Jorge Luis Cerletti |
A PROPÓSITO DE “EL ESTADO EN
EL 2do. y 3er. SEMILLERO”, Por Jorge Luis Cerletti, para vagos peronistas.
Envío algunas reflexiones sobre el Estado y el
poder a partir de la “Breve compilación de definiciones del 2º Semillero” y la
desgrabación del 3º. Ambas abordan una problemática que ocupa un lugar muy
importante en mis ideas y prácticas políticas desde hace bastante tiempo. Por
lo tanto, resultaron un disparador de estos comentarios.
Pienso que existen “dos tipos de relaciones interactuantes que constituyeron el principal
motor de los procesos sociales en la historia; las relaciones de explotación y la relaciones de dominio. (*)
Estas últimas explican la naturaleza intima del poder. Y la política ha sido y
sigue siendo el campo donde se dirimen las luchas por el poder.”(1)
El período en el que aparece el Estado es el que corresponde a las antiguas
civilizaciones urbanas hijas de la gran revolución del neolítico (soslayo
eventuales proto-estados). Con sus características conocidas, nace en Egipto,
Mesopotamia, China e India. Se abre así el período en el que toman cuerpo las
clases sociales y se potencian las luchas por el poder cuyas manifestaciones
más cruentas emergen en las guerras.
El
Estado tiene una doble cualidad
que lo define: es la principal institución
que rige el ordenamiento social y a la vez, es el garante de las distintas
formas de dominación. Nace de las relaciones sociales y las luchas por el
control de la sociedad y sus particularidades surgen acordes a la etapa
histórica. (2)
No hay
que confundir Estado
con Gobierno. Fundamentalmente, el Estado
resulta el producto de un proceso de construcción de las clases dominantes
a lo largo del tiempo (es estructural).
Y el Gobierno es expresión de las
pugnas sectoriales entre la variedad de actores que tratan de imponer su
hegemonía política (es contingente y en
situación).
Creo que en algunos pasajes de la breve
compilación… de “El Estado en el 2do. Semillero” y en varias intervenciones que
reproduce la desgrabación del 3º, se identifica
Estado con Gobierno. Lo cual supone un error
que tiene derivaciones políticas, juicio que paso a explicitar a
continuación.
Algo que nos caracteriza en el Semillero es la
oposición al orden capitalista. Y también pareciera existir común aceptación acerca
de la carencia de alternativas que superen dicho orden. Esto origina diversos
enfoques en torno a los rumbos en procura de crearlas lo que supone distintas interpretaciones en torno a
la realidad que nos toca vivir.
Considero que el error señalado de
identificación, al confundir lo estructural con lo situacional, influye en la desestimación
de las contradicciones de la política realmente existente. Lo cual tiene varias
consecuencias: a) alimenta la desarticulación entre el largo y el corto-mediano
plazo. b) desestima y por tanto desaprovecha las fisuras políticas generadas
por gobiernos de signo popular, como es o fue el caso de varios en Sudamérica. c)
tiende a aislarse de amplios sectores populares que padecen la dominación de
los patrones del sistema lo que es fuente de conflictos.
Lo anterior no significa desconocer o negar el
reiterado fenómeno de la cooptación del
Estado sobre militantes o grupos que en su momento lo cuestionaron. Pero entiendo que ése es un aspecto
y que, básicamente, el problema es de mayor amplitud y complejidad. Hablo de la
actual formidable hegemonía que ejerce el gran capital en el mundo, su
capacidad de agenciarse los Estados y de generar subjetividad social. Lo cual
se refleja en la señalada carencia de alternativas a favor de la emancipación y
por ahora, desplaza las construcciones hacia lo micro. Ámbitos donde los movimientos,
sin renunciar a la indelegable crítica al orden social vigente, deben abrir
senderos de crecimiento político social sin repetir la vieja tradición
vanguardista y cariocinética de la “izquierda”. Es una tarea que trasciende circunscribir
la crítica a los otros (3), lo más fácil, ya que nos plantea situar la mirada en las falencias de nuestro
propio campo. Y esto es lo más difícil porque desborda la sola cuestión analítica
exigiendo capacidad autocrítica y una praxis creativa e innovadora.
Voy ahora a las dos primeras
expresiones-preguntas de la desgrabación del 3er. Semillero. (**) Éstas apuntan a la irresuelta problemática
de la representación a nivel macro y que procuramos superarla en lo micro. Dada
su importancia, expongo sucintamente mis
ideas al respecto.
La
representación (4) implica una mediación que traslada
la capacidad de decisión de una persona o de un colectivo a quienes son sus
representantes. Puede ser amplia o acotada a un mandato determinado. No
obstante, en la mediación se da la
traslación de poder que pone en juego la desvirtuación de los mandatos. Desvirtuación
que es típica en la democracia representativa realmente existente.
La representación va de la mano con formas
clásicas que habilitaron la dominación. Me refiero a la construcción de
organizaciones que remiten a direcciones piramidales, a los liderazgos y a las
vanguardias, vigentes en la historia hasta hoy. Sin lugar a dudas, en lo macro,
prevalecen casi absolutamente las estructuras piramidales, vale decir, una
cabeza directriz que subordina a distintos niveles de conducción hasta llegar a
las amplias bases que son dirigidas.
Si uno hace un repaso histórico, se puede
constatar que las grandes revoluciones y/o cambios políticos significativos
fueron conducidos por vanguardias con sus respectivos liderazgos, Yendo a lo contemporáneo, a
título de ejemplo y sin igualarlos ni menoscabar el valor político de cada uno,
cabe mencionar a Lenin, Mao, Fidel, Nasser, Zapata, Pancho Villa, Perón,
Velazco Alvarado, Chávez, entre muchas otras figuras. A pesar de sus grandes diferencias,
se puede constatar que hasta ahora se terminó retornando a lo que se había cuestionado
en los comienzos de los procesos (dicho al margen de los cambios de orden social
que responden a fenómenos de ruptura sistémica). Conclusión, los cambios políticos
significativos fueron encabezados por vanguardias y líderes, pero también albergaron
condiciones favorables a su regresión. El mayor ejemplo de lo dicho fue la
implosión del campo comunista y la derrota de los movimientos de liberación
nacional que convulsionaron el siglo XX. Experiencias revolucionarias frustradas
que generaron la mayor expectativa política mundial acerca del fin del
capitalismo y del imperialismo.
Ahora bien, a comienzos de los 90 empiezan
a desarrollarse variadas ideas y experiencias que se apartan de los
cánones políticos clásicos en busca de nuevos horizontes. Quizás el zapatismo
resultó la experiencia creativa más detonante dentro de las diversas
expresiones que se fueron dando. Mas, algunos años antes de su emergencia (1º
de enero de 1994) se abría un proceso de revisión que continúa hasta nuestros
días.
Respecto de dichas ideas haré una síntesis sobre
la significación de algunas categorías organizativas innovadoras contrapuestas a
las hegemónicas, me refiero a la horizontalidad, la circulación del poder
(modelo heterárquico), y las conexiones en red.
Empecemos por desterrar la naturalización
de las relaciones sociales, del poder y
la política que se pretenden explicar por “lo inmodificable de la naturaleza humana”.
La
horizontalidad se contrapone a la verticalidad en la
conducción de un colectivo e implica la participación igualitaria en las
decisiones. Empero, aparece el problema del número pues cuanto mayor es la
cantidad de integrantes de un colectivo, aumentan las dificultades para tomar decisiones
hasta llegar a su imposibilidad. Serían los límites contra los que choca la democracia directa. En cambio, en la democracia
representativa real funciona un orden
piramidal con su correspondiente escalonamiento jerárquico. En la primera existe
una participación igualitaria del poder mientras que en la representativa realmente
existente se distorsionan los mandatos y termina concentrándose el poder en las
cúpulas que remata en lo líderes.
Referente al “imposible” de la democracia
directa, hay que considerar las
nuevas oportunidades que brinda la tecnología posibilitando viabilizar la
federalización de las decisiones y la generación de mandatos en lapsos breves. No
obstante, para llegar a eso existe el enorme dique del poder dominante y la
subjetividad social que engendra. Por la misma razón, la viabilidad de cambiar
las tradicionales relaciones de poder remite a lo micro y no alcanza a la lucha
política de amplio registro. He allí lo sustancial de las carencias actuales en
la creación de alternativas, vacío que se verifica urbi et orbi…
Como mencioné, la desvirtuación de la
democracia representativa realmente existente, connatural al capitalismo,
plantea la cuestión de sus proyecciones en el largo plazo más allá de los
enfrentamiento sectoriales y de las distintas situaciones. Porque, aún suponiendo
que exista fidelidad a los mandatos, queda en pie el problema de la inevitable gestión de los mismos lo
que reintroduciría la problemática del poder.
Lo anterior trae a colación el tema de la circulación del poder. ¿Por qué
concentrar el poder en pocas manos? Al margen de la cultura introyectada, ¿no
es posible hacer circular el poder de modo que la resolución y la gestión de
los mandatos sea rotativa? Éste es uno de los grandes desafíos para una
política de emancipación anticapitalista. (5) Y llegado el caso, ¿no es
preferible resignar eficacia temporariamente ante el peligro de reproducir
formas de dominación?
Pensemos en la experiencias de los regímenes
comunistas que mientras se tendió a eliminar las relaciones de explotación (al
menos los medios de producción pasaron al Estado), la socialización del poder ni
figuró en su primera Fase y en la inalcanzable 2ª, la extinción del Estado sólo
quedó como expresión de buenos deseos…
Para finalizar, las conexiones en redes (6) ofrecen formas de
relacionarse más afines a la horizontalidad y a la circulación del poder. Si los
micro poderes que expresan los grupos (de diversa magnitud) integran colectivos
y/o sociedades mucho más numerosas, la forma en red es la más adecuada para
conectarse asumiendo relaciones igualitarias. Cada nodo puede considerarse un
grupo, y el tejido la articulación de los mismos en pie de igualdad donde la
velocidad de conexión puede acercarse a la simultaneidad en esta época en que
la tecnología de las comunicaciones alcanza niveles extraordinarios. Pero
claro, esto no deja de ser un medio, un instrumento. Lo político deviene de
quien lo maneja y a quienes sirve. Y aquí volvemos, en cierto modo, al
principio. La necesidad de construcción de alternativas emancipatorias.
Jorge L. Cerletti (19 de mayo de 2016)
NOTAS:
(*)
Las relaciones de explotación generan
el reparto desigual de la riqueza en el que sectores minoritarios se quedan con la nata del excedente económico. En el
capitalismo la ganancia se origina en la apropiación de la parte no retribuida del trabajo en la
producción (plusvalía). Las relaciones
de dominio significan la capacidad de decidir por otros y de imponer los
designios o intereses propios. Son constitutivas del poder y alcanzan a todos
los componentes de la sociedad, desde las relaciones interpersonales hasta las
institucionales (obviamente, con sus diferentes efectos y particularidades).
(**)
“Complejidad que se genera al ser muchas personas bajo un mismo paraguas, una
misma organización.” y “Qué tan grande debe ser un movimiento para dar lugar a
la participación, a la palabra, para que no termine siendo vanguardia.” (de la
desgrabación del 3er. Semillero)
(1) “El poder y el eclipse del socialismo” de
Jorge L.Cerletti, (Centro Editor de América Latina – 1993 ; contratapa)
(2) “Sus
instituciones constituyen un producto histórico propio de cada orden social y
no obstante las notorias diferencias de época y de las particularidades de cada
caso, el Estado conserva dos cualidades fundamentales que lo singularizan: ser
el principal organizador jurídico-político de las relaciones sociales y a la vez
el garante del mantenimiento del orden frente a los conflictos generados por la
explotación y la dominación que invisibiliza. Acorde a ello, se naturaliza su
poder como única forma de preservar la convivencia social y se legitima su
manejo del aparato represivo. (“Estado, democracia y socialismo” de
Jorge L.Cerletti, (ediciones del jinete insomne – octubre 2014; ver artº
homónimo; pág.136).
(3) “Pero
su poder se basa también en nuestras fallas. A la falta de propuestas
alternativas nuestras, ellos ofrecen la continuidad de la pesadilla.” (Subcomandante
Marcos, cit. en “El poder bajo sospecha” de J.L.C. (ediciones de la campana
-1997; pág.21)
(4) “…
la representación no es sinónimo de poder. Luego, debemos establecer la
diferencia. La representación indica delegación de poder en alguien pero
asimismo presupone que esa delegación de poder está ceñida a un mandato
conferido por otros. O sea, el poder de decisión de alguien, en tanto no se
independice de los otros, indica una atribución otorgada voluntariamente que le
concede un poder relativo y acotado. En cambio el poder es la capacidad de
decidir por otros, de imponer la propia voluntad per sé. (…) Lo que tienen de
común consiste en el desplazamiento del sujeto de poder velado por la
mediación. Como producto de ello se efectivizan las relaciones de dominio y se
legitima el poder que representa lo que no es para imponer su realidad oculta.”
(“Las relaciones de dominio como lazo social” de J.L.C. (Folleto editado en
junio de 1999; pág. 14).
(5) “Nuevamente
Von Foerster nos provee de un maravilloso ejemplo para diferenciar la
concepción jerárquica (donde gobierna el `Jefe Supremo´ y la línea de mando va
únicamente de arriba hacia abajo) del modelo
heterárquico (donde el poder circula). Como ejemplo del `Principio de Mando
Potencial´ … el episodio de la
Batalla de las Islas Midway. En esa contienda `la flota
japonesa estuvo a punto de destruir a la estadounidense. En verdad el barco
insignia estadounidense fue hundido en los primeros minutos, y su flota fue
abandonada a su propia organización, yendo de una jerarquía a una heterarquía.
Lo que pasó entonces fue que el encargado de cada barco, grande o pequeño,
tomaba el comando de toda la flota cuando se daba cuenta de que, dada su posición
en ese momento, sabía mejor lo que iba a hacer. … el resultado fue la destrucción
de la flota japonesa.´ ” (cita a Denise Najmanovich en “El Poder y la necesidad
de un nuevo proyecto” de J.L.C. – Ediciones Mesa de los Sueños – 1994; pág. 88)
(6) “La
red como concepción y método de construcción es afín a la idea de la democracia
directa. Es una apuesta original orientada en tal sentido. Porque valoriza las relaciones de la actividad social sin
imposición de jerarquías privilegiadas. Porque estimula la participación de
núcleos humanos sin pérdida de su identidad. Porque ayuda a controlar externa e
internamente las relaciones de dominio incrustadas en el tejido social. Porque
crea expectativas que contemplan el protagonismo individual y grupal frente al
desgaste, generador de indiferencia y escepticismo, de las organizaciones
piramidales clásicas.” (Ibid. pág.
86)
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