Varios fueron
los años que vieron gestarse la sublevación contra Perón en el 55. Y si bien este
pergeñar de la derrota de nuestro Gran Conductor fue una tarea ardua y vigorosa de los enemigos
de la patria que operaban fronteras adentro, desde afuera, los enemigos de
siempre y de gran fuste: Inglaterra y los Estados Unidos de América (Madre e
hija), también venían tendiendo sus redes.
Las heridas
de los afectados por las políticas nacionales sangraban y por ello, pedían también una cuota de sangre, mientras preparaban la sublevación.
Perón hablaría
unos años después de la cuarta invasión inglesa y la verdad, no estaba tan
errado. Y para muestra un botón, recordemos que 1957 Argentina se incorporaba al Fondo Monetario
Internacional (FMI) y se daba inicio a una etapa de entrega que se extendería por
décadas.
La
independencia económica de una nación había costado caro a los intereses
extranjeros y los militares supieron ser el cauce adecuado para revertir tamaña
afrenta al Imperio, cual cipayo telurico.
Un día como hoy
pero de 1955, se dio inicio a esa cuarta invasión inglesa, instaurándose una dictadura
cívico militar autodenominada “Revolución Libertadora”, que no escatimó en violencia
y represión contra el pueblo argentino.
Lonardi, como
líder de la rebelión asumiría la presidencia el 23 de septiembre, y dos días
después, Estados Unidos y Gran Bretaña reconocerían al nuevo gobierno (Canallas), lo cual
nos habla a las claras del apoyo recibido de los cobardes sublevados.
Aquella etapa
en donde "no habrían ni vencedores ni vencidos", excluyó a Perón de
la vida política nacional. Dieciocho años de proscripción del peronismo y de la
voluntad de las mayorías políticas, nada más y nada menos.
52 días
duraría en el Poder Lonardi, y en su reemplazo Pedro Eugenio Aramburu, (católico
por liberal) impondría al régimen un profundo sello antiperonista que incluso
como un resabio no querido, se ha mantenido hasta nuestros días, una faceta más
de la “antiargentinidad”.
De Aramburu
fue la promulgación del decreto 4161, por el cual se prohibía la sola mención
de Perón, de Evita y la utilización de los símbolos del Justicialismo, a la par
de la intervención de los sindicatos y la Confederación General del Trabajo.
También se
anularía la Constitución de 1949, pero frente a tanta infamia, también nacería la
resistencia peronista.
Vale recordar
en esta caminata de la triste evocación que en junio de 1956, militares de
extracción peronista a las órdenes de los generales Juan José Valle y Raúl
Tanco se rebelaron contra el gobierno de Aramburu con el firme propósito de
reponer al presidente constitucional depuesto, pero ello terminaría con el
fusilamiento de treinta y dos militares y civiles.
Muchos de
estos hombres vieron sus últimos días en los basurales de José León Suárez y desde
su libro "Operación Masacre" Rodolfo Walsh, supo retratar este acto
sanguinario (Valga el recuerdo a tanto patriota...)
Finalmente en
1973, volvería Perón para imponerse en elecciones libres, camino siempre a esa
patria Políticamente Soberana, Económicamente Libre y Socialmente Justa.
Roberto C.
Suárez
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