SOBRE LOS CRISTIANOS y LA POLÍTICA, Y LA "REVOLUCIÓN PLEBEYA" QUE HAY QUE HACER EN EL PAÍS
Después de la masacre en la revista francesa Charlie Hebdo, el 7 de Enero de 2015, escribí, en este blog, esta nota que se titulaba: "Entre los Santos Inocentes y los Perros de Paja", relacionando los momentos de humillación vividos en ambas películas, por personajes de las mismas, y sus desenlaces, con la humillación que "Occidente", le ha provocado al mundo musulmán, desde la segunda guerra mundial, hasta el presente. No soy especialista de la Política Internacional sólo un lector atento de las noticias al respecto.
Los temas de esta Obertura son muy autorreferenciales: mis lecturas, mi condición de poeta con los ojos abiertos, y mi experiencia en el Cristianismo, y como Funcionario Público, me permiten contar lo que fui anotando en la bítacora de viaje naviero.
"Revolución Plebeya"
He sido Funcionario Público por más de cuarenta y cuatro años, tanto en la Justicia Criminal de Capital Federal como en diversos Organismos Públicos de la Nación; me creo un Funcionario de carrera por los cargos que desempeñé, y por elección personal; he pasado todos los gobiernos desde la Dictadura; accedí a la Justicia como miembro de la “Familia Judicial”; los cargos en la administración se deben a lo técnico-político.
Creo que tanto en el Poder Judicial de Capital Federal como en lo que se denomina “línea” del Poder Ejecutivo Administrador hay un problema en la composición social de los Funcionarios y empleados.
En el Poder Ejecutivo ese problema acecha en casi todo el espectro, mucho más en el Poder Judicial de Capital Federal. El problema es la composición mayoritariamente de clase de esos Funcionarios y empleados. Las clases medias y acomodadas dan sus mejores hombres para trabajar en el Estado Administrador, y por supuesto, en el Poder Judicial de Capital Federal.
Ya sé que el problema también tiene que ver con la Capital Federal –no CABA- es la Capital de la República Argentina. Si se hiciera un estudio serio podría verse que la mayoría proviene de los barrios acomodados de la Ciudad y la Zona Norte de la Pcia. De Buenos Aires. ¿Y cuál es el problema me van a decir mis amigos si vos también venís de ahí? Es que personalmente rompí con mi propia clase, conozco sus prejuicios, la defensa furibunda de los intereses patrimoniales, su ideología liberal conservadora, sus ignorancias con ropaje de sabiduría, sus altísimas presunciones, su limitado pensamiento en la Nación Argentina, sus dineros en paraísos fiscales, en suma su “Antiperonismo” de raíz, de clase.
Pero son muy buena gente, chicos y chicas de familia, muy buenos esposos y esposas, muy creyentes. Pero son “burgueses” en la cabeza, el corazón, y los intereses. Inclusive buenos amigos y amigas. Qué se yo: José Alfredo Martínez de Hoz también era buena gente; Videla era muy buen esposo; por citar al primero como clase alta, y al segundo como familia bien de Mercedes.
A veces, el amor a lo “popular”, y buenos Psicoanalistas pueden deconstruir los “traumas de clase”, así como lo hacen con los “traumas religiosos”, y otros por el estilo. No todo es “sentirse bien” y hacer lo que uno quiere en análisis, sino que muchas veces también hay que hacer lo que “se debe”.
En los “60” y “70” romper con la propia clase era más común que ahora; ahora parece imposible, son demasiados los beneficios, pocas las recompensas, y no hay muchas ideas para jugarse con todo; los medios hegemónicos hicieron todo lo demás.
Así como hablamos de “Familia Judicial” podríamos hablar de “Familia Administradora”. Fijémonos por ejemplo en el Banco Central República Argentina u otros Organismos y Ministerios. Hagamos estudios, sondeos, sobre las dos familias y vamos a ver los resultados.
¿Se acuerdan la preocupación de Prat Gay por la “Grasa militante” en el Estado?, claro es de ellos el Estado también. ¿Se acuerdan del mismo Prat Gay con los desconocidos de Provincia que se encaramaban en el Poder Ejecutivo como los Kirchner? También consideran que deben ser de ellos.
¿Qué hacer? Hay que hacer una “Revolución Plebeya” tanto en el Poder Administrador como en el Poder Judicial. Más conurbano, más hijos de trabajadores, más provincianos ignotos. Claro que tampoco aseguramos que no sean cooptados por el sistema en esos dos lugares. Pero al menos lo intentamos.
En la extraordinaria película de Werner Herzog, “Fitzcarraldo”, con el actor fetiche de aquel, Klaus Kinski, el personaje de éste, obsesionado por la ópera, quiere montar un teatro en la selva, y debía pasar un barco por una montaña, además de sortear los saltos del Río Amazonas. Hay una escena donde se produce un diálogo entre quienes iban a ayudar económicamente a la travesía y el enloquecido Kinski, éste le advierte de los saltos en el río, creo que después de pasar el barco por la montaña, el “empresario” le pregunta: -“¿Y usted como lo sabe?”, Kinski contesta: “Porque los he visto”.
Es eso nada más. La travesía de hacer una “Revolución Plebeya”, en el Poder Judicial de Capital Federal y el Poder Administrador, es como pasar un barco por la montaña, y lo de la composición social de los mismos: lo sé porque lo vi.
Las cosas que uno se arrepiente en la vida es de lo pudimos hacer y no hicimos. Pero ahora lo sabemos. Quieren más pruebas. Búsquenlas. A mí no me lo contaron, ni lo leí en los libros: -vuelvo a repetir- lo ví.
¿Qué tiene que ver esto con la política internacional? Qué tampoco vamos a tener una adecuada política exterior en este bendito país que glorifique la “Tercera Posición” histórica del General, sino cambiamos la composición social del Ministerio de Relaciones Exteriores.
No es justo que en todo el Estado y el Poder Judicial esté representada en su mayoría por una clase social. Sería conveniente volver a estudiar el tema de las Clases Sociales y sus prejuicios. No es sólo un problema de los medios hegemónicos. ¿Se acuerdan de la lucha de clases? Qué antigüedad no. ¡Qué idea tan caduca! No fue idea originaria de Marx, entremos por ese lado.
Los cristianos y la política
Tuvieron mucha influencia en mi vida un cura y una monja que podría determinar hoy que eran del “Tercer mundo”, comprendí la raíz social del evangelio y el compromiso con los pobres; en esa época eran muchos, fue muy fuerte el “Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo”, y el ejemplo público del Padre Mugica; el compromiso de algunos con la “Teología de la liberación”, y de otros con la “Teología del Pueblo”, esta última es la forma en que aquella se adaptó a nuestro país.
Escuché hablar a mi padre –qué había apoyado el peronismo entre los “40” y “50”desde su catolicismo- siempre bien de las leyes sociales del peronismo y que tenían su origen –según él- en la “Doctrina Social de la Iglesia Católica”. Eso, y mi admiración por los actos populares en la “Plaza de Mayo” en la época del General, más los libros de Jorge Abelardo Ramos, y el ensañamiento de los Jueces de la Dictadura con el movimiento, me hicieron Peronista.
Como Ítalo Luder en el “83”, amagó con la amnistía a los militares me hicieron desertar por un tiempo hacia el Partido Intransigente, junto con otros compañeros. Volví con las promesas de Menem, y porque el poncho me sedujo, prontamente nos traicionó, me quedé en el movimiento como opositor al “Turco”. Y ya nunca me fui.
Llegué a Marx por el cristianismo y me fui por el cristianismo. Por el cristianismo peronista apoyé a Néstor y Cristina, y por el cristianismo peronista apoyo a Alberto Fernández.
También vi la complicidad de la Iglesia Católica con la dictadura militar, a Monseñor Tortolo, que era Obispo de Paraná, lo conocí en mi casa de La Paz, Entre Ríos. Después lo vi actuar a él, y a muchos otros que daban miedo. Detesto el conservatismo castrense de una parte no menor de la Iglesia Católica. Todo esto me hizo alejar de la misma y me hice luterano; sin embargo nunca volvía a encontrar en todo el mundo evangélico un compromiso social como el de aquellos curas, aunque los hay también en el mundo evangélico. No tuve esa suerte. Por eso del mundo protestante tomo la importancia decisiva de la relación personal con Dios, y del mundo católico la opción por los pobres y el compromiso político.
El mundo creyente de la Argentina es demasiado conservador para mi gusto. Y hace que no me sienta bien en ningún lado. Por eso siguiendo a Lutero hago una interpretación personal de la Biblia. La relación de una conciencia y un corazón con Dios, el compromiso militante en el Peronismo, mi interpretación cristiana de Hegel, así como el diálogo con algunos curas y Pastores Evangélicos, y el papel positivo del Papa Francisco –que vuelve a la raíz del Evangelio-, es la “Religión de mi tiempo”.
Hace estragos en el mundo evangélico la “Teología de la prosperidad”, de cuño angloestadounidense, en casi todas las Sectas protestantes, no tanto en las históricas, pero sobre todo en el mundo pentecostal.
¿Qué puedo decir de ese mundo? Hace poco salió una nota en Página12, de un investigador que había hecho un estudio sobre el mundo evangélico en América Latina.
El reportaje estaba bueno y el libro prometedor. Pero el ultradesarrollo del pentecostalismo no se debe solo, como decía el investigador, a la voluntad decidida de las iglesias de involucrase en política, el sentimiento de elegido de cada de creyente, los negocios y marketing de las iglesias, sino también al diseño imperial, desde Nixon, para contrarrestar la teología de la liberación latinoamericana, sobre todo después de la revolución Sandinista y la lucha en El Salvador. Lo sugiere pero no lo dice claramente.
En realidad La “Teología de la prosperidad” tiene su origen en una interpretación sesgada de Calvino sobre la predestinación. Los norteamericanos interpretaron que si uno es millonario es un predestinado. Que las riquezas en la tierra demuestran que estás bendecido desde el cielo. Para Calvino era un predestinado por Dios a Salvarse cualquiera sea su fortuna.
En el protestantismo tradicional no era muy común involucrarse en política. En la iglesia católica sí, mucho más con la teología de liberación de cuño católico, algo menos con la “Teología del Pueblo”-originada en las ideas del Padre Scannone-.
Comparto con todas ellas la trascendencia de la política y su participación como creyente. Lo que no podido entender nunca, sobre todo después de una lectura atenta de la Biblia, militar en la derecha y por el neoliberalismo económico y político. Es imposible hacerlo con la Centralidad de la figura de Cristo. Digo imposible como infinita incongruencia. Es en definitiva una opción por las riquezas. El Dios Mammón está mencionado negativamente en la Biblia. Se cambia la opción por los pobres por la opción por los ricos.
Es posible también que la militancia atea del socialismo real, y una interpretación aislada de Marx, así como su adscripción por muchos adeptos de izquierda, pueda haber influido en la elección de esa opción para los creyentes evangélicos.
Posiblemente porque no exista un partido como el peronista en Latinoamérica, salvo Lula en Brasil.
He tratado en otras notas el error de la izquierda, y la militancia atea de muchos, lo que espanta a los creyentes, y es un error porque pueden luchar juntos contra este sistema capitalista neoliberal.
Como sea es un tema complejo. La característica del pentecostalismo es la centralidad del Espíritu Santo y el sentimiento fundamentalista de elegido que supuestamente les da autoridad para actuar sobre todos los temas, y no suelen ser muy formados, la autoridad y el conocimiento vienen directamente del Espíritu Santo según ellos, no en concatenación del estudio y el esfuerzo.
Otro tema es el fundamentalismo, los más radicales son los pentecostales.
He estado en contacto con muchos creyentes latinoamericanos de todos los países que integran ese espectro, he compartido lecturas e interpretación de la Biblia, y veo con cierto estupor para el futuro, que los hermanos latinoamericanos tienen un fundamentalismo arraigado, y una interpretación meramente literal de la Biblia. No quiero desmerecer a nadie, es un hecho que he observado en varias iglesias. Ni hablar de los Brasileros.
Hay que estudiar más sobre el diseño de Nixon y el desarrollo evangélico en Latinoamérica; pero esto no quita que en una iglesia cristiana, cualquiera sea, el creyente recobra una dignidad personal, que muchas veces la política no otorga, sobre todo de aquella política –casi toda- sumida en la coyuntura periodística y esa lógica Argentina de apagar incendios permanentemente-, que conspira contra el desarrollo de políticas estratégicas de fondo. Sólo el mundo empresario, las grandes Corporaciones multinacionales y sus algoritmos, la Embajada enmarcada dentro de la política de la Cía y el Pentágono, tienen pensamiento estratégico.
Un poco, digo un poco, de volver a releer al General y su permanente pensamiento estratégico, obsevar un poco más lo que ocurre fuera de nuestro mundo, es imprescindible para todo el movimiento, más para quienes tienen responsabilidades públicas, no vaya a ser que venga otro estratega de cuño opositor, influenciado por los algoritmos, se convierte en "Duce", y piense por todos nosotros.
Dilema ¿pensar o ser pensado? Desde este blog intentamos, con rudimentos artesanales en el caso del hablante, y con más recursos los colaboradores, de hacer lo primero.
Basta de alharacas y vamos al texto.