Economía y Política
Jorge Luis Cerletti |
Su voracidad económica y su dinámica política son
efectos de las leyes del sistema que se basan en la obtención de la ganancia
(apropiación de la plusvalía). Y su realización depende del consumo de las
mercancías lo que resulta vital para la existencia del capital y el proceso de
acumulación. Estos reiterativos conceptos son una forma de combatir su silenciamiento por el
poder instituido que también alcanza a presuntos “progresistas”.
Lo descripto exhibe a la economía como el
nivel principal del sistema pero, obviamente, no es el único. Lo cual no significa
que lo económico sustituya a la política en el capitalismo pues ésta garantiza
y motoriza su dominación. En el polo opuesto, las políticas emancipatorias anticapitalistas
promueven la ruptura de este injusto orden social. Aquí la cuestión se complejiza
al introducir la política “realmente existente”. Es que lo estructural está
atravesado por los particularismos y su múltiple variedad de historias concretas y situaciones emergentes.
Luego, es preciso evaluar la influencia de las diferentes luchas sectoriales y sus
actores sobre la señalada polaridad.
Ahora es oportuno hacer la distinción entre política y gestión lo que no supone omitir
su vínculo. Pues toda política que como tal disputa el poder, si triunfa, debe
administrar los recursos de la sociedad. O sea, hacerse cargo de la gestión que,
disimulada o expresamente, está prefigurada en esa política. Luego, ambas
categorías son parte de la problemática del Estado. Mas, dicha institución porta
un irresuelto y serio interrogante para toda política que asuma la emancipación:
¿cómo construir organizaciones que garanticen la participación de la sociedad
en decisiones sustanciales para su existencia?
Asimismo, del cuestionamiento a la democracia representativa
vigente que legitima al poder dominante, surge otra pregunta: ¿cómo encarar los
momentos en que dicho poder muestra fisuras por conflictos y luchas de quienes
lo enfrentan sin romper con la legalidad sistémica? Este interrogante trae a escena
al llamado “populismo” que es objeto
de polémicas en nuestro medio y también en otras latitudes.
Acerca del “Populismo” y la Emancipación.
Los mayores divulgadores del término “populismo” proceden de la derecha y de
su poderoso aparato de propaganda, televisivo y en el periodismo escrito. Lógicamente,
lo cargan de un contenido insidioso y negativo para desprestigiarlo y anularlo
políticamente. Tan evidente es esto que torna superfluo referirse a semejante prédica.
Desde otra mirada, resulta necesario pensar su relación con los movimientos que
plantean la emancipación lo que origina distintas interpretaciones y debates. Por
lo tanto, abordaré someramente los alcances políticos del populismo según mi
óptica. Y con esa finalidad haré una esquemática mención al conocido aporte
teórico de Laclau.
Plantea Laclau:“…la `vaguedad´ de los discursos populistas, ¿no es consecuencia, en
algunas situaciones, de la vaguedad e indeterminación de la misma realidad
social?” (“La razón populista”, pág.
32). Es válida su tácita afirmación considerando la multiplicidad de actores y
sectores sociales. Cuestión que se articula con lo que después desarrollará
respecto de las demandas equivalenciales. Las que, en conjunto y bajo la
hegemonía de alguna/s de ellas, resultan la base simbólico-política del
significante pueblo que a su vez establece una frontera insalvable con el poder
dominante, digamos el anti pueblo.
La conjunción de las “demandas
equivalenciales” son reclamos que remiten a necesidades sentidas al interior
del abarcador “significante pueblo” que potencian la energía política de los
movimientos populares. Agregaría que hay síntesis más abarcadoras como ciertos
enunciados simbólicos generales que traducen certera y condensadamente
situaciones emergentes de graves conflictos y crisis. Por ejemplo, las tres
banderas del peronismo: “justicia social, independencia económica y soberanía
política” que representaron la antítesis política de la “década infame”. O
también consignas claves de un momento histórico como el lema “Paz, Pan y
Tierra” que lanzara Lenin e impulsaron los bolcheviques previo a la revolución
rusa.
La cita y mi reflexión acerca del enfoque
teórico de Laclau, es para situar lo que pienso constituye un vacío que ha dejado
y deja el “populismo”. Según mi interpretación, este vacío marca la
significativa omisión de lo estructural sistémico en su política y que es un
nivel fundamental para las corrientes emancipatorias. Sin embargo, éstas no gravitan
en la sociedad pues distan mucho de crear alternativas superadoras. Todavía la
mayor riqueza de su praxis proviene de las experiencias micro. Esa importante diferencia
teórico-práctica, bloquea fructíferos intercambios entre ambos sectores que
según opino, enfrentan el mismo enemigo. Uno, inmerso de hecho en el corto
plazo y con todas sus limitaciones. El otro, al que pertenezco, con su claridad
en lo estructural que exige una nueva política en tanto que sobrelleva la
incertidumbre de lo increado.
Evo Morales |
Aclaremos que el término populismo que se puso
tan en boga en la actualidad, abarca expresiones diferentes. Lo son el Chavismo
en Venezuela, los gobiernos K en Argentina, los de Evo en Bolivia, el PT en
Brasil, en fin, las aperturas que desde fines del siglo pasado se dieron en
Sudamérica perturbando la hegemonía neoliberal.
El populismo, al menos en nuestro país, ha
mostrado una tendencia declinante. Basta considerar el nacimiento del peronismo
y su gobierno en el período 1945/52 comparado a su 2º mandato y a las
realizaciones posteriores, o sea, los tres meses de Cámpora, desvirtuados luego
por Perón-Isabel y, ni qué decir, por el Menemismo. Aún el resurgimiento de los
12 años K dista mucho de las realizaciones inaugurales. Claro, son otras las
circunstancias pero eso mismo habla de las debilidades del populismo. En ese
sentido, vale comparar los 18 años de la resistencia peronista y sindical (con sus
disputas y antagonismos internos incluidos) ante el triste espectáculo de
nuestros días.
Esta etapa reclama ideas innovadoras y una sumatoria
colectiva de esfuerzos para enfrentar la despiadada dominación del gran
capital. Las luchas deben responder a la causa de los de abajo y a todos los que
la asumen. En función de ello, entiendo que sin renunciar a los principios
tenemos que ampliar la mirada política. El “populismo” (discutible significante)
aporta numerosos luchadores que no debemos confundir con quienes usufructúan de
las prebendas del Estado. Sumar fuerzas en las luchas concretas y al mismo
tiempo, impulsar el pensamiento crítico en torno a las limitaciones del “populismo”
y sobre la gestación de caminos que tiendan a la emancipación. Es importante
intercambiar ideas y debatir pues mientras aquél siga atado a las leyes del sistema,
terminará abonando el campo enemigo. Sobran los ejemplos con sus historias.
A mediados del mes pasado se dio a conocer la apertura “electoral” del zapatismo en busca de difundir sus
ideas y postura política. En general coincide con la inquietud que me ronda desde
tiempo atrás y que traté de expresar en este artículo. Asimismo, veo a dicho
movimiento como la más destacada expresión del campo emancipatorio por lo
universal de sus ideas fundantes y las experiencias que le acompañan. En su reciente
declaración (1) promueven, para la
elección de 2018 en México, a una indígena mandatada por las distintas
comunidades indígenas (CNI) y por el EZLN. Explicitan: “Ratificamos que nuestra lucha no
es por el poder, no lo buscamos…”. Lo que buscan es perforar el cerco
del gobierno, el establishment y la partidocracia afín, para llegar a la
sociedad civil con su denuncia y su mensaje a favor de la emancipación.
Demás está decir que mi comentario no
significa ningún tipo de seguidismo pues sería la antítesis de todo planteo
emancipatorio. Sí expresa la coincidencia acerca de combatir el aislamiento que
propicia el enemigo y también al que aporta el sectarismo de cualquier índole. Es
que una construcción de lo colectivo implica tareas de largo aliento que conllevan
convergencias que no son lo mismo que mixturas. Hoy, el intercambio de ideas es
una necesidad frente a la penumbra política actual que incentiva las preguntas.
Luego, abramos bien los oídos para
escuchar mejor otras voces.------
Jorge Luis Cerletti ---
(9 de noviembre de 2016)
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(1) “Que
retiemble en sus centros La
Tierra” (documento emitido por el Quinto Congreso
Indígena celebrado en Chiapas entre el 10 y el 14 de octubre de 2016.)
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