OBERTURA DEL 4 de Junio de 2021:



SINGULARIDADES




El artículo de Slavoj Zizek se publicó en Página12, el 13 de Mayo de 2017, las notas al artículo las escribí meditando a Zizek y pensando en nuestro país y Latinoamérica, uno o dos días después, de ninguna manera parangonan la prosa conceptual del esloveno pero son como sentencias que nacen aprehendiendo la historia de nuestro país y de esta parte del mundo. Mi formación de abogado, mi paso por la Justicia me hacen imposible esquivar el problema moral y ético comprometido en el caso.

¡Qué ingenuo todos los tratadistas y juristas tratando de diferenciar el derecho penal con la moral! Y lo dicen desde personalidades profundamente moralistas y eticistas.

El problema es el horror de la inquisición católica y los traumas juveniles vinculados con la sexualidad y por supuesto la represión en ese campo.

¡Qué estupidez fundar una metafísica sobre la base de la libre elección sexual!

Pero jóvenes eso es libre. Ni Dios se mete allí, y mucho menos el Derecho Penal.

El error es fundar el juicio desde allí y extenderlo a todo el horizonte moral y religioso. Si ya sé que precisamente en temas vinculados a esos campos los Jueces religiosos aplican el mazazo de la ley para impedir casamientos Gay o Lesbos o lo que sea, y utilizando citas Bíblicas. La estupidez de esos Jueces no quita que hay algo de lo verdadero en el método que eligen aunque totalmente falso en la decisión.

La validez del método es porque es imposible distinguir la convicción moral religiosa con el Derecho. Y tampoco conviene.

Es que es imposible hacer un mundo ético, un Estado Social y Democrático de Derecho sin una base moral; pero no una moral que se mete en los secretos de alcoba, sino en la conciencia para decidir las contiendas sobre el Bien y el Mal en el mundo. La base de esa moral es cristiana y está en la raíz de la relación débil-poderoso. De la opción por los pobres. Si en el Derecho Laboral nadie es neutral porque se está a favor de los trabajadores o de las Empresas; en el Derecho en general o se está a favor de los débiles o se está a favor de los poderosos. ¿Por qué esos Jueces tan prontos para citas Bíblicas para oponerse a los matrimonios que no les gustan, no usan otras citas para oponerse al abuso de los poderosos? ¿Por qué les fascina controlar la libertad y libertades de las gentes que no son como ellos? La raíz del Evangelio es la relación débiles-poderosos, todo lo demás es consumo privado. Los rancios crucifijos de los Jueces Católicos nos son más que puro aspaviento, demostración de Poder cuando resuelven siempre a favor de los poderosos del mundo: el poder económico y financiero.

¿Y los Psicoanalistas? Tanto esfuerzo por deconstruir los "traumas religiosos" de los argentinos. Menuda tarea. Pero la deconstrucción supone una nueva construcción lejos de estructuras traumáticas sí, aunque no puede negar lo que hay de verdad allí. En las primeras páginas del “Malestar en la Cultura” de Sigmond Freud hay un debate evidentemente con Carl Gustav Jung; el fondo oscuro de la conciencia puede ser luminoso cuando se lo trae aquí y ahora. El método de Freud puede haber sido más efectivo, pero los presupuestos profundos de Jung más verdaderos para la conciencia y para el inconsciente colectivo.

La moral: esas contiendas en la conciencia -y en el corazón- entre el Bien y el Mal si dejan de darse no busquemos imperativos categóricos, ni ley, ni afirmación judaica, ni norma que deba cumplirse. Ni como creen los marxistas cambiando las estructuras económicas se cambiaran las relaciones sociales y la conciencia social perteneciente. Sin una base moral es difícil llegar a la ética social. Todo se transforma en farsa, en sátira, en comedia ¿Quién lo dijo o lo supuso a esto? ¿Quién sino?: Hegel en su Filosofía del Derecho. Era imposible fundar un Estado Ético sin una base moral consecuente.

Muchos jóvenes de hoy se creen muy libres por sus amoríos inquietos y se lo está diciendo un “Don Juan”. No es que esté mal pero eso no funda su libertad, la presupone nada más. Si nunca eligen desprenderse de este sistema capitalista neoliberal no se crean libres. Si aceptan todas sus pautas por más que quieran sentirse siempre bien: serán unos estúpidos. Estúpidos como esos Jueces Estúpidos que recitan citas Bíblicas para oponerse al feminismo, a la igualdad de género y lo que sea. ¡Qué extravío la teología antifeminista! ¡Qué herejes que son! Dios es misericordia, piedad y amor. Y básicamente es amor a los excluidos, a los pobres, a los diferentes, a los locos, a los místicos.

El “Che” es una figura melancólica que se alza desde el Siglo XX, un romántico sobre todo cuando quiso imponer los incentivos morales frente a los incentivos materiales en aquella Cuba de los años sesenta. Cuando el “Che” discutía esto, Fidel todavía arremetía contra los cristianos; en eso, Fidel, estuvo diez años inútiles hasta que entendió algo del tema sobre todo atosigado por la Teología de la Liberación. No entiendo los seguidores del “Che” que se convierten en burgueses cuando tienen cargos políticos.

¿Qué tiene que ver todo esto con estos artículos? Es que Zizek es un moralista de izquierda, y quien les habla un moralista de la izquierda nacional, del Peronismo (movimiento ético si los hay).

Pero claro en política internacional no hay mucho amor para distribuir: hay intereses concretos que defender; pero esos intereses que se defienden en política internacional son los intereses de las mayorías éticas de este país. Los que representa el peronismo que es la raíz de este bendito país; y el peronismo supone la unión con Latinoamérica y la defensa de nuestros hermanos latinoamericanos también debe ser parte de esa política internacional.

Uno de los conceptos menos serios que Zizek vierte aquí es la preocupación por la “soledad de Europa” y de que “solo Europa puede salvarnos”. No me hagan reír porque son las 5.00hs., de la madrugada. Después de la Segunda Guerra Mundial Europa solo mostró inquietud en el “Mayo del 68” parisino. Después nada: socialistas convirtiéndose en aventajados gestores del mundo neoliberal. Un comunismo voluntarista como el de Zizek, y un nacionalismo racista como Le Pen.

¿Y qué fue “Mayo del 68”: ¿una revuelta por el amor libre contra los trajes caducos de los burgueses? Me gusta más el “Cordobazo” nuestro, o el “Rosariazo”. ¿Y qué se convirtieron esos revoltosos de París? ¿En ejecutivos de empresas multinacionales? ¿En hábiles tramposos para defender sus intereses patrimoniales? ¿Y los revoltosos nuestros del “Cordobazo, del “Rosariazo”? ¿En qué?: En desaparecidos. Compañeros que siguieron luchando por un mundo más justo. En éstos creo, en aquellos no. En éstos hay ética social, en aquellos solo desvaríos juveniles.

Lo anterior explica por qué no se puede fundar una metafísica en el amor libre; es un presupuesto pero no un axioma, no un silogismo mayor. El silogismo mayor, el axioma es absolverse del mundo capitalista neoliberal. Negarlo, contraponerlo, desenmascararlo y luchar contra él.

Tuvo razón Lenin cuando les dijo a las feministas qué: “no hicimos la Revolución para fundar el amor libre”. Claro, es un presupuesto nada más. Pero la Revolución es algo más profundo, más sustancial. No seguimos a Lenin en el camino que él eligió para Rusia. Aquí tenemos que pensarlo más. Se trata de libertad en serio como lo pensaba Hegel, no como libre albedrío –que se supone- sino como interacción concreta con el mundo circundante. Infundir el aliento en estructuras muertas es la tarea. La parábola Bíblica del “Valle de los huesos secos” a los cuales Dios sopla aliento de vida es imprescindible para esta Argentina de hoy.

Los que vivimos la dictadura nos vamos a contentar con el juego pendular de la democracia como quería Alfonsín, que su máxima ambición era entregar el poder del gobierno a otro gobierno elegido. El peronismo tiene que pensar de a 20 años. O se reelige Alberto, o a otro compañero o compañera, pero no hagamos ni digamos boludeces. No hay posibilidad de péndulo en lo inmediato: los liberales destruyen el país cada vez que son gobierno. Más pobreza, más desocupación, más exclusión, más concentración económica, más represión política. No jodamos y pongámonos los pantalones.



Basta de alharacas y vamos a los textos.

 

 


Slavoj Zizek






La lección del reciente referéndum en Turquía es muy triste. Después de la dudosa victoria de Erdogan, los medios liberales occidentales estaban llenos de análisis críticos: el siglo de los esfuerzos kemalistas para secularizar a Turquía terminó; a los votantes turcos se les ofreció no tanto una opción democrática como un referéndum para limitar la democracia y respaldar voluntariamente el régimen autoritario... Sin embargo, más importante y menos notado fue la ambigüedad de muchas reacciones occidentales, una ambigüedad que recuerda la de la política de Trump hacia Israel: si bien declaró que Estados Unidos debería reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, algunos de sus partidarios son abiertamente antisemitas, pero ¿es esto realmente una postura inconsistente?

Una caricatura publicada en julio de 2008 en el diario vienés Die Presse muestra a dos fornidos austríacos de apariencia nazi sentados a una mesa. Uno de ellos sostiene un periódico en sus manos y la comenta a su amigo: “¡Aquí se puede ver de nuevo cómo un antisemitismo totalmente justificado está siendo usado incorrectamente para hacerle una crítica barata a Israel!” Esta caricatura gira en torno al argumento estándar contra los críticos de las políticas del Estado de Israel: cuando los cristianos fundamentalistas de hoy en día, partidarios de la política israelí, rechazan las críticas izquierdistas a las políticas israelíes, ¿no está su línea de argumento implícita sorprendentemente cerca del razonamiento del gobierno israelí? Recuerden a Anders Breivik, el asesino en masa antiinmigrante noruego. Era antisemita, pero pro Israel, dado que él vio en el Estado de Israel la primera línea de defensa contra la expansión musulmana, incluso quiere ver reconstruido el Templo de Jerusalén, pero escribió en su “Manifiesto”: “No hay ningún problema judío en Europa Occidental (con la excepción del Reino Unido y Francia), ya que sólo tenemos un millón en Europa Occidental, mientras que 800.000 de este millón viven en Francia y el Reino Unido. Estados Unidos, por otro lado con más de 6 millones de judíos (600 por ciento más que Europa) tiene un considerable problema judío”. Su cálculo da cuenta de la principal paradoja del antisemita sionista y encontramos las huellas de esta postura extraña con más frecuencia de lo que cabría esperar. Reinhardt Heydrich, el autor intelectual del Holocausto, escribió en 1935: “Debemos separar a los judíos en dos categorías, los sionistas y los partidarios de la asimilación. Los sionistas profesan un concepto estrictamente racial y, a través de la emigración a Palestina, ayudan a construir su propio Estado judío. (…) nuestros buenos deseos y nuestra buena voluntad oficial van con ellos”.

Como señaló Frank Ruda, hoy estamos recibiendo una nueva versión de este antisemitismo sionista: el respeto islamofóbico por el Islam. Los mismos políticos que advierten del peligro de la islamización del Occidente cristiano, desde Trump hasta Putin, felicitaron respetuosamente a Erdogan por su victoria. El reinado autoritario del Islam está bien para Turquía, pero no para nosotros. Así que bien podemos imaginar una nueva versión de la caricatura del Die Presse con dos robustos austríacos de apariencia nazi sentados a una mesa, uno de ellos sosteniendo en sus manos un periódico mientras le comenta a su amigo: “¡Aquí se puede ver de nuevo cómo una islamofobia totalmente justificada está siendo usada incorrectamente para hacerle una crítica barata de Turquía!”. ¿Cómo vamos a entender esta lógica extraña? Es una reacción, una falsa cura, a la gran enfermedad social de nuestro tiempo, la de Huntington.

Los típicos primeros síntomas de la enfermedad de Huntington son movimientos bruscos, aleatorios e incontrolables, llamados corea, que pueden mostrarse inicialmente como inquietud general, pequeños movimientos involuntarios o incompletos, falta de coordinación ... ¿no se parece bastante a una explosión de populismo? Comienza con lo que parecen excesos violentos al azar en contra de los inmigrantes, arrebatos que carecen de coordinación y apenas expresan una inquietud general por los “intrusos extranjeros”, pero luego gradualmente se convierte en un movimiento bien coordinado e ideológicamente fundamentado – lo que el otro Huntington (Samuel) llamó “el choque de civilizaciones”. Esta afortunada coincidencia es una mentira: lo que generalmente se conoce bajo este término es efectivamente la enfermedad de Huntington del capitalismo global de hoy.

Según Huntington, después del final de la Guerra Fría, la “cortina de hierro de la ideología” fue reemplazada por la “cortina de terciopelo de la cultura”. La oscura visión de Huntington del “choque de civilizaciones” puede parecer exactamente lo opuesto a la luminosa perspectiva de Francis Fukuyama del “Fin de la Historia” en forma de una democracia liberal mundial - ¿qué puede ser más diferente de la idea pseudo-hegeliana de Fukuyama de que la fórmula final del mejor orden social posible se encontró en la democracia liberal capitalista, que en el “choque de civilizaciones” como la principal lucha política en el siglo XXI?

¿Cómo entonces, concuerdan los dos?

Visto desde la experiencia de hoy, la respuesta es clara: el “choque de las civilizaciones” ES la política del “fin de la historia”. Los conflictos étnico-religiosos son la forma de lucha que le cabe al capitalismo global: en nuestra época de “pospolítica”, cuando la política propia es reemplazada progresivamente por una administración social experta, la única fuente legítima de conflictos son las tensiones culturales (étnicas, religiosas).

El aumento de la violencia “irracional” de hoy, por lo tanto, debe concebirse como estrictamente correlativo a la despolitización de nuestras sociedades. Por ejemplo, la desaparición de la propia dimensión política se traduce a diferentes niveles de “administración” de los asuntos sociales. Si aceptamos esta tesis sobre el “choque de civilizaciones”, la única alternativa es mantener la coexistencia pacífica de las civilizaciones (o de sus “formas de vida”, un término más popular hoy en día):los matrimonios forzados y la homofobia (o la idea de que una mujer que va sola a un lugar público está pidiendo que la violen) están bien, sólo que están limitados a otro país que, salvo por eso, está completamente incluido en el mercado mundial.

El Nuevo Orden Mundial (NOM) que está emergiendo ya no es, pues, el fukuyamista NOM de la democracia liberal global, sino un NOM de la coexistencia pacífica de diferentes formas de vida político-teológicas, coexistencia, por supuesto, en el contexto del buen funcionamiento del capitalismo global. La obscenidad de este proceso es que puede presentarse como un progreso en la lucha anticolonial: al occidente liberal ya no se le permitirá imponer normas a los demás, todos los modos de vida serán tratados e forma de secuencia ... con razón que Robert Mugabe demostró simpatía por el eslogan de Trump “¡Estados Unidos primero!” -“Estados Unidos primero” para ti, “Zimbabwe primero” para mí, “India primero” o “Corea del Norte primero!” para ellos...

Así es como el Imperio Británico, el primer imperio capitalista mundial, funcionaba: a cada comunidad étnico-religiosa se le permitía seguir su propio modo de vida, los hindúes de la India quemaban viudas tranquilamente etc., y estas “costumbres” locales eran o bien criticadas como bárbaras o alabadas por su sabiduría premoderna, pero siempre toleradas, ya que lo que importaba era que formaban parte de la economía del Imperio ...

Hay algo hipócrita en los liberales que critican el eslogan “Estados Unidos primero”, como si esto no fuera más o menos lo que todos los países están haciendo, como si los Estados Unidos no jugaban un papel global precisamente porque encajaba con sus propios intereses ... El mensaje subyacente de “Estados Unidos primero” es, sin embargo, triste: el siglo estadounidense terminó, Estados Unidos se resignó a ser sólo uno de los (poderosos) países.

La ironía suprema es que los izquierdistas que durante mucho tiempo criticaron la pretensión de los Estados Unidos de ser el policía mundial, pueden comenzar a anhelar los viejos tiempos cuando, con toda la hipocresía incluida, Estados Unidos impuso normas democráticas al mundo.

La primera señal en esta dirección ya tuvo lugar: en una reacción al bombardeo de Trump de una base militar del ejército sirio (como castigo por el uso de gases tóxicos) las contradicciones entre los que se oponen (y los que apoyan) a Trump explotó: el bombardeo fue aplaudido por algunos liberales de los Derechos Humanos y rechazado por algunos aislacionistas conservadores republicanos. En pocas palabras, la paradoja es que Trump está en sus momentos más peligrosos cuando actúa como Hillary Clinton ... Podemos ver lo que “Estados Unidos primero” significa en acción con la siguiente noticia de Reuters:

“Un think tank del gobierno ruso controlado por Vladimir Putin desarrolló un plan para inclinar la elección presidencial de 2016 en favor de Donald Trump y socavar la fe de los votantes en el sistema electoral estadounidense”, dijeron a Reuters tres funcionarios actuales y cuatro ex funcionarios

Sí, el régimen de Putin debe ser criticado sin piedad, pero, en este caso, ¿Estados Unidos no está haciendo lo mismo regularmente? ¿Un equipo estadounidense no ayudó a Yeltsin a ganar una elección clave en Rusia? ¿Y qué hay del apoyo activo de Estados Unidos al levantamiento de Maidan en Ucrania?

En la práctica, esto es “Estados Unidos primero”: cuando lo están haciendo, es una trama peligrosa, cuando lo estamos haciendo, es un apoyo a la democracia... En este NOM, la universalidad quedará reducida cada vez más a la tolerancia –tolerancia de diferentes maneras de vida–. Siguiendo la fórmula del antisemitismo sionista, no habrá contradicción en imponer en nuestros países las reglas feministas políticamente correctas más estrictas y al mismo tiempo rechazar una crítica del lado oscuro del Islam como arrogancia neocolonialista. Habrá cada vez menos lugar para figuras como Julian Assange que, a pesar de todos sus gestos problemáticos, sigue siendo el símbolo más poderoso hoy de lo que Kant llamó “el uso público de la razón”, un espacio de conocimiento público y debate fuera del control estatal. Con razón que, en contra de las expectativas de que Trump mostrará más indulgencia hacia Assange, el nuevo fiscal general Jeff Sessions dijo recientemente que “La detención del fundador de Wikileaks es ahora una prioridad”.

Se consideró que los fiscales federales estadounidenses estaban considerando la posibilidad de presentar cargos contra Assange por varias de las publicaciones del sitio web desde 2010, informó la prensa estadounidense, lo que podría conducir a una segunda solicitud de extradición de Assange, de Washington. “Es bien sabido lo que está por venir: Wikileaks será proclamada una organización terrorista, y en lugar de los defensores genuinos del espacio público como Assange, las figuras públicas que ejemplifican la privatización de nuestros bienes comunes predominará. La figura de Elon Musk es emblemática aquí - pertenece a la misma serie que Bill Gates, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, etc., todos los multimillonarios “socialmente conscientes”. Ellas representan el capital global en su forma más seductora y “progresiva”, en suma, en su forma más peligrosa. A Musk le gusta advertir sobre las amenazas que las nuevas tecnologías plantean a la dignidad humana y a la libertad, lo que, por supuesto, no le impide invertir en una empresa de interfaz cerebro-computadora llamada Neuralink, una empresa centrada en la creación de dispositivos que pueden ser implantados en el cerebro humano, con el propósito eventual de ayudar a los seres humanos a fusionarse con el software y mantener el ritmo con los avances en la inteligencia artificial.

Estos avances podrían mejorar la memoria o permitir una interfase más directa con los dispositivos informáticos: con el tiempo creo que probablemente veremos una fusión más estrecha entre la inteligencia biológica y la inteligencia digital. Cada innovación tecnológica siempre se presenta primero de esta manera, enfatizando sus beneficios para la salud o la humanidad. Beneficios que deberían cegarnos ante las consecuencias e implicaciones más siniestras: ¿podemos acaso imaginar qué nuevas formas de control contiene este llamado “cordón neural”? Por eso es absolutamente imprescindible mantenerlo fuera del control del capital privado y del poder estatal, es decir, hacerlo totalmente accesible al debate público. Assange tenía razón en su libro clave extrañamente ignorado en Google: para entender cómo nuestras vidas están reguladas hoy, y cómo esta regulación se experimenta como nuestra libertad, tenemos que centrarnos en la relación oscura entre las corporaciones privadas que controlan nuestros bienes comunes y las agencias estatales secretas .

El capitalismo global de hoy ya no puede permitir una visión positiva de la humanidad emancipada, ni siquiera como un sueño ideológico. El universalismo liberal democrático de Fukuyama fracasó debido a sus propias limitaciones e inconsistencias, y el populismo es el síntoma de este fracaso, su enfermedad de Huntington. Pero la solución no es el nacionalismo populista, derechista o izquierdista. La única solución es un nuevo universalismo, exigido por los problemas a los que se enfrenta hoy la humanidad, desde las amenazas ecológicas a las crisis de refugiados.

En su ¿Qué sucedió en el siglo XX?, Peter Sloterdijk ofrece su propio esquema de lo que debe hacerse en el siglo XXI, resumido en el título de los dos primeros ensayos del libro: “La Antropotécnica” y “Desde de la Domesticación del Hombre a la Civilización de las Culturas”. “La Antropotécnica” designa una nueva época en la vida de nuestro planeta en la que nosotros, los humanos, ya no podemos confiar en la Tierra como un reservorio dispuesto a absorber las consecuencias de nuestra actividad productiva: no podemos ya ignorar los efectos secundarios (daño colateral) de nuestra productividad, daños que ya no pueden ser recluidos en el fondo de la figura de la humanidad. Tenemos que aceptar que vivimos en una “Tierra de la Nave Espacial”, y que somos responsables de sus condiciones. La Tierra ya no es el fondo/horizonte impenetrable de nuestra actividad productiva, surge como un (otro) objeto finito que podemos destruir o transformar inadvertidamente para hacerla inviable. Esto significa que, en el momento mismo en que somos lo suficientemente poderosos como para afectar las condiciones más básicas de nuestra vida, debemos aceptar que somos simplemente otra especie animal en un planeta pequeño. Es necesaria una nueva manera de relacionarnos con nuestros alrededores una vez que nos damos cuenta de esto: ya no es un trabajador heroico expresando sus potencialidades creativas y extrayendo de los recursos inagotables de sus entornos, sino un agente mucho más modesto colaborando con sus entornos, negociando permanentemente un nivel tolerable de seguridad y estabilidad.

Por lo tanto, para establecer este nuevo modo de relacionarse con nuestros entornos, es necesario un cambio político-económico radical, lo que Sloterdijk llama “la domesticación de la Cultura animal salvaje”. Hasta ahora, cada cultura disciplinaba/educaba a sus propios miembros y garantizaba la paz cívica entre aquellos bajo el disfraz de poder estatal, pero la relación entre diferentes culturas y estados estaba permanentemente bajo la sombra de una posible guerra, siendo cada período de paz nada más que un armisticio temporal.

Como Hegel conceptualizó, toda la ética de un Estado culmina en el más alto acto de heroísmo, la disposición a sacrificar su vida por su estado-nación, lo que significa que las salvajes relaciones bárbaras entre los estados sirven como base de la vida ética dentro de un estado. Corea del Norte de hoy, con su búsqueda despiadada de armas nucleares y cohetes para golpear con ellas los objetivos lejanos, ¿no es el ejemplo último de esta lógica de la soberanía incondicional del Estado-nación? Sin embargo, en el momento en que aceptamos plenamente el hecho de que vivimos en una nave espacial Tierra, la tarea que se impone con urgencia es la de civilizar a las mismísimas civilizaciones, de imponer la solidaridad universal y la cooperación entre todas las comunidades humanas, tarea tanto más difícil por el aumento continuo del sectarismo religioso, de la “heroica” violencia étnica y de la disposición a sacrificarse (y de sacrificar al mundo) por la causa específica de uno mismo.

Las medidas que Sloterdijk propone como necesarias para la supervivencia de la humanidad -la superación del expansionismo capitalista, la amplia cooperación internacional y la solidaridad, que a su vez deberían ser capaces de transformarse en un poder ejecutivo dispuesto a violar la soberanía de los Estado, ¿acaso no son medidas destinadas a proteger los bienes naturales y culturales que compartimos en este planeta? Si no apuntan hacia algún tipo de comunismo reinventado, si no implican un horizonte comunista, entonces el término “comunismo” no tiene significado alguno.

Es por ello que vale la pena luchar por la idea de la Unión Europea, a pesar de la miseria de su existencia actual: en el mundo capitalista global de hoy, ofrece el único modelo de organización transnacional con la autoridad para limitar la soberanía nacional y la tarea de garantizar un mínimo de normas ecológicas y de bienestar social. Algo que desciende directamente de las mejores tradiciones de la Ilustración europea sobrevive en ella.

Nuestro deber, como europeos, no es humillarnos como los culpables definitivos de la explotación colonialista sino luchar por esta parte de nuestro legado, que es importante para la supervivencia de la humanidad.

Europa está cada vez más sola en el nuevo mundo global, descartada como un continente viejo, agotado e irrelevante, jugando un papel secundario en los conflictos geopolíticos de hoy. Como lo expresó recientemente Bruno Latour: “Europa está sola, sí, pero solo Europa puede salvarnos”.


* Filósofo y crítico cultural. Sus últimos libros son Antígona y Porque ellos no saben lo que hacen, ambos publicados en Ediciones Akal.
Traducción: Celita Doyhambéhère.



Notas al artículo de Slavoj Zizek (“) por Claudio Javier Castelli


Desde el principio de los tiempos determinados pueblos se desarrollaron más que otros en organización social y económica, cultura, o política. Su desarrollo los llevó a someter a otros pueblos, primero como esclavos, y después en dominio militar y cultural. 

Eso que llamamos occidente tiene su origen en los griegos, los romanos, el judeo cristianismo, y los bárbaros que invadieron el imperio romano, y se cristianizaron. Desde la edad moderna, la ilustración, los derechos del hombre, el idealismo alemán, Marx, el universalismo se difundió como reguero de pólvora; pero cada pueblo siempre defendió su particularidad. Sólo los yanquis querían imponer a los otros pueblos todo su estilo de vida. Algo conoce la Argentina y los latinoamericanos de eso. 

Después de la segunda guerra, los tratados de derechos humanos son universales.

Los europeos tienen resuelto el problema nacional porque la mayoría fueron imperios; Argentina y los latinoamericanos no pudimos todavía está en proceso; claro, ahora, en retroceso con neoliberales en él poder.

Los vagos peronistas no confiamos ni en los yanquis, ni en los europeos; al editor de este blog le caen mejor estos últimos.

Pero no confiamos en los europeos porque desde la segunda guerra han seguido a pie juntillas a los yanquis sin chistar; decimos que el último intento de independencia fue mayo de 1968, en París. Nada nuevo después. La renovación social demócrata fracasó estrepitosamente porque se convirtieron en aventajados administradores del neoliberalismo. Sólo tienen para renovarnos un viejo comunismo, o los partidos nacionalistas racistas. No piensan en un populismo de izquierda que radicalice la democracia.

¡En realidad si el nuevo universalismo es una acentuación del principio de autodeterminación de los pueblos bienvenido! No somos tan optimistas los latinoamericanos menos aquí en argentina dónde “la embajada” es la verdadera “norma hipotética kelseniana”.

Nuestro país es un ejemplo de asimilación cultural con diferentes venidos de diferentes pueblos. El problema lo tiene la clase alta y media con los “cabecitas negras”. Y la antinomia, que sobrevuela de peronismo, antiperonismo.

Ya Jean Baudrillard, en un libro de 1978, “Cultura y Simulacro”, Edit. Kairós, en uno de los ensayos, que creo, cito de memoria, se llamaba “El fin de lo social”, planteaba a la gestión como el santo y seña de los gobiernos en esta época.

Qué Argentina esté primero es una vieja nueva idea yrigoyenista y peronista; pero los burgueses argentinos no piensan así: negocios y cipayismo son las reglas del juego.

Qué los izquierdistas pretendan que Estados Unidos siga siendo la policía mundial de la democracia es un papel que los vagos peronistas de Argentina no pretendemos.

Como dice Zizek, el lugar kantiano del “uso público de la razón” se ve limitado. "A la argentina" podríamos decir para los yanquis todo lo que sea barbarie tiene que ser difundido por el mundo; limitada toda civilización. Ésta última coincide con lo que pensaban Kant y Hegel.

Ante tanto viento ecológico que los vagos peronistas compartimos; aunque decimos que la argentina tiene que industrializarse cueste lo que cueste y caiga quien caiga. De lo contrario nunca habrá pleno empleo –que es la meta- para el pueblo argentino. A partir de este punto es que debemos pensar la ecología los argentinos.

Zizek pone en la filosofía de Peter Sloterdijk, y la “domesticación de la Cultura animal salvaje” en un principio, pero en realidad es principio de todas las religiones. Pensar que desde allí vendrán nuevos vientos de solidaridad es compartido por los vagos.

El asunto de la solidaridad internacional tiene que ver con la geopolítica internacional, el destino de Argentina es Latinoamérica.

“Civilizar a las mismísimas civilizaciones” no viene solamente de una ética ecológica global como parece decir Zizek, sino porque todos los pueblos del mundo se desarrollen, según quieran, y los argentinos, en el cumplimiento de la justicia social, a rajatabla que también es un principio de ética global, a partir del positivo papel del Papa Francisco, en estos tiempos, muy que le pese, a algunos periodistas, que parecen no entender el papel estratégico, y el aliado que significa en la lucha contra el neoliberalismo atroz.

A Zizek, parece preocuparle el sectarismo religioso, y lo dice desde el sectarismo de la izquierda que nunca entendió el fenómeno religioso que gracias a Dios goza de buena salud aun en la personalidad religiosa del propio Zizek.

Compartimos de todas formas las ideas de Sloterdijk que Zizek hace suyas: la superación del expansionismo capitalista, la amplia cooperación internacional y la solidaridad”, sólo que son muy antiguas y se remontan a la ilustración europea, el cristianismo, y el universalismo hegeliano marxista.

Nos preocupa la soledad de Europa pero más nos preocupa el destino de nuestro país y de Latinoamérica. Hegel pensó en un mundo ético apuntalado por ciudadanos y Estados éticos que rindan cuenta a la historia universal, que él creía: "una hazaña de la libertad" –Benedetto Croce hizo un libro con esa idea-.

El universalismo que propone la derecha argentina es de negocios, y la Argentina como mero apéndice instrumental de los bajos salarios para que las corporaciones internacionales desarrollen su potencial.

El abstracto universalismo con que pretende rejuvenecernos Zizek es una idea demasiado pobre en su proclamación, pero rica en cuanto represente autodeterminación y liberación de los pueblos.

Ya que citó Zizek a Hegel y nosotros también, el logos hegeliano es una mezcla de universalidad, particularidad, y singularidad,  ésta última es la unión de los dos primeros. Vale decir: No hay singularidad sin universalidad y particularidad. Qué es decir no hay posibilidad de nación argentina si nuestra particularidad no se une singularmente con la universalidad. Universalidad que no debe ser nunca abstracta sino concreta.

(“) El artículo de Zizek, se publicó en Página 12, el 13 de mayo de 2017 :
https://www.pagina12.com.ar/37417-hacia-un-nuevo-universalismo