“Nos llena de orgullo y honor haber auspiciado este encuentro en estos momentos de crisis, porque más allá de las crisis económicas, más allá de este mundo tan desigual, de brechas sociales que se profundizan cada vez más, creo que el principal problema de la época es no poder tener una formulación teórica que encuadre el momento que estamos viviendo.”… “Una de las características de cada época es que cada una ha tenido una teoría, una forma de pensamiento, que luego se proyectó a la política, cultura, etc.,” detalló CFK, y aseguró que “ésta es la crisis de las ideas, que siempre son previas a los grandes cambios políticos, sociales, económicos.” (…) Reveló que “todavía no alcanzo a entender este mundo, hay relatos acerca de qué pasa con el capitalismo, hacia dónde vamos, pero una teoría acerca del mundo que abarque todo todavía no la he podido hallar.” [Declaraciones de CFK ante un grupo de intelectuales del Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad -- (ver PÁGINA/12 del 13/03/15, artº “Un apoyo al debate”)]
Toda formulación política se presta a interpretaciones que, por otra parte, reflejan algo propio del lenguaje. En este caso daré la mía en torno a las afirmaciones de CFK pues me sorprendieron ciertas coincidencias de fondo. Las cuales remiten a una mirada sobre el largo plazo en contraste con características políticas del Kirchnerismo que explican mis diferencias. Como ser, la primacía del actualismo que campea en el oficialismo y en el grueso de la militancia, la metodología piramidal de construcción, el neo desarrollismo encorsetado por las leyes de la acumulación y concentración del capital, etc.etc. Pero lo que aquí me interesa considerar es aquello que trasciende la frontera de lo “realmente existente” y contribuye, implícita o explícitamente, a la prefiguración de nuevos procesos emancipatorios. De allí que cite a CFK y soslaye los análisis en situación relativos a las limitaciones y déficits políticos del gobierno. Con esa intención señalo dos aspectos de las declaraciones de la Presidenta que me parecen relevantes.
Uno: manifiesta la carencia de una formulación teórica que encuadre el momento que estamos viviendo y plantea una crisis de las ideas.
Dos: expresa que todavía no alcanza a entender este mundo,… qué pasa con el capitalismo, hacia dónde vamos…y que no ha podido hallar una teoría acerca del mundo.
No deja de ser llamativo que absorbida por las tareas presidenciales y la gestión, enfrentada sistemáticamente a una agresiva y falaz oposición interna/externa, esta eminente táctica se pregunte sobre un incierto futuro asociado a la crisis de las ideas y a la falta de una teoría orientadora.
En ese sentido, abre un incierto futuro que se juegan su futuro. s padominaciento de los poderes reales de dominacio y al Gobierno en sua entrevista concedida a destacados participantes de “El Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad”, operó como disparador de las declaraciones mencionadas. Y en ellas, aunque en forma tácita, aparece el tema de la emancipación que para buena parte del activismo juvenil resulta una nebulosa con historia semidesconocida. De allí que las reflexiones de Cristina pueden contribuir a despertar el interés de muchos militantes de las nuevas camadas y a establecer puentes entre distintas generaciones, algo tan necesario para la causa de la emancipación.
Yendo ahora a los intercambios y debates que auspició el Foro, voy a referirme al discurso de Álvaro García Linera (AGL) debido a la riqueza de sus formulaciones vinculadas a la emancipación, por su afinidad con mi pensamiento y por su relación con los interrogantes planteados por CFK. Problemática abierta e incitante desafío que demanda la construcción de nuevas alternativas políticas
Anotemos algunos pasajes significativos del discurso de García Linera. Primero, sobre la democracia y la participación:
“La única manera en que la democracia en el mundo puede rejuvenecer, revitalizarse, abandonar su estado de institución fósil, repetitiva, aburrida y monopolizada por élites o por castas, es la vigencia, el vigor, y el complemento de la democracia en las calles, de la democracia de las organizaciones, de la fuerza de los movimientos sociales.” (…) “Esta democracia plebeya. Esta democracia de la calle que garantiza un nuevo tipo de gobernabilidad.” (…) “Hay gobernabilidad en América Latina si simultáneamente se combina fuerza electoral con fuerza en la calle.”(…) “si simultáneamente la gente delibera, la gente participa, la gente asume compromisos. Si la gente propone al Estado y al Gobierno en sus ámbitos de organización local, territorial, de la calle, de la plaza, de la asamblea.”
Aquí cuestiona la Democracia Representativa aunque sin negarla. Porque si se la despoja de la participación efectiva del pueblo, (digamos de los de abajo) constituye un instrumento de los poderes minoritarios que manipulan el control de la sociedad según sus designios. Luego, AGL desnuda las falacias de la representación como cobertura política ideológica operantes en la gran mayoría de las Democracias realmente existentes. Es que el poder del gran capital posibilita ejercer la dominación sin apelar a la violencia directa. Mas, cuando pierden el control, no tienen empacho en emplear las armas o en impulsar golpes encubiertos agitando la bandera de la libertad. En tanto que los gobiernos surgidos en varios de nuestros países bajo el signo popular, deben superar las contradicciones emanadas de la concentración de poder y eludir las arenas movedizas del Estado. Aún no se construyeron organizaciones capaces de resolver esa cuestión histórica y de crear nuevas alternativas emancipatorias. Mas, surgen experiencias e ideas afines que han avanzado por ese sendero aumentando la visibilidad de semejante problema, condición necesaria para una futura superación.
Lo precedente plantea la cuestión del Estado, terreno en el que continúan los aportes de A.G.L. Transcribo:
“¿Hay que tomar el Estado? ¿No se corre el riesgo de que el Estado nos tome a nosotros y que de revolucionarios nos convirtamos en conservadores?
“Hay que luchar por el poder del Estado pero sin ser absorbidos por el poder del Estado. Y al mismo tiempo que peleamos por conquistar el poder del Estado, que es simplemente una nueva correlación de fuerzas de lo popular, de lo campesino, de lo indígena, de lo obrero, de la clase media, con capacidad de emponderarse y tener más influencia, nunca olvidar que simultáneamente se debe reforzar lo local, lo autónomo, lo diferente al Estado. Entonces uno avanza con dos pies. Construyo sociedad y eso me permite reflejar y redireccionar el Estado. Peleamos por el Estado como ampliación de derechos, pero simultáneamente reforzamos lo social y lo autónomo para impedir que eso común se autonomice, se enajene y se vuelva contra la propia sociedad.”
Ideas muy ricas ante las frustración histórica en que derivó la toma del poder del Estado en todas las revoluciones contemporáneas. Es que el juego de contradicciones entre la necesidad de cambios profundos del orden social y las ideas que lo propiciaron y los medios empleados, hasta ahora generaron “el eterno retorno” de las formas de dominación contra las que se luchó en todas las epopeyas revolucionarias.
Hoy, el dominio mundial del sistema capitalista que encarnan las grandes corporaciones y los países hegemónicos, plantea una verdadera paradoja inherente a la ambivalencia del Estado. Por un lado, es el gran organizador social, por el otro, constituye un aparato de dominación. No obstante, sin su concurso, pareciera inalcanzable la liberación del capital y la emancipación de la sociedad. Contrariamente y saboteando ese objetivo, se verifica el fenómeno de cooptación de las dirigencias sumisas al poder del gran capital o cercadas por el mismo. Y si se piensa en perspectivas a futuro, parece harto difícil que las sociedades puedan esterilizar de aquél sus atributos como aparato de dominación. Al respecto, las ideas de AGL en su doble carácter de hombre de Estado y de impulsor de las autonomías de los movimientos sociales, son valiosas y dignas de reflexión. Vayamos a algunos de sus enunciados:
“¿Hay que potenciar el Estado o hay que potenciar la sociedad? (…) …puede haber un Estado bueno, un buen Estado de bienestar pero si no hay acción colectiva, no hay movilización social con capacidad de intervención en lo público. El Estado de bienestar aparece como una buena gestión de una élite bienpensante y bienintencionada pero ya no como una creación de la propia sociedad. Hay que reforzar un Buen Estado, hay que crear una nueva institucionalidad que corresponda a la nueva época, sí. Pero nunca en función de gobierno dejar de crear fuerza social. Porque solamente ahí radica que podamos pasar de la experiencia de esos capitalismos de Estado que caracterizaron la experiencia de Europa del Este. Capitalismo de Estado no es igual a socialismo. Nacionalizar no es igual a socialismo. Ayuda a crear bienes comunes, ayuda a crear derechos comunes, pero mientras está monopolizado no es una nueva sociedad. La única garantía de una nueva sociedad es que la propia sociedad vaya asumiendo el control de esos mecanismos, control de las decisiones. Entonces hay que crear Estado y hay que crear sociedad, hay que crear sociedad, más fuerza, más autonomía y a la vez potentes instituciones del Estado.”
Aquí desnuda los límites del llamado Estado de Bienestar que no significó ni significa la creación de una nueva institucionalidad capaz de romper los propios diques internos. Y a pesar de los cambios y los distintos momentos, siempre terminaron bloqueando el ascenso de las mayorías oprimidas y restituyeron el poder a las minorías dominantes. Asimismo, aclara que Capitalismo de Estado no es socialismo y también que es diferente a nacionalizar. Yo agregaría que ningún país, socialista o comunista, fue más allá de un Capitalismo de Estado, dique institucional que terminó abriendo las compuertas de su propia regresión.
Y frente a las enormes dificultades de la etapa actual, cargado con la pesada tarea de la vicepresidencia, propone e impulsa una nueva construcción de la dualidad Estado-Sociedad. Estado popular sí, pero fundado y dependiente de la participación y capacidad de decisión de las grandes mayorías oprimidas. Es una construcción doble e innovadora, planteada desde el propio Estado y parte de los ensayos y experiencias que están realizando, con todos los avances y retroceso que se quiera. Obviamente, es un proceso abierto sembrado de obstáculos y dificultades. Más allá de los resultados, pienso que abre un camino virtuoso que invita a enriquecerlo desde cualquier lugar y desde lo micro a lo macro.
Para finalizar toco otro arduo problema, la economía. Escuchemos a AGL:
“Es una obligación de los gobiernos progresistas y revolucionarios tener la capacidad de crear un régimen económico sostenible, redistributivo, generador de riqueza, generador de igualdad. (…) La sociedad se mueve por ciclos, ciclos de ascenso, estabilización, descenso…Y entre una cima y la otra pueden pasar meses,,,años…o décadas.
En gobierno tenemos la obligación de pensar la gestión.
Creo personalmente que el futuro de las revoluciones en América Latina se va a dilucidar en el ámbito económico, Ahí define. Y es entonces que hay que crear una estructura económica lo suficientemente diversa, amplia, democrática y redistributiva. El socialismo y el comunitarismo no es la distribución de la pobreza. El socialismo y el comunitarismo es la distribución de la riqueza, de la ampliación de la riqueza distributiva entre las personas.”
Descarto una mirada economicista pues AGL. no incurre en esa distorsión de lo que da prueba el presente discurso y sus antecedentes. Empero, me parece conveniente aclarar que el nivel material que remite a la producción como condición del bienestar humano no se limita a la economía. Está mediado por la política y en ambos planos subyace la explotación, consecuencia de cómo se produce y quienes usufructúan la creación de riqueza, vale decir, quienes se apropian del trabajo ajeno.
También indica que “La sociedad se mueve por ciclos, ciclos de ascenso, estabilización, descenso” (que admiten grandes variaciones de tiempo). Y aquí prevalece la cuestión de la hegemonía cultural aunque, por supuesto, se articula con la política y la economía. Supone la capacidad de los sectores dominantes de imponer su ideología, los giros idiomáticos, el sentido común, en suma, generar subjetividad social.
El problema de “crear una estructura económica lo suficiente diversa, amplia, democrática y redistributiva” implica enfrentarse a las enormes corporaciones internacionales y sus potencias de origen.
Sin entrar al análisis de los grandes cambios del orden internacional y la potenciación del capitalismo, la experiencia histórica muestra facetas contradictorias. Tomemos por caso la ex URSS, que devino de Rusia, “Coloso de los pies de barro”, más la enorme sangría de las dos Guerras mundiales del siglo pasado. Bajo la férrea conducción del Partido Comunista se convirtió en la segunda potencia mundial en la época de la Guerra Fría. Su fortaleza económica era indiscutible, al margen de sus falencias y burocratización. Ergo, el factor económico no explica la implosión si no se lo articula con lo político y la construcción cultural. Esto no desdice la necesidad del crecimiento económico sustentable para el afianzamiento de cualquier proceso de cambios de base popular. Mas, aquí surge una pregunta clave: ¿qué posibilidades ofrece valerse del capitalismo realmente existente para cambios profundos que tiendan a negarlo? AGL aporta valiosas ideas y experiencias en este punto y a lo largo de su discurso. Sin embargo, ésta es de hecho una problemática irresuelta que hoy alcanza a los intentos independentistas de los Gobiernos populares de Latinoamérica. Aquí se entrecruzan las polémicas alrededor de los alcances del neo desarrollismo puesto en escena por dichos Gobiernos. Pero este sustantivo problema cae fuera del objeto de este trabajo.
Ahora voy a sumar dos cuestiones esenciales acerca de las frustraciones vividas en torno a la emancipación. La socialización de los medios de producción, fue una tesis fundamental del socialismo-comunismo desde sus fundadores en adelante, empezando por Marx. Sin embargo, este principio fundante estuvo lejos de cumplirse y se fue desdibujando en el camino. Además y en consonancia, ningún Estado Comunista superó los límites de una sociedad mercantil. Semejante barrera vinculada al capitalismo de Estado, es un interrogante y gran desafío para todos aquellos que pensamos y promovemos procesos emancipatorios. Intentar nuevas construcciones políticas, económicas y culturales que les den encarnadura, es clave en este período neblinoso. Como la historia no es una Biblia escrita de una vez y para siempre y por más que existan largos períodos oscuros, aparecen y se multiplican destellos en la neblina. Luces de variable intensidad que provienen de distintos lugares del planeta, comienzan a hacer visible un nuevo horizonte emancipatorio. Y dejo para el cierre una rica expresión debida a AGL: “Las plazas como escenarios de invención de un nuevo orden, de esperanzas, de ideas, de nuevos tipos de organización”.-
Jorge Luis Cerletti Abril de 2015
Nota: Todos los subrayados son míos (J.L.C.)
Toda formulación política se presta a interpretaciones que, por otra parte, reflejan algo propio del lenguaje. En este caso daré la mía en torno a las afirmaciones de CFK pues me sorprendieron ciertas coincidencias de fondo. Las cuales remiten a una mirada sobre el largo plazo en contraste con características políticas del Kirchnerismo que explican mis diferencias. Como ser, la primacía del actualismo que campea en el oficialismo y en el grueso de la militancia, la metodología piramidal de construcción, el neo desarrollismo encorsetado por las leyes de la acumulación y concentración del capital, etc.etc. Pero lo que aquí me interesa considerar es aquello que trasciende la frontera de lo “realmente existente” y contribuye, implícita o explícitamente, a la prefiguración de nuevos procesos emancipatorios. De allí que cite a CFK y soslaye los análisis en situación relativos a las limitaciones y déficits políticos del gobierno. Con esa intención señalo dos aspectos de las declaraciones de la Presidenta que me parecen relevantes.
Uno: manifiesta la carencia de una formulación teórica que encuadre el momento que estamos viviendo y plantea una crisis de las ideas.
Dos: expresa que todavía no alcanza a entender este mundo,… qué pasa con el capitalismo, hacia dónde vamos…y que no ha podido hallar una teoría acerca del mundo.
No deja de ser llamativo que absorbida por las tareas presidenciales y la gestión, enfrentada sistemáticamente a una agresiva y falaz oposición interna/externa, esta eminente táctica se pregunte sobre un incierto futuro asociado a la crisis de las ideas y a la falta de una teoría orientadora.
En ese sentido, abre un incierto futuro que se juegan su futuro. s padominaciento de los poderes reales de dominacio y al Gobierno en sua entrevista concedida a destacados participantes de “El Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad”, operó como disparador de las declaraciones mencionadas. Y en ellas, aunque en forma tácita, aparece el tema de la emancipación que para buena parte del activismo juvenil resulta una nebulosa con historia semidesconocida. De allí que las reflexiones de Cristina pueden contribuir a despertar el interés de muchos militantes de las nuevas camadas y a establecer puentes entre distintas generaciones, algo tan necesario para la causa de la emancipación.
Yendo ahora a los intercambios y debates que auspició el Foro, voy a referirme al discurso de Álvaro García Linera (AGL) debido a la riqueza de sus formulaciones vinculadas a la emancipación, por su afinidad con mi pensamiento y por su relación con los interrogantes planteados por CFK. Problemática abierta e incitante desafío que demanda la construcción de nuevas alternativas políticas
Anotemos algunos pasajes significativos del discurso de García Linera. Primero, sobre la democracia y la participación:
“La única manera en que la democracia en el mundo puede rejuvenecer, revitalizarse, abandonar su estado de institución fósil, repetitiva, aburrida y monopolizada por élites o por castas, es la vigencia, el vigor, y el complemento de la democracia en las calles, de la democracia de las organizaciones, de la fuerza de los movimientos sociales.” (…) “Esta democracia plebeya. Esta democracia de la calle que garantiza un nuevo tipo de gobernabilidad.” (…) “Hay gobernabilidad en América Latina si simultáneamente se combina fuerza electoral con fuerza en la calle.”(…) “si simultáneamente la gente delibera, la gente participa, la gente asume compromisos. Si la gente propone al Estado y al Gobierno en sus ámbitos de organización local, territorial, de la calle, de la plaza, de la asamblea.”
Aquí cuestiona la Democracia Representativa aunque sin negarla. Porque si se la despoja de la participación efectiva del pueblo, (digamos de los de abajo) constituye un instrumento de los poderes minoritarios que manipulan el control de la sociedad según sus designios. Luego, AGL desnuda las falacias de la representación como cobertura política ideológica operantes en la gran mayoría de las Democracias realmente existentes. Es que el poder del gran capital posibilita ejercer la dominación sin apelar a la violencia directa. Mas, cuando pierden el control, no tienen empacho en emplear las armas o en impulsar golpes encubiertos agitando la bandera de la libertad. En tanto que los gobiernos surgidos en varios de nuestros países bajo el signo popular, deben superar las contradicciones emanadas de la concentración de poder y eludir las arenas movedizas del Estado. Aún no se construyeron organizaciones capaces de resolver esa cuestión histórica y de crear nuevas alternativas emancipatorias. Mas, surgen experiencias e ideas afines que han avanzado por ese sendero aumentando la visibilidad de semejante problema, condición necesaria para una futura superación.
Lo precedente plantea la cuestión del Estado, terreno en el que continúan los aportes de A.G.L. Transcribo:
“¿Hay que tomar el Estado? ¿No se corre el riesgo de que el Estado nos tome a nosotros y que de revolucionarios nos convirtamos en conservadores?
“Hay que luchar por el poder del Estado pero sin ser absorbidos por el poder del Estado. Y al mismo tiempo que peleamos por conquistar el poder del Estado, que es simplemente una nueva correlación de fuerzas de lo popular, de lo campesino, de lo indígena, de lo obrero, de la clase media, con capacidad de emponderarse y tener más influencia, nunca olvidar que simultáneamente se debe reforzar lo local, lo autónomo, lo diferente al Estado. Entonces uno avanza con dos pies. Construyo sociedad y eso me permite reflejar y redireccionar el Estado. Peleamos por el Estado como ampliación de derechos, pero simultáneamente reforzamos lo social y lo autónomo para impedir que eso común se autonomice, se enajene y se vuelva contra la propia sociedad.”
Ideas muy ricas ante las frustración histórica en que derivó la toma del poder del Estado en todas las revoluciones contemporáneas. Es que el juego de contradicciones entre la necesidad de cambios profundos del orden social y las ideas que lo propiciaron y los medios empleados, hasta ahora generaron “el eterno retorno” de las formas de dominación contra las que se luchó en todas las epopeyas revolucionarias.
Hoy, el dominio mundial del sistema capitalista que encarnan las grandes corporaciones y los países hegemónicos, plantea una verdadera paradoja inherente a la ambivalencia del Estado. Por un lado, es el gran organizador social, por el otro, constituye un aparato de dominación. No obstante, sin su concurso, pareciera inalcanzable la liberación del capital y la emancipación de la sociedad. Contrariamente y saboteando ese objetivo, se verifica el fenómeno de cooptación de las dirigencias sumisas al poder del gran capital o cercadas por el mismo. Y si se piensa en perspectivas a futuro, parece harto difícil que las sociedades puedan esterilizar de aquél sus atributos como aparato de dominación. Al respecto, las ideas de AGL en su doble carácter de hombre de Estado y de impulsor de las autonomías de los movimientos sociales, son valiosas y dignas de reflexión. Vayamos a algunos de sus enunciados:
“¿Hay que potenciar el Estado o hay que potenciar la sociedad? (…) …puede haber un Estado bueno, un buen Estado de bienestar pero si no hay acción colectiva, no hay movilización social con capacidad de intervención en lo público. El Estado de bienestar aparece como una buena gestión de una élite bienpensante y bienintencionada pero ya no como una creación de la propia sociedad. Hay que reforzar un Buen Estado, hay que crear una nueva institucionalidad que corresponda a la nueva época, sí. Pero nunca en función de gobierno dejar de crear fuerza social. Porque solamente ahí radica que podamos pasar de la experiencia de esos capitalismos de Estado que caracterizaron la experiencia de Europa del Este. Capitalismo de Estado no es igual a socialismo. Nacionalizar no es igual a socialismo. Ayuda a crear bienes comunes, ayuda a crear derechos comunes, pero mientras está monopolizado no es una nueva sociedad. La única garantía de una nueva sociedad es que la propia sociedad vaya asumiendo el control de esos mecanismos, control de las decisiones. Entonces hay que crear Estado y hay que crear sociedad, hay que crear sociedad, más fuerza, más autonomía y a la vez potentes instituciones del Estado.”
Aquí desnuda los límites del llamado Estado de Bienestar que no significó ni significa la creación de una nueva institucionalidad capaz de romper los propios diques internos. Y a pesar de los cambios y los distintos momentos, siempre terminaron bloqueando el ascenso de las mayorías oprimidas y restituyeron el poder a las minorías dominantes. Asimismo, aclara que Capitalismo de Estado no es socialismo y también que es diferente a nacionalizar. Yo agregaría que ningún país, socialista o comunista, fue más allá de un Capitalismo de Estado, dique institucional que terminó abriendo las compuertas de su propia regresión.
Y frente a las enormes dificultades de la etapa actual, cargado con la pesada tarea de la vicepresidencia, propone e impulsa una nueva construcción de la dualidad Estado-Sociedad. Estado popular sí, pero fundado y dependiente de la participación y capacidad de decisión de las grandes mayorías oprimidas. Es una construcción doble e innovadora, planteada desde el propio Estado y parte de los ensayos y experiencias que están realizando, con todos los avances y retroceso que se quiera. Obviamente, es un proceso abierto sembrado de obstáculos y dificultades. Más allá de los resultados, pienso que abre un camino virtuoso que invita a enriquecerlo desde cualquier lugar y desde lo micro a lo macro.
Para finalizar toco otro arduo problema, la economía. Escuchemos a AGL:
“Es una obligación de los gobiernos progresistas y revolucionarios tener la capacidad de crear un régimen económico sostenible, redistributivo, generador de riqueza, generador de igualdad. (…) La sociedad se mueve por ciclos, ciclos de ascenso, estabilización, descenso…Y entre una cima y la otra pueden pasar meses,,,años…o décadas.
En gobierno tenemos la obligación de pensar la gestión.
Creo personalmente que el futuro de las revoluciones en América Latina se va a dilucidar en el ámbito económico, Ahí define. Y es entonces que hay que crear una estructura económica lo suficientemente diversa, amplia, democrática y redistributiva. El socialismo y el comunitarismo no es la distribución de la pobreza. El socialismo y el comunitarismo es la distribución de la riqueza, de la ampliación de la riqueza distributiva entre las personas.”
Descarto una mirada economicista pues AGL. no incurre en esa distorsión de lo que da prueba el presente discurso y sus antecedentes. Empero, me parece conveniente aclarar que el nivel material que remite a la producción como condición del bienestar humano no se limita a la economía. Está mediado por la política y en ambos planos subyace la explotación, consecuencia de cómo se produce y quienes usufructúan la creación de riqueza, vale decir, quienes se apropian del trabajo ajeno.
También indica que “La sociedad se mueve por ciclos, ciclos de ascenso, estabilización, descenso” (que admiten grandes variaciones de tiempo). Y aquí prevalece la cuestión de la hegemonía cultural aunque, por supuesto, se articula con la política y la economía. Supone la capacidad de los sectores dominantes de imponer su ideología, los giros idiomáticos, el sentido común, en suma, generar subjetividad social.
El problema de “crear una estructura económica lo suficiente diversa, amplia, democrática y redistributiva” implica enfrentarse a las enormes corporaciones internacionales y sus potencias de origen.
Sin entrar al análisis de los grandes cambios del orden internacional y la potenciación del capitalismo, la experiencia histórica muestra facetas contradictorias. Tomemos por caso la ex URSS, que devino de Rusia, “Coloso de los pies de barro”, más la enorme sangría de las dos Guerras mundiales del siglo pasado. Bajo la férrea conducción del Partido Comunista se convirtió en la segunda potencia mundial en la época de la Guerra Fría. Su fortaleza económica era indiscutible, al margen de sus falencias y burocratización. Ergo, el factor económico no explica la implosión si no se lo articula con lo político y la construcción cultural. Esto no desdice la necesidad del crecimiento económico sustentable para el afianzamiento de cualquier proceso de cambios de base popular. Mas, aquí surge una pregunta clave: ¿qué posibilidades ofrece valerse del capitalismo realmente existente para cambios profundos que tiendan a negarlo? AGL aporta valiosas ideas y experiencias en este punto y a lo largo de su discurso. Sin embargo, ésta es de hecho una problemática irresuelta que hoy alcanza a los intentos independentistas de los Gobiernos populares de Latinoamérica. Aquí se entrecruzan las polémicas alrededor de los alcances del neo desarrollismo puesto en escena por dichos Gobiernos. Pero este sustantivo problema cae fuera del objeto de este trabajo.
Ahora voy a sumar dos cuestiones esenciales acerca de las frustraciones vividas en torno a la emancipación. La socialización de los medios de producción, fue una tesis fundamental del socialismo-comunismo desde sus fundadores en adelante, empezando por Marx. Sin embargo, este principio fundante estuvo lejos de cumplirse y se fue desdibujando en el camino. Además y en consonancia, ningún Estado Comunista superó los límites de una sociedad mercantil. Semejante barrera vinculada al capitalismo de Estado, es un interrogante y gran desafío para todos aquellos que pensamos y promovemos procesos emancipatorios. Intentar nuevas construcciones políticas, económicas y culturales que les den encarnadura, es clave en este período neblinoso. Como la historia no es una Biblia escrita de una vez y para siempre y por más que existan largos períodos oscuros, aparecen y se multiplican destellos en la neblina. Luces de variable intensidad que provienen de distintos lugares del planeta, comienzan a hacer visible un nuevo horizonte emancipatorio. Y dejo para el cierre una rica expresión debida a AGL: “Las plazas como escenarios de invención de un nuevo orden, de esperanzas, de ideas, de nuevos tipos de organización”.-
Jorge Luis Cerletti Abril de 2015
Nota: Todos los subrayados son míos (J.L.C.)
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