Dice, Cerletti: "No es objeto de este escrito exhumar los errores atribuibles al campo popular. Sólo mencionaré, generalizando, algo que me parece digno de tener en cuenta: a) las divisiones internas que mellaron las fuerzas de dicho campo; b) la deficiente evaluación del poder del enemigo y del peso de la clase media en la conformación de la opinión pública. Problemas que todavía siguen vigentes".
“EL PASTO DE LAS FIERAS”
Jorge Luis Cerletti |
“Nosotros vamos a cortar el pasto, ustedes hagan los goles.”
(Metáfora de Macri ante los empresarios en Davos – Página 12 del 25/01/18)
A confesión de parte… Esa cristalina metáfora ilustra los alcances reales del gobierno de los CEOS “argentinos”. Fieles servidores de los mega empresarios mundiales y de las grandes corporaciones de capital que hoy rigen los destinos de la Humanidad. ”Qué habremos hecho para merecer esto”, es la conocida interrogación irónica que hoy resuena en nuestra conciencia.
Lo que brota espontáneamente frente a estos “salvadores de la patria” es putearlos al nivel que se merecen. No obstante, conviene recordar que son fieles herederos de los cipayos tradicionales que permearon nuestra historia. Y como retornan actualizados, es oportuno realizar una mirada retrospectiva. Reflexionar en torno a la diferencia de etapas y a las barreras contra las que hemos chocado, sin omitir los errores propios.
Un poco de historia.
Para no historiar los sucesos del siglo XIX y la primera mitad del s.XX, sólo mencionaré un par de casos ilustrativos. Por un lado, la oligarquía tradicional con su destacado referente, Julio A. Roca. Por el otro, la década infame (1930-1943), vísperas del advenimiento del peronismo. Ahora reseñaré, sintéticamente, diversos episodios que se destacaron desde 1955 a los 70. Período que vivimos muy intensamente por la dureza de los enfrentamientos y la crueldad de la represión.
Su preludio (16 de junio de 1955), el bombardeo de la Marina sobre Plaza de Mayo, intento fallido de matar a Perón que produjo cientos de muertos de civiles inocentes. El 16 de setiembre, la autotitulada “Revolución Libertadora” lo derrocó. La encabezaron el General Eduardo Lonardi y el Alte. Isaac F. Rojas. Después, en menos de tres meses, aquél fue desplazado por el ala dura que erigió en la presidencia al Gral. Pedro Eugenio Aramburu secundado por el Alte. Rojas. Éste mantuvo la vicepresidencia y fue el más consecuente represor del movimiento peronista, un gorila de marca mayor. Llegaron hasta prohibir y penalizar la palabra Perón y afines….
El 9 de junio de 1956 se consuman los asesinatos de cinco civiles en los basurales de José León Suárez vinculados al levantamiento del general Valle. Luego, éste fue fusilado al igual que muchos otros militares y civiles. Asimismo, durante la proscripción y persecución del peronismo comienza y se desarrolla la resistencia. En los primeros años, es el momento de los “caños” (bombas caseras) y de la breve aparición de la guerrilla de los Uturuncos (1960). En cierto modo precursora de lo que vendría.
En 1958 es elegido Arturo Frondizi tras un pacto con el proscripto Juan Domingo Perón. Al poco tiempo de asumir se “olvidó” del pacto y de su etapa progresista en la que hizo famoso su libro “Petróleo y Política” pues firma contratos petroleros con el capital extranjero. Otro testimonio vergonzante de su viraje fue la privatización del frigorífico Lisandro de la Torre. Ante la toma del establecimiento por los obreros, la solidaridad barrial y la huelga general, se desata la represión y se lanza el plan Conintes.
Ahora abordaré sucintamente los principales hechos y luchas del período de los 60/70. En la elección a gobernador de la Pcia. de Bs. As., el 18 de marzo del 62, gana el dirigente sindical peronista Andrés Framini. Arturo Frondizi, comprometido por esa derrota, anula la elección. Días después es derrocado por un golpe militar que lo condena por el traspié aunque ya lo presionaban desde hacía tiempo. En agosto de ese año el metalúrgico y dirigente de la JP. Felipe Vallese resulta el primer desaparecido. En el 63 es elegido el radical Arturo Illia gracias a la renovada proscripción del peronismo. En el 64 se frustra en Brasil el primer intento de retorno de Perón que fuera promovido por la CGT.
En el 66 es derrocado Illia por el golpe que preside Juan Carlos Onganía. Su rigurosa dictadura parece silenciar las protestas y las luchas. Es como si el país estuviera inmerso en la “paz de los sepulcros”. Sin embargo, es una apariencia engañosa pues las resistencias subyacen en la clandestinidad. Por un lado, las de la clase obrera y de las militancias peronista y de la izquierda. Por otro, se da la emergencia de las nuevas organizaciones guerrilleras. Y ya estamos en el climax que conmovió a la Argentina.
El vértigo de los sucesos generados en el campo popular.
La creación de la CGT de los Argentinos, en marzo del 68, se enfrentó a los militares y también a los distintos sectores de la burocracia sindical. El Cordobazo (1969), principal exponente de insurrecciones populares obrero-estudiantiles como también lo fueron el Rosariazo, y otras puebladas menores. Cae Onganía y sigue el breve interregno de Roberto Levingston (1971) que termina a raíz del Viborazo, las huelgas obreras insurreccionales, que hacen caer al interventor en Córdoba (se destaca Agustín Tosco); lo sucede Alejandro Agustín Lanusse (1971-1973). El 22 de agosto de 1972 se produce la Masacre de Trelew con gran repercusión política (16 fusilados en la base Aeronaval). Lanusse, inspirador de su abortado Gran Acuerdo Nacional, pregonaba que “a Perón no le daba el cuero” para volver. Sin embargo, presionado por la oleada popular, tuvo que soportar el doble retorno de Perón y resignarse a su elección presidencial meses después de tener que aceptar el triunfo de Cámpora.
Paralelamente, haré un mínimo repaso de distintas corrientes y organismos que signaron la política nacional en el período 1966-1974. Es un cuadro de época aunque lejos esté de hacer justicia a la vastísima lista de luchadores y movimientos de la causa popular. Muchos de ellos dieron su vida por dicha causa y tantos otros debieron exiliarse a partir de 1975. Indeleble herida que dejó la dictadura genocida (1976/83) con su infame record de 30.000 desaparecidos como resultado de su praxis criminal.
En la lucha política y sindical se desarrollaron distintas corrientes. El peronismo de base, el peronismo combativo, la Juventud Peronista, la Izquierda Nacional, Cristianismo y Revolución, etc. En la izquierda, el PRT, el Socialismo de Vanguardia, el Partido Comunista, el M.I.R.A, etc. También nace la corriente de Sacerdotes para el Tercer Mundo, y surgen figuras como los asesinados Carlos Mugica (en 1974 por la triple A) y el obispo Enrique Angelelli (en 1976 por la dictadura genocida). Después de la muerte de Perón, el 1º de julio de 1974, se desata un fenómeno que ya se venía incubando. Las fuerzas internas reaccionarias desencadenaron su accionar bajo la herencia presidencial de Isabel Perón y la hegemonía del nefasto José López Rega, gestor de la Triple A.
Fueron años en los que aparecieron distintas expresiones guerrilleras. Su precedente, ligado a lo que se desarrollaría después, fue el intento guerrilero de las FAP (1968), abortado en Taco Ralo y que lideró el inolvidable Envar el Kadri. (1) A posteriori siguieron, por la izquierda: las FAL, el ERP y las FAR (que luego se incorporaría a Montoneros). Y de filiación peronista: las FAP que seguían activas y Montoneros. También existieron, fugazmente, algunas de menor magnitud y diversa procedencia.
Por aquel entonces, la Revolución Cubana alcanzó gran repercusión y se la bautizó “el Faro de América”. En su momento, John William Cooke mantuvo fuertes vínculos en Cuba y con sus líderes. Época en la que las figuras del Che Guevara y de Fidel Castro generaron admiración y multitudinarias adhesiones. Asimismo, la Universidad Nacional era un hervidero de discusión política y un bastión de la militancia.
Integrando el somero pantallazo en torno a este período, se perpetraron numerosos asesinatos de connotadas figuras de la política argentina, testimonios de la gravedad de los enfrentamientos. Algunas víctimas de la derecha: el gral. Pedro Eugenio Aramburu, juzgado y ajusticiado por los Montoneros en 1970, Augusto Vandor (asesinado en 1969, Secretario Gral. de la UOM y de la CGT, impulsor del peronismo sin Perón); José Ignacio Rucci (asesinado en 1973, Secretario Gral. de la UOM y de la CGT, incondicional de Perón en su última etapa). Algunas víctimas por la liberación nacional y el socialismo: Rodolfo Ortega Peña (asesinado en 1974 por la triple A); Silvio Frondizi (asesinado en 1974 por la triple A, fundador de Praxis y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria); Mayor Bernardo Alberte (asesinado el 24 de marzo de 1976 , ex edecán y ex delegado personal de Perón y primer víctima de la dictadura genocida); Rodolfo Walsh (asesinado en 1977). Obviamente, esta mínima nómina es apenas una muestra…
Ayer, hoy y .… ¿mañana?
No es objeto de este escrito exhumar los errores atribuibles al campo popular. Sólo mencionaré, generalizando, algo que me parece digno de tener en cuenta: a) las divisiones internas que mellaron las fuerzas de dicho campo; b) la deficiente evaluación del poder del enemigo y del peso de la clase media en la conformación de la opinión pública. Problemas que todavía siguen vigentes.
Relativo a los grados de violencia desatados, ni son dignos de elogio ni tampoco de escarnio. Sí son constitutivos de una etapa histórica de ineludible consideración. Y es útil cotejar ese período con la democracia representativa instalada en 1983 por efectos de la derrota de la dictadura en la guerra de Malvinas. Cotejo que posibilite sacar conclusiones que aporten a los ensayos y las búsquedas de nuevas perspectivas.
Los sucesos de los 60/70 y el agujero negro engendrado por la dictadura genocida configuran el ayer. La posterior apertura democrática integra un hoy que no se proyecta al futuro. Porque esta “democracia” es un pobre remedo de lo que debiera ser una organización social donde las mayorías oprimidas sean dueñas de su propio destino. E imaginarla bajo relaciones capitalistas conduce a un ejercicio de imaginación fallido.
Los 34 años de la Democracia realmente existente, comienzan con la elección de Raúl Alfonsín (sufre el “golpe blando” de la hiperinflación en 1989), luego se dieron dos etapas retrógradas respecto de los intereses nacionales. La primera, correspondiente a los dos mandatos presidenciales de Carlos Saúl Menem (1989-1999) quien, a la sombra del peronismo, realizó una gestión claramente “neoliberal”. A continuación lo sucedió la Alianza bajo el mandato de Fernando de la Rúa (1999-2001) que coronó esa política con la monumental crisis de 2001 (2). Luego vino el interregno de Duhalde (2002-2003) y desde el 2003 al 2015, las presidencias de Nestor y Cristina Kirchner (dos mandatos).
En el presente transitamos el gobierno de Macri (2015-¿¿??) que expresa y profundiza el legado “neoliberal” incrustado en las entrañas de la nación. Con el agravante de que su triunfo electoral vino a legitimar la opresión de la “CEOCRACIA” que conduce los organismos del Estado en beneficio propio. El contubernio Gobierno - Poder Judicial - Medios de comunicación hegemónicos, conforman una tríada que potencia su dominación. Obviamente, ofrece flancos débiles que disimula su falaz prédica habitual. Y aquí nos enfrentamos a dificultades originadas en falencias propias.
Si cotejamos la etapa anterior con la actual, sugerida al principio de este punto: las diferencias resultan abismales. Las luchas contra el imperialismo por la liberación nacional y el socialismo eran de gran intensidad aquí y en el mundo. Existía el campo comunista, a pesar de sus deformaciones, y los procesos de liberación nacional eran significativos en varios países, incluido el nuestro. Los yanquis habían perdido la guerra de Vietnam. En suma, los cambios revolucionarios estaban a la orden del día así como la convicción y energía de la militancia política. Lo apuntado da cuenta de la atmósfera política que se vivía antes de su derrumbe (fenómeno que no trato en este texto).
En contraste, la etapa actual es fundamentalmente defensiva. Las luchas que se libran desde el campo popular, en general, procuran frenar el avasallamiento de sus conquistas sociales y políticas. Varias de las cuales fueron generadas por el kirchnerismo (la “pesada herencia”).
Dicho movimiento constituye la principal fuerza de oposición apoyado en los 12 años de su reciente y fenecido mandato. Devino lo más positivo del período democrático porque favoreció al campo popular. Lógicamente, su política con inclusión de su futuro, es objeto de distintas interpretaciones pero, ¿podrá avanzar o sostenerse si rompe con el gran capital interno e internacional o intenta revertir su hegemonía?
Ahora bien, en medio de los esfuerzos para frenar la ofensiva reaccionaria, aparecen significativas contradicciones según una doble cuestión. La composición de la “unidad” y el fluido comportamiento de la sociedad. La primera se vincula a las disputas de poder, empezando por los partidos. La segunda, se asocia a la hegemonía y a la subjetividad social. Ambas nos remiten a sus dificultades y a sus tiempos. Soslayando lo inmediato, se suscita la cuestión de los proyectos y las construcciones a largo plazo.
Y ya situados ante la compleja problemática del mañana, aparece el interrogante principal: qué construcciones políticas crear como opciones esencialmente distintas al capitalismo. Sobre todo en esta etapa de su dominio mundial y de su gran desarrollo tecnológico que trae aparejado cambios de difícil pronóstico.
La gestación de una nueva cultura nos pone frente al futuro. Mientras el hoy que vivimos implica una actualización del ayer. Porque en el capitalismo es esencial el individualismo con su principal valor “humano”, el monetario. Subjetividad social recurrente que se impuso en el mundo. Entonces, ¿dónde anida el futuro? Se avizora en las experiencias donde emergen formas de convivencia participativas, solidarias e igualitarias.
Por qué no apostar por esas tres cualidades-principios para que integren, de manera inescindible, todo proyecto político innovador y su puesta en práctica. Empero, las relaciones actuales de poder asumidas individual y colectivamente configuran una verdadera barrera. Todo lo que se oponga a ellas es considerado una utopía (3) entendida como un ideal irrealizable. Sin embargo, su correcta acepción: “no lugar”, significa, en este caso, el afuera del orden social dominante. Cumple así el primer requisito para la negación y la superación del mismo.
Lo anterior apunta a la fertilidad de las aperturas cuando son creativas y abiertas a la comunidad. Se trate del zapatismo, los movimientos sociales, la lucha de las mujeres, el ecologismo, el resurgimiento de los pueblos originarios… En fin, las múltiples experiencias que se desarrollan desde hace tiempo. También corresponde resaltar las grandes movilizaciones de masas y en particular, las que se vienen dando en nuestro país. Además de luchar por reivindicaciones concretas, son una pre-escuela de acción colectiva solidaria y un antídoto contra la indiferencia política.
Es tan imprescindible dar batalla contra la ofensiva general de la derecha como ir gestando nuevas formas de articularlas en una construcción emancipatoria que no repita los errores del pasado. Asimismo, en el constante fluir de la vida en sociedad y en la carrera de postas que supone, el concurso político de la juventud resulta indispensable. Y asumamos que lograr cambios sustanciales de la realidad imperante es una aventura que conlleva apuestas sin garantías. De su realización, depende el mañana.-----
Jorge Luis Cerletti (16 de febrero de 2018)
Notas:
(1) “Perdimos, no pudimos hacer la revolución. Pero tuvimos, tenemos, tendremos razón de intentarlo. Y ganaremos cada vez que un joven sepa que no todo se compra, ni se vende y sienta ganas de querer cambiar el mundo.” (Envar “Cacho” el Kadri)
(2) La gran crisis económico-social del 2001 derivó en una profunda crisis política, fenómeno que encierra una importante contradicción. La articulación de ambas produjo una hecatombe social con los mayores niveles de pobreza y de exclusión que registra nuestra historia. A consecuencia de semejante crisis y de las muertes producidas el 20-21 de diciembre se generó una reacción popular participativa inédita, anticipación de futuro. El descrédito de la política tradicional alcanzó niveles insospechados. Proliferaron las asambleas populares en todo el país y en pocos días se sucedieron cinco presidentes. (ver el artº “El 19 y 20: una interrogación al futuro” en mi libro “Estado, democracia y socialismo”).
(3) Utopía: (Del griego, no y lugar: lugar que no existe). Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.” Diccionario de la Real Academia Española.
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