República de Panamá, 8 de marzo de 1956
Al GeneralAramburu. Buenos Aires
He leído en un reportaje, que Ud. se ha
permitido decir que soy un cobarde porque ordené la suspensión de una lucha en
la que tenía todas las probabilidades de vencer. Usted no podrá comprender
jamás cuánto carácter y cuánto valor hay que tener para producir gestos
semejantes. Para usted, hacer matar a los demás, en defensa de la propia
persona y de las propias ambiciones, es una acción distinguida de valor.
Para mí, el valor no consiste —ni consistirá
nunca— en hacer matar a los otros. Esa idea sólo puede pertenecer a los
egoístas y a los ignorantes como usted. Tampoco el valor está en hacer asesinar
a obreros inocentes o indefensos, como lo han hecho ustedes en Buenos Aires,
Rosario, Avellaneda, Berisso, etc. Esa clase de valor pertenece a los asesinos
y a los bandidos cuando cuentan con la impunidad. No es valor atrepellar los
hogares humildes argentinos, vejando mujeres y humillando ancianos, escudados
en una banda de asaltantes y sicarios asalariados, detrás de la cual ustedes
esconden su propio miedo.
Si tiene dudas sobre mi valor personal, que no
consiste como usted supone en hacer que se maten los demás, el País tiene
muchas fronteras; lo esperaré en cualquiera de ellas para que me demuestre que
usted es más valiente que yo. Lleve sus armas, porque el valor a que me
refiero, sólo se demuestra frente a otro hombre y no utilizando las armas de la
Patria para hacer asesinar a sus hermanos. Y sepa para siempre que el valor se
demuestra personalmente y que, por ser una virtud, no puede delegarse. Hágalo,
sólo así me podría probar que no es la gallina que siempre conocí.
Si usted no lo hace y el pueblo no lo cuelga,
como merece y espero, por salvaje, por bruto y por ignorante, algún día nos
encontraremos. Allí, le haré tragar su lengua de irresponsable.
Firmado: Juan Perón, General.
Comando Nacional - Partido Peronista.
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