martes, 9 de abril de 2019

REBELIÓN Y TRAICIÓN DE TUPÁC AMARU, Por Omar Néstor Miliano para Vagos y Vagas Peronistas

Muchos recuerdos de mi escuela primaria se han tornado borrosos, imperfectos, aunque hay una figura que siempre me intrigó… el indio Túpac Amaru amarrado por las extremidades a cuatro caballos que empujaban, en diferentes direcciones, para descuartizarlo. 

Esa imagen la tengo guardada. La maestra me “enseñaba” que era el indio que se rebelaba contra los españoles que querían “culturizarlo” y dicho atrevimiento era severamente castigado. 

Me tocaría ser testigo de otras formas de “escarmiento” con la cual los poderes de turno intentarían implantar el terror y acallar los actos de insubordinación. 



19 de marzo de 1740 



José Gabriel Condorcanqui nace en la ciudad de Surimaná, provincia de Tinta (actual Perú) el 19 de marzo de 1740, aunque se lo conoce como José Gabriel Túpac Amaru, último descendiente del tronco principal del Reino Inca. 

Esta descendencia de los reyes autóctonos del imperio inca es tramitada por Tupac y certificada ante la Audiencia de Lima, aunque insume un largo proceso judicial trabado por la burocracia de la época. Sin embargo, la profusa documentación que aportó demuestra que, por parte materna, era descendiente de Felipe Túpac Amaru, último monarca inca decapitado en 1572 por orden del Virrey Francisco de Toledo. 

Muy pequeño quedó huérfano al cuidado de sus tíos, quienes se encargaron de su educación en el colegio San Francisco de Borja de la ciudad de Cuzco, establecimiento para hijos de caciques e indios nobles dirigido por los jesuitas. 

En el premiado libro sobre su vida, escrito por Boleslao Lewin bajo el título “Túpac Amaru en la Independencia de América” se trascriben informes de la época que lo describen: 

“… en sus maneras era un caballero, era cortesano; se conducía con dignidad con sus superiores y con formalidad con los aborígenes, hablaba con perfección la lengua española y con gracia especial la quechua…” 


Heredero de tierras y animales se dedica al transporte de cargas entre Cuzco y la actual Bolivia y no sufre privaciones económicas, sin embargo el reconocimiento oficial de su calidad incaica lo “empuja” a la búsqueda de obtener diversas reivindicaciones para su pueblo que era brutalmente dominado por los españoles. 


Entre esos objetivos se encontraba la supresión de la mita, que consistía en un servicio obligatorio que prestaban los indios en la minería y que se llevaba adelante desde sus antepasados. En forma rotativa los distintos hombres de la población se incorporaban, por un tiempo, al trabajo en las minas, pero los españoles habían endurecido severamente las condiciones de este trabajo, transformándolo casi en una trampa mortal. Al ir disminuyendo con el paso del tiempo el número de hombres, esa rotación se trastocaba participando desde niños hasta ancianos en el rudo trabajo y extendiendo la permanencia en las minas por tiempo prolongado. 



Otra de las reivindicaciones que buscaba Túpac Amaru era la eliminación de los obrajes. En este caso, los españoles los llevaban a trabajar en la producción de telas, pero trasladándolos a lugares completamente diferentes a los que estaban acostumbrados a vivir y los sometían a un régimen casi “carcelario” en condiciones de extrema explotación. 

Si bien se les abonaba por participar en los obrajes, éste era otro de los planteos llevados adelante por Túpac que se lo conoce como el régimen de reparto de los corregidores. 

Los corregidores eran los gobernantes absolutos de cada provincia que, a cambio del trabajo, les pagaban en especies repartiendo mercaderías y objetos de origen europeo a un valor carísimo y que, en muchos casos consistían en objetos que los aborígenes no utilizaban en su vida diaria, pero que estaban obligados a recibirlos como anteojos, alfileres, terciopelos, medias de seda, hebillas, encajes, utensilios, entre otras baratijas. 



En 1777 Tupac, presenta ante la Audiencia de Lima su primer recurso sobre los daños que provoca el servicio de la mita y posteriormente insiste en sus argumentos que, entre otros se transcriben a continuación: 

“Excelentísimo Señor: 

Don José Túpac Amaru, cacique de los pueblos de Surinama, Pampamarca y Tungasuca de la provincia de Canas y Canchas, Tinta, en nombre de los caciques de los demás pueblos de dicha provincia y en virtud de sus poderes que indebida forma presenta, puesto a los pies de V.E., con su mayor rendimiento dice: Que el suplicante, por lo respectivo a sus pueblos, hizo a V.E. la más humilde representación a beneficio de sus indios que le son sujetos, por los imponderables trabajos que padecen en la mita de Potosí en una distancia de más de 200 leguas y lo que es más el gravísimo daño de la extinción de los pueblos en el visible experimental menoscabo de sus indios que, obligados con sus mujeres e hijos hacen una dolorosa despedida de su patria y de sus parientes, porque la rigidez y escabrosidad de los caminos los mata, los aniquila el extraño temperamento y pesado trabajo de Potosí o su indigencia no les da arbitrio para regresar a sus pueblos cuando la calamidad no ha acabado antes con su vida… 

… en los primeros tiempos era multiplicado sin comparación el número de indios y podían turnar las mitas con alguna tregua y con algún descanso. Entonces morían los indios y desertaban, pero los pueblos eran numerosos y se hacía menos sensible, hoy llega a tocar el imposible cumplimiento de la mita porque no hay indios que la sirvan y es necesario que vuelvan los mismos… 

… A V.E. pide y suplica que habiendo por presentado dichos poderes e instrumentos se sirva declarar que los indios de la expresada provincia de Canas y Canchas no están obligados a la mita de Potosí por la decadencia en que se hallan y demás justas causas que lleva el suplicante expuestas. Pide merced que con justicia espera alcanzar de la poderosa mano de V.S. José Gabriel Túpac Amaru. Lima 18 de diciembre de 1777.” 



Si bien las autoridades españolas reconocen lo legítimo de sus reclamos, son inflexibles ante los pedidos de Túpac Amaru y no acceden a modificar las condiciones infrahumanas a que eran sometidos los indios. 

El enviado por el reino de España, visitador general José Antonio de Areche expresa en un documento de la época que: 



“… La mita, según se practica en el Reino, es a mi entender uno de los males que es fuerza cortar brevemente, si queremos población, civilidad y que se nos acerquen los indios a lo que deben y pueden ser …” “La mita y los malos tratamientos que reciben los indios son causas parciales, y acaso algo más, para que los naturales vayan cada día a menos, para que no tengamos tantos como tuvimos, y para que no prospere su estirpe tanto como quieren las leyes y los ilustrados gobiernos de nuestra nación…” 



Sin embargo, se mantiene intransigente cuando debe tomar una decisión y se le ordena a Túpac regresar a sus pueblos sin ningún resultado concreto. 



Ello dará origen a la rebelión social más vasta en la historia colonial del continente americano. 

España prohibía el uso de armas a los pueblos sometidos, por ello Túpac lentamente fue aprovisionándose del armamento a utilizar, con muy pocas armas de fuego y fabricando todo tipo de armas blancas. 

Aprovecha que el obispo Moscoso excomulga al corregidor de la provincia de Tinta, Antonio de Arriaga, quien era odiado por los indios, aunque también por los criollos, y el 4 de noviembre de 1780 detiene al funcionario español, lo obliga a firmar una carta donde solicita dinero y armamento y tras un juicio sumario, lo ajusticia en la plaza pública. 

Rápidamente y ante el asombro de los españoles, obtiene su primera victoria el 18 de noviembre en Sangarará. 

La rebelión se expande rápidamente en diversos lugares del Perú y a medida que avanzaba se arrasaba con los “obrajes”, abolía la esclavitud, la mita y la explotación de los seres humanos. 

En uno de los manifiestos que Túpac Amaru deja en las tierras que conquista expresa: 



"… Vivamos como hermanos y congregados en solo cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los españoles; criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en estas tierras y de un mismo origen…” 



Simultáneamente comienzan sublevaciones en Bolivia, Paraguay, Uruguay, Chile y Argentina. 

En estas tierras la revuelta fue fuerte en Jujuy, Salta y Tucumán. 

Micaela Bastidas, su esposa, se encargaba del aprovisionamiento de los rebeldes, llevando adelante una tarea encomiable. 

Aunque la diferencia entre ambos bandos en el armamento utilizado era un escollo para los indios, suplían esa diferencia con la cantidad de hombres involucrados en el levantamiento que sobrepasaron los 100.000 hombres. 

Pero lo que sorprendió a los españoles fue la astucia que utilizaron los hombres de Túpac Amaru para llevar adelante sus acciones. Además de utilizar el conocimiento del terreno que les permitía sorprender a los españoles desde posiciones más ventajosas o llevar adelante operaciones de sabotaje en la retaguardia de las posiciones enemigas, utilizaron eficazmente las fuerzas de la naturaleza. 



En esa dirección hay dos acciones elocuentes en el sitio a la ciudad de Sorata y a La Paz. 

En el primer caso se aprovecharon de las innumerables vertientes que descendían de un cerro nevado, construyendo una importante obra hidráulica e inundando por completo a la ciudad. 

En el sitio a La Paz, construyeron en los altos de la ciudad, una represa que recogió las aguas del río principal que la rodeaba para luego reventar la construcción y causar estragos impresionantes y el terror en los españoles. 

Sin embargo, lo que el hábil inca no pudo sortear fue la traición. 



Cuando se disponía a preparar un ataque sorpresa, fue delatado por Yanuario Castro, un tupamarista traidor quien alertó a los españoles y los puso en aviso de que contaban con pocos víveres. 

Las fuerzas de Tupac fueron sitiadas intentando imponer la rendición por hambre. En la madrugada del 6 de abril, Túpac Amaru intentó abrirse camino, pero fue derrotado y tomado prisionero junto a parte importante de su familia. 

Sometido a cruentas torturas para conocer el nombre de sus lugartenientes, resistió los tormentos y ante el interrogatorio formulado por el propio visitador general Areche manifestó que: 

“… Nosotros dos somos los únicos conspiradores; V. M. por haber agobiado al país con exacciones insoportables y yo por haber querido libertar al pueblo de semejante tiranía. Aquí estoy para que me castiguen solo, al fin de que otros queden con vida y yo solo en el castigo…” 

Es juzgado y condenado a muerte, pero el fallo es atroz en cuanto a como debe ejecutarse explicando minuciosamente como debe llevarse a la práctica, agravado previamente con la muerte pública de toda su familia. 

La misma es descripta por el testigo ocular de la siguiente forma: 

“El viernes 18 de mayo de 1781, después de haber cercado la plaza con las milicias de esta ciudad del Cuzco... salieron de la Compañía nueve sujetos que fueron: José Verdejo, Andrés Castelo, un zambo, Antonio Oblitas (el que ahorcó al general Arriaga), Antonio Bastidas, Francisco Túpac Amaru; Tomasa Condemaita, cacica de Arcos; Hipólito Túpac Amaru, hijo del traidor; Micaela Bastidas, su mujer, y el insurgente, José Gabriel. Todos salieron a un tiempo, uno tras otro. Venían con grillos y esposas, metidos en unos zurrones, de estos en que se trae la yerba del Paraguay, y arrastrados a la cola de un caballo aparejado. Acompañados de los sacerdotes que los auxiliaban, y custodiados de la correspondiente guardia, llegaron al pie de la horca, y se les dieron por medio de dos verdugos, las siguientes muertes. 

”A Verdejo, Castelo, al zambo y a Bastidas se les ahorcó llanamente. A Francisco Túpac Amaru, tío del insurgente, y a su hijo Hipólito, se les cortó la lengua antes de arrojarlos de la escalera de la horca. A la india Condemaita se le dio garrote en un tabladillo con un torno de fierro... habiendo el indio y su mujer visto con sus ojos ejecutar estos suplicios hasta en su hijo Hipólito, que fue el último que subió a la horca. Luego subió la india Micaela al tablado, donde asimismo en presencia del marido se le cortó la lengua y se le dio garrote, en que padeció infinito, porque, teniendo el pescuezo muy delgado, no podía el torno ahogarla, y fue menester que los verdugos, echándole lazos al cuello, tirando de una a otra parte, y dándole patadas en el estómago y pechos, la acabasen de matar. Cerró la función el rebelde José Gabriel, a quien se le sacó a media plaza: allí le cortó la lengua el verdugo, y despojado de los grillos y esposas, lo pusieron en el suelo. Les ataron las manos y pies a cuatro lazos, y asidos éstos a las cinchas de cuatro caballos, tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas partes: espectáculo que jamás se ha visto en esta ciudad. No sé si porque los caballos no fuesen muy fuertes, o porque el indio en realidad fuese de hierro, no pudieron absolutamente dividirlo después que por un largo rato lo estuvieron tironeando, de modo que lo tenían en el aire en un estado que parecía una araña. Tanto que el Visitador, para que no padeciese más aquel infeliz, despachó de la Compañía una orden mandando le cortase el verdugo la cabeza, como se ejecutó. Después se condujo el cuerpo debajo de la horca, donde se le sacaron los brazos y pies. Esto mismo se ejecutó con las mujeres, y a los demás les sacaron las cabezas para dirigirlas a diversos pueblos. Los cuerpos del indio y su mujer se llevaron a Picchu, donde estaba formada una hoguera, en la que fueron arrojados y reducidos a cenizas que se arrojaron al aire y al riachuelo que allí corre. De este modo acabaron con José Gabriel Túpac Amaru y Micaela Bastidas, cuya soberbia y arrogancia llegó a tanto que se nominaron reyes del Perú, Quito, Tucumán y otras partes...” 

La Rebelión no cesó con la muerte de Túpac Amaru y siguieron su lucha Tomas Tupac Catari y Julian Tupac Catari, como así también su primo hermano Diego Cristóbal Túpac Amaru , su sobrino Andrés Túpac Amaru y Miguel Túpac Amaru. 

Lograron importantes victorias, como también algunos son apresados y asesinados. 

Sigue el conflicto y los españoles no logran pacificar la región. 

El temor a una invasión de los ingleses y los graves problemas económicos que se sucedían en los Virreinatos del Río de la Plata y del Perú obliga a las autoridades españolas a buscar una salida pacífica. 



Siendo Diego Gabriel Túpac Amaru el jefe de la insubordinación, el 1 de octubre de 1781 se dicta un indulto general para todos los insurgentes. 

Se abre una etapa de negociaciones de paz y, aunque Diego Gabriel desconfía de las intenciones realistas, el 3 de noviembre en el pueblo de Lampa , Miguel Túpac Amaru firma un acuerdo y el 11 de diciembre lo suscribe Diego Gabriel. 

En la ciudad de Sicuani el 26 de enero de 1782 se celebra un solemne acto y los descendientes de Tupac entregan las armas. 

Sin embargo, la misma corte española que redactó las cláusulas del tratado de paz, un año después ordena al Visitador Jorge Escobedo que “… no dejase restos ningunos de la infame y vil familia de Túpac Amaru …”. De esta forma las autoridades de la península traicionan lo firmado con los indios y el 15 de marzo de 1783, a pesar de que no existía ninguna nueva evidencia de actos de subversión, es detenido Diego Cristóbal en Tinta, junto a sus familiares y salvajemente ejecutado. Dice el fallo que será “…sacado de la cárcel donde se halle preso, arrastrado de la cola de una bestia de albarda, levando soga de esparto al pescuezo, atados pies y manos, con voz de pregonero que manifieste su delito; siendo conducido en esta forma por las calles públicas y acostumbradas al lugar del suplicio, en el que, junto a la horca estará dispuesta una hoguera con sus grandes tenazas, para que allí a vista del público sea atenaceado y después colgado por el pescuezo hasta que muera …” . 



Quiero terminar este cruel relato trascribiendo una parte de la presentación que el abogado – de oficio- defensor de Diego Cristóbal Tupac Amaru efectúa ante los feroces jueces Mata Linares y Avilés. 

En ella no cuestiona la sentencia, sino que se refiere a que, en los más aberrantes crímenes que se sucedían en España, las sentencias a muertes procuraban quitar la vida al delincuente con la mayor brevedad posible para luego practicarse con el cadáver las demás demostraciones de rigor, por cuanto “… somos verdaderos católicos …”: 



“… suplica rendidamente a V.S. se digne tolerar por un efecto de cristiandad que el verdugo, ahorcando primero con aceleración al reo, ejecute después en su cuerpo la demostración de las tenazas y descuartizarlo para que así no falte estímulo del ejemplo y terror que debe hacerse sentir en el pueblo. Por tanto, a V.S. pide y suplica se sirva proveer como solicita, merced que espera alcanzar de la justificación de V.S. …” 



La respuesta brindada por el Tribunal fue: 



“… No ha lugar a la solicitud del Protector a quien, por las razones que se tienen presentes se le multa con cien pesos…” 
Milagro Sala

La magnitud de la REBELION de estos pueblos originarios y sus mártires, no ha sido lo suficientemente difundida e incorporada en nuestros planes de estudios lo cual ha impedido que conozcamos adecuadamente la importancia de Túpac Amaru en la independencia de América. 


Sin embargo, durante la década pasada, tomó su nombre como bandera la Organización Barrial Túpac Amaru que llevó adelante, en la provincia de Jujuy, un impresionante plan de realizaciones ejecutando la construcción de barrios enteros para sus humildes habitantes, guarderías infantiles, centros recreativos con piletas de natación y campos de deportes, centros de integración comunitaria, fábricas, colegios etc. 

Todas ellas efectuadas con la mano de obra de los propios interesados y bajo la conducción de MILAGROS SALA y la atenta mirada de José Gabriel y Diego Cristóbal Túpac Amaru desde algún cerro norteño. 


El “escarmiento” vendrá de parte del actual Gobernador de la Provincia de Jujuy Gerardo Morales, quien desde hace 1179 días mantiene privada de su libertad y sometida a torturas físicas y psíquicas intentando doblegarla, pero MILAGROS AGUANTA los nuevos tiempos que se avecinan. 

Es el mismo Gerardo Morales que se desempeñó entre julio del 2000 y agosto del 2001 como Secretario de Desarrollo Social del gobierno de la Alianza, aunque lo único que pudo “desarrollar” fue la INOPERANCIA. 

Esta vez, su principal logro ha sido “descuartizar” las obras que La Tupac había levantado para su pueblo, pero la Organización Barrial no está diezmada, está al acecho esperando esos “nuevos tiempos”. 

Así como el Gobernador Morales no puede “digerir” que haya sido una “india negra” quien llevó adelante más desarrollo social de lo que él pudo realizar, como así también, muchos de los que pueblan el continente americano no pueden “digerir” que una parte importante de las tierras donde se libraron las luchas que hasta aquí he relatado, HOY sean presididas por otro indio: EVO MORALES

3 comentarios:

  1. Muy bueno!!! La memoria popular libera!!!

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  2. Gran laburo, muy bueno !!! de vez en cuando aparece un tiro para el lado de la Verdad !!! Felicitaciones al blog y al autor del articulo.

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  3. Gracias a los compañeros por los elogios. La historia siempre trae enseñanzas, hay que hacerse un lugar para leerla y meditar

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