jueves, 20 de septiembre de 2018

"NO TE DES POR VENCIDO, NI AUN VENCIDO..."(1) Por Jorge Luis Cerletti para Vagos y Vagas Peronistas


Pedro B. Palacios, Almafuerte

“…hagamos una autocrítica, reconociendo nuestros equívocos, como pensar que el gobierno es un violín, que se agarra con la izquierda y se toca con la derecha.” (“No se debe cultivar en el pueblo una esperanza de vida burguesa”, artº de Frei Betto publicado en Vagos y Derechos el 31/8/18)). 

Vivimos una etapa en la que el descalabro nacional es obra de este gobierno que oprime a la población de laburantes, desocupados, excluidos, vastos sectores medios de bajos recursos, etc. La mayoría de los sectores populares padecen su política que recurrió al auxilio y supervisión del FMI, expresión ambos del poder del gran capital internacional y del interno que le es afín. 

Ahora bien, en este artículo no me voy a centrar en las “pálidas” que sufre nuestro pueblo, ni en las justas denuncias sobre el mentiroso discurso oficial. Por supuesto que son importantes y necesarias por más que machacar sobre datos conocidos fatigue y tienda a atenuar su efectividad por saturación. 

Parto de la ingeniosa metáfora de Frei Beto pues incita a la autocrítica y apunta a la cuestión de la liberación, problemática abierta y convocante. Original llamado a la reflexión acerca de lo actuado para encarar la situación actual ante la universalización de la hegemonía mundial y local del orden capitalista. 

Resulta esencial enjuiciar dicho orden desde el campo popular pero sin reincidir en las limitaciones propias de los desenlaces conocidos pues subsistirían las condiciones de la opresión que se combate. O sea, las críticas a la dominación del gran capital devienen estériles si se carece de una política que se proponga remover las condiciones de su dominación. 

Atento a ello, visualizar los déficits de nuestro propio campo contribuye a repensar lo actuado en procura de cambios que rectifiquen tales déficits. Y esto exige participación colectiva, solidez en los principios junto a una praxis creadora que construya nuevas alternativas. 

El momento actual y una disyuntiva política. 

Sobrestimar el momento actual en detrimento de una perspectiva a futuro puede ser tan perjudicial como lo inverso. Lo primero, tiende a quedar sujeto dentro de un actualismo absorbente que no cala hondo en la naturaleza de la dominación. Lo inverso, suele confundir el deseo con los hechos reales. Descarta la política realmente existente pues juzga que no altera la dominación del enemigo sino que resulta funcional al status quo. 

En suma, el actualismo de la política partidaria y sus disputas remiten al control del Estado. Mientras que la visión emancipatoria, en general, descarta o subestima las contradicciones que surgen de la política vigente. No obstante, asumo la causa de la emancipación y a la vez creo que una polarización indiscriminada dificulta el proceso de construcción de alternativas superadoras. 

Pensemos que en esta época se destiñeron las banderas que estimularon las luchas y la entrega de tantos compañeros que se jugaron la vida tras ideales liberadores. Ahora, parecieran integrar un álbum de nostalgias políticas… 

Semejante retroceso no proviene de una cuestión generacional sino que es producto de derrotas a nivel mundial que originaron la consolidación del capitalismo. En nuestro país, su encarnación fue la serie de dictaduras militares que liquidaron, a sangre y fuego, los intentos liberadores luego del derrocamiento de Perón en 1955. Después, a raíz de la abortiva “guerra de Malvinas”, los militares genocidas tuvieron que abandonar el poder en 1983 y se instaló la Democracia realmente existente con sus falencias y contradicciones. 

A propósito, es ilustrativo desnudar algunos conceptos sistémicos básicos naturalizados en la “Democracia” imperante. En verdad, tales conceptos expresan la subjetividad social gestada por el poder político-económico dominante. Ahora señalo unos pocos términos importantes y demostrativos. 

Trabajo. Si bien la defensa de las fuentes de trabajo de los asalariados es recurrente en el capitalismo, hoy se ha borrado la característica socio-económica fundamental del trabajo, la explotación. De eso no se habla. 

Producción. La esencia de las empresas es la organización y control del trabajo para la obtención de ganancias. Se esfuma su naturaleza y se resalta, en lo fundamental, como fuente de riqueza para toda la sociedad. Falso concepto que desliga la producción de la explotación que engendra abismos sociales. 

Mercados. Es difícil determinar los tiempos de la mutación, pero de lugares de intercambio de mercancías pasó a designar a las grandes corporaciones y al capital financiero enmascarando su poder político-económico. 

Este brevísimo apunte es un mínimo esbozo de cómo se da la relación lenguaje-dominación. Y al margen de la poderosa instrumentación mediática actual, dicha dupla funciona en plenitud sobre sus víctimas y también alcanza, en cierta medida, a quienes nos oponemos al sistema. Ya sea por la penetración existencial del mismo o por falta de claridad política. 

No obstante, en medio de las frustraciones actuales, han ido surgiendo múltiples e importantes manifestaciones de repudio a este gobierno cultor de la posverdad. Empezando por variadas y multitudinarias movilizaciones sumadas a las numerosas resistencias que brotan de la sociedad civil. Es que la crisis que han parido no sólo agrede al pueblo, también amenaza con devorárselos a ellos. 

Lo anterior, que es parte de la compleja situación actual, demanda repensar conceptos determinantes de nuestra historia política. Porque los fenómenos ocurridos a nivel mundial y local, marcan las grandes dificultades con que tropezamos y no terminamos de digerir. 

Preguntas fuertes y respuestas débiles. 

“Son preguntas fuertes para las cuales solo tenemos respuestas débiles. (…) Por ejemplo, democracia, paz, soberanía, multilateralismo, primacía del derecho, progreso.” (Artº de Boaventura de Sousa Santos en Página 12 del 20/08/18) 

Tomaré la democracia realmente existente como caso testigo. Poblada de contradicciones que nos incluyen, nos guste o no, la crítica y autocrítica en torno a la misma reclama un debate abierto. 

Vayamos de lo simple a lo complejo. Negar la Democracia realmente existente en bloque, dada la relación de fuerzas, favorece indirectamente la irrupción de las dictaduras militares o a sus versiones posmodernas, los golpes blandos. En cambio, si evaluamos los alcances de esta “Democracia”, tenemos distintas variantes aunque “un solo Dios verdadero”: su naturaleza sistémica capitalista. Empero, las políticas estatales varían según los momentos y los protagonistas dentro de un espectro muy amplio. Desde el gobierno popular de Evo en Bolivia, pasando por el tilingo Macri en Argentina, hasta llegar a Temer en Brasil… 

Retrotrayéndonos ahora a la disyuntiva planteada en el punto precedente, surgen dos problemáticas distintas y poco en común. Para una concepción, el poder y el control del Estado se dirimen vía elecciones. La otra, plantea la real participación popular a través de una nueva concepción y organización política. Tanto una como otra postura sostienen que impulsan el bienestar de los de abajo cuestionando los privilegios de los sectores hegemónicos. 

Las elecciones en la Democracia realmente existente son el núcleo clave de la disyuntiva uno. Pero por más transparentes y participativas que resulten, tropiezan con dos obstáculos sustanciales: a) el poder económico-político concentrado que frena las acciones que lo perjudican y socava a los gobiernos que se le oponen; b) el problema irresuelto de la representación que separa dirigentes de dirigidos, conspira contra una participación real e induce la diferenciación de intereses. Vivero que alimenta variadas dificultades y debilita a los gobiernos populares hasta llegar a su derrota siempre que no claudiquen antes. Esto dicho sin perjuicio de que bajo sus mandatos se produzcan realizaciones favorables al campo popular. Obviamente, la evaluación depende de cada caso concreto y también de su interpretación.. 

La negación de la política realmente existente, disyuntiva dos, acarrea otro tipo de problemas. Bajo el capitalismo, la democracia representativa termina vaciada de contenido. Pero la escala de las ciudades hace inviable la democracia directa, presumiblemente, por bastante tiempo. En cambio, a nivel micro, funciona cual garantía de participación colectiva. Experiencias que chocan con la subjetividad social dominante, producto de la hegemonía del capital que impuso la sociedad del lucro, el individualismo, el egoísmo, la competencia frente a la solidaridad, etc. Atributos mediados por las relaciones humanas mercantiles y el poder económico del capitalismo potenciado por la revolución tecnológica. 
Como se desprende de lo anterior, estamos frente a una situación que era impredecible en el período de las grandes revoluciones contemporáneas y de la existencia del llamado Tercer Mundo. En ambos casos se desarrollaron formidables luchas sostenidas por firmes principios. Sin embargo, se derrumbaron arrastrando las expectativas correspondientes. 

Y es el día de hoy que sin renunciar a legítimos principios, marchamos a la deriva referente a la creación de alternativas superadoras de este orden social injusto. Por lo tanto, debemos repensar los conceptos empleados y evaluar los sucesos que nos situaron ante un “mundo inesperado”. En suma, nos hallamos frente a preguntas fuertes y respuestas débiles. 

Tras el fortalecimiento de las respuestas…. 

Este es un desafío que nos alcanza a todos los que bregamos por la liberación de nuestro pueblo y por un mundo mejor, más igualitario y justo. Desafío que implica una tarea colectiva de primer nivel que nos demanda eludir preconceptos y enriquecer los intercambios de ideas y experiencias. 

Con la siguiente contraposición de interrogantes, procuro estimular sanos debates participativos que se propongan gestar respuestas fuertes que abran nuevos rumbos. Es un intento por ir armando un cuadro de situación que aporte al proceso de construcción de políticas alternativas. 

¿Por qué no instalar puentes entre las políticas cortoplacistas (disyuntiva uno) y las que portan una concepción estratégica (disyuntiva dos)? 

En las circunstancias actuales, la confrontación entre dichas políticas, ¿a quién favorece? 

Luchar por revertir la derechización que implica el derrocamiento y/o el desplazamiento de gobiernos populares en Sudamérica, ¿no exige la autocrítica de lo actuado y nuevos enfoques sobre la cuestión nacional? 

¿Es viable avanzar hoy en la causa nacional sin enfrentar al poder concentrado del gran capital? 

Para desplazar al gobierno reaccionario actual, ¿sirve fomentar la unidad a cualquier precio? 

¿A qué conduce una política sin un fuerte componente ético? 

¿Cuáles serían los valores éticos a sostener en la praxis? 

Si el gobierno lograra domeñar la profunda crisis económica que supo conseguir, ¿qué pasaría con las chances políticas de la oposición? 

La sistemática y justa crítica a este gobierno cipayo, ¿también no oculta o disimula las propias falencias? 

Asumiendo la emancipación, ¿es correcto poner en la misma bolsa al gobierno actual con el anterior? 

Atender las condiciones de vida del mayoritario sector de los de abajo, ¿no es una exigencia para una política que impulsa la emancipación? 

Está claro que este es un breve catálogo de preguntas fuertes que admite muchas otras. Empero, las grandes movilizaciones populares y resistencias que mencionamos, son un verdadero estímulo para todos los que, de algún modo, participamos en ellas. En nuestro país tenemos una gran deuda con todos los luchadores de nuestra historia, comenzando por los treinta mil desaparecidos. Deuda que se viene transmitiendo de generación en generación y que se ha de saldar cuando logremos conseguir definitivamente la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. 

NO DARSE POR VENCIDO NI AUN VENCIDO… significa que no hemos arriado las banderas ni nos hemos rendido, seguimos de pie y promoviendo la articulación de las distintas fuerzas populares. Articulación que no debe ser un enjuague de posiciones oportunistas sino una forma de construir futuro desde el presente.----- 

Jorge Luis Cerletti 

(18 de setiembre de 2018) 



NOTA: 

(1) Del poema ¡ Piu avanti ! de Alfredo B. Palacios [(a) Almafuerte].

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