lunes, 15 de julio de 2019

HOY, ¿QUÉ SIGNIFICA EL TÉRMINO REVOLUCIÓN?, Por Jorge Luis Cerletti para Vagos y Vagas Peronistas



La Crítica corta… 

Situados en el campo popular y con la mirada centrada en la coyuntura, las opciones políticas no ofrecen mayores dudas. La cuestión prioritaria es vencer en las próximas elecciones a la derecha cipaya de Macri & cia, expresión del gran capital internacional e interno apoyados por el emblemático FMI. 

A esta altura es evidente que el “Frente de todos” presidido por la fórmula F-F resulta la única opción con buenas chances de imponerse al oficialismo. Mas, esa apuesta realista, encierra interrogantes. Quizás el principal deriva de la fórmula que surgió de una hábil jugada de Cristina pero que, a la vez, introduce una perspectiva incierta. 

Ahora bien, se pueden historiar las desavenencias políticas entre ambas figuras lo cual no desvirtúa el acuerdo alcanzado que superó las diferencias del pasado en aras de una inteligencia común. De ser así, esa movida representa un intento político válido que contrasta con otras experiencias que testimoniaron la vulnerabilidad de los acuerdos programáticos y/o de los discursos preelectorales. 

Desde otro ángulo, si se aprecian los tres gobiernos kirchneristas cuyo último de ellos obtuvo el 54 % de los votos y se los compara a esta amplia alianza que promueve hoy, se percibe un debilitamiento político que emana de la exigencia de la unidad. Porque la misma supone un galimatías a futuro si se piensa, por ejemplo, que lo integra Massa quien resultó funcional a los designios Macristas en buena parte de su gestión. 

Aclaremos que el objeto de estas líneas no es reiterar el enorme desfondamiento de nuestros recursos económicos, la subordinación a los dictados del gran capital, empezando por el FMI, ni el empobrecimiento de los sectores que viven de su trabajo a lo que debe sumarse a quienes lo han perdido, etc. etc. Esto es tan evidente que resulta obvia la “pesada herencia” que caería sobre los eventuales vencedores del campo popular. En cambio, lo que aquí enfocaremos es la necesidad de construcciones que trasciendan las urgencias de la próxima elección nacional. 

Lo anterior no significa desconocer la importancia de dicha elección. Sólo que la política, desde hace tiempo, se transformó en una sucesión de prácticas coyunturales. Las cuales exhiben éxitos y fracasos sin que los primeros cambien las condiciones reales de la dominación. Traducido, ese sistemático actuar sobre la inmediatez no sólo alimenta el eterno retorno de lo que se combate sino que evidencia la falta de una construcción política estratégica que cuestione las bases reales del sometimiento. Precisamente, la crítica conforme a esa modalidad resulta una “crítica corta”. 

Este enfoque tampoco niega la validez de la crítica a los representantes del poder real, sea a sus auténticos personeros o a la vasta gama de sus corifeos. Trata sí de impulsar la reflexión y el debate entre los diversos sectores populares que enjuician a los responsables de empobrecer las condiciones de vida de nuestro pueblo pero, a la vez, omiten la necesidad de crear alternativas liberadoras. 
Jorge Luis Cerletti

Revolución, un nombre vaciado de contenido. 

El término Revolución está cargado de sentido pues conlleva una densísima historia que es indispensable situarla en tiempo y lugar. Mientras que hoy, a diferencia de los 60 y los 70, es un término que se ha desvirtuado y perdido vigencia. Lo cual es resultado de un proceso caracterizado por la hegemonía mundial del llamado neoliberalismo y la derrota de las revoluciones de signo popular triunfantes durante gran parte del siglo XX. Proceso en el que se dieron variados movimientos por la liberación, producto de guerrillas, ejércitos populares o de grandes puebladas… 

Digamos que el climax revolucionario devino del triunfo de las grandes revoluciones del campo comunista y de los movimientos de liberación nacional que florecieron en distintos lugares del llamado Tercer Mundo. En cambio, la implosión del campo comunista y el ocaso de las revoluciones nacionales (temas tratados en otros artículos), marcaron los tiempos y lugares del eclipse de las revoluciones contemporáneas. Y esto hizo perder el sentido político profundo del término revolución. Vale decir, el que remitía al desplazamiento del poder de las minorías explotadoras y dominantes que prevalecían y usufructuaban del capitalismo en detrimento de la mayoría de la población. 

Aquí juega el dispositivo cultural que implica desvirtuar el sentido que conlleva el término revolución. Para desacreditarlo se lo asocia al derramamiento de sangre y a intereses bastardos. Y ése es el falso velo que difunden los amos del poder. Por ejemplo, cuando soslayan o tergiversan los objetivos y el significado político de la Revolución Francesa (Libertad, Igualdad, Fraternidad) o los que promoviera el peronismo más de 150 años después (Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social). 

Tal fenómeno distorsivo no es sólo producto de la hegemonía de los sectores dominantes sino también efecto del gran debilitamiento de alternativas anti sistema. Es que al no asumir consecuentemente la batalla ideológica no se rescata el significado profundo del término revolución. O sea, los ejes de la actividad política se desarrollan al calor de lo que permite o tolera el régimen imperante. Y éste excluye los cuestionamientos de fondo. 

Rescatar el término Revolución. 

Mas, “el mundo sigue andando” y se desarrollan nuevos fenómenos. Un importante movimiento de los últimos tiempos, el feminismo, con sus notables luchas de género, resulta un claro ejemplo de que el sentido político de la revolución no se ha perdido. Sobre todo porque dicho movimiento supone un cambio cultural político que no remite a la lucha armada sino que instala una auténtica revolución de sentido. Nada menos que afecta a la mitad de la humanidad que a lo largo de los siglos y milenios sufrió la falta de igualdad de derechos respecto de la otra mitad, los varones. Situación cuyo epicentro es lo socio-cultural que debiera empezar a resolverse en el ámbito político. Asimismo, existen otros movimientos que portan una revolución de sentido. Como ser, los que defienden la ecología del planeta, o los que reivindican a los pueblos originarios, o las luchas contra la discriminación y la solidaridad con las migraciones de la pobreza…. En suma, revolución sintetiza rebeldía ante cualquier forma de sometimiento. 

Una apertura sobre el sentido del término revolución no tiene mayor importancia si no va asociada a una praxis renovadora. Si no impulsa, en forma amplia y desprejuiciada, la reflexión y el intercambio de ideas acerca de lo que se necesita cambiar para romper con la dependencia y el estancamiento actual. En ese sentido, revolución no se aviene a nostalgias hacia el pasado, representa una voz que promueve la creatividad y a la vez, estimula una profunda revisión histórica. 

En esa tesitura, vienen a colación las siguientes afirmaciones de Isabel Rauber: (ver su libro “Refundar la política”, en pág. 73) 

“El debate de la subjetividad es ante todo la pelea contra la cosificación y vendibilidad de los sujetos, (o sea, la transformación de todas las cosas y seres humanos en 

mercancías…) dando la batalla ideológica y cultural para que los sectores populares descubran en sus realidades, en sus modos de vida, cómo el capital los va transformando cada vez más en objetos que viven para el mercado, convenciéndolos de que la felicidad radica en el consumo.” 


Ese cuadro realista exhibe la postración de la subjetividad social dominante que prevalece en gran parte de nuestra sociedad. Frente a ello, hoy debemos reinventar la política llamada a producir transformaciones de fondo. Y en esto tropezamos con la historia vivida donde las grandes revoluciones parecían que cambiaban el mundo porque las mismas significaban el comienzo del fin de la explotación y la dominación. Pero las nuevas criaturas portaban “malformaciones” que, al cabo del tiempo, terminaron trocándolas en su antítesis. Ergo, el gran capital concentrado copó el escenario mundial regenerando la situación que queríamos subvertir. 

Por supuesto que semejante fenómeno no proviene de una cuestión terminológica. Pero dado que la palabra constituye un medio de expresión y comunicación fundamental en el género humano, algunas sacuden el ámbito socio-político y quedan inscriptas en la historia. Tal el caso de la palabra revolución que condensa la necesidad de cambios profundos de la realidad que nos fagocita bajo el poder que nos somete. Tiene notoria importancia en lo ideológico pues problematiza el pensamiento político. Y en ese aspecto aparecen dos posturas antitéticas que convergen por sus efectos. Una, actúa una inmediatez delimitada por el orden existente que obstaculiza pensar y crear proyectos alternativos. La otra, asume el hoy como si fuera el futuro motorizando una abstracción que constituye una expresión de deseo. Y ambas, al encapsularse, no alteran las condiciones de sometimiento. 

Hoy, reflexionar en torno al término revolución conlleva un rechazo al conformismo. O sea, estimula el pensamiento y al intercambio de ideas en busca de romper con el estatus quo actual. En esa línea, valorizar las luchas de los 60-70 no significa trasladar mecánicamente lo actuado en esa época. Apreciar las diferencias, encarar la situación actual y los cambios producidos que incluyen a las nuevas generaciones, es una forma de asumir el desafío innovador del término revolución para alimentar políticas originales al servicio de un cambio profundo de la realidad existente.-------- 


(")Síntesis biográfica:


Jorge Luis Cerletti nació en Buenos Aires en 1937, arquitecto. Fue profesor de Economía Política en la Universidad del Salvador y de Historia Social en la Facultad de Derecho de la UBA. Fue uno de los fundadores e integrante del grupo de reflexión La Mesa de los Sueños, también del grupo Repro (Reflexión y producción) y colaborador del CEPPAS, (Centro de políticas públicas para el socialismo). Producto de su dilatada militancia realizó numerosos ensayos políticos. Como coordinador de la colección Cuadernos de la realidad, dirigida por Raúl Sciarretta y editada por Granica, publico en ella tres ensayos: “Desarrollo industrial y concentración monopólica”, “La oligarquía terrateniente” e “Imperialismo y dependencia” (1974) y los siguientes libros: Retazos para una historia” (ficción 1983, Peña Lillo Editor); “El nuevo orden mundial, el socialismo y el capitalismo depredador” (1 991, Centro Editor de América Latina); sigue: “El poder y el eclipse del socialismo” (1993, Centro Editor de A.L.); “El Poder y la necesidad de un nuevo proyecto” (1994, Ediciones Mesa de los Sueños); “El poder bajo sospecha” (1997, edit. De la Campana) y “Las relaciones de dominio como lazo social (1999, edición del autor); “Políticas emancipatorias - crítica al Estado las vanguardias y la representación” (2003, edit. Biblos) y “Estado democracia y socialismo” (2014, edic. El jinete insomne, publicado por el ceppas, centro de políticas públicas para el socialismo).

6 comentarios:

  1. El concepto de Revolución mantiene un fuerte capital simbólico pero debe acotarse con precision, pues de lo contrario terminaremos llamando Revolución a cualquier cosa. En ese sentido, las luchas emancipadoras de los pueblos originarios, las minorías étnicas, culturales y religiosas y sobre todo el gran movimiento feminista no constituyen propiamente revoluciones, sino eso: movimientos emancipatorios. Los mismos pueden constituir cambios dramáticos pero no modifican el sistema mundial capitalista, esto es, las relaciones de producción. Ha sido una ilusión peligrosa pensar a la inversa, que la liquidación de las formas capitalistas iban a liquidar automáticamente las distintas formas de opresión (como la opresión de las mujeres, q es la más importante cuantitativamente),
    Ahora bien, entre las formas emancipatorias y las revolucionarias se despliegan tensiones y contradicciones que deben ser resueltas a través del ARTE DE LA POLÍTICA. Una última advertencia es que las modalidades pacifica o armada de las luchas no definen el carácter revolucionario de las mismas. Aunque existan a ntagonismos, q por definición se deciden violentamente, puede ocurrir q el.movimiento revolucionario deba aprovechar las condiciones democráticas existentes para crecer y fortalecerse, antes de que el antagonismo se convierta en guerra abierta. En cambio, han existido casos de guerras civiles q no representaron antagonismos. Así q la existencia de lucha armada no define el carácter revolucionario de un enfrentamiento, sino las clases comprometidas en el mismo.
    Un abrazo
    PEDRO CAZES CAMARERO

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    1. Estimado compañero Pedro Cazes Camarero va aquí la respuesta del compañero Jorge Luis Cerletti que me pidió mi intervención tecnológica. Agradezco muchísimo tu intervención: Aquí Cerletti:

      En primer lugar, gracias p/la devolución.

      Considerando ahora las opiniones allí expuestas me surgieron las siguientes aclaraciones:

      a) La emancipación alude directamente a un cambio revolucionario respecto de la dominación y el sojuzgamiento.

      b) Desde luego que modificar el sistema mundial capitalista implica una revolución con mayúsculas, más allá de las formas que asuma y lo distante que estemos de tal acontecimiento. Pero determinar el concepto de revolución sólo referido a los cambios del orden social lo limita y empobrece. Son muy contados los casos que históricamente cambiaron los sistemas.

      c) Asimismo, el concepto revolución abarca distintos planos de la actividad humana, como ser, el arte, la cultura, las ciencias...

      d) Entiendo que "el arte de la política" no se aviene al concepto de arte en tanto que, hasta ahora, la política es el campo en el que se dirimen las luchas por el poder, sean liberadoras u opresoras. Mientras que el tema del poder sigue constituyendo una problemática irresuelta.

      e) Por supuesto que la lucha armada no define el carácter revolucionario de un enfrentamiento, sino la dictadura genocida del 76 lo sería...

      f) La democracia realmente existente demandaría un análisis aparte dada su adaptabilidad al orden capitalista. Del mismo modo hoy se plantea la cuestión de las clases sociales atentos al rol jugado por el proletariado en las que se suponía las grandes transformaciones del comunismo.

      Finalmente, agradezco la intervención de Pedro Cazes Camarero que estimula el intercambio de ideas.

      Jorge Luis Cerletti

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  2. Queridos compañeros
    Gracias al estimado Jorge por sus puntualizaciones.
    En mi breve comentario a su artículo, sólo quise insistir en lo siguiente:
    1) aunque hay varias acepciones tanto para el concepto de "emancipacion" como para el de "revolucion", sugiero q usemos las más restrictivas, a fin de acotar los significados. Casi todos los autores recientes (el más Consorcio es Toni Negri) suelen usar el término emancipación para las luchas de sectores, como el feminismo, los pueblos originarios, las minorias de género, raza o etnicidad. Y reservan el ternino de "revolucion" para designar a los cambios estructurales, esto es, de sistema. Pwnse q seria un aporte al trabajo del compañero señalar q si empleamos esta categorización, podemos detectar q estos dos procesos (el de la emancipación de sectores de masas y el del cambio de estructuras sistemucas) están unidos por una relación q no es automáticamente armonica, sino contradictoria, en algunos casos opuesta, y en otros casos sinergica. Y que se sumen constructivamente depende en parte del ARTE DE LA POLÍTICA, ejercido por los líderes de las respectivas luchas (q en muchos casos pueden ser las mismas personas).
    2) Respecto del tema de la violencia, por supuesto me refería a la violencia empleada por los revolucionarios y no por la esgrimida por la represión. Decía en mi aporte q cuando hay a ntagonismos, y no simples contradicciones entre sectores, estos tienden a resolverse por métodos violentos y Hasta bélicos, pero q en condiciones de democracia formal (como la q vivimos ahora) las fuerzas revolucionarias necesitan usar esas condiciones para acumular fuerzas y legitimidad (ya q el enemigi de clase es quien tiende a generar condiciones en q ellos mismos patea el tablero). Por lo tanto no toda lucha revolucionaria es violenta siempre. Y no toda violencia desde abajo es necesarianente revolucionaria. Ahí también se comprueba el liderazgo de quienes manejan el arte de la política.
    Un abrazo a todos
    PEDRO CSZES CAMARERO

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    1. Compañero Pedro intervengo para traerte la contestación del compañero Jorge Luis Cerletti, en mi colaboración tecnologica. Aquí Cerletti:

      16/07/19:

      "Hola Pedro, de nuevo agradezco tu intervención ya que los intercambios son sumamente necesarios sobre todo en épocas de oscuridad como la que transitamos.

      1) Entiendo la diferenciación que hacés entre emancipación y revolución y no creo que nuestros matices al respecto sean relevantes. En mi caso, a lo largo de distintas publicaciones le doy el sentido que expuse. Pienso que lo fundamental pasa por la oposición al capitalismo que, al revés de lo que suponíamos, hoy reina en todo el mundo. Lo cual plantea la problemática de la construcción de alternativas que por ahora no se avizoran...

      Respecto de los movimientos sociales y las distintas formas de lucha y sus contradicciones, demandan análisis en situación.

      Lo del "arte de la política" va asociado a la cuestión del poder que es lo determinante en política y exige definiciones que generan múltiples polémicas.

      2) De acuerdo con que la violencia es efecto de lo que la provoca. Mientras que el tema de la democracia, en sus distintas expresiones, es sumamente amplio. Por ejemplo, la democracia representativa encierra contradicciones en sí misma y en tanto que sus diversas expresiones deben determinarse. No es lo mismo "la democracia" de Bolsonaro que la impulsada en varios países de Sudamérica en la primera década y media del siglo.

      Creo que estos intercambios son muy útiles como disparadores. Pero sería bueno integrarlos a alguno de los lugares de reflexión colectiva. Uno de los cuales es la comisión política de Vagos.

      Abrazos.

      Jorge Luis Cerletti

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  3. Estoy de acuerdo con el compañero Cerletti que no podemos avanzar demasiado por esta vía, q es más bien un disparador. Con el compañero Luis Lea Place hemos estado trabajando algunos temas relacionados,como la naturaleza de la actual revolucion a la luz de los grandes cambios producidos en el sistema capitalista, incluyendo las mutaciones sufridas por la clase obrera y en especial dentro de su subjetividad. Las connotaciones de esos estudios son políticas, aunque su carácter es más bien teórico. Con placer las pondremos a disposición de este colectivo Asimismo acabó de publicar un libro denominado "Las de la Aurora" (EDIT. PROMETEO) donde analizo las revoluciones cubana, vietnamita, española y rusa y explico por que pienso q no pueden repetirse del modo en q ocurrieron en el siglo XX.
    Un gran abrazo
    PEDRO CAZES CAMAREO

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  4. Errata
    Las Estrategias de la Aurora
    Es el nombre de mi libro

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