"En el campo emancipatorio, al que pertenezco -dice, Cerletti-, un resabio de viejos hábitos nocivos es creerse dueños de la verdad y rechazar todo lo que no se aviene a nuestro pensamiento. Mantenerse fiel al mismo no significa excluir a la militancia del campo popular que cree y actúa en la política realmente existente. Abrir los cauces disponibles para debatir ideas y compartir acciones favorables al común, es tan conveniente para difundir nuestro ideario como indispensable resulta romper el aislamiento. Presumo que este enfoque ensaya una apertura."
“Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador… ¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
(Del tango “Cambalache”
de Enrique Santos Discépolo)
Ya se fue el 2017 y comienza
el 2018. El año que concluyó, una feria de vanidades con políticas gubernamentales
nocivas para el país y los sectores populares. El que ya cursamos, preanuncia la
regresión que prosigue acorde con las realizaciones de Macri y cia. Las cuales
no significan un atropello a “la razón” del oficialismo sino a cualquier inteligencia
independiente. Decir lo contrario de lo que se hace ya no es un cambalache
político. Es una receta de la derecha para que buena parte de la sociedad viva influida y contaminada por la
posverdad. Simbolismo de la mentira parida desde las entrañas del bloque de
poder dominante. (1)
Con otra procedencia, aparece
gran variedad de políticos que pegaron la vuelta: de “izquierda”, “progres” o
“peronistas conversos”. Son quienes han adherido o resultan funcionales a este
revés histórico-electoral que protagonizó la derecha. Luego, hicieron sobrados
méritos como para figurar en el cambalache.
Similar fenómeno reaccionario
afecta a los procesos políticos de nuestro subcontinente combatidos por contrariar los designios del
gran capital. Se abrió así una etapa dominada por las grandes corporaciones, internacionales
y “nacionales”, encubiertas por la
“democracia” realmente existente. Tal cobertura abarca desde derrotas
electorales producto de las insuficiencias y debilidades del campo popular,
traiciones de los oportunistas sin principios, hasta elecciones amañadas y
golpes blandos. Frente a esa ofensiva, la resistencia popular en nuestro país
ha protagonizado manifestaciones múltiples y variadas que ganaron las calles
con cientos de miles de personas en cada caso. De aquí en más es imperioso que
se desarrollen ideas creativas y
acciones que apuntalen las resistencias y que se gesten nuevas aperturas.
La resistencia popular plantea un más
allá de la protesta.
Tenemos una larga tradición
de resistencias populares triunfantes pero desvirtuadas a posteriori. Un
ejemplo relevante fueron los 18 años de resistencia a la proscripción del
peronismo. Ésta culminó en Ezeiza con la inédita concentración de más de dos millones de
personas (la mayor de nuestra historia). Culminación penosa del retorno del
líder y de los cruentos enfrentamientos internos. Y después de su fallecimiento
sobrevino el derrumbe y el triunfo de la dictadura genocida…
Ante las frustraciones, ¿qué significa una apertura? Por lo pronto no apunta a una solución inmediata.
Es como abrir una puerta que estaba clausurada y habilitar la posibilidad de
nuevos tránsitos donde cada paso se adentra en lo desconocido.
En política se plantea la
cuestión del poder (quien decide por los demás). Esto se manifiesta en diferentes niveles y en
el capitalismo es determinante el económico. Mas, como es un sistema basado en
la explotación y la dominación de una ínfima minoría sobre una vasta y
creciente mayoría de la población (2),
debe producir una subjetividad social y un sentido común que naturalicen las
relaciones sociales que engendra.
La poderosa dominación mundial
del capitalismo conlleva el problema de cómo
enfrentarla. Es que la extensión y magnitud de la dominación incita al abandono
de la lucha y a renunciar a la apertura de
nuevas puertas. También induce a la reiteración de anteriores intentos que
desembocaron en las conocidas frustraciones.
En respuesta a esa opresiva
dominación es dable señalar tres variantes: 1) mejorar las condiciones de vida
dentro del sistema en función del desarrollo de las reformas generadas (políticas
estatales de los partidos populares); 2) impulsar la superación del orden capitalista
(movimientos que asumen la emancipación); 3) articular ambas variantes y
avanzar hacia la superación del orden dominante gestando construcciones políticas
a largo plazo.
El desafío de las nuevas aperturas.
“Uno busca lleno de
esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es
cruel y es mucha pero
lucha y se desangra por la
fe que lo empecina.”
(Del tango “Uno”, letra de Enrique Santos Discépolo)
Sostengo la tercer opción por lo siguiente. La hegemonía mundial del
capitalismo con sus injusticias e iniquidades, provoca múltiples y variadas
luchas, ya sea adscriptas a partidos populares, a movimientos sociales o a
corrientes emancipatorias de nuevo tipo. Y a pesar de las diferencias políticas
que existen, en esta etapa se hace necesario unir fuerzas contra el voraz e implacable
enemigo común. Es una situación contradictoria: debe mantenerse la identidad y los
principios y a la vez postergarse las diferencias atentos al padecimiento de
grandes masas del pueblo, en particular, de los de abajo.
Lo expresado supone tener en
cuenta las conquistas de algunos partidos de signo popular, pero esto no significa
resignar la independencia ni las ideas que impulsan la emancipación. De allí que la convergencia, con vistas a que
surja algo nuevo, debe promover un proceso en el que se sustituyan los aparatos
tradicionales que remiten al Estado generando una creciente participación
popular. Y uno de los grandes desafíos es crear las condiciones. Éstas demandan
el desarrollo de ideas creativas aplicadas
a construcciones políticas de nuevo tipo. Existen varios ejemplos de fenómenos originales
a contracorriente de la política tradicional que unas pocas décadas atrás no afloraban
y menos se visibilizaban. No voy a describirlos aquí pues la valoración de esas
aperturas ha sido algo recurrente en varios de mis artículos.
Ahora bien, debatimos en
torno a ejes de construcción de un nuevo poder popular sin dilucidar si debemos
encarar una actualización de lo conocido o si se trata de emprender algo
distinto. En consecuencia, disentimos acerca de los proyectos políticos y de
cuáles son sus tiempos. Ante la ausencia de alternativas gravitantes se mezcla
la coyuntura y las acciones que demandan la inscripción de las mismas en una
construcción de largo plazo. Frente a ese confuso panorama tenemos que desechar
las antinomias y despojarnos de sectarismo. Es necesario persistir en la construcción
colectiva de aperturas sostenidas por el desarrollo de subjetividades contra
hegemónicas que favorezcan la gestión de lo común.
Enfocando la realidad actual,
el caso de Argentina es ilustrativo de las contradicciones que afectaron y
afectan a las aperturas que se dieron en Sudamérica en el presente siglo.
Diversas sí, aunque comparten una misma problemática: lograr la mayor
independencia nacional considerando la
hegemonía mundial del gran capital y sus Corporaciones. El triunfo de Macri
vino a convalidar dos aspectos ligados:
la debilidad política que implica la intangibilidad del poder económico y por
lo tanto, la vulnerabilidad de los proyectos nacionales. (3)
A lo anterior cabe agregar
que la metodología de construcción tradicional reproduce vanguardismos y
liderazgos que giran en torno al Estado. Metodología que hoy se mantiene
incólume sólo que los revolucionarios de entonces tienden a ser sustituidos por
políticos “profesionales”. Y semejante “profesionalismo” porta un corporativismo rentístico donde
prevalece la preocupación por acomodarse a los factores de poder a cuyo amparo
se medra. El gobierno PRO induce y cosecha tal centrifugación. Es un gran imán
de políticos conversos ganados por la simbiosis del Estado dirigido por los
ejecutivos de las grandes corporaciones. Esto exhibe un cuadro de época que por
supuesto incluye los claroscuros y las lealtades a la causa popular.
Ahora si traemos a escena la
principal oposición, emerge la Unidad Ciudadana que hoy promueve el kirchnerismo
con vistas a derrotar al PRO en el 2019. Indudablemente la intención es válida pero no proponer un
rejunte indigerible. Un digno exponente de esto es la pretendida reconstitución
del PJ. Sabido es que en el mismo conviven numerosos ex menemistas, burócratas
sindicales, intendentes punteriles, en suma, oportunistas de distinta calaña. Y
si bien es preciso luchar para que se ganen las elecciones en el 2019, a ese
precio sería como querer construir un instrumento liberador introduciéndole un
gigantesco caballo de Troya…
Por distintos recorridos
retornamos a la necesidad de impulsar nuevas aperturas. Más, antes de cerrar, vale
una reflexión autocrítica. Los que impulsamos la emancipación “combatiendo al
capital” también somos “pecadores” producto de los lazos que nos unen a las
relaciones sociales existentes. Romper con ellos es una lucha interno-externa
permanente y sin garantías. Por lo que es fundamental mantenerse fiel a los
principios y favorecer la producción e intercambio de ideas.
Dentro de esa tesitura
advierto, en el campo emancipatorio al que pertenezco, un resabio de viejos
hábitos nocivos. Creerse dueños de la verdad y rechazar todo lo que no se
aviene a nuestro pensamiento. Mantenerse fiel al mismo no significa excluir a
la militancia del campo popular que cree y actúa en la política realmente
existente. Abrir los cauces disponibles
para debatir ideas y compartir acciones favorables al común, es tan conveniente para difundir
nuestro ideario como indispensable resulta romper el aislamiento. Presumo que este
enfoque ensaya una apertura.------
Jorge Luis Cerletti
15 de enero de 2018
NOTAS:
(1) “El lberalismo moderno, como ideología de
legitimación del poder,…colonizó el lenguaje ilustrado de la moderación, la libertad,
la igualdad y la fraternidad hasta vaciarlo de contenido. El liberalismo
aprendió a hablar en el leguaje y la cultura de su enemigo, y en ello reside su
éxito.” (“Más allá de la izquierda” de Ezequiel Adamovsky – pág. 51)
(2) “El 1% más rico tiene tanto patrimonio como
todo el resto de mundo junto. “
(Informe sobre Riqueza Global 2015 de Credit Suize).
(3) Ver mi artº
“Alcances del Desarrollo Nacional” de setiembre de 2015 con reflexiones sobre
uno de Aldo Ferrer publicado en Cash del 16/08/15 de Página 12)
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