DANIEL SCIOLI-MAURICO MACRI |
La derecha tiene historia en el
país, de alguna manera gobernaron, hasta Irigoyen, Perón, y los Kirchner; solo
en esos interregnos se escucharon otras voces, otras mayorías y minorías
excluidas siempre de los discursos, políticas
públicas, y estrategias privadas.
En la RAE:
miedo
Del lat. metus 'temor'.
1. m. Angustia por un riesgo o daño real o imaginario.
2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo
contrario a lo que desea.
¿Acaso no tenemos angustia? Más
allá de la supuesta alternancia de un gobierno de derecha, con uno tirado a la
izquierda.
¿No tenemos muy cercanos los
noventa? Cuando la derecha mediática, política y financiera gobernó este país,
destruyendo toda la argentina económica social peronista. ¿Me van a decir, como
están repitiendo algunos, que el primer gobierno de Menem fue bueno? ¿No será
que la memoria borra lo odioso, que no nos importan, los excluidos, desocupados
y pobres, que están más allá de la calle Córdoba? ¿Qué importa poco entregar el
país a relaciones carnales con Estados Unidos?
Macri, no es solamente Macri. Son
también sus archivos imperdibles, de declaraciones homofóbicas; sus
declaraciones, sobre el salario, como un costo más, y nada más; su asistencia a
la embajada de Estados Unidos, a pedirle ayuda, “porque algo había que hacer con
los Kirchner” (Según los Argenleaks, de Santiago O’Donnell); su consulta a los
yanquis, sobre el mejor policía argentino (por supuesto que le dijeron: el “Fino
Palacio”, que colaboraba con la embajada en la causa Amia, causa donde los
servicios de inteligencia extranjeros manejaban jueces, fiscales, en un
hinterland donde aparecían los servicios locales, como meros amanuenses de
intereses extranjeros).
Su procesamiento por escuchas
ilegales actual, las 200 causas que tiene, su procesamiento anterior de
empresario “vivo”, que compraba autos, con exenciones para discapacitados, como
si él lo fuera; aunque ahora parecería, por el blindaje mediático concentrado,
por sus asesores de imagen, puramente
mediáticos efectivos, que difunde globos de colores y amor, sin
conflictos.
Algo conocemos de la ilusa
unión de todos los argentinos, al poder concentrado global.
¿Es mala fe tener angustias,
tener miedo, por todo lo conquistado? No, no lo es, ya sé que gran parte de la
población quiere globos y nubes de alegría “tinelesca”. No le interesan los
derechos humanos, el uno a uno me permitió viajar mucho, y tener muchos
dólares.
En realidad quiero un cambio de
globos, que termine con las cadenas nacionales, quiero escuchar a los privados
en un lobby infinito con Marcelo Longobardi y Fernando Niembro. ¿Fútbol para
todos?, el fútbol estaba bien en manos de Clarín.
“La ley de medios tiene
frivolidades”. Se llaman frivolidades a los pueblos originarios accediendo a
frecuencias, o solo que un medio no puede descapitalizarse, para dejar de ser
un monopolio. Pero en Estados Unidos un solo
grupo económico no puede tener tantas frecuencias. No importa, soy esclavo
(cipayo), no copio lo bueno, solo repito las consignas de sus servicios de
inteligencia, que Alonso y Bullrich, ayudan a difundir.
Mis economistas van a renovar
el hastío que tengo de las cadenas nacionales de Cristina. Pero no será mucho:
¿Melconián? ¿Prat Gay?
Todos los economistas le están rindiendo
pleitesía a la City, como dijo Espert, si gana Macri, “va a gobernar uno de
nosotros”, no un “caudillo provincial, que cada diez años viene a gobernar el
país” –lo dijo Prat Gay-.
Nosotros “la élite ilustrada”,
la verdadera inteligencia, no masacramos a los caudillos del interior, aunque
tenemos que aceptarlo, uno de ellos nos liberó de Rosas, y nos entregó el país
en Pavón. Nosotros no exterminamos a los Indios, y fijamos definitivamente los
límites del Estado, nosotros, no establecimos la ley de residencia para
expulsar extranjeros socialistas, anarquistas, comunistas o revoltosos. Nosotros
no derrocamos a Irigoyen ni a Perón, ni lo prohibimos. Nosotros no provocamos
30.000 desaparecidos, ni le dimos golpes de Mercado a Alfonsín. Nosotros no
gobernamos con Menem y produjimos pobreza, exclusión y relaciones carnales.
Nosotros como “élite”, no lo
hicimos, lo hicieron otros, que hicieron el trabajo sucio, nosotros apenas, si
fuimos una corriente devastadora de opinión. Pero ahora tenemos uno de los
nuestros para embarrarse las manos, para gobernar como propio dueño.
No vamos a ser incoherente con
nuestro ideario, ahora que el presente reclama nuestra pluma y entrega,
legitimados como nunca por el voto popular.
¿El 2001, no lo hicieron los
Kirchner? ¿No fueron ellos los que se fueron en helicóptero? Me parece que sí.
Todo cabe en el hastío de las cadenas nacionales.
La lógica amigo/enemigo,
también hastía, es el capítulo que le faltaba a Laclau, y nosotros como élite
escribimos, denunciando como campaña del miedo, la de Scioli, quien recordaba hechos
muy antiguos, que están más allá, del presente deshistorizado, que nos toca
vivir. Y viviremos más, cuando gobernemos sin máscaras.
Los hechos, que recordaba
Scioli, están más allá de la música de
Gilda y los globos de un pelotero. En el pelotero está escondido Sylvester
Stallone, para una pelea de Box, no con un ruso, sino con el populismo
peronista, cualquiera sea la modalidad que adquiera. Aunque tenga que disfrazarme
de la Dra. Carrió. ¡Eso sí que es desmesura, Hybris! Es Prometeo que sustrae el
fuego a los dioses y se los dona a los dioses del mercado financiero libre.
Tengo presurosa la lengua injuriante para todos los que van a resistir, por
supuesto “La Cámpora”, todos armados, por ahí.
No pensé ver este final
apoteótico de ópera, donde triunfan los buenos, nosotros, los que nunca nos
debimos haber ido del poder político.
De manera natural somos los
gestores de las fuerzas vivas y libres del mercado financiero, que regresamos
como Ulises, después de esta odisea populista de doce años.
Pero el universo ético, no es
algo, como el tejido de Penélope, que todas las noches empieza de nuevo, diría
Hegel. No, no es así, dice “la élite”,
empezamos de nuevo, a hilar fino, en la reconstrucción de la argentina
insertada en el mundo globalizado, sin apetencia por Latinoamérica. Nuestro
destino es USA y los europeos.
Para que vengan inversiones, es
necesario dar CONFIANZA, con flexibilización laboral, inserción financiera en
el mundo de los préstamos internacionales, un estado mínimo, nada de estado
empresario, libre mercado. Nada de intervención del Estado. Y ya está. Todos a
la buena de Dios.
Raúl Alfonsín, en la
oportunidad de un intento de golpe, de una minoría de derecha recalcitrante,
contra su gobierno democrático, dijo en un emotivo discurso improvisado, que la
chirinada regresaba con “trasnochadas fantasías”.
El golpe eleccionario de Macri
también regresa con “trasnochadas fantasías”, es decir falto de novedad, de
renovación, es un golpe de timón, a la argentina del centenario, cuarta en el
ranking mundial, pero exclusora, de todos los que se incorporaron después, con
Yrigoyen.
Claro que tengo miedo, tengo
terror, porque amo este país, no solamente mi barrio acomodado, sino sus
perdidos pueblos en el interior, mis hermanos más rezagados, los empresarios
que construyeron Pymes, que dan trabajo y dependen del mercado interno, amo la
nación de un destino común, en una lengua viviente y trenzada en la justicia
social peronista, con una bandera argentina para defender no solo con la
selección de fútbol, sino en sus científicos, satélites, igualdad e identidad
de género, y amor transpirado, de trabajar todos los días, pensando en mi lugar
en el mundo, en la telaraña latinoamericana.
Lo amo, y no comparto el sueño con
“ellos”, de restauración oligárquica, de restauración conservadora, aunque
lloren al escuchar el himno, entregan la patria al capital financiero, aunque
lloren con el himno, no les importa la desocupación y pobreza, si es gente que
vive, más allá de la calle Córdoba.
Tengo miedo y pido disculpas
por ello. Cuando la derecha mediática, empresarial y financiera se alía, la
ilusa unión de todos los argentinos, bajo el ala del poder concentrado, se
apodera del país.
Entonces las masacres son “enfrentamientos”,
y “la crisis se cobrará nuevas víctimas” se cobrará excluidos, pobres y el
trabajo de muchos argentinos. Y las devaluaciones reales o encubiertas, serán "culpa de la pesada herencia kirchnerista", "ellos hicieron esta fiesta". Mentira, quieren beneficiar a una minoría, sojera, empresarial y financiera.
Por eso tengo miedo al
neoliberalismo macrista, en su silencio mediático, augurado por asesores de imagen,
está todo lo que callan que van a hacer; conviene decirlo, porque en la trama vivificante
del lenguaje, no “todos los gatos son pardos”.
Noviembre de 2015
Excelente !!!!
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