Neo
liberalismo y Democracia
¿Este modelo neoliberal es
compatible con la democracia?
El siglo
XXI amaneció con una crisis del neoliberalismo en varios países de América
latina.
Algunos
gobiernos elegidos por el voto popular (Brasil, Bolivia, Ecuador, Argentina,
Paraguay, Honduras) lograron por primera vez en la región la inclusión social que
abarcó distintos sectores poblacionales. Se avanzó en políticas de DDHH y la
participación social fue central en el funcionamiento de las políticas del Estado.
El año
2001 fue un hito donde comienzan los rechazos a las políticas neoliberales. El
FPV, apoyado por fuerzas progresistas, logra un espacio de estabilidad
económica, cuyo logro más importante es haber saldado la deuda con el FMI. Los
poderes del Estado logran funcionar con un equilibrio adecuado.
En el
2015 las elecciones nacionales dan como resultado un vuelco hacia ideas
conservadoras, llamadas también: neoliberales.
Es la primera vez que se logra restaurar un gobierno conservador sin un golpe
de Estado.
Los paradigmas que
aparecen en este nuevo escenario se caracterizan por un crecimiento exponencial
de las fuerzas de seguridad. El modelo económico está basado en la especulación
financiera y este error nos lleva nuevamente a endeudarnos con el FMI. Hay
detenidos políticos (caso Milagro Salas). Se utilizan mega DNU (Decretos de Necesidad
y Urgencia) como en el 2018, que se oficializó la derogación de 19 leyes y se
modificaron otras 140. Entre estas medidas hay cambios importantes en áreas
sensibles del ANSES. Otro ejemplo: cuando la oposición logró sancionar la ley
que frena la suba de tarifas, el Poder Ejecutivo la vetó a las pocas horas. Se
investiga la desaparición forzada de personas (caso Santiago Maldonado), la
muerte dudosa a manos de Prefectura Naval (caso Rafael Nahuel). Derogación de
derechos adquiridos (caso de Jubilados y Discapacitados). Ataque a la Educación
Pública denostando a sus dirigentes gremiales, a sus docentes y generando
enfrentamientos innecesarios. Cierre de los bachilleratos en la Provincia de
Buenos Aires. Cierre de escuelas en el Delta del Paraná. El Cierre de los Profesorados
de formación docente se anuncia para fines del 2018. Miles de
trabajadores despedidos de organismos del Estado sin otra justificación que el
ajuste (SENASA, INTI, INTA y otros ministerios). Presiones y extorsiones para
que funcionarios del Estado dejen sus cargos (caso de la Procuradora General de
la Nación Gils Carbó) y distintos magistrados del Poder Judicial. Opinión
crítica permanente en contra de los organismos de DDHH. Desprecio contra los
pueblos originarios (caso pueblo Mapuche).
Esta enumeración es solo
un ejemplo parcial de las medidas que está tomando el Gobierno Nacional.
¿Cómo podemos llamar a este fenómeno político-social?
Estamos frente a un
fenómeno político de manipulación mediática. No es privativo de la
Argentina, ya que otros lugares de la región, por ejemplo Brasil, lo esta experimentando.
Tiene distintas manifestaciones. Una denominada “lawfare”, es decir, la guerra
judicial contra el adversario político, otra “post-truth” que
significa posverdad, que es nada menos, según la definición del
diccionario de Oxford “la distorsión deliberada
de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la
opinión pública y en sus actitudes sociales”. Otra es fake
news (noticias falsas) que
tomando el imaginario social se crean relatos que no son verdaderos y les da
publicidad a través de las redes y el resto de los medios de comunicación.
Esta actitud persecutoria es un permanente fusilamiento mediático que no acepta
apelaciones ni razón de ningún tipo. Los periodistas que no están alineados
están sufriendo el aislamiento sistemático, ejemplo de esto es el caso Roberto
Navarro, quien se vio impelido a dejar un canal de TV por informar noticias de archivos
que molestaban al oficialismo.
Las escuchas ilegales son
moneda corriente en la Argentina hoy. Desde el poder político se desconoce así
la garantía de los ciudadanos.
Neoliberalismo y democracia parecen ser antagónicos en este momento. El
Estado de Derecho está en peligro. Hay exceso de mecanismos de manipulación
social, llámese: post-truth (posverdad),
lawfare (guerra legal), fake news (noticias falsas), sobornos,
extorsión o sutiles amenazas.
Debemos
preguntarnos frente a este panorama cómo podemos abordar estos desafíos
históricos democratizando el poder con una estrategia acorde a los nuevos
tiempos. La opresión debe ser resistida. Cómo lo haremos, es un camino a
construir.
Para
concluir citaré un texto de Thomas Piketty, de su libro El Capital
en el Siglo XXI : “durante los últimos 40 años el neoliberalismo se
caracteriza por una concentración de Capital Patrimonial sin precedentes. La concentración del poder (económico,
político y mediático-cultural) en minorías atenta en sus fundamentos contra
cualquier soberanía en manos de los ciudadanos. Sus intelectuales orgánicos
hacen lo imposible por negarlo y hace tiempo luchan por la apropiación
simbólica de la “democracia”.
No
le regalemos esa denominación, no le hagamos el trabajo fácil, no lo merecen”.
(") Socióloga
4
de Junio 2018
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