martes, 28 de junio de 2016

Comentarios sobre el movimiento nacional y popular, Por Iciar Recalde (Fuente: muro de Facebook, 28/06/16)

Iciar Recalde, compañera del pensamiento nacional
El movimiento nacional no es la representación del pueblo sino que es el pueblo mismo organizado. Históricamente, a consecuencia de sus fraccionamientos internos, avanzó el enemigo dispuesto a entregar el patrimonio nacional y destruir la Argentina. Uno de los yerros más graves del FPV, no me cansaré de decirlo desde hace años, fue y lamentablemente continúa siendo, la tendencia a la sectarización. El sectarismo de la conducción y sus adalides redujo progresivamente al kirchnerismo y dispersó conscientemente al peronismo. ¿Dónde se ha visto un movimiento nacional en el que no convivan de manera conflictiva y hasta contradictoria multiplicidad de tendencias, actores y fuerzas políticas y sociales distintas entre sí? Pero la lógica sectaria ve en lo que no es igual a sí mismo, y también en el disidente, un enemigo declarado y lo expulsa a patadas. Lógica que arrasó con aquel nostálgico 54 % del 2011. La reconstrucción de un frente de unidad con programa de liberación nacional debe pasar necesariamente y con urgencia por nuevos alineamientos en lo político y en lo sindical. Volver a sumar aliados, que es sinónimo de restárselos al enemigo. Y en esa labor hay que reconquistar TODO lo posible: buenos, muy buenos, mediocres, medio pelo y hasta trepadores y oportunistas. Todos son necesarios compañeros de ruta para combatir al enemigo antinacional que se ganó el favor electoral de nuestro pueblo que mayoritariamente eligió votar a un cipayo para deshacerse de nosotros. Si no revertimos la catástrofe del divisionismo amparada en un falso “pocos pero buenos” , no volveremos ni en 2019 ni nunca

1 comentario:

  1. Así es, tiene razón. Muy buenas reflexiones. Una de las tareas pendientes a realizar por parte del kirchnerismo ha sido la construcción de un frente de liberación nacional. Justo es destacar también que no es una deuda política de la última gestión de CFK -aunque en esa etapa se haya acentuado- sino que se extiende al ciclo completo del kirchnerismo, inaugurado con el hecho del grupo que accede a la casa de gobierno, por un NK que llegó en condiciones de mesa chica, con el objetivo político de llegar a las mayorías y sacarse de encima a sus principales aliados inmediatos. Por lo demás, los movimientos nacionales tienden a la existencia de liderazgos fuertes y personalistas, y los personalismos suelen sectarizar la conducción. No nos salva, pero bueno es tener en cuenta que el segundo gobierno de Perón tuvo rasgos muy personalistas, mientras Yrigoyen tenía una manera de conducir solitaria. Pero más allá de todo esto, es cierto que los problemas de organización política son desafíos enormes para los movimientos nacionales en la historia de toda Latinoamérica, y que el kirchnerismo en el poder no supo resolverlos.

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