Dorrego, San Martín, Güemes, Facundo Quiroga, Rosas, Ricardo López Jordán, Yrigoyen, el Grupo Forja, y Perón.

Somos conscientes de que desde el empréstito de la Baring Brother’s a Rivadavia (solicitado por éste), los cipayos argentinos continuaron aumentando la deuda externa, a la que Perón dejó en cero. Quienes dieron origen a la deuda, la ampliaron, la reprodujeron y la estimularon con el fin de sojuzgar a la Nación argentina, a partir de la aceptación del ingreso nacional al Fondo Monetario Internacional, en 1956, son infames traidores a la Patria. Entre todos ellos, gente como Menem y Cavallo deberían ser juzgados en un juicio popular.
Para nosotros, avanzar es aprender del pasado. Cuanto más nos parezcamos al gobierno de 1945 a 1955 más nos enraizaremos en el futuro, y más consumaremos el socialismo nacional populista, pues consideramos que socialismo es peronismo realizado en un momento dado en la realidad concreta y efectiva de Argentina. 

Al igual que el General, sostenemos que cuando uno gobierna o milita, o se halla en el teatro de operaciones, debe saber quiénes son sus amigos y quiénes sus enemigos. Nuestros enemigos declarados e históricos son los miembros de una estrecha urdimbre de personas, hechos e intereses que custodian la conservación de un orden social injusto, del cual se benefician. En otras palabras, son la oligarquía argentina aliada al capital financiero internacional, que cuenta con personeros propios: gurúes de la economía, propietarios de medios que reciben órdenes de las corporaciones, periodistas pagados por la embajada de Estados Unidos, saboteadores de la izquierda anclados en las tesis de Braden, todos aliados con el exterior con el propósito de atacar y hundir la patria argentina.
Desde ya que la embajada de Estados Unidos en Argentina, dada la política exterior de esa nación, es enemiga de nuestra agrupación, así como de los pueblos latinoamericanos en rebeldía, pueblos con los que estamos consustancialmente unidos. Aun cuando no olvidamos a la raposa de Europa: Inglaterra, pese a ser hoy una potencia menor, se alía siempre al Imperio yanqui. En cuanto a la política exterior de aquel país, nos oponemos a la monstruosa industria de guerra que rodea al Gobierno yanqui, y que propicia la apertura de numerosos frentes de lucha en el mundo para, en principio, probar nuevo armamento, y, luego, para su comercialización, gravosa para tantos pueblos sometidos.

Consideramos como la única Constitución realmente válida y justa, a la Constitución de 1949, que establece, entre otras avanzadas disposiciones: los derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad, de la educación y la cultura, así como la función social de la propiedad, el capital y la actividad económica. El espíritu de esta Constitución, imbuido del influjo del gran jurista, Arturo Enrique Sampay, son para nosotros sacudidas banderas,  de enorme actualidad y vigencia, para blandir en cualquier lugar de nuestra militancia.  Creemos que desde finales del siglo XX e inicios del XXI actúa, aupado por las teorías económicas neoliberales, el verdadero opio del pueblo: los medios de comunicación en manos de una burguesía cipaya dispuesta al linchamiento mediático de cualquier militante nacional y popular.
Afirmamos que ser peronista es, también, estar mal acompañado; en el sentido de que los compañeros reales no procuran cinco minutos de fama: se trata de gente estructuralmente marginal, plenamente consciente de que “Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista”. Así pues, en nuestra agrupación apoyamos la absoluta libertad sostenida únicamente en nuestras firmes convicciones peronistas, sin perjuicio de la o de las agrupaciones a las que cada uno de nuestros miembros desee pertenecer o seguir perteneciendo. En VAGOS PERONISTAS concordamos con un pensamiento primigenio, el del General y el de Evita, del que extraemos estrategias y tácticas para enfrentar la lucha por una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

Nuestra militancia abarca todas las áreas de la economía, la política y la cultura del país. Los colores del corazón de un militante de esta agrupación son el celeste y el blanco; un corazón unido a la Nación latinoamericana. Debemos tender a la construcción de la hegemonía nacional y popular de la Nación. Vocación nuestra es vitalizar el sentimiento nacional y popular para derrotar a la oligarquía, estableciendo un Estado peronista populista en el que se vuelva a leer, en las escuelas, La razón de mi vida.
Reconocemos que en el rumbo actual del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner resta siempre algo por hacer; pero sabemos que es muchísimo lo hecho en la senda del General. 
Procuramos estar en paz con Dios, cualquiera sea la idea que tengamos de él.
Pensamos asimismo que hay que expropiarle a la oligarquía el buen gusto; por ello somos borgianos, pues amamos la escritura de Jorge Luis Borges, el creador más universal de los argentinos. Y seguimos a Thomas Mann, Ezra Pound, Robert Musil, y Leopoldo Marechal. Poetas nacionales que reivindicamos son Ricardo Molinari, Oliverio Girondo, Jacobo Fijman, Juan L. Ortíz, Manuel J. Castilla, Nicolás Olivari, Enrique Molina. Hay más, desde ya, y en nuevas entregas de declaraciones nuestras nos referiremos a ellos. Argentina es el único país que cuenta con tres Biblias: el Martín Fierro de José Hernández, toda la obra de Roberto Arlt y el Primero y el Segundo Plan Quinquenal de los gobiernos de Juan Domingo Perón; tres cumbres de la escritura, de lectura obligada para cada miembro de esta agrupación. Conceptualizamos como maestros de la lengua castellana: al español Miguel de Cervantes Saavedra, al cubano Alejo Carpentier y al colombiano Gabriel García Marquez. Y nos anotamos a la belleza del tango y de nuestro folklore (desde una baguala hasta un cielito, una zamba, un chamamé, un gato, una cueca, una chamarrita; y más), así como a la de la música clásica y contemporánea, y a la ópera. También apoyamos al buen rock nacional, pero no aceptamos, sin ambages, la cultura rock anglosajona, que es asentida sin preocupaciones, por muchos seguidores de esa música, no creemos en estrellas del rock de los años 60, o actuales, que facturan millones de dólares, y están absolutamente cooptados por el mercado, sus actuaciones son un simulacro de rebeldía, que se agosta en su propia gestualidad imitativa, y forma parte de la agresión cultural inglesa y norteamericana. Todo ello más allá de la calidad técnica instrumental de los intérpretes. Idolatramos el cine italiano desde Ladrón de Bicicletas, de Victtorio De Sica, y Roma Ciudad Abierta, de Roberto Rossellini, al finalizar la segunda guerra mundial, y el posterior de los años cincuenta, sesenta y setenta: Federico Fellini, Dino Risi, Mario Monicelli, Pier Paolo Paosolini, Luchino Visconti, Marco Ferreri, Ettore Scola, y Lina Wertmuller, por citar algunos célebres. Veneramos especialmente todo el cine de Luis Buñuel, a quien consideramos el cineasta del siglo XX, y sus películas Viridiana, La edad de oro, El fantasma de la libertad, El discreto encanto de la burguesía, como obras maestras. En esa misma galería está el sueco Ingmar Bergman, el portugués Manoel de Oliveira,  los "soviéticos" Sergei Einsestein, Andrei Tarkovsky, y Nikita Mikhalkov. De este último consideramos su film "Sol ardiente", junto con "La promesa", de la directora alemana Margarethe von Trotta, de los años 1994, como los últimos monumentos y legados cinematográficos del siglo que nos dejó. Reverenciamos el mejor cine nacional, especialmente Leonardo Favio, y la película "Crónica de un niño solo", como la más destacada realización cinematográfica de la historia del país; pero  el film  "La muerte de Sebastián Arache, y su pobre entierro", de Nicolás Sarquís, como dueña de un lenguaje libre y creativo, para generar escuela. Por supuesto que la película "La aguas bajan turbias", de Hugo del Carril, basada en la novela "El río oscuro", de Alfredo Varela, filmada entre los años 1951 y 1952, es una extraordinaria producción, de hondo contenido social y político.
Inspiración nuestra son las filosofías de Hegel y Heidegger, que tanto pueden decirnos a los argentinos y a los latinoamericanos. Creemos en la referencia al primero, en especial, para dar curso al estudio de textos del General, como Conducción política, La comunidad organizada, La hora de los pueblos. Y en referencia al segundo, para poner en duda todos los presupuestos de los cuales partimos, para volver a sostenerlos inmediatamente después, es que para nosotros el ser originario Heideggeriano es el 17 de Octubre de 1945. 


 Y vemos con preocupación algo grave: la existencia de una oposición sin proyecto nacional, aliada del neoliberalismo. Deducimos que cualquiera de sus representantes que llegase al poder reiteraría una política entreguista, muy de los 90, basada en la concentración económica, la represión política y la exclusión social, para dar paso a la libre circulación del capital financiero.
La existencia de los ideales de Perón y Evita, así como los de Néstor y Cristina, y su necesaria profundización, es la consigna que nos mueve a mantenernos vigilantes ante los subterfugios de la oligarquía, a la que también enfrentamos con palabras fundamentales: ¡Alpargatas sí, libros no! Después de todo, somos herederos del Aluvión Zoológico.


Mesa coordinadora de la agrupación VAGOS PERONISTAS. 17 de octubre de 2014.

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